Si, y de aquella claudicación vinieron estos modos que hacen que hoy España sea la nación que más urgentemente está pidiendo una re-evangelización. Pero no deja de ser curioso que los no-franquistas del "lado bueno y nada espúreo" coincidan tanto con el "espúreo lado oscuro" de los antifranquistas de nuestra "ex-patria", y es que unos y otros al final se dan la mano en sus respectivos extremos.

A ver cuando entendemos algunos pequeños conceptos.

1º. Una crítica constructiva requiere, si o si, una propuesta alternativa coherente, no tirar por el suelo por tirar.

2º. El sujeto de tanta polémica en torno a su figura no era Dios, por tanto sujeto a error y uno espera que los críticos no sean de la tribu de "Don Perfecto Imperfecto" y habría que verlos en el lugar del ausente que ya no puede justificar sus decisiones y actos. Pero es que esto recuerda al cuento de los ratones que querían poner un cascabel al gato.

3º Ya que no era Dios, no puede ser que todo lo hiciese él y sólo él, resultando el 99'99999999999 por ciento de los españoles meros espectadores comparsas. Pero chupones y desagradecidos los hay en un 98'9999999999999999999 % de individuos.

4º España no estaba aislada internacionalmente, con lo que hubo que tragar con todo lo habido y por haber.

5º. Este señor al frente de sus tropas ganó una guerra, y ya se sabe que los vencedores siempre imponen sus criterios.

Así que no sé dónde está el problema, salvo que se trate de alguna fijación personal.