Rescato un mensaje de Burbuja en el que se hace una crítica de la tecnolatría imperante. A veces en el fango se encuentra alguna perla. Aunque con un lenguaje informal, describe bien el sentimiento que algunos experimentamos y penetra en el fenómeno de la tecnolatría que conduce a la globalización:
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Creo que los avances tecnológicos, aparte de por su utilidad, deben valorarse por lo que realmente aportan en términos de felicidad.
Y con internet no podemos negar que se ha follado nuestro mundo a tantos niveles que parece que hayamos entrado de lleno en esas películas de apocalipsis futurista.
En términos prácticos... la mejora de productividad supone una nueva forma de esclavitud digital, donde, por ejemplo, vas al médico y no te puede escuchar a la vez que teclea lo que le vas diciendo y acaba reventado y dándote una mierda de atención. Lo mismo para el 100% de los trabajadores que tienen delante una pantalla. ¿De verdad se ha mejorado la productividad? Llegan al trabajo, encienden, el brillo les hipnotiza, miran su correo y ya se les ha ido la pinza para el resto del día. El tiempo pasa a una velocidad de vértigo, leer y responder un email consume y cansa el triple que la breve llamada que se hacía antes, donde además se escuchaba a la otra persona, sus matices, se la saludaba, se bromeaba, se tejían lazos, se disfrutaba.
Creo que nunca se va a valorar lo suficiente el daño que los ordenadores e internet han traído para quedarse para siempre en este sentido. La calidad de vida laboral ha caído al nivel de trabajos forzados. Si esto lo hubieran empezado a hacer los rusos con sus deportados a Siberia, el mundo entero clamaría conta la tortura que daña su salud y su mente. La cantidad de malestares y enfermedades que causa el pasar tanto tiempo sentado delante del ordenador tampoco hace falta decirlo. Se están forrando los oftalmólogos, los traumatólogos, los fisios, los otorrinos, los osteópatas, etc.
A nivel económico, unos pocos se enriquecen como nunca al disponer de un mercado global, y la mayoría se empobrece al tener competidores en los 6.000 millones de humanos que trabajan por un cuenco de arroz. El nivel de estrés competitivo que esto causa tampoco es mesurable, es devastador. Al mundo se viene a ser feliz y vivir relajado, y tal estrés y tal competencia no hay quien los soporte. Se te ocurre una idea y ves que ya se le ha ocurrido a otros mil en Asia y que lo van a hacer mejor que tú porque están dispuestos a trabajar 24h al día por la centésima cantidad de dinero.
Y a nivel social, pues qué decir. El apocalipsis. La vida, el centro de la vida, se ha desviado de la realidad a la pantalla. No me extiendo más porque ya está explicado y sabido. No sé si la vida volverá a ser igual, si la capacidad de abstraerse del móvil, la mensajería y comunidades virtuales volverá alguna vez o el presente será siempre un segundo plato comparado con lo que ofrece el aparato. Creo que se va a redefinir la vida, lo que es correcto, lo que es aceptable, lo que es normal. No sé cómo van a acabar las parejas en las que ellas son totalmente adictas y se van a aburrir siempre con sus novios y maridos los dos solos. Y ellos también, pero algo menos. La adicción de las chicas es alucinante. Y los cabreos y piques que generan, las rupturas de relaciones, increíble. Se lo llevan todo por delante. A esto no le veo solución sino al revés, evolucionará a más, habrá mayor integración de las redes sociales a través de implantación en el propio cuerpo, lentillas, etc. Me gustaría vivir lo suficiente para saber en qué acaba esta historia de la adicción a las redes sociales. Y
Y otra cosa importante que se ha cargado es la ilusión que antes suponía viajar. Era esa sensación de aventura, de escape, de que podías cambiar tu vida si te ibas a un país nuevo del que sabías muy poco. Esa sensación era acojonante, maravillosa (si era voluntaria, no por emigración por necesidad). Ahora el mundo no tiene misterios. Ni siquiera el idioma. Es el bostezo, ir a un parque temático de cartón piedra. Yo viví unas aventuras que hoy ya son imposibles.
Todo esto ha ido restando felicidad en muchos aspectos. Es algo de lo que nunca se va a hablar, yo solo digo que se era más feliz en 1985 que ahora. Y que este factor, el de la felicidad, nunca va a estar en las ecuaciones sobre la rentabilidad e interés de la informática e internet.
FUENTE: Burbuja.info - Foro de economía - Ver Mensaje Individual - Sociedad: ¡Devolvednos nuestro futuro! La música Alt-Right
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Me parece muy interesante la parte que he resaltado en negrita. Efectivamente, Internet crea un mercado global donde tenemos que competir con cualquier persona de cualquier país que tenga ordenador (y a día de hoy casi todos los trabajos se hacen con ordenador); pronto con los mismos ordenadores, alimentados por la inteligencia artificial que obtienen de nuestras acciones on-line, que en el fondo constituyen un trabajo no remunerado.
Los movimientos políticos que están contra la globalización, ya sean de izquierdas o de derechas, no tratan este problema. Al contrario, suelen ser muy entusiastas de Internet y hasta le otorgan un papel redentor. Pero la realidad es que Internet está intrínsecamente ligada al fenómeno de la globalización. No es coherente clamar contra la globalización mientras uno presume de comprar cacharritos chinos --y pronto hasta el dentífrico-- en Amazon, o mientras vuelca toda su actividad política en redes sociales estadounidenses que atentan contra nuestra soberanía y no pagan ningún impuesto en España. Estos movimientos antiglobalización deberían empezar a tratar estos problemas y no quedarse en las cuatro consignas superficiales.
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