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Tema: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

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  1. #1
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Nuevo Mundo Ver mensaje
    Porque la Falange como el Nazismo o el Fascismo italiano son hijos de la ilustración. Un estado omnipotente que instrumentalice todos los dominios del los pueblos libres para usarlos a una causa que no es soberana de los pueblos. Es rehacer a los pueblos, pasarlos por un filtro y crear "Nuevos Hombres". El caso de la Falange y el Fascismo italiano podría decirse que es diferente por que pusieron al catolicismo en un lugar importante, pero es que eso No es el catolicismo ni mucho menos tradicionalismo ni el pueblo de fueros.

    Tal vez por esa razón es que a pesar del odio del marxismo y liberales contra el fascismo, admiran a Antonio.
    ¿Hijos de la ilustración? Pues si usted me trae donde se recoge a Voltaire, Montesquie (por ejemplo) para el nacimiento o bien semejanza o producto de aquel movimiento falangista me lo creere. De momento no. Por lo tanto no son hijos de la ilustración.
    Más bien me parece esto otro invento más para acusar a falange como los que he expuesto al abrir el hilo. Inventos.

    Lo de un Estado que monopolice, omnipotente, que instrumentalizador,; pues tampoco lo veo yo identificable al falangismo. Me suena lo mismo que cuando se acusa a Franco de esas cosas. No me creo nada.

    Actualmente se nos cuenta que hay separacion de poderes, y bla bla bla. Cuando más mienten es en estos tiempos modernos, y cuando más dañan.

    El falangismo basaba en aquel preciso momento, en conseguir un sindicalismo unificado donde el sistema de clases imperante fuese vencido como estaba vigente, donde se compartiesen la responsabilidad y la plusvalía y donde cada persona ejercería conforme a su formación, esfuerzo y decisión.

    España como destino universal, irrevocable no significa ni creo que falange no hubiese respetado los fueros, la representación municipal, etc. Lo dudo mucho. José Antonio hubiese hecho una justa defensa regional, así como fueron las regiones por siglos e irremediablemente unidas a España. Otra patraña que yo tampoco me creo.



    El principal problema del falangismo es que no consideraba la religión Católica como su columna vertebral. Pero España estaba repleta de católicos y tambien hay que ponerse en el contexto de la ya larga herencia política y el momento tan crítico que se daba. Que por ello surgio la falange.


    Lo de la admiración que sentimos por nuestro José Antonio, pues no es porque le odien liberales y comunistas no, es porque este hombre fue un regalo de Dios. Dio luz. Hablo por la paz. Deseaba y lucho por una españa sin izquierdas ni derechas. Si le queremos es por meritocracia propia de él mismo.

    El Estado (sus palabras)

    Algunos conciben al Estado como un simple mantenedor del orden, como un espectador de la vida nacional, que sólo toma
    parte en ella cuando el orden se perturba, pero que no cree resueltamente en idea determinada.

    Otros aspiran a adueñarse del Estado para usarlo, incluso tiránicamente, como instrumento de los intereses de su grupo o de su clase.
    Falange Española no quiere ninguna de las dos cosas: ni al Estado indiferente, mero policía, ni al Estado de clase o grupo.
    Quiere un Estado creyente en la realidad y en la misión superior de España. Un Estado que, al servicio de esa idea, asigne a cada hombre, a cada clase y a cada grupo, sus tareas, sus derechos y sus sacrificios.

    Un Estado de TODOS, es decir: que no se mueva sino por la consideración de esa idea permanente de España; nunca por la sumisión al interés de una clase o partido.

    Para que el Estado no pueda nunca ser de un partido hay que acabar con los partidos políticos. Éstos se producen como resultado de una organización política falsa: el régimen parlamentario. En el Parlamento, unos señores dicen representar a quienes los eligen. Pero la mayor parte de los electores no tienen nada en común con los elegidos.....
    Unos pedacitos de papel depositados cada dos o tres años son la única razón entre el pueblo y los que dicen representarles....

    Falange Española no puede considerar la vida como un mero juego de factores económicos. No acepta la interpretación materialista de la Historia.....La interpretación católica de la vida es, en primer lugar la verdadera; pero es, además, históricamente, la española. Por su sentido de CATOLICIDAD, de UNIVERSALIDAD, gano España al mar y a la barbarie continentes desconocidos. Los ganó para incorporar a quienes los habitaban a una empresa universal de la salvación. Así pues, toda reconstrucción de España ha de tener un sentido católico....
    ------------------------------------------------------
    Discurso de proclamación, 1934.

    ....Así se vió como el liberalismo, mientras escribía maravillosas declaraciones de derechos en un papel que apenas leía nadie, entre otras causas porque al pueblo ni siquiera se le enseñaba a leer; nos hizo asistir al espectáculo inhumano en las mejores ciudades de Europa, donde se hacinaban seres humanos en casas informes, negras, rojas, horripilantes, aprisionados entre la miseria, la tuberculosis y la anemia de los niños hambrientos, recibiendo el sarcasmo de que se les dijera cómo eran libres y, además, soberanos.....
    -------------------------------------------------------
    Podria ponerle más que; también acusó al comunismo y al burgues socialista.

    Lo indecente hubiese sido que ante una España que se consumía y revolvía y asesinaba, José Antonio Primo de Rivera hubiese decidido desde su buena posición de clase no cantarles las verdades a todos sus cohetaneos.
    Como fue una persona, no tiene infalibilidad. Podrá encontrarsele algún error, pero tibio.

    Vivio y murio como un hombre leal a España.
    Y por eso le amamos tanto. Por sí mismo, no por los demás ni demás ideologías. Por lo que nos lego.
    Que en paz descanse. Siempre ¡Presente!.
    Kontrapoder, raolbo, Trifón y 1 otros dieron el Víctor.


    Tándem Aquila Vincit
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    Salve, llena de gracia; el Señor es contigo..
    Bendita tú eres entre todas las mujeres que fueron, son y serán; Reina Virginal, Madre Santísima, Virgen Pura..El Espíritu Santo vendra sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.

    Y el Oriente, Luz Verdadera vino al mundo e ilumina a todo hombre y toda mujer como Sol de justicia.

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  2. #2
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Vainilla Ver mensaje
    (...)Lo de un Estado que monopolice, omnipotente, que instrumentalizador,; pues tampoco lo veo yo identificable al falangismo. Me suena lo mismo que cuando se acusa a Franco de esas cosas. No me creo nada.

    Actualmente se nos cuenta que hay separacion de poderes, y bla bla bla. Cuando más mienten es en estos tiempos modernos, y cuando más dañan.(...)

    No es necesario la separación de poderes para que los pueblos sean libres. De eso no se esta hablando. Se esta hablando de la Re-Ingeniería social. Un método de control nacido en la ilustración donde se considera que al pueblo hay que cambiarlo para hacer un "hombre nuevo". Método político tanto liberal como marxista. La falange como el fascismo italiano copiaron muchos elementos de este socialismo.

    Un ejemplo de ese desastre llamado Falange se puede percibir con la sección femenina de la falange donde iban a los pueblos de la España profunda para transformar a las mujeres en el modernismo fascista, reaprender todo desde la tutela del estado y que la mujer no estuviera sujeta al hombre. Esta sección femenina al final de los años del franquismo era prácticamente la pionera del feminismo español.

    Este es solo un ejemplo de lo que es la falange y su influencia en el franquismo. La falange fue la que puso las bases para que España fuera un lugar fértil para el neoliberalismo por venir. El franquismo por su puesto tuvo excelentes políticas inspiradas, o mejor dicho impuestas por los Carlistas.

    El enemigo os va a comer vivos.
    Rodrigo dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Nuevo Mundo Ver mensaje
    No es necesario la separación de poderes para que los pueblos sean libres. De eso no se esta hablando. Se esta hablando de la Re-Ingeniería social. Un método de control nacido en la ilustración donde se considera que al pueblo hay que cambiarlo para hacer un "hombre nuevo". Método político tanto liberal como marxista. La falange como el fascismo italiano copiaron muchos elementos de este socialismo.

    De aquellos lodos posteriores barrizales. En esto sí que le doy la razón, en la ingeniería social que se ha hecho. Pero el fascismo surge frente a ese liberalismo libertario que socialmente tenía al pueblo subyugado; digamos que era inevitable un levantamiento en forma política que ya desandada de su raíz verdaderamente católica, únicamente servía a la doctrina de la Iglesia en la forma inculcada y heredada desde precisamente ese liberalismo. Esta forma última ya al servicio de sí misma cuando no a sociedades sincréticas. Probablemente durante mucho tiempo fueron temerosos de Dios, y poco a poco le abandonaron totalmente. La ingeniería brutal nos llega a España con el comunismo, pues éste no disimula ni esconde su anti Dios, aunque lo llamen anticlericalismo.

    Un ejemplo de ese desastre llamado Falange se puede percibir con la sección femenina de la falange donde iban a los pueblos de la España profunda para transformar a las mujeres en el modernismo fascista, reaprender todo desde la tutela del estado y que la mujer no estuviera sujeta al hombre. Esta sección femenina al final de los años del franquismo era prácticamente la pionera del feminismo español.

    Este es solo un ejemplo de lo que es la falange y su influencia en el franquismo. La falange fue la que puso las bases para que España fuera un lugar fértil para el neoliberalismo por venir. El franquismo por su puesto tuvo excelentes políticas inspiradas, o mejor dicho impuestas por los Carlistas.

    El enemigo os va a comer vivos.
    Ya nos lleva comiendo la carne lustros, décadas.... Y ha logrado la victoria mayor: que nos comamos la carne entre nosotros.

    Sobre la sección femenina no estoy de acuerdo. Ni mucho menos que fuesen germen de feminismo al final del franquismo. Esto hasta donde yo sé, no me consta.
    Franco la aprobó. Y aunque los últimos años franquistas hay que deducir que por la edad del Generalísimo muchos sincréticos acecharían y planearían quizás, no creo que precisamente las mujeres que hasta 1977 en que fueron parte del desmantelamiento, y por ello decretado que la sección se disolviera; fuesen precursoras de supuestos feminismos modernos. El feminismo esta malamente gestionado y encauzado puesto que para empezar no es ni femenino "per se", ni mucho menos para el bien de las féminas sino todo lo contrario. Ahora, culpar o considerar que aquello fue un inicio no me parece justo ni cierto. Pues se creo para servir, paliar ante una España destrozada. Y precisamente que fuesen mujeres las que iniciasen esto me parece muy loable, puesto que nosotras siempre hemos sido mejores cuidadoras que el varón.

    Franco tuvo excelentes políticas con falangistas también, y hasta con conversos republicanos llegados al bando nacional en la guerra. Y a saber. Porque Francisco Franco pretendía una paz y un desarrollo que cumplió con creces. Y para ello, además de la firmeza tenía la virtud de no hacer distingos para ese menester. Cuestión aparte es que no estuviese exento de errores e agravios a parte de los nacionales. Pero en este país como somos tan especiales, tirar piedras a nuestro tejado es un deporte nacional. Luego, sus errores también los tuvo, pero dada la diatriba internacional existente, el balance es muy bueno. Es fácil determinarle hoy que tuvo cierto liberalismo, por ejemplo, pero a ver cómo toreas esa situación y te dejas sumir en más bloqueos. Pero la crítica se debe hacer,por supuesto, pero con su medida real y justa. Los intelectuales, escritores.. tienden al sino hubiese hecho esto, o aquello....pero hay que ponerse en aquellas situaciones tan complejas.


    A mí que me expliquen dónde está el "mal feminismo" en esto que traigo. Sinceramente no lo veo.
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  4. #4
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Nuevo Mundo Ver mensaje
    No es necesario la separación de poderes para que los pueblos sean libres. De eso no se esta hablando. Se esta hablando de la Re-Ingeniería social. Un método de control nacido en la ilustración donde se considera que al pueblo hay que cambiarlo para hacer un "hombre nuevo". Método político tanto liberal como marxista. La falange como el fascismo italiano copiaron muchos elementos de este socialismo.

    Un ejemplo de ese desastre llamado Falange se puede percibir con la sección femenina de la falange donde iban a los pueblos de la España profunda para transformar a las mujeres en el modernismo fascista, reaprender todo desde la tutela del estado y que la mujer no estuviera sujeta al hombre. Esta sección femenina al final de los años del franquismo era prácticamente la pionera del feminismo español.

    Este es solo un ejemplo de lo que es la falange y su influencia en el franquismo. La falange fue la que puso las bases para que España fuera un lugar fértil para el neoliberalismo por venir. El franquismo por su puesto tuvo excelentes políticas inspiradas, o mejor dicho impuestas por los Carlistas.

    El enemigo os va a comer vivos.
    Del franquismo vino la democracia liberal actual por varios motivos, principalmente porque la derrota en 1945 así lo obligaba y porque, digámoslo también, a la muerte de Franco no se había dejado a nadie en puestos de responsabilidad con los principios que había que tener para oponerse a lo que vino (no quiero entrar en el enésimo debate en este foro sobre cuáles fueron las intenciones reales de Franco, pero a la luz de los hechos esto último es rigurosamente cierto). Teniendo en cuenta eso, la afirmación de que la Falange fue quien permitió que viniera el neoliberalismo me parece gratuíta. De hecho, si algo hacía la influencia falangista que pudiera quedar todavía en los años 70 era oponerse a todo aquello. Ejemplo para respaldar lo anterior: Los del "búnker", sin ser la mayoría falangistas, sí tenían presentes algunos puntos importantes del ideario nacionalsindicalista. Desde luego mucho más que Suárez, Fraga y los demás que hicieron la Transición.

    El comentario sobre la Sección Femenina no puede tomarse en serio sin más desarrollo y justificación. Ahora resulta que era una organización feminista de esas que buscaban la "emancipación de la mujer", cuando sería hoy tachada de retrógrada y machista por la inmensa mayoría de la población.

    Por lo demás, la tirria de siempre a un Estado fuerte. Es muy curioso, los tradicionalistas de hoy a toda acción del Estado la llaman "ingeniería social" o "totalitarismo". Pero, ¿Cómo arreglarían ellos al pueblo actual, que es un desastre? Nadie lo sabe, apelarán de manera vaga a "foralidades" y cosas por el estilo.

  5. #5
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    El totalitarismo, ingeniería social ya está activo y sigue siendo el ganador.

    Mientras unos y otros discuten de qué forma y modo se arreglaría según su concepto de Estado.
    Y lamentablemente aún no hemos visto más que el principio de esos frutos. La familia ya ha sido herida, la sociedad y la concepción de la formación de la persona. Añadamos que al destrozo nos han traído a personas de países destrozados. El gran destrozador es el capitalismo/liberalismo, que es un ateo redomado y falsero; que se la pasa en critica a su hermano comunista. Ellos sí son hijos de la Ilustración y no el falangismo español.

    Pero no pasa nada. Cuando pasen diez, quince y veinte años seguiremos viendo y sufriendo, si Dios quiere, la basura en la que nos tienen. Para entonces probablemente estaremos callados. Ya se ocuparán de ello.

    Lo que yo no sé es cuánto va a durar esto, pero que estamos en tiempos finales, pues da toda la pinta. Aunque Dios dispone y sus designios no son previsibles por nadie.
    Quienes han dañado a la familia, a nuestra Iglesia y a la comunidad social se llaman liberales capitalistas en este país. No falangistas. Luego de este en acuerdo o no con ellos, en algo o en todo, es injusto meterles en el saco del resto como si fuesen podemitas, peperos, de cs o de todas esas marrasma afectadas por esta ingeniería social, pues no es cierto.

    Y ese daño es el corazón, el cerebro, y resto de órganos vitales esenciales para la vida. Pero luego está muy estupendo el seguir enrocados en tal o cual diferencia, aunque se coincida en el catolicismo, en la familia y en que esta tierra si tendría posibilidades si se trabajase con el esfuerzo de todos.... mientras tanto asistiremos a hijos con mucho estudio parados, separaciones de los mismos con hijos pequeños, abortos, etc, etc. Sin embargo nuestros padres y abuelos se pusieron a arrimar el hombro y a trabajar duro para que recibiésemos este país que hoy tenemos. Pero parece ser que ahora es mucho más importante discutir entre "patriotas" y católicos el cómo y los por ques.


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  6. #6
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    Sí, es indudable que la opinión que tienen importantes personajes de la CT (como Ayuso o Gambra) sobre la Falange no es muy buena. De todos modos, yo no le daría a este hecho más importancia de la que tiene y no se puede obligar a nadie a que simpatice con el falangismo. Además, la CT ha apoyado siempre al PxC, que es un partido bastante más alejado del tradicionalismo que la Falange fundacional. Esto último parece indicar que, en principio, colaboraciones con falangistas no serían tan descabelladas.
    En las listas de la PxC (Plataforma per Catalunya) había candidatos tradicionalistas en las últimas elecciones municipales. Entiendo que es a estos candidatos a quienes apoyaban los mandos de la CT y no a ese partido en su conjunto, que ciertamente ya entonces tenía serios problemas y no ha ido sino a peor, por lo que la CT no ha vuelto a manifestar apoyo alguno a ese proyecto catalán fallido.

    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    Por lo demás, la tirria de siempre a un Estado fuerte. Es muy curioso, los tradicionalistas de hoy a toda acción del Estado la llaman "ingeniería social" o "totalitarismo". Pero, ¿Cómo arreglarían ellos al pueblo actual, que es un desastre? Nadie lo sabe, apelarán de manera vaga a "foralidades" y cosas por el estilo.
    Tanto para implantar un Estado totalitario como para restaurar la Monarquía tradicional, lo primero que hace falta son hombres. Obviamente, siendo un 0,0... % de la población, ni los falangistas ni los tradicionalistas estamos en condiciones de arreglar nada. Eso es evidente. Dicho esto: no, la libertad religiosa no se suprime o restringe "de manera vaga con foralidades", sino que se sanciona por Orden Real. Del mismo modo, la prohibición o control del Internet (equivalente, aunque mil veces peor, de la libertad de prensa que implantaron los primeros liberales, contra la que lucharon realistas y carlistas) no se hace "de manera vaga con foralidades", sino que se sanciona por Orden Real. Y como eso, otras cosas.

    No sé qué tradicionalismo es el que conocen algunos, en el que se supone que el rey no pintaría nada. Esa será la monarquía de los Cánovas y Sagasta y la de los Primo de Rivera (padre e hijo). El rey que defienden los tradicionalistas, en cambio, siempre ha sido un rey que reina y gobierna, que es el primer servidor de la patria. Con Cortes representativas con mandato imperativo y sin partidos políticos.

    Y si bien el pueblo católico español siempre fue por naturaleza anticentralista, la alusión a los fueros ni siquiera formaba parte del lema hasta por lo menos la segunda mitad del siglo XX. La foralidad no está para cuestionar lo principal, que es la unidad religiosa y política de España, que no se discute, sino para todo lo contrario. Algunos deberían estudiar por qué tanto los isabelinos nocedalistas (mal llamados "neocatólicos"), como luego los carlistas, reivindicaron los fueros vasco-navarros (antes de 1868 los fueros no habían sido una reivindicación central del carlismo). Pues resulta que precisamente porque garantizaban, al menos en aquellas provincias, la Unidad Católica que la legislación del gobierno revolucionario pretendía anular contra todo derecho. El lema vascongado (que no carlista) era «Jaungoikoa eta Foruak».
    Última edición por Rodrigo; 31/07/2017 a las 04:03
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  7. #7
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    En las listas de la PxC (Plataforma per Catalunya) había candidatos tradicionalistas en las últimas elecciones municipales. Entiendo que es a estos candidatos a quienes apoyaban los mandos de la CT y no a ese partido en su conjunto, que ciertamente ya entonces tenía serios problemas y no ha ido sino a peor, por lo que la CT no ha vuelto a manifestar apoyo alguno a ese proyecto catalán fallido.
    Según este comunicado de Agencia Faro del 2010 se consideraba aceptable el voto a la PxC sin más distinciones: http://hispanismo.org/catalunya/1267...html#post86555.

    De todos modos, más a mi favor: Si había tradicionalistas que llegaban a participar en las listas en PxC, ¿Por qué no iban a poder colaborar con falangistas si en algún momento a alguien le interesara tal cosa? No veo que PxC sea mucho más próximo al tradicionalismo que la Falange fundacional (no hablo de las actuales falanges), aunque yo no entienda mucho de tradicionalismo.

    Tanto para implantar un Estado totalitario como para restaurar la Monarquía tradicional, lo primero que hace falta son hombres. Obviamente, siendo un 0,0... % de la población, ni los falangistas ni los tradicionalistas estamos en condiciones de arreglar nada. Eso es evidente. Dicho esto: no, la libertad religiosa no se suprime o restringe "de manera vaga con foralidades", sino que se sanciona por Orden Real. Del mismo modo, la prohibición o control del Internet (equivalente, aunque mil veces peor, de la libertad de prensa que implantaron los primeros liberales, contra la que lucharon realistas y carlistas) no se hace "de manera vaga con foralidades", sino que se sanciona por Orden Real. Y como eso, otras cosas.

    No sé qué tradicionalismo es el que conocen algunos, en el que se supone que el rey no pintaría nada. Esa será la monarquía de los Cánovas y Sagasta y la de los Primo de Rivera (padre e hijo). El rey que defienden los tradicionalistas, en cambio, siempre ha sido un rey que reina y gobierna, que es el primer servidor de la patria. Con Cortes representativas con mandato imperativo y sin partidos políticos.

    Y si bien el pueblo católico español siempre fue por naturaleza anticentralista, la alusión a los fueros ni siquiera formaba parte del lema hasta por lo menos la segunda mitad del siglo XX. La foralidad no está para cuestionar lo principal, que es la unidad religiosa y política de España, que no se discute, sino para todo lo contrario. Algunos deberían estudiar por qué tanto los isabelinos nocedalistas (mal llamados "neocatólicos"), como luego los carlistas, reivindicaron los fueros vasco-navarros (antes de 1868 los fueros no habían sido una reivindicación central del carlismo). Pues resulta que precisamente porque garantizaban, al menos en aquellas provincias, la Unidad Católica que la legislación del gobierno revolucionario pretendía anular contra todo derecho. El lema vascongado (que no carlista) era «Jaungoikoa eta Foruak».
    No acabo de ver del todo la relación entre algunas cosas de aquí y lo que yo escribí. Simplemente soy crítico con los planteamientos demasiado antiestatalistas, y más cuando lo que se oponen son las teorías foralistas, que en mi opinión dejan muy en el aire como se aplicarían hoy. Como consecuencia, lo que pasa en realidad es que los planteamientos acaban aproximándose a los de cierta derecha ultracapitalista en lo económico y conservadora en lo social, como por ejemplo el llamado "paleoconservadurismo" en EEUU. Es una realidad que hay maniobras de mixtificación entre los planteamientos económicos de esas derechas y los del tradicionalismo hispano. Si eso no interesa a los tradicionalistas quizá deberían poner más énfasis en explicar las diferencias. De todos modos, guste o no, a día de hoy el excesivo antiestatalismo supone de manera inevitable esa mixtificación de la que hablaba.

    Si se toma lo anterior como una crítica constructiva, mejor. En cualquier caso es mi visión del tema.
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  8. #8
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    Según este comunicado de Agencia Faro del 2010 se consideraba aceptable el voto a la PxC sin más distinciones: http://hispanismo.org/catalunya/1267...html#post86555.

    De todos modos, más a mi favor: Si había tradicionalistas que llegaban a participar en las listas en PxC, ¿Por qué no iban a poder colaborar con falangistas si en algún momento a alguien le interesara tal cosa? No veo que PxC sea mucho más próximo al tradicionalismo que la Falange fundacional (no hablo de las actuales falanges), aunque yo no entienda mucho de tradicionalismo.
    .
    Porque al ir Carlistas, sí confían entre ellos y ellas. Lo que yo creo es que los Carlistas para este tipo de cuestiones pueden errar o no, como todo el mundo, le puede pasar a cualquiera. Pero creo que son mas mirados y por una parte hacen muy bien. Más allá de una demostración de apellidos y solera familiar, seguramente observen los actos y vida de quienes apoyan. Además es muy probable que una inmensa mayoría de Carlistas se conozcan sino de vista, tengan referencia de otro que conoce al que tu conoces. Digamos como una familia, donde evidentemente se les puede y se les habrá colado persona disfrazada, pero al final, como el catolicismo es intrínseco tienen la divina ayuda de Dios que más tarde o temprano dará luz a la verdad. Y es que la religión de Dios, pese a lo que digan y a toda esta gran confusión mundana, pone a cada quien en su lugar.

    Claro que serán infectados, pues como todo y todos. Ahora, que si de verdad tienen esa firmeza en Dios y rezan. Se les van a colar pocas inmundicias disfrazadas de justicia y demás.

    Y desde luego Raolbo, yo estoy con usted, falangistas debería plantearse el escribir y reunirse con los Carlistas. Seguramente hay gente de edad, con conocimiento, que nunca es tarde para recular, que pecar, hemos pecado todos, Carlistas incluidos; para ver cómo podrían mantener un respeto, admiración y trabajar por la causa de Dios y de la Patria. Y son muy cercanos en Tradicionalismo. Al menos sí que yo considero por lo más fundamental actualmente: el catolicismo y el cuidado y desarrollo de la Patria. Imaginemos a muchos de ambos en ese congreso de diputados, ¿No estarían ambos dolidos y tratando de cuidar y desarrollar nuestras tierras, solucionando paro, formar en el trabajo en todos esos municipios abandonados donde antaño nuestros abuelos dejaron su salud y alumbraron a nuestros padres? No creo que les importase tanto que desde ahí, más que colaborar entre todos con ese medio llamado dinero, el crear una gran riqueza, sino el dar trabajo a los españoles cuidando lo que nos han enseñado a hacer nuestros padres....Y Europa que diga su misa. Nosotros tenemos la nuestra.

    Yo no los percibo tan lejanos en política.

    Rodrigo, si no erramos, el Carlismo surge para reivindicar, ante los acontecimientos, los derechos del infante
    don Carlos María Isidro. Pero si tenemos en cuenta que los fueros estaban compuestos por el Clero, la nobleza y el pueblo y pudiesemos analizar tantos años echandose al monte, de rebeliones violentas, pues parece que no sólo era una cuestión dinastica, aún con todo lo que don Carlos representaba en fidelidad a las convicciones carlistas, probablemente también verían peligrar sus antiquisimos fueros; que además, los Navarros, vascos..eran de natural gobernarse por herencia. Y sus leyes probablemente fuesen muy respetadas incluso desde la unión con Castilla por Fernando de Aragón.

    De todos modos, es que el Carlismo junto a toda aquella gobernación necesita tiempo. Ya llegaremos a Nocedal.
    Pero ¿Después de Fernando VII, ¿ Se volvieron a jurar los fueros de los montañeses?.

    Los Primo de Rivera, en concreto el padre, también fue un buen militar. También si se estudia enmarcando el contexto de esa época con esas ideologías, probablemente su hijo le defendió porque lo merecía. A pesar de creer en dictadura contitucionalista, presidencial y en republica. No se, tiempos muy convulsos, dificil evitar caer en esos frutos jaleos liberales que iban a recibir a su rojo hermano para seguir con la confusión.
    Kontrapoder, raolbo y Pious dieron el Víctor.


    Tándem Aquila Vincit
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    Salve, llena de gracia; el Señor es contigo..
    Bendita tú eres entre todas las mujeres que fueron, son y serán; Reina Virginal, Madre Santísima, Virgen Pura..El Espíritu Santo vendra sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.

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  9. #9
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    No acabo de ver del todo la relación entre algunas cosas de aquí y lo que yo escribí. Simplemente soy crítico con los planteamientos demasiado antiestatalistas, y más cuando lo que se oponen son las teorías foralistas, que en mi opinión dejan muy en el aire como se aplicarían hoy. Como consecuencia, lo que pasa en realidad es que los planteamientos acaban aproximándose a los de cierta derecha ultracapitalista en lo económico y conservadora en lo social, como por ejemplo el llamado "paleoconservadurismo" en EEUU. Es una realidad que hay maniobras de mixtificación entre los planteamientos económicos de esas derechas y los del tradicionalismo hispano. Si eso no interesa a los tradicionalistas quizá deberían poner más énfasis en explicar las diferencias. De todos modos, guste o no, a día de hoy el excesivo antiestatalismo supone de manera inevitable esa mixtificación de la que hablaba.

    Si se toma lo anterior como una crítica constructiva, mejor. En cualquier caso es mi visión del tema.
    En todas partes cuecen habas. Igual que hay falangistas no entienden qué era esa Falange fundacional a la que aludes, hay tradicionalistas que hablan de cosas como acabar con el Estado, algo que jamás ha pretendido el carlismo. De hecho, los tradicionalistas ya hablaban de un Estado corporativo antes de que se fundase la Falange.

    Ciertamente en los años 30 las diferencias entre tradicionalistas y falangistas eran mucho menores que hoy (muchos falangistas hoy pasan directamente de la religión, por ejemplo), principalmente porque la Falange, como toda la "extrema derecha" en general, bebía en cierta medida del carlismo, porque durante un siglo no había existido en España otra reacción al liberalismo. Y aunque desde el Pacto de Letrán los tradicionalistas habían visto con gran simpatía el fascismo italiano, la razón de ser de la Falange era directamente la imitación del mismo (y en menor medida del nacionalsocialismo alemán).

    A mi juicio ese era el principal punto de conflicto, porque la doctrina fascista no requería la restauración de la monarquía, y dejaba en un segundo plano a los que habían organizado el Alzamiento, que habían sido todos monárquicos. En el Decreto de Unificación se quiso absorber al Tradicionalismo, una fuerza de masas que sabía lo que quería, en un movimiento nuevo, muy ligado a la coyuntura extranjera (y a un caudillo idolatrado) y que no se sabía como podía terminar; y se temía que con la derrota del Eje o la caída de Franco se echara a perder la victoria de la Cruzada, que era patrimonio de los españoles y no de un general. En el contexto del atentado de Begoña, por ejemplo, se acusaba a los tradicionalistas falcondistas de anglófilos (cosa muy matizable), mientras que los falangistas eran declaradamente germanófilos. Eso no quita que por ejemplo también fueran requetés a la Divisón Azul.
    Última edición por Rodrigo; 01/08/2017 a las 02:35
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  10. #10
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    En todas partes cuecen habas. Igual que hay falangistas no entienden qué era esa Falange fundacional a la que aludes, hay tradicionalistas que hablan de cosas como acabar con el Estado, algo que jamás ha pretendido el carlismo. De hecho, los tradicionalistas ya hablaban de un Estado corporativo antes de que se fundase la Falange.

    Ciertamente en los años 30 las diferencias entre tradicionalistas y falangistas eran mucho menores que hoy (muchos falangistas hoy pasan directamente de la religión, por ejemplo), principalmente porque la Falange, como toda la "extrema derecha" en general, bebía en cierta medida del carlismo, porque durante un siglo no había existido en España otra reacción al liberalismo. Y aunque desde el Pacto de Letrán los tradicionalistas habían visto con gran simpatía el fascismo italiano, la razón de ser de la Falange era directamente la imitación del mismo (y en menor medida del nacionalsocialismo alemán).

    A mi juicio ese era el principal punto de conflicto, porque la doctrina fascista no requería la restauración de la monarquía, y dejaba en un segundo plano a los que habían organizado el Alzamiento, que habían sido todos monárquicos. En el Decreto de Unificación se quiso absorber al Tradicionalismo, una fuerza de masas que sabía lo que quería, en un movimiento nuevo, muy ligado a la coyuntura extranjera (y a un caudillo idolatrado) y que no se sabía como podía terminar; y se temía que con la derrota del Eje o la caída de Franco se echara a perder la victoria de la Cruzada, que era patrimonio de los españoles y no de un general. En el contexto del atentado de Begoña, por ejemplo, se acusaba a los tradicionalistas falcondistas de anglófilos (cosa muy matizable), mientras que los falangistas eran declaradamente germanófilos. Eso no quita que por ejemplo también fueran requetés a la Divisón Azul.
    Básicamente de acuerdo. Lo único, debe reconocerse que los carlistas hablaban de Estado corporativo algo influenciados por la época en que lo hacían, y en particular por el auge del fascismo. Parte de la derecha conservadora también siguió un proceso similar. Prueba de ello es que hoy apenas habrá carlistas que hablen de algo similar a un Estado corporativo. En cualquier caso, me alegra saber que hay o ha habido carlistas que han visto con buenos ojos estos planteamientos. Me viene a la cabeza Víctor Pradera y algún texto de tiempos de la Guerra.

    Con respecto al Decreto de Unificación, a la larga frustró tanto a los falangistas como a los carlistas. Desde luego, no sería exacto verlo como una maniobra promovida por los falangistas. De todos modos, me parece importante hacer notar, en otro orden de cosas, que si bien son justas algunas críticas a Franco por marginar a los sectores más relevantes del 18 Julio, también hay que reconocer que esos sectores no presentaron jamás un frente común ni actuaron coordinados, por lo que parecía que al contentar a unos se marginaba a los otros. Quizá, de haber realizado alguna unificación rápidamente y sin depender de Franco habrían ganado todos y el Régimen habría sido diferente para mejor. Ya establecido el Régimen, podría haberse también colaborado para influir en contra de la deriva tecnocrática. Pensar que habrían podido entenderse falangistas y carlistas por su cuenta es, a lo mejor, un poco ingenuo, pero no está de más planteárselo y quizá es el hilo para ello.

  11. #11
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Habrá que tener en cuenta también que Franco era un militar, no un político. Se alza ante los acontecimientos. Político se va haciendo conforme ejerce de Jefe de Estado.

    Pero ¿qué iba a hacer? ¿Un triunvirato? Recien acabada una guerra fraticida, con el país abandonado, desolado, parte destruida. Las doctrinas de falangistas y carlistas no eran lo mismo. ¿Cómo contentar a todos? Porque puestos, como los moros también ayudaron al bando nacional, pues que se les hubiese permitido participar en dirigir el país.

    Supongo que lo menos costoso sería defender un bando o otro, en una guerra. Pero luego viene la resaca. Y el esfuerzo en recuperarse de ella. Franco debía tener un caracter autoritario, era catolico, y probablemente monarquico. También parece que se preocupaba por el bienestar social de los españoles, naturalmente en el contexto de esos tiempos dados en nuestro suelo. Todo influiría.

    Pero lo que ahora nos parece sencillo de juzgar, a tiempo vista, quizás no viese él otra opción y por ello tomaría decisiones salomónicas. Y luego está la presión internacional, es muy difícil estar rodeado de "enemistad".

    Se dice que en aquellos tiempos a la mínima te quitaban la libertad con violencia y punto. Pues seguramente, pero lo que es injusto es que el franquismo parece nuestro complejo y verguenza, y no ponemos bajo juicio anteriores gobiernos, como si antes de él, las gentes gozasen de libertades, no sufriesen pobreza, miserias, violencia, y no había corrupción de órdago.

    Por lo tanto cualquier persona que recapacite un poco se tendría que preguntar si ese ensañamiento con un periodo concreto de la historia de España fue tan terrible y los anteriores ideales de libertad. La corrupción que hoy sufrimos, en algunos ámbitos era rampante y repugnante, pero no precisamente en la época franquista. Claro, que estas cosas no las cuentan.

    Y está claro que Franco ya no vive, ni su época. Pero nosotros seguimos con las dos Españas, ¿y promovio él esto? Pues tampoco parece. Unos llevan la fama mientras otros cardaban la lana. Muy cierto.

    Al parecer antes y tras él las libertades hicieron un gran país, pero luego a la inmensa mayoria de españoles que aún viven si les hiciesen una encuesta, es muy probable que, si son sinceros, reconociesen que a Franco le querían la mayoría (aunque al encuestado le diese lo mismo el Generalísimo) por razones que consideraban mas importantes que las libertades a las que tanto se aluden, pero bueno, normalmente es muy dificil pensar distinto a la marea general; así como fácil culpar de todos los males a una persona. Como si todos los que le rodeaban a partir de ciertos años fuesen unos benditos, lo mismo que otros supuestos paises europeos tan modernos mientras España era una paleta sin libertad. Echando al traste todo el esfuerzo que hicieron nuestras familias para "modernizar" y "avanzar" España. Se cae en ser un desagradecido, y un sectario que sólo sopesa un tiempo y a unas personas. Y eso es falacia. Antes y despues de Francisco Franco hubo mucha miseria, corrupción, falta de libertad, violencia..


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  12. #12
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Vainilla Ver mensaje
    Pero ¿qué iba a hacer? ¿Un triunvirato? Recien acabada una guerra fraticida, con el país abandonado, desolado, parte destruida. Las doctrinas de falangistas y carlistas no eran lo mismo. ¿Cómo contentar a todos? Porque puestos, como los moros también ayudaron al bando nacional, pues que se les hubiese permitido participar en dirigir el país.
    Pues mira: Franco podría no haber realizado el Decreto de Unificación, que no querían ni el Carlismo ni la Falange, podría no haber favorecido a los movimientos que querían dividir al carlismo (v.g, la Regencia Nacional y el Carlo-octavismo) para debilitarlo, podría haber permitido al rey Javier I regresar a España y darle la ciudadanía española a él, a su familia y a sus descendientes, en el caso de que la quisieran, podría no haber mandado a Fal Conde al destierro, ni haber liquidado el llamado "proto-Estado carlista", pues a fin de cuentas los carlistas fuimos los primeros en unirnos al Alzamiento y Franco fue de los últimos generales, podría no haber realizado una represión contra el carlismo durante la posguerra y, finalmente, podría no haberle dado el Trono a la dinastía usurpadora, firmando la sentencia de muerte de su propio régimen en consecuencia.
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    Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)

  13. #13
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    Por lo demás, la tirria de siempre a un Estado fuerte. Es muy curioso, los tradicionalistas de hoy a toda acción del Estado la llaman "ingeniería social" o "totalitarismo". Pero, ¿Cómo arreglarían ellos al pueblo actual, que es un desastre? Nadie lo sabe, apelarán de manera vaga a "foralidades" y cosas por el estilo.
    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    Simplemente soy crítico con los planteamientos demasiado antiestatalistas, y más cuando lo que se oponen son las teorías foralistas, que en mi opinión dejan muy en el aire como se aplicarían hoy. Como consecuencia, lo que pasa en realidad es que los planteamientos acaban aproximándose a los de cierta derecha ultracapitalista en lo económico y conservadora en lo social, como por ejemplo el llamado "paleoconservadurismo" en EEUU. Es una realidad que hay maniobras de mixtificación entre los planteamientos económicos de esas derechas y los del tradicionalismo hispano. Si eso no interesa a los tradicionalistas quizá deberían poner más énfasis en explicar las diferencias. De todos modos, guste o no, a día de hoy el excesivo antiestatalismo supone de manera inevitable esa mixtificación de la que hablaba.

    Si se toma lo anterior como una crítica constructiva, mejor. En cualquier caso es mi visión del tema.
    ¡Qué razón tenías, Raolbo! En estos cuatro años no ha hecho sino empeorar la cosa. Me negaba a verlo, pero hay una corriente anarquizante bastante alocada en la Comunión Tradicionalista de Don Sixto y lo peor es que actúa al amparo de Ayuso y de Gambra. Y, por desgracia, también está presente en la C.T.C., aunque con matices diferentes...

    Es evidente que con vagas foralidades no se acaba con las libertades condenadas en el Syllabus de Pío IX, pero parece que, para algunos, doscientos años de doctrina tradicionalista no dan para más que para un «¡Abajo el Estado-Nación!» al más puro estilo anarquista. Qué bajo ha caído el antaño glorioso Tradicionalismo español, que tantos y tan buenos servicios prestó a la Religión y a la Patria.
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  14. #14
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    ¡Qué razón tenías, Raolbo! En estos cuatro años no ha hecho sino empeorar la cosa. Me negaba a verlo, pero hay una corriente anarquizante bastante alocada en la Comunión Tradicionalista de Don Sixto y lo peor es que actúa al amparo de Ayuso y de Gambra. Y, por desgracia, también está presente en la C.T.C., aunque con matices diferentes...

    Es evidente que con vagas foralidades no se acaba con las libertades condenadas en el Syllabus de Pío IX, pero parece que, para algunos, doscientos años de doctrina tradicionalista no dan para más que para un «¡Abajo el Estado-Nación!» al más puro estilo anarquista. Qué bajo ha caído el antaño glorioso Tradicionalismo español, que tantos y tan buenos servicios prestó a la Religión y a la Patria.
    Rodrigo, pues esto que comentas está relacionado con lo que dijimos el otro día en el hilo sobre los curas que participan en el programa de "La Sacristía de la Vendée", que esa clase de pensamientos se han ido metiendo (o los han ido metiendo) en el pensamiento "Tradicionalista". En el caso de Ayuso (a Gambra no lo controlo tanto), no creo que sea voluntario, porque aunque él habla en contra del Estado no lo hace en esos términos, y ni mucho menos desde una perspectiva "anarquizante", lo que pasa, que igual alguna de sus explicaciones, al ser un hombre tan erudito, ha dado lugar a equívocos.

    Por ejemplo, hace unos años puse en este mismo foro una explicación que Ayuso dio sobre el Estado en el programa de "Lágrimas en la lluvia" que me parece bastante sensata y que en mi opinión muestra el error desde el que parte mucha gente. La intervención comienza en el 52:15, aunque yo transcribo lo que dice a partir del 56:50:

    "El Estado tiene que haber el que haya. La tesis 'más sociedad y menos Estado' es una tesis democristiana que es una lectura equivocada de los textos pontificios del XIX, que es un momento en el que el Estado es enemigo de la Iglesia y por eso hay que neutralizarlo, es clericalismo puro, que es utilizar una coyuntura contingente para elevarla al terreno de los principios. El Estado tiene que ser lo que es y tiene que tener la finalidad que tiene y no tiene que crecer más allá de ello pero tiene que cumplir sus funciones. Más sociedad, menos Estado, no es estrictamente necesario."

    https://youtu.be/cxbOPAlzWoQ?t=3135

    http://hispanismo.org/politica-y-soc...tml#post148870
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  15. #15
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    En efecto, Trifón, toda esta corriente acaba influyendo y hace mucho daño, pues impide cualquier reacción patriótica de signo católico. Parece ser que a lo más que aspiramos ahora es a que "el Estado nos deje en paz". Y el que osa defender un Estado católico, pues es un totalitario, un "facha" o sabe Dios qué.

    Conocía esa cita de Miguel Ayuso. Curiosamente, la frase "más sociedad y menos Estado" está tomada literalmente del libro "¿Qué es el Carlismo?" (1971) del Centro de Estudios Históricos y Políticos "General Zumalacárregui", editado por Francisco Elías de Tejada, Rafael Gambra y Francisco Puy. Es uno de los libros que siempre han recomendado y, de hecho, lo tienen subido a carlismo.es. Pero claro, la odiada "C.T.C." tomó esa misma frase por lema, y de ahí que Ayuso cargase contra ella como lema "democristiano". A mi juicio, ese libro ha quedado desactualizado porque nuestra situación no es la de hace 50 años, en la etapa final del franquismo, y hay muchas cuestiones actuales que por desgracia nadie está abordando desde el pensamiento católico tradicionalista. Pero incluso en ese libro se dicen cosas como que "el Carlismo no quiere destruir el Estado, sino reconstruir la sociedad, que es cosa distinta" o "Para el Carlismo las regiones no son naciones, sino los pueblos varios aunados en la única “nación” española, la patria que invoca el lema sagrado de la causa" o "sólo hay una nación que es España" (las negritas son mías). Lo malo es el uso abusivo y ridículo, sin precedentes en la historia del Carlismo, de la expresión "Las Españas" y otras originalidades que tanto gustaban a Elías de Tejada y que es con lo que al final se quedan hoy en día.

    Ayuso también ha reconocido en otras ocasiones que lo único que puede hacer frente a la amenaza mundialista son (a su pesar) los "Estados modernos" o "Estados-Nación", pero al mismo tiempo protege e inspira esa corriente antiestatal y antinacional dentro de su organización y permite una multitud de artículos en esa línea en el periódico digital La Esperanza, que es una iniciativa del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, propiedad de la Fundación Elías de Tejada (que preside el mismo Ayuso). Por poner otro ejemplo de esas contradicciones, en este artículo se insulta a la Legión Española, calificando su presencia en Granada el día de la Toma como "deplorable", mientras que sólo un día antes la Agencia Faro (que forma parte del entramado de La Esperanza, aunque lleva muchos más años) publicaba una imagen de Millán Astray y hablaba de la "gloriosa Legión española". Y la culpa no es del autor de ese artículo (al que creo que se podría haber orientado en otra dirección), porque parece estar en perfecta sintonía con la Secretaría Política de Don Sixto, que nunca aclara nada en materia doctrinal, salvo para decir que el "nacionalismo español" es muy malo y cosas parecidas.

    Tengo que entonar aquí el mea culpa porque en su momento me dejé arrastrar por esa corriente, que también es exageradamente antifranquista, y dediqué un montón de tiempo en este foro a atacar la memoria del General Franco, como si fuera el causante de todos nuestros males, cuando antes que él (como recordó la gran M.ª Rosa Urraca Pastor) los hijos de los requetés y en no pocas ocasiones ellos mismos, habían abandonado la Santa Causa o permitido que se fuese convirtiendo en algo irreconocible, como vuelven a hacer otros hoy. La diferencia es que en los 60, la metamorfosis fue hacia el socialismo, mientras que hoy es hacia el anarquismo/libertarismo. Nada tiene que ver el Tradicionalismo español auténtico con esas dos ideologías.

    En este otro hilo «¡Abajo el funcionario Franco» (hispanismo.org) me limité a defender a un amigo que concuerda con esas tesis, pero tengo que reconocer que en el fondo de la cuestión teníais razón.
    Última edición por Rodrigo; 04/01/2022 a las 19:08
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  16. #16
    Avatar de Valmadian
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Féliz Año del Señor a todos, después de unas largas vacaciones -realmente necesitaba desconectarme-, compruebo con satisfacción algún cambio importante. "De sabios es rectificar", y habría que añadir que también de buenas personas, sin que nadie por ello esté en posesión de la verdad absoluta. Pienso que mi postura respecto a lo que acontece dentro del sector tradicionalista es sobradamente conocida y no es necesario estar repitiendo nada. He criticado, y seguiré haciéndolo cuantas veces sea preciso, que ciertas actitudes son nefastas, particularmente cuando quienes se mantienen en ellas teniendo responsabilidades afectan a otros muchos que están esperando -que estamos esperando-, que se haga evidente nuestra presencia en España ante la gravísima situación que hay impuesta por la fuerza bruta de unos, la total inacción de otros, la conversión de un pueblo que lo fue, transformado en sociedad de ilotas, y la completa dejación de los que tienen el deber moral de dirigir a los españoles que todavía conservamos el espíritu de siempre, y sí por la circunstancia que sea no quieren, o no pueden, hacerlo que se quiten de enmedio. El hecho de no haberme conectado durante varios meses, no significa que no haya estado siguiendo con creciente preocupación los acontecimientos, muchos de ellos verdaderas aberraciones morales e intelectuales, insultos al Espíritu y a la inteligencia, y aquí no pasa nada, todo el mundo traga con todo. Y esa es la base del problema, en que ya no hay verdaderas sociedades.

    El eje del hilo viene a centrarse en la diferente visión que tienen del Estado tanto carlistas como falangistas, los primeros como casi unos semi-anarquistas y los otros como unos centralistas de carácter nacionalista. Sin embargo, creo que la cuestión debería ir por otros cauces. Así, y de acuerdo con el eslógan mencionado, "Más sociedad, menos Estado", habría que precisarlo bastante. Como todos los eslóganes, no es más que una idea general que en ocasiones encierra alguna verdad y en otras tan solo un reclamo, cuando no pura demagogia, y para comprobarlo no hay más que fijarse en los cánticos que se escuchan en las manifestaciones y concentraciones, muchos de ellos ridículos en los que sólo se busca la rima de los pareados.

    Pero en este caso hay una verdad detrás. Es la sociedad quien construye el Estado, aunque en ocasiones haya sido a la inversa pero con consecuencias bien visibles, por ejemplo, el caso de Yugoeslavia, un Estado totalmente artificial. O el caso de Bélgica, que si no se ha dividido ya en dos es debido a que en su territorio están las instituciones de la U.E. También hay casos en los que la sociedad pretende construir el Estado como, por ejemplo, los casos catalán y vasco. El problema es que en ambos casos no son la totalidad de la sociedad, sino sólo una parte y con tendencia a ser minoritaria, y por demás, por contraste con otra realidad, la del Estado español, a cuya sociedad se le niega el pan y la sal, y sabemos que España como Estado existe porque así lo han querido los españoles desde hace más de quinientos años, y a la vista salta que así quieren seguir, pese a los muchos y futiles intentos de unas minorías, así como con el apoyo que reciben desde ciertos sectores de la Prensa totalment serviles e inclinados ante intereses espurios.

    Sin embargo, esta situación está marcada por una sociedad viciada en todos los ámbitos, siendo el peor con mucho la inmoralidad reinante. Dicha inmoralidad va desde una pornografía indisimulada en la publicidad, o en la "normalidad" institucional, hasta la inmoralidad destructora del fundamento eserncial que ha dado lugar a nuestra propia existencia como nación con su correspondiente Estado, la Catolicidad de España, sin esa condición que ha de ser irrenunciable para todo español de bien, incluso para quienes no son católicos, sencillamente no existiríamos como pueblo. Recientemente un liberal, aunque cura, e historiador, como es Fernando García de Cortazar, totalmente sospechoso ¿verdad? afirmaba en el diario La Razón que: "El secesionismo se afirma sobre la negación de la realidad histórica y presente de España." De ahí, también, la pertinaz insistencia hasta el aburrimiento de pretender echarnos toda clase de porquerías morales, falacia tras falacia, con el mantra de la Leyenda Negra. La que sí debería caerles a todos ellos encima de sus cabezas y ascendientes.


    Por ello, de lo que se trata es de restaurar la sociedad civil, pero eso no es posible cuando el Estado ha dejado de ser el instrumento al servicio de dicha sociedad para convertirse en instrumento de los intereses de unos pocos -los políticos y sus organizaciones ideológicas-, que encuentran en su verborrea y constante elaboración de leyes, la mayoría contradictorias entre sí, o que versan sobre cuestiones absurdas e inicuas -por ejemplo, la que va a regular el DNI de los animales-, por citar un absurdo, o de contenido claramente injusto, como la que pretende encarcelar a los que proclaman que siendo el aborto un asesinato con todos sus rasgos, y el más cobarde de todos, y que por razones puramente ideológicas así como de intereses económicos pretenden encarcelar a quienes ejercen sus derechos a expresarse con libertad para convencer a las mujeres que van a ciertos centros carniceros que están totalmente engañadas por la propaganda del Mal y que así tengan criterios para poder elegir al menos-, una manera de mantener esos privilegios que no les corresponden, y han generado un Estado hiperinflado, cuajado de inutilidades, tanto en lo personal, como en los servicios transformándolo en un sistema de clientelas gracias a que tienen impunemente en sus manos el reparto de cargos, dinero y favoritismos varios. Y no se ha de olvidar que los Estados actuales en su mayoría están teledirigidos por ese ente raro, extraño, anti-humano, llamado NOM, organización al servicio del Anticristo (ya escucho risitas, aunque ya se sabe que quien ríe el último lo hace dos veces, aunque pienso que en esta ocasión va a ser a mandibula batiente y hasta que ésta duela), que ya sabemos es el instrumento de Satanás, pero en lugar de ello deberían leer, leer mucho, mucho, y poner la maquinaria de la cabeza a pensar.


    https://www.hispanidad.com/opinion/d...30931_102.html


    https://laverdadofende.blog/2022/01/...alsa-pandemia/


    Yo, como tradicionalista, no puedo admitir, ni admitiré jamás un modelo de Estado como éste. Porque esto no es un Estado, esto es una tiranía en el más estricto sentido al servicio del Maligno, al que tantos y tantos niegan su existencia pese a estar dando muestras diariamente de toda clase y condición. Quizás a muchos les haría buena falta una manifestación de ello en sus vidas, pero iba a oler demasiado mal, y eso que estamos asistiendo cada vez con mayor descaro a un desafío ante el que nadie parece alzar ni la más mínima voz.

    https://www.hispanidad.com/sociedad/...30892_102.html


    Llegados a este punto, la dicotomía no es el Estado, sino la sociedad en la cual se fundamenta y ésta, tanto a nivel mundial como nacional, no puede ser peor, más apestosa y nauseabunda.

    A lo largo de este tiempo que me he tomado de vacaciones me ha sido posible leer, leer mucho en particular de todo aquello que no es políticamente correcto y he sentido una especie de alivio, como si estuviera respirando un aire puro de montaña al amanecer o, tal vez, el mismo impregnado del yodo marino transportado por la brisa. Me he sentido libre y he notado que la sensacíón libertad volvía a mi mente.


    Me he dado perfecta cuenta de que hoy sólo hay dos bandos posibles: el Bien, representado por el Verbo hecho carne, frente a la Maldad del Averno cuya extensión es cada vez mayor, pero que nunca será triunfante. Y hay que elegir uno de esos bandos y para mí no existe ni la más mínima duda

    ¿El Estado? ¿qué es el Estado? sino un mal necesario para que una sociedad que quiera trascender el tiempo pueda asentarse. Las normas son necesarias, pero sin abusar. La organización estatal debe ocuparse de todos los campos estrictamente necesarios -relaciones con otros Estados, defensa, sanidad, una hacienda justa y equitativa, y poco más-, y servir de árbitro para dirimir las diferencias de la sociedad civil, es decir, servirla, no servirse de ella, y en cuanto a la estructura, es indiferente sí la sociedad civil es sana. Y todo ello no es ser anarquista.

    La misión es, pues, reconquistar la sociedad civil hoy perdida, para reconquistar con ella el Estado.
    Última edición por Valmadian; 05/01/2022 a las 17:41
    ALACRAN, Rodrigo y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  17. #17
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Feliz año nuevo, Valmadian. Muy de acuerdo contigo, salvo con el hecho de que el Estado sea "un mal necesario". Yo creo que, como la familia, como la Iglesia, como otras sociedades, el Estado es "un bien necesario". El uso de la autoridad, incluso cuando deba ser represora, no es un mal, sino un bien. Lo que es un mal es el abuso de autoridad o, lo que es lo mismo, el uso de la misma para malos fines, como por desgracia sucede actualmente tan a menudo. El Estado español lo crearon los Reyes Católicos inspirados en nuestro ancestral Reino visigodo (el mismo ideal que motivó la Reconquista), y es obligación de todo español bien nacido defenderlo, y de todo tradicionalista estar dispuesto a dar la vida por él.
    Última edición por Rodrigo; 05/01/2022 a las 18:22
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  18. #18
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Como sabemos la cuestión del Estado es muy antigua y cuando menciono el Estado como un mal necesario es algo que otros se hacen también. Se puede interpretar desde diversos puntos: el ideológico, el sociológico, el histórico y el filosófico o metafísico. Y la cuestión a qué enfoque, incluso ideal, nos podemos atener.

    Desde una óptica de análisis sociohistórico, a continuación se puede leer un ensayo de por qué puede ser un mal necesario en nuestro tiempo y como se ha llegado a ello.


    https://www.sursiendo.org/docs/el-es...-necesario.pdf

    Dado que es un PDF (12 páginas) es preferible entrar en él.


    Hay un principio en todo esto, antes que otra cosa: el origen del Estado, para después llegar alconcepto de Estado moderno. Cuando no se hace con orden sde suele llegar a un "totus revolutum" en el que cada postura se habrá enrocado sin remedio.

    Como alguna vez ya se ha tratado el tema, únicamernte recordaré que según los administrativistas el Estado moderno se puede decir que comienza con la constitución que se dió para Melfi (Reino de Sicilia)m en 1231.



    Las «Costituzioni di Melfi» fueron, en definitiva, el instrumento jurídico que abrió en el Reino de Sicilia la vía hacia el estado moderno, en el que el poder no está basado en la providencia divina, sino en la «necesidad de las cosas», y lo ejerce con plena conciencia de los objetivos políticos, de la adecuación ...
    En esta pequeña cita sacada de Internet, se puede leer que la Providencia de Dios ya no tiene nada que ver, algo que se encargaría de desmentir Santo Tomás de Aquino años más tarde, pero el problema ya estaba planteado.

    file:///C:/Users/usuario/Downloads/Dialnet-ElPoderPoliticoEnLaFilosofiaDeSantoTomasDeAquino-5110262.pdf

    Para él no hay duda, el poder político y el Estado en consecuencia son providenciales, hasta afirma que Dios ve el Estado con buenos ojos y, en consecuencia, quiere el Estado, ¿pero qué Estado? Al respecto disponemos de un ensayo que swe puede leer a continuación:



    EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

    José Pedro Galvão de Sousa

    1. Realismo político

    De Aristóteles a Santo Tomás no se encontrará otro pensador político que, como ambos, haya pensado con tanta profundidad y con tanto realismo, en torno a los grandes temas concernientes a la sociedad y al poder público.

    Viajando por las ciudades griegas de su tiempo, Aristóteles estudió las diferentes constituciones o regímenes políticos entonces existentes en el mundo helénico. Desgraciadamente, se perdieron las páginas que escribió al respecto, conservándose tan sólo unos fragmentos del análisis de la constitución de Atenas. Casi se diría un trabajo de investigación sociológica o de derecho constitucional comparado, conforme a las clasificaciones habituales en nuestros días. En el libro II de la Política, después de criticar a Platón, estudia las constituciones de Faléas de Calcedonia, de Hipodamo de Mileto, de los lacedemonios, de los cretenses y los cartagineses, la obra de Solón y de otros legisladores.

    Fue, de ese modo, un hombre vuelto hacia la experiencia de sus contemporáneos, que se alzó a las elevadas consideraciones de la Política, obra en la que nos da la filosofía de la sociedad y del poder. Al contrario de Platón, que al escribir La República, dejaba el plano de la realidad para imaginar una ciudad ideal, construida, no a la medida de los hombres concretos, sino del hombre considerado en abstracto, desvinculado de las condiciones terrenas.

    El mismo realismo del estagirita se observa en Santo Tomás de Aquino, que en el «Comentario a la Ética aristotélica», escribió en torno a las cuestiones morales máximamente conocidas por la experiencia[1].

    No admira, por tanto, que en los escritos políticos de Santo Tomás se refleje la sociedad medieval de aquel siglo XIII en el que alcanzó su mayor esplendor, tal como en la obra de Aristóteles se refleja la sociedad griega de su tiempo (la πόλις). Ni el uno ni el otro conocieron el Estado, realidad típicamente moderna, constituido a partir del Renacimiento. Por eso mismo, sería un anacronismo hablar de Santo Tomás de Aquino o de Aristóteles en «Teoría del Estado».

    Nótese, sin embargo, que el realismo político del maestro de Alejandro o del comensal de San Luis Rey de Francia, está muy lejos de poder compararse con la Realpolitik, tal como desde Maquiavelo a Bismarck y de éste a Mao Tse Tung, viene ocupando los anales de la historia de los pueblos modernos. Esta es la política separada de la moral, la política a base de criterios válidos por sí mismos, la política del bien útil sin consideración al bien honesto. Para Aristóteles y para Santo Tomás la política tiene un contenido ético; está subordinada a valores trascendentes y se ordena a la realización del bien común, en el que no se ha de ver la simple utilidad social, sino el vivir de los hombres según la virtud.

    Se trata de un realismo práctico, equivalente al realismo metafísico, es decir, el de la filosofía del ser, apoyado en el conocimiento experimental de las cosas, una vez que la inteligencia conoce la realidad aprehendida primeramente por los sentidos y, de ahí, pasando por la abstracción, al concepto. El ser inteligible de las cosas sensibles no proviene de ideas innatas ni de apriorismos de tipo kantiano. El universal no existe en el mundo platónico de las ideas, sino que se alcanza a través de las particularidades de los seres que nos rodean. Para el realismo aristotélico-tomista, el sentido común es el vestíbulo de la filosofía y el problema del conocimiento, se salva, así, de caer en el dédalo inextricable al que le llevó el subjetivismo moderno desde Descartes.

    Pero política y metafísica no se confunden. La política no está en el plano de lo necesario y de lo universal, sino en el de lo contingente y de lo variable. La razón especulativa o teórica en sus lucubraciones metafísicas y la razón práctica en la elaboración de la política, proceden de maneras diferentes. Por eso, Aristóteles y Santo Tomás jamás podrían ser el objeto de la crítica de Augusto Comte a la politique métaphysique de Rousseau y de la Revolución francesa.


    2. Santo Tomás de Aquino, ¿pensador político?

    Pero, ¿habrá sido Santo Tomás un pensador político?

    «Nunca habló más que de Dios o con Dios», dice uno de sus mejores biógrafos. Estaba frecuentemente absorto en la contemplación desde los primeros años de su infancia, cuando, viviendo entre los monjes benedictinos de Montecasino, les preguntaba: ¿Quid est Deus? ¿Y cómo no recordar aquél episodio tan expresivo durante una comida con el Rey Luis IX? Fray Tomás se mantenía quieto y pensativo, mientras los otros conversaban, y, de repente, dejó escapar una exclamación de júbilo, sorprendiendo a todos con su falta de protocolo. ¡Había encontrado un argumento decisivo contra los maniqueos! En los últimos años de su vida, escucha una voz que proviene del Crucifijo diciéndole: «Tomás, escribiste bien de Mi...». Pero ante la visión de Dios, todo lo que escribió le pareció nada.

    Sobre Dios compuso la más famosa de sus obras, la Suma Teológica y también la Suma contra los Gentiles. Durante toda su vida se dedicó al magisterio de la Teología. Vida de oración, de contemplación, realizando el ideal de la Orden Dominicana en la que profesó: contemplata aliistradere. Y en el segundo capítulo de la «Suma contra los Gentiles» declaró ser consciente de que su principal deber en esta vida consistía en que todas sus palabras y todos sus pensamientos fueran acerca de Dios.

    Entonces, ¿cómo decir que fue un pensador político?

    Lo comprenderíamos perfectamente si tuviéramos presente este pasaje inicial del Ensayo sobre el Catolicismo, el Liberalismo y el Socialismo, de Donoso Cortés: «Proudhom ha escrito, en sus Confesiones de un Revolucionario, estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de Proudhom. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas».

    Que un contemplativo, en la tranquilidad de su celda, pueda formular los más acertados juicios prudenciales sobre las cuestiones en torno a las cuales se agitan los hombres, no es tampoco de admirar. Baste recordar a San Bernardo, el contemplativo, el teólogo, el místico y el hombre de mayor influencia en su época, dominando la historia del siglo XII europea. O a Santa Catalina de Siena, en sus escritos al Papa y a las personalidades eclesiásticas con influencia, escrito con fuego y llenos de ponderadas consideraciones sobre el estado de la Cristiandad, incitando al Pontífice a volver de Avignon a Roma. O, incluso, lo que declaró Charles Maurras, de las Carmelitas de Lisieux: «No sé qué admirar más, si la extraordinaria extensión de sus informaciones, pues estas reclusas lo sabían todo, o si su seguridad de juicio que la coronaba».

    Además de los pasajes de la «Suma Teológica» relativos a temas de filosofía política, Santo Tomás escribió sobre el gobierno de los príncipes –De regimine principum, obra dedicada al rey de Chipre– y los «Comentarios a la Política de Aristóteles». ¡Qué diferencia entre la serenidad de su exposición al tratar los hechos políticos y las cuestiones sociales a la luz de los grandes principios de la filosofía cristiana, y la corrupción demagógica de la ciencia sagrada en, nuestros días, por parte de quienes se hacen los artífices de la teología de la liberación o de la teología de la revolución!


    3. Una ciencia arquitectónica

    Sucede que la política –aún conforme Aristóteles– es una ciencia arquitectónica, que ocupa, en relación a las demás ciencias prácticas, una posición de alta dignidad y de dirección. Esta dirección no puede establecerse sino por medio de normas éticas, una vez que se trata de la ordenación de los actos humanos.

    A este respecto hay que recordar la distinción hecha por los escolásticos, entre recta ratio agibilium y recta ratio factibilium. Esta última es la que dirige a los hombres en su actividad productiva, ya se trate de artefactos o utensilios, ya de obras de arte (o artes mecánicas y bellas artes, respectivamente). La acción del fabricante o del artista es transitiva, teniendo por objeto algo externo que es hecho por él. No así l[I]a recta ratio agibilium[/I], esto es, la recta razón en cuanto da normas para la práctica de actos libres propios de la criatura racional. Se trata aquí de la acción inmanente, que está en el sujeto, y que consiste en operaciones procedentes de la voluntad libre. Estos actos humanos deben subordinarse a la ley moral, encaminando al hombre hacia la realización de fines conformes con su naturaleza y lo lleven a la realización de su destino personal.

    La ciencia política tiene por objeto la ordenación de los hombres en la convivencia social. Por tanto, es manifiesto que no debe ser incluida entre las ciencias de la producción –técnicas mecánicas– sino entre las de acción, que son ciencias morales.

    Desde luego, por consiguiente, sé excluye por esta lección de Santo Tomás toda tecnocracia, así como la política reducida a un arte que simplemente garantice la supervivencia o la seguridad y promover el desenvolvimiento económico de los pueblos.

    ¿Por qué decir que la política es una ciencia arquitectónica?


    Con ello se hace una comparación o analogía. En la construcción de un edificio colaboran varios trabajadores que contribuyen a edificarlo, debiendo encargarse cada uno de ellos de determinadas tareas, desde los canteros hasta los pintores y decoradores. Es importante el cálculo de resistencia de materiales y que los cimientos se hayan asentado de modo que puedan soportar toda la obra. Todo esto requiere la participación de técnicos especializados. Pero por encima de todos los técnicos, obreros y artistas, se encuentra el arquitecto, por su visión global y por las directrices que ha de dar y cuyos planos han de seguir los demás.

    Algo semejante ocurre en lo concerniente a las ciencias prácticas ordenando la actividad humana social. Y cabe recordar, todavía, que todas las sociedades en las que participa el hombre componen una sociedad mayor, que se basta a sí misma y a la que las otras deben pedir subsidio o auxilio cuando sea necesario. Esta sociedad mayor –una sociedad de sociedades– es la sociedad política, la cual no se compone práctica y directamente de individuos aislados, sino de familias y otros grupos sociales, constituyendo un conjunto orgánico.

    De este modo, en relación a las ciencias políticas que tratan de la actividad individual de los hombres asociados y de su actividad en los grupos sociales menores, la política –que considera todo el conjunto, en la sociedad mayor– es ciencia principal y arquitectónica.

    De tales consideraciones procede la idea de la sociedad política –hoy diríamos el Estado– como sociedad perfecta. Pero entiéndase bien el significado de esta expresión. Las familias y otros grupos se reúnen procurando conseguir, a través del mutuo auxilio, todo lo que necesitan y que no alcanzarían aislados. Ahí se manifiesta la sociabilidad humana, mostrada por Aristóteles y Santo Tomás, y siglos más tarde negada por los devaneos de Rousseau. La familia es la primera de todas las sociedades, y es una sociedad natural. En ella el hombre recibe la vida y se asegura su supervivencia. En ella recibe la educación y se le prepara para la vida en sociedad. Su sociabilidad, resultante de la propia naturaleza, le hace participar de diversas agrupaciones que se van formando más allá del círculo familiar y a los que la comunidad, globalmente constituida, debe proteger y ayudar. Esta es la communitas perfecta, esto es, la sociedad plenamente constituida y autosuficiente, o autárquica según la terminología de Aristóteles[2].

    La sociabilidad humana, de ese modo, alcanza su mayor grado. Estamos frente a una sociedad ya terminada (de perficere: hacer por completo, acabar, concluir).

    Aristóteles observó la ciudad griega de su tiempo. Cada ciudad era efectivamente autárquica. Lo mismo ha de decirse de Santo Tomás frente a la sociedad política en que vivió: el reino. Hoy en día, con la complejidad de la vida y la multiplicación de las necesidades, con frecuencia creadas artificialmente en la sociedad de consumo, la situación es muy diferente. Los Estados actuales –inmensas organizaciones políticas si se comparan con las pequeñas ciudades griegas– no son, sin embargo, autosuficientes como lo eran aquéllas. Su interdependencia es cada vez más acentuada, surgiendo organizaciones supra estatales para completarlos.

    Y eso nos muestra la relatividad del concepto de communitas perfecta. Y, además, ha de tenerse en cuenta otro aspecto: que la comunidad más perfecta es la comunidad política en cuanto se considera la capacidad de proveer a sí misma o de ser autosuficiente; pero la familia es mucho más perfecta en cuanto a la intensidad comunitaria, en cuanto a la fuerza de los vínculos sociales –el consortium omnis vitae, según la definición clásica del matrimonio dada por Modestino, los lazos de afecto entre padres e hijos–, en fin, todo aquello que corresponde cabalmente al concepto de Gemeinschaft (comunidad), distinta del concepto de Gesellschaft (sociedad), según la terminología de Tönnies.


    4. Santo Tomás, Aristóteles y San Agustín

    A algunos puede parecerles optimista la concepción de Santo Tomás de Aquino, en la línea del pensamiento aristotélico y en aparente contraste con el que, quizá, también les parezca que es el pesimismo de San Agustín.

    En cuanto a esto, ya respecto a la idea de communitas perfecta, ya en lo tocante a la autoridad –considerada en cuanto a la naturaleza humana social, como fuente positiva de bienes y no ya como consecuencia del pecado original, como se ensenó en la época patrística–, una investigación más profunda nos haría ver que, efectivamente, no pasa de ser una apariencia, fruto de un examen superficial, el antagonismo entre el Doctor Angélico y el autor de la monumental «Ciudad de Dios». Las divergencias existentes tienen escasa relevancia ante el acuerdo fundamental entre ambos.

    Para no apartarnos del propósito de este estudio –una síntesis de la doctrina política de Santo Tomás de Aquino– dejamos tan interesante asunto para otros con más tiempo y más capacidad. Antes de continuar, sin embargo, hay que señalar que, a veces, por acentuar tanto la influencia de Aristóteles en Santo Tomás, se olvida el influjo, aún mayor, que San Agustín ejerció sobre él.

    No olvidemos que las concepciones políticas tomistas presuponen toda una ética y una filosofía del derecho, y no pueden ser entendidas debidamente más que a la luz de las magníficas enseñanzas contenidas en la «Suma» y en otras obras, acerca de la ley eterna, la ley natural, la ley humana y la ley divina positiva –en las que se refleja las luminosas lecciones de San Agustín– así como acerca de la justicia y de la prudencia y sobre el derecho cristiano confirmando y perfeccionando el derecho natural.

    Otra cuestión que podría suscitarse sería la de saber hasta qué punto el pensamiento de Santo Tomás reproduce el de Aristóteles y lo acepta en sus «Comentarios a la Política», y hasta qué punto hace el papel de exegeta o intérprete.

    Sin detenernos más en estas primeras cuestiones tópicas –a modo de introducción– vamos al tema propuesto, exponiéndolo principalmente por medio de las enseñanzas de sus obras, en que Santo Tomás manifiesta, inequívocamente, su propio pensamiento: «La Suma Teológica», «La Suma contra los Gentiles» y el De regimine principum (o De regno).

    Y sea nuestra preocupación, a través de esas doctrinas, la de alcanzar la «verdad de las cosas», atentos a la advertencia del mismo Santo Tomás[3]. ¡Advertencia que tan necesario es que sea escuchada respecto a los temas políticos, ante los cuales la pasión y la propaganda impiden, con frecuencia, entrever con claridad!


    5. El bien común

    Aplicando a la sociedad política las cuatro causas estudiadas por Santo Tomás en su opúsculo De principiis naturae –es decir, las causas eficiente, final, material y formal– es preciso comenzar por la causa final, dado que en las ciencias prácticas el fin desempeña el papel que corresponde a los principios en las ciencias meramente teóricas.

    La causa final y la causa eficiente son causas extrínsecas. No entran en la constitución interna die un ser. La causa eficiente se denomina también causa agente, porque designa al agente que obra, y éste sólo actúa teniendo un fin que procurar.

    Tratándose de la sociedad política, su fin se expresa en el lenguaje tomista, con dos palabras ricas de contenido, que el Aquinatense emplea con frecuencia: bien común[4].

    La sociedad debe proporcionar a los hombres no sólo las condiciones necesarias para su subsistencia, sino también aquellas con las que puedan alcanzar la felicidad a la que aspiran. De ese modo los hombres pueden vivir y vivir bien. ¿En qué consiste vivir bien? En vivir según la virtud, lo que quiere decir, en la plena realización de la naturaleza humana, cuyas legítimas inclinaciones son satisfechas de ese modo[5].

    No basta, por tanto, la prosperidad material. Si los hombres se reuniesen en sociedad con el sólo objeto de mantener su existencia y su salud, en tal caso, deberían ser gobernados por médicos. Si su propósito fuera tan sólo producir riquezas, el gobierno debería corresponder a los economistas. Pero para lograr aquel fin superior –vivir bien, llevar una vida virtuosa, practicar la justicia que, de todas las virtudes, es la que específicamente regula las relaciones entre los hombres–, los ciudadanos de una comunidad política o civil deben ser dirigidos por hombres sabios y prudentes.

    En el De regimine principumlibro I, capítulo 15– se pone de relieve que los bienes particulares procurados por los hombres han de ser ordenados al bien de la colectividad, ya se trate, entre aquellos bienes, de las riquezas, de los beneficios, de la salud, de la elocuencia o de la erudición. A los .gobernantes les corresponde instaurar en la Colectividad las condiciones para una vida buena; y una vez instaurada ésta, conservarla; y una vez conservada, mejorarla. En la justicia y en las demás virtudes se encuentra el principal elemento determinante de la sociedad y del bien común, coincidiendo aquí el pensamiento de Santo Tomás con el de San Agustín[6].

    Para la vida moral buena de un hombre se requieren dos condiciones: una principal, vivir según la virtud; otra secundaria y como instrumental, la suficiencia de bienes corporales cuyo uso es necesario para la práctica de la virtud.


    En lo que concierne al vivir bien de la comunidad, en primer lugar ha de ser establecida la unidad de la paz. Así unida, debe ser encaminada a proceder con rectitud, siendo preciso, también, una abundancia de cosas necesarias para hacer efectivo el bienestar general.

    Ahí podemos discernir los dos elementos que componen el bien común: el orden jurídico, asegurando la paz social y los servicios prestados por la sociedad política a través de sus agentes responsables, para subsidiar a los individuos y a los grupos que la integran.

    He ahí el bien común temporal de las sociedades. Pero es necesario ir más allá de las realidades terrenas, ya que el hombre está en este mundo como viajero. La sociedad en la qüe vive ha de contribuir para que pueda alcanzar su destino trascendente: la eterna bienaventuranza que le espera después de la muerte. No es, pues, el último fin de la multitud asociada vivir según la virtud, pero sí llegar a la posesión divina por medio de la vida virtuosa. Lección, ésta, contenida en el capítulo anterior al citado –es decir, en el libro I, capítulo 14– del Tratado sobre el gobierno de los príncipes, en el que brilla, así, a los ojos del lector, el bien común universal, causa final última al que se ordenan las criaturas. Se trata de la finalidad personal del hombre, respecto a la cual el fin de la sociedad político es un fin inferior, tesis que contiene la negación radical de cualquier especie de totalitarismo, error incubado en todas las ideologías modernas, incluso en las de color democrático y liberal, al pretender hacer del Estado el fin supremo.


    6. Los principios de totalidad y de subsidiariedad

    El hombre está, pues, subordinado a la sociedad como lo está la parte en relación al todo, pero su finalidad personal trascendente se sobrepone al fin de la sociedad. En otras palabras: el bien común prevalece sobre el bien particular, pero el bien común universal está en un plano superior al del bien común temporal al cual se ordenan las sociedades. Y el bien supremo es Dios.

    No cabe aquí la distinción bizantina suscitada en estos últimos tiempos por algunos entre individuo y persona. El ser humano individual, por su naturaleza racional, es una persona, lo que significa lo más perfecto en el mundo que nos rodea[7].

    Dos verdades de gran importancia enseña Santo Tomás, completando la una a la otra, y que, con anticipación de seis siglos, contiene la refutación de los errores modernos del liberalismo y del totalitarismo:

    1) El bien particular se ordena al bien del todo, pues la parte existe para el todo y no el todo para la parte[8].

    2) El hombre no está ordenado a la sociedad política respecto a todo su ser y según todas las cosas que le pertenecen[9].

    Si el hombre se subordina a la sociedad como la parte al todo, conserva, al mismo tiempo, una esfera de acción, de libertad, de autonomía, que la sociedad debe respetar.

    Tenemos así enunciados dos principios de suma importancia en la filosofía dé la sociedad y del Estado: el principio de totalidad y el principio de subsidiariedad[10].

    No debe verse ningún signo de totalitarismo en el principio de totalitaridad. Interpretando fielmente el pensamiento de Santo Tomás, Charles de Koninck, ha señalado que «el hombre no está ordenado solamente a la sociedad política, pues el bien común de ésta es un bien común subordinado. El hombre está ordenado a esta sociedad sólo en cuanto ciudadano. Aunque el hombre, él individuo, el ciudadano civil, el ciudadano celestial, etc., sean el mismo sujeto, estos son formalmente diferentes. El totalitarismo identifica la formalidad hombre y la formalidad ciudadano»[11].

    En cuanto al principio de subsidiariedad, está implícito en las enseñanzas de Aristóteles, reiteradas por Santo Tomás, al ver en la sociedad política una sociedad global compuesta de sociedades menores; es decir, no simples uniones dé individuos, sino conjunto orgánico de familias y de otros grupos o cuerpos intermedios. A la comunidad global le corresponde respetar la autonomía de tales grupos, ejerciendo una acción de suplencia respecto de ellos, cuando se muestran deficientes.

    Como partes de la sociedad política, los cuerpos intermedios y los individuos que los componen deben subordinarse a ella (principio de totalidad), pero, por otro lado, tienen sus derechos, que a la sociedad corresponde reconocer y asegurar (principio de subsidiariedad).


    7. El origen de la sociedad y del poder

    Pasando de la causa final a la causa eficiente vamos a ver reafirmada, en la nitidez de la exposición tomista, la tesis aristotélica, expresión de buen sentido, que sólo las insensatas divagaciones del autor del «Contrato social» podían cuestionar.

    El hombre vive en sociedad por inclinación natural. La sociabilidad es consecuencia de la naturaleza racional del hombre. Mientras que los animales tienen todo lo que precisan para asegurar su supervivencia –pieles, escamas, cuernos y otros medios de protección contra la intemperie y de defensa, además del instinto que les hace buscar lo que les es provechoso y rechazar lo que les es perjudicial–, el hombre se encuentra en cierto abandono respecto a las agresiones provenientes de la naturaleza o de otros hombres. Es una frágil caña, como diría Pascal, pero es una caña pensante: un roseau pensant. Y es ahí, donde está su superioridad, y de ahí arranca su poder de dominación sobre los seres de los reinos inferiores, incluido el reino animal. El hombre se completa y se perfecciona en la vida en sociedad.

    Es cierto que hay animales gregarios, como la grulla, la hormiga o la abeja. Pero no se puede decir de ellos que lleguen a formar una sociedad. Esto es peculiar del hombre, que es más comunicativo –magis communicativus– que esos animales. Tal comunicación, manifestada por medio del lenguaje –mientras, que los animales sólo emiten sonidos– nos muestra que el hombre es un ser «social» y «político». De la primera y más natural de las sociedades que es la familia, el hombre pasa a otras formaciones sociales, hasta formar la civitas, que abarca a todas las demás.

    Esa enseñanza del capítulo inicial del De regimine principum está sucintamente confirmada y, de pasada, en un texto de capital importancia para comprender el pensamiento de Santo Tomás de Aquino sobre el derecho natural. Considerando las inclinaciones naturales del hombre, para alcanzar a través de ellas el conocimiento de los preceptos de la ley natural, el autor de aquel breve tratado, muestra, en la Suma Teológica, que hay un orden en esas inclinaciones. Unas corresponden a la naturaleza que el hombre tiene en común con todas las sustancias, como la tendencia a la propia conservación y, en consecuencia, el derecho a la vida. Otras a la naturaleza que el hombre tiene en común con los animales, como la tendencia a la reproducción, que da origen al matrimonio y a la paternidad. Por último, hay inclinaciones exclusivas del hombre, que le llevan a un bien según la naturaleza racional, entre ellas las que le hacen vivir en sociedad[12].

    La vida social requiere una autoridad, sin la cual se disgregaría en la anarquía[13]. El poder político, por tanto, no proviene de un contrato social o de un pacto de sumisión, conforme a las hipótesis desarrolladas por autores modernos, sino que resulta del propio orden natural y, en consecuencia, de un orden divino, al imprimir Dios en el hombre el atributo esencial de la razón.


    8. Los regímenes políticos

    La causa material y la causa formal representan lo constitutivo de un ser, son sus causas intrínsecas. ¿Cuál es la materia con la que se constituye la sociedad política? Son las familias y los demás grupos que la integran. Se trata, como ya vimos, de una sociedad compleja, compuesta de sociedades menores, y no por un mero agregado de individuos aislados. Su forma viene dada por la cooperación de quienes la constituyen, por el vínculo existente entre éstos; es una unión moral, fundada en la naturaleza racional del hombre y nítidamente diferente de las agregaciones de animales. Ahora bien, esta unidad sólo es posible gracias a una autoridad que la hace efectiva, impidiendo la disolución de los vínculos sociales.


    Así, la noción de la causa formal de la sociedad política nos lleva a la problemática de las formas de gobierno.

    La triple división de los regímenes políticos, que ya se encuentra en Aristóteles, vuelve a ser tomada por el Aquinatense, que resalta un criterio cualitativo y no meramente cuantitativo para distinguir entre monarquía, aristocracia y democracia, indicando la característica esencial de cada una de éstas formas.

    La monarquía realiza el ideal de la unidad del gobierno. En la aristocracia se destaca la élite dirigente, constituida por los hombres más aptos para la dirección de la cosa pública. Por último, la democracia da a todos la posibilidad de ser oídos, atendiéndose, de ese modo, los intereses y las aspiraciones del cuerpo social.

    Se trata de objetivos que es de desear sean siempre alcanzados en plenitud por cualquier gobierno, para el buen orden social. En consecuencia, el mejor régimen será el que resulte de una combinación entre los tres, es decir, la monarquía aristodemocrática. Tal era, en cierto sentido, el régimen de Francia con Luis IX, el rey elevado por la Iglesia al honor de los altares. Se estaba muy lejos, en aquel entonces, de la monarquía absoluta que fue echando raíces en aquel país después de Felipe el Hermoso y, sobre todo, desde Luis XI. Santo Tomás, corroborando su tesis, podría haber mencionado ese modelo institucional que tenía delante o, incluso, la monarquía limitada de Inglaterra, o los reinos hispánicos de la época. Sin embargo, prefirió apelar al ejemplo del pueblo hebreo, según la descripción de sus instituciones en tiempos de Moisés, contenidas en los libros del Antiguo Testamento. Moisés y sus sucesores gobernaban monárquicamente, asesorados por un consejo de setenta y dos ancianos escogidos por su valor personal –sapientes et nobiles según el Deuteronomio– y elegidos entre el pueblo, como se dice en el Éxodo[14]. Régimen en el que la plena unidad del poder no excluía su moderación y la participación popular, aparte de entregar a los hombres capacitados la orientación del gobierno[15].

    Aristóteles oponía a las formas legítimas de gobierno las formas corrompidas. La corrupción de la realeza es la tiranía, la oligarquía, la de la aristocracia y el régimen popular o «politeia» tiene su corrupción en la democracia, expresión que emplea Santo Tomás en el capítulo primero del De regimine principum, adoptando el sentido peyorativo dado al término por el Estagirita. En la Suma Teológica, sin embargo (Iª-IIª, q. 105, a. 1), emplea la expresión «democracia» para designar el régimen de participación del pueblo en el gobierno.

    Santo Tomás no trató de modo exprofeso de la representación política. Por la razón de que no fue un politicólogo o un constitucionalista. Pero del contexto de su obra, cuando afloró el asunto, se deduce que estaba muy lejos de admitir la democracia en el sentido individualista o colectivista, fundado en las concepciones revolucionarias modernas y nítidamente distinta de la democracia clásica de las ciudades griegas o de las experiencias medievales.

    En cuanto al mejor régimen político, no deja de señalar que requiere una cierta participación popular[16], que se daría, diríamos nosotros, por medio de un auténtico sistema representativo. Acentúa la importancia de tener debidamente en cuenta la situación concreta de cada pueblo, como al poner de relieve que no hay un modelo político ideal para todos los pueblos, pues los regímenes deben adaptarse a las condiciones de los pueblos, que son variables. De este modo, recordando un ejemplo puesto por San Agustín, Santo Tomás indica que «si un pueblo es moderado, sensato y guardián diligentísimo de la utilidad común, es justa la ley hecha para que a tal pueblo le sea lícito elegir sus magistrados para administrar los asuntos públicos. Pero si ese mismo pueblo, maleado poco a poco, convierte en venal su sufragio y entrega el gobierno a hombres criminales y pervertidos, en ese caso es justo quitarle la potestad de otorgar honores, para dejarla al arbitrio de unos pocos selectos»[17].

    Y en lo: relativo a la legislación, señala que el derecho positivo debe tener una base histórica y no ser resultado de fórmulas abstractas. De ahí la importancia de tener en cuenta la costumbre y las condiciones de lugar y tiempo peculiares a cada pueblo[18].



    9. Problemática de la revolución

    La tiranía puede existir en cualquier régimen político, pues si esa expresión originalmente significa la corrupción de la monarquía, lo característico del gobierno tiránico puede darse en los casos de la aristocracia y de la república, originándose, respectivamente, la oligarquía y la democracia, entendiéndose este término según las consideraciones hechas anteriormente. La tiranía de uno sólo es menos insoportable que la de muchos, porque generalmente mantiene el orden y la paz, siendo mayores los males derivados de la corrupción de los regímenes aristocráticos o populares[19].

    ¿Es lícito derribar al tirano por medio de la fuerza? Se plantea aquí el problema del derecho de revolución. La solución dada por Santo Tomás nos recuerda otras enseñanzas suyas sobre temas de filosofía social. Cuando trata de la propiedad, pone de relieve que la posesión de las cosas materiales corresponde al derecho natural del hombre para servirse de los bienes de la naturaleza, para su propia conservación. Mientras, en el uso de lo que es suyo, teniendo más de lo suficiente –podríamos añadir para sí mismo y para su familia–, un propietario no debe excluir de su utilización a aquellos que tienen gran necesidad en relación a su supervivencia. Por eso, cuando esa necesidad es extremada y urgente, el que se encuentra en esas condiciones, tiene derecho a tomar las cosas de otro, si ningún propietario le socorre. En esta hipótesis no se puede hablar, con propiedad ni de hurto ni de robo, pues hubo abuso de propiedad, cesando el derecho ante el inminente y gravísimo peligro para el prójimo[20] [21]. Al indagar si la ley humana obliga en el fuero de la conciencia así como si se puede resistir a las leyes injustas, muestra que éstas no son verdaderas leyes, sino, por el contrario, perversión de la ley, iniquidades, violencias[22]. He ahí una observación de importantísimo alcance, de la que se deriva, pues, la distinción entre legalidad y legitimidad.

    El poder tiránico es ilegítimo. Al suscitarse, pues, el problema de saber si es lícito deponer al tirano, es preciso considerar que, en este caso, ocurre, lo mismo que si el poder estuviese vacante. El poder tiránico no es legítimo, del mismo modo que la ley injusta no es verdadera ley y el derecho de propiedad no alcanza a su abuso. Siendo así, un movimiento realizado para deponer por la fuerza al tirano puede ser admisible y justo. No se trata, propiamente, ni de una revolución ni de una sedición. La sedición, en sí misma es condenable, pero en el caso de un gobierno tiránico, sedicioso es el que está ejerciendo despótica y cruelmente el poder que, por ello mismo, llega a subvertid el orden de la sociedad que debería asegurar[23]. Lo que en el pensamiento de Santo Tomás quiere, decir que, una revolución legítima es una contrarrevolución.

    Sin embargo, hay ciertas condiciones que han de concurrir en un movimiento insurrecto sin las cuales no se justifica. En primer lugar, ha de tratarse de una tiranía insoportable, lo que corresponde juzgar a los hombres prudentes y a las autoridades sociales prestigiosas. En la expresión de Santo Tomás, que «parece más razonable proceder contra la crueldad de los tiranos, no por iniciativa privada de algunos, sino por la autoridad pública»[24]. Además de esa condición, es preciso haber agotado todos los demás medios y recursos legales y pacíficos antes de recurrir a las armas. Es preciso, también, no causar con el movimiento males mayores de los de la tiranía, como podría ocurrir si se produjese una gran destrucción o un gran derramamiento de sangre. Por último, se ha de tener la certeza moral de que el gobierno siguiente a la insurrección será mejor que el existente antes de ser depuesto.

    Con respecto a este último punto, cuenta Santo Tomás la historia de la anciana de Siracusa que rogaba continuamente por la conservación de la vida del tirano Dionisio, maldecido por todos. Al saberlo, el tirano, sorprendido, la interrogó, respondiéndole le anciana: «Cuando yo era joven teníamos un tirano cruel, cuya muerte deseaba; muerto éste le sucedió otro más duro, y también desee vivamente el final de su dominio; en tercer lugar empezamos a aguantarte a ti, más insoportable que los anteriores. Por tanto, si tú eres removido, otro peor ocupará tu sitio»[25].

    Santo Tomás no deja de recomendar que a falta de recursos humanos contra el tirano, se acuda al recurso de Dios, socorro utilizado en las tribulaciones. Es decir, oración y penitencia. Y cita ejemplos de la escritura. Fue Él quien volvió hacia la mansedumbre la crueldad de Assuero, cuando éste daba muerte a los judíos y también cambió la ira del cruel Nabucodonosor, haciéndole predicador del poder divino.

    10. Conclusión

    Unidad y limitación del poder político, primacía del bien común y reconocimiento de los derechos naturales de los hombres constituyen, entre otros, unos trazos fundamentales de la doctrina política de Santo Tomás de Aquino.

    El sentido de esas enseñanzas se perdió en los tiempos modernos.

    Maquiavelo, Bodino, Hobbes, exaltan el poder preparando el absolutismo. Locke, Montesquieu, Kant, preconizan el poder dividido, respaldando ideológicamente al liberalismo. Con Bodino, la limitación del poder se sacrifica en beneficio de su unidad. Con Montesquieu, el poder se limita por una división que lo debilita y compromete su unidad. Santo Tomás mantiene el poder al mismo tiempo único, en cuanto principio de dirección y de coordinación, y limitado por las leyes divina y natural y por las autoridades sociales. De ahí resulta un poder fuerte y al mismo tiempo protector eficaz de las libertades[26], así como las libertades plenamente aseguradas contra el abuso del poder.

    La primacía, del bien común no se afirma al modo del totalitarismo, ya que no excluye el respeto a los derechos naturales. Y estos derechos están muy lejos de ser concebidos en la perspectiva del liberalismo, en detrimento del bien común por una exagerada autoafirmación del individuo.

    Así, el pensamiento político del Doctor Angélico se eleva muy por encima de las ideologías revolucionarias de nuestra época, gracias a una concepción del universo político fundada sobre la naturaleza humana y sobre el orden natural de las sociedades.



    [1] Quae pertinent ad scientiam moralem máxime cognoscuntur per ejeperientiam (I Et., lec. 3). Se trata de la Ética a Nicomaco.

    [2] En el prefacio a los Comentarios á la Política de Aristóteles, Santo Tomás escribió: «Quarum quidem communitatum cum diversi sint gradus et ordines, ultima est communitas civitatis ordinata ad per se sufficientia vitae humanae. Unde inter omnes communitates humanas ipsa est perfectissima». Y, más adelante: «Est enim civitas principalissimum eorum quae humana ratione constitui possunt. Nam ad ipsara omnes communitates humanae referuntur... Si igitur principalior scientia est de nobiliori et perfectiori, necesse est politicano inter omnes scientias practicas esse principal iorem et architectonicam omnium aliarum, utpote considerans ultimum et perfectum bonum in rebus humanis» (In libros Politicorum Aristoteli expositio, Prooemium, 4 e. 7). (Puede verse una edición del Prooemium con versión y explicación de Hugues Keraly, traducida al castellano por José María Abascal, y editada por Tradición, México, 1976, n. del t.)

    [3] De coelo, 1, 22, 8: «studium philosophiae non est ad hoc quod sciatur quid homines senserint, sed qualiter se habeat veritas rerum». Sin embargo, hoy, el estudio de la filosofía ha pasado a ser casi exclusivamente el de la historia de la filosofía y la preocupación ya no consiste en averiguar la verdad de las cosas, sino lo que los hombres pensaron y piensan de las cosas.

    [4] Así, la ley, teniendo en cuenta el orden jurídico del que resulta la convivencia pacífica de los hombres, es una ordenación del legislador para el bien común, conforme a esta definición lapidaria: «rationis ordinatio ad bonum commune, ab eo qui curam communitatis habet promulgata» (Suma Teológica, II®, q. 90, art, 4), Está en preparación la nueva edición de la versión portuguesa de la Suma Teológica, del eminente profesor Alexandre Correia, con texto latino (en castellano existe una edición bilingüe en 16 tomos editada por la B.A.C., nota del traductor).

    [5] De regimine principum, I, 14: «Videtur autem finis esse multitudinis congregatae vivere secundum virtutem. Ad hoc enim homines congregantur, ut simul bene vivant, quod consegui non posset unusquisque singulariter vivens; bona autem vita est secundum virtutem; virtuosa igitur vita est congragationis humanae finis». De esta obra hay una primorosa traducción comentada, de Arlindo Veiga dos Santos, en edición bilingüe de José Bushatsky, São Paulo (la última edición en castellano del De regimine principum, es del P. Victorino Rodríguez, O.P., con versión y comentarios del mismo, editada por Fuerza Nueva, Madrid, 1978, nota del traductor).

    [6] De Civitate Dei, IV, 4: «Remota itaque iustitia quid sunt regna nisi magna latrocinia? quia et latrocinia quid sunt nisi parva regna?».

    [7] Después de transcribir la. definición de Boecio (Persona est rationalis naturae individua substantia), afirma el Aquinatense: «persona significat id quod est perfectissimum in tota natura» (Suma Teológica, Iª, q. 29, art. 1,1 y art. 3).

    [8] «Bonum particulate ordinatur ad bonum totius sicut ad finem, ut imperfectum ad perfectum» (Contra Gentiles, I, 86). «Manifestum est partes omnes ordinari ad perfectionem totius; non enim est totum propter partes, sed partes propter totum sunt» (III, 112).

    [9] «Homo non ordinatur ad communitatem politicam secundum se totum et, secundum omnia sua» (Iª IIª, q. 21, art. 4 ad tertium)

    [10] Expresiones recientemente forjadas pero que corresponden plenamente al pensamiento de Santo Tomás. Cfr. Jean Madiran, Le principe de totalité, París, Nouvelles Éditions Latines, 1963 y Arthur Fridolin Utz, Formen und Grenzen des Subsidiaritätsprinzip, Heidelberg, F. H. Kerle, 1956.

    [11] Charles de Koninck, De la primauté du bien commun contre les personnalistes, Québec, Éditions de l'Université Laval; Montréal ,Éditions Fides, 1943, p. 66 (hay una traducción castellana editada por Cultura Hispánica, Madrid, 1952, nota del traductor).

    [12] Iª, q. 97, art. 4: «Socialis autem vita multorum esse non posset, nisi alicuis praesideret, qui ab bonum commune intenderet. Multi enim per se intendunt ad multa, unus vero ad unum». Iª IIª, q. 94, art. 2: «... inest homini inclinatio ad bonum secundum natutam ratiotiis, quae est sibi propria: sicut homo haber naturalem inclinationem ad hoc quod in societate vivat».

    [13] De regimine principum, I. 1: «Multis enim existentibus hominibus et unoquoque id, quod est sibi congruum, providente, multitudo in diversa dispergeretur, nisi etiam esset aliquis de eo, quod ad bonum multitudinis pertinet, curam habens».

    [14] Deut., 1,15: «Tuli de vestros triburus viros sapientes et nobiles, et constitui eos principes». Exod. 18,21: «Provide de omni plebe víros sapientes», etc.

    [15] S. Th., Iª IIª, q. 105, art. 1: «optima ordinatio prineipum est in aliqua civitate vei regno, in quo unus praeficitur secundum virtutem qui omnibus praesit; et sub ipso sunt aliqui principantes secundum virtutem; et tamen talis principatus ad omnes pertinet, tum quia ex omnibus eligi possunt, tum quia etiam ab omnibus eliguntur. Talis vero est omnis politia bene commixta ex regno... ex aristocratia... et ex democratia».

    [16] Loc. cit.

    [17] Iª IIª, q. 97, art. 1, citando a San Agustín: I De libero arbitrio, cap. 6.

    [18] Iª IIª-, q. 95, art. 3, remitiéndose a San Isidoro de Sevilla: Etymol., V, cap. 21.

    [19] De regimine principum, I, 6.

    [20] Iª IIª, q. 66, art. 7.

    [21] Respecto esta cuestión y en general la perspectiva tomista de la propiedad, en los estudios de Vallet de Goytisolo, «La propiedad según Santo Tomás de Aquino», Verbo (Madrid), n. 153-154 (1979), pp. 505-528, y «Propiedad y justicia a la luz de Santo Tomás de Aquino», Verbo (Madrid), n. 188 (1980), pp. 1.065-1.122 (nota del traductor).

    [22] Iª IIª, q. 96, art. 4. Ver también q. 90, art. 1, ad tertium, y q. 92, art. 1, ad quartum.

    [23] Iª IIª, q. 62, art. 2, ad tertium: «perturbatio huius regiminis non habet rationem seditionis; nisi forte quando sic inordinatur perturbatur tyranni regimen, quod multitudo subjecta majus detrimentum patitur ex perturbatione consequenti quam ex tyranni regimine. Magis autem tyrannus seditiosus est, qui in populo sibi subjecto discordias et seditiones nutrit, ut tutius dominan possit: hoc enim tyrannicum est, cum sit ordinatum ad bonum pro rium praesidentis, cum multitudinis nocumento».

    [24] De regimine principum, I, 7. Parece evidente que esa autoridad pública (revolucionaria) pueda ser tanto civil como militar.

    [25] De regimine principum, I, 7.

    [26] Abandonadas a su suerte las libertades perecen, pues los más débiles sucumben ante la competencia de los más poderosos. Es por eso por lo que solamente un poder fuerte es capaz de contener los abusos del poder económico, defendiendo las libertades. Aparte de que; según el verso de Camoens, «un rey débil debilita a los fuertes» (Lusiadas, III, 138).

    (Traducción de Estanislao Cantero)

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    https://fundacionspeiro.org/revista-...documento-3433


    Se puede concluir resumiendo mucho cuál es el pesimismo de San Agustín en Civitas Dei y que se traduce en estas ideas centrales.


    Historia cíclica vs. Historia lineal

    Las religiones del Lejano Oriente y la Filosofía de la Grecia Clásica tienen una concepción cíclica del tiempo. Existen enormes diferencias entre ellas, pero la asunción básica es que el mundo ha existido desde siempre y cada cierto tiempo vuelven a acontecer las eras pasadas. A fin de cuentas, podemos observar ciclos en la Naturaleza tales como el de la noche y el día o las estaciones del año. Según esta concepción del mundo no sólo se repiten los ciclos naturales, sino también los acontecimientos.

    Como ya vimos, Platón mismo atribuye un ciclo de mil años a la reencarnación de todas las almas. Una vez agotado el tiempo todas vuelven a encarnarse iniciándose un nuevo período de transmigraciones.

    Según el cristianismo el mundo fue creado por Dios, que no solo creó los cielos y la tierra y todas las criaturas, sino que creó también el tiempo. Y algún día el mundo terminará de existir. No existen un eterno pasado y un eterno futuro. La Historia se inicia junto con la Creación del mundo y terminará con la segunda venida de Cristo y el Juicio Final.

    El tiempo se desarrolla linealmente y no se repetirá. Entre estos puntos de inicio y fin se desarrollarán eventos que son únicos. Los hombres no conocemos los detalles de todo el devenir histórico, pero podemos ver las lineas generales de la dinámica histórica. Sabemos por revelación que al final vendrá el Juicio. Entre la Creación y el Juicio hay varios eventos de singular trascendencia: el pecado original; la espera de la llegada del Redentor[1]; y la encarnación del Hijo de Dios, la Pasión y el asentamiento de la Iglesia.

    Ante la incompatibilidad de estas dos doctrinas Agustín opta por la bíblica. Más aún: cuanto más conocimiento tiene de la Biblia más convencido está de la linearidad del tiempo.

    La ciudad terrena y la ciudad de Dios

    La ciudad terrena y la ciudad de Dios no son lugares físicos, sino conceptos. Según Agustín la Humanidad está dividida en dos.

    Por un lado está la mayoría de las personas, que se comportan de forma egoísta. Actúan en su propio beneficio y dejan a Dios de lado. Desprecian a Dios y se aman a sí mismos más que a él. Estos son los habitantes de la ciudad terrena.

    Por otro lado están aquellos que han recibido la gracia de Dios y que por ello se han abandonado a sí mismos, se acercan a Dios y lo aman por encima de todas las cosas. Estos son los habitantes de la ciudad divina o civitate dei. Si bien la Iglesia tiene una conexión especial con Dios, el mero hecho de pertenecer a ella no garantiza la salvación. La Iglesia y la ciudad de dios no son la misma cosa. Tampoco lo son el Estado y la cuidad terrena.

    Los habitantes de estas dos ciudades están mezclados y en lucha. En el futuro ambas ciudades se separarán y los ciudadanos de cada una de ellas resucitarán con sus cuerpos para recibir su merecido premio… o castigo. El premio de los habitantes de la civitate dei es la contemplación de Dios por el resto de la eternidad. No podemos ni imaginar lo que eso pueda significar. El castigo de los habitantes de la ciudad terrena es el tormento sin fin ardiendo en las llamas del Infierno. Eso sí, de acuerdo con la gravedad de los pecados de cada uno este sufrimiento será más o menos doloroso.

    El Redentor o el Salvador son nombres dados a Jesús en tanto ejerce la función del perdón de los pecados por medio de su sacrificio vital. ↩

    Agustín de Hipona, Filosofía Medieval



    Si se quiere una forma muy simple de exposición, pero suficiente para entenderlo. ¿Quién no ve en la sociedad actual ambas ciudades? Lo que aquí crea el autor de esas líneas es intranscendente, lo que crea es asunto suyo, allá él. Lo que interesa es que resulta muy complicado en estos días lograr que una sociedad tenga un Estado como el que sería deseable, pues hoy el Estado es el medio por el cual se valen fuerzas muy superiores a él para someter a las sociedades, aunque -éstas se encuentran ya en un proceso claro de descomposición. Por ello sostengo que un Estado que reuniese unas características mínimamente aceptables sería un mal necesario sí con ello se puede reconfigurar la sociedad civil, hoy en vías de disolución.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  19. #19
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Yo creo que, como la familia, como la Iglesia, como otras sociedades, el Estado es "un bien necesario". El uso de la autoridad, incluso cuando deba ser represora, no es un mal, sino un bien. Lo que es un mal es el abuso de autoridad o, lo que es lo mismo, el uso de la misma para malos fines, como por desgracia sucede actualmente tan a menudo. El Estado español lo crearon los Reyes Católicos inspirados en nuestro ancestral Reino visigodo (el mismo ideal que motivó la Reconquista), y es obligación de todo español bien nacido defenderlo, y de todo tradicionalista estar dispuesto a dar la vida por él.

    Muy cierto; aunque el Estado como tal (las instituciones, el Derecho escrito, etc) aparece en España con Roma, si bien es cierto que Hispania no es un Estado independiente sino una Provincia del Imperio, una parte del Estado; al principio dividida administrativamente en dos partes (Hispania Citerior y Ulterior) y luego en más subdivisiones hasta que la Reforma de Diocleciano engloba todas las provincias en una sola unidad política: la Diócesis de Hispania, con un Vicario al frente.

    Los visigodos respetan en buena medida la organización romana en su Reino independiente, y los posteriores Reinos medievales de la Reconquista, con la culminación de nuestros Reyes Católicos, se inspiraron en la idea de recuperar la antigua unidad político-administrativa.

    https://www.lacrisisdelahistoria.com...mperio-romano/

    La cuestión es que hay varios tipos de Estado según la teoría; el tradicional, el llamado Estado moderno (Estado-Nación) y su derivado el Estado constitucional, que es el que tenemos ahora.

    Como alguna vez ya se ha tratado el tema, únicamernte recordaré que según los administrativistas el Estado moderno se puede decir que comienza con la constitución que se dió para Melfi (Reino de Sicilia)m en 1231.
    Efectivamente, esto ya te lo había leído Valmadian, pero no siendo yo un experto ni mucho menos, también he podido comprobar que algunos historiadores sitúan la aparición del Estado moderno con el Tratado de Westfalia (1648); incluso hay quien afirma que la primera Constitución como tal es la del Reino de León (1188). Pero recozco que me faltan elementos de juicio para saber dónde está el origen.

    https://www.leonoticias.com/frontend...n121575-vst216

    Lo que no logro entender, es esa manía personal de Gambra y de Ayuso contra el Estado, cuando ellos mismos pertenecen a él voluntariamente como altos funcionarios del mismo; cobrando en consecuencia a fin de mes. En el caso de Gambra, es catedrático de la hoy muy jacobina y laica Universidad Complutense de Madrid y Miguel Ayuso, que yo sepa, ha sido miembro del Tribunal Supremo como letrado ostentando además el grado de teniente coronel del Cuerpo Jurídico Militar (proveniente de Marina). Esto solo se explica por una actitud intelectual más bien impostada e incoherente, porque a pesar de su preparación académica en realidad son personas con sus incongruencias o digamos "dualidades".
    Última edición por DOBLE AGUILA; 12/01/2022 a las 01:37
    Kontrapoder y Rodrigo dieron el Víctor.

  20. #20
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    Re: Algunos Carlistas critican duramente al Falangismo

    Cita Iniciado por raolbo Ver mensaje
    Del franquismo vino la democracia liberal actual por varios motivos, principalmente porque la derrota en 1945 así lo obligaba y porque, digámoslo también, a la muerte de Franco no se había dejado a nadie en puestos de responsabilidad con los principios que había que tener para oponerse a lo que vino (no quiero entrar en el enésimo debate en este foro sobre cuáles fueron las intenciones reales de Franco, pero a la luz de los hechos esto último es rigurosamente cierto). Teniendo en cuenta eso, la afirmación de que la Falange fue quien permitió que viniera el neoliberalismo me parece gratuíta. De hecho, si algo hacía la influencia falangista que pudiera quedar todavía en los años 70 era oponerse a todo aquello. Ejemplo para respaldar lo anterior: Los del "búnker", sin ser la mayoría falangistas, sí tenían presentes algunos puntos importantes del ideario nacionalsindicalista. Desde luego mucho más que Suárez, Fraga y los demás que hicieron la Transición.
    Puso gente de responsabilidad, pero la previsión le salió rana a las primeras de cambio. Quien haya leído el libro 'Mis conversaciones privadas con Franco' sabrá de sobra que el Caudillo confiaba, para cuando él muriera, en el Consejo del Reino para mantener los principios del Régimen:

    “...Otro rey al que la Historia hará justicia es Don Alfonso XIII, que además de haber sido un gran patriota, tenía un talento superior al de sus ministros.
    Para que no pueda venir un régimen liberal que ya ha fracasado en España, sea monarquía o república, está el Consejo del Reino, que asegura la continuidad del régimen español; habrá un rey o un regente que gobernará sin los inconvenientes de la democracia y del liberalismo, para los que el pueblo español no está preparado...” (pág. 359, 29 nov. 1962)

    Previsión completamente utópica, como su primo F. Franco Salgado Araujo, mucho más realista, ya le hacía ver por entonces ("...Cuando tú faltes todos tus aduladores se arrimarán a lo que a ellos, personalmente, les traiga más cuenta")

    Sobre Don Juan, en el mismo libro manifiesta Franco una y otra vez su rechazo, al considerarlo un liberal sin remedio (suponía ingenuamente que su hijo Juan Carlos estaba identificado con el 18 de julio).

    Y sobre los carlistas, se oponía a sus reyes candidatos al trono por considerarlos extranjeros, desconocidos del pueblo y sin arraigo entre los españoles.

    (Ese era su punto de vista como hacia finales de los años 50 y principios de los 60).

    influencia falangista que pudiera quedar todavía en los años 70
    Girón y Nemesio Fernández Cuesta, que no tuvieron ya ningún papel tras la llegada de Juan Carlos. Luego hubo un pulular de falanges acusicas y lloronas, tanto más "autentiquísimas" cuanto más ruines e insignificantes.
    Última edición por ALACRAN; 03/08/2017 a las 13:52
    DOBLE AGUILA, raolbo y Pious dieron el Víctor.
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

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