Re: Franco consuma la destrucción de la unidad católica española

Iniciado por
Martin Ant
Y como carlista le digo que eso tampoco es cierto. Primero, no hay unidad; segundo, no hay figuras de relieve; tercero, no se tienen medios; cuarto, no hay un ambiente nacional propicio; quinto, aún dándose como posibles los cuatro puntos anteriores, España no podría aislarse del mundo y se encuentra totalmente atada por sus compromisos. Luego, si las circunstancias fuesen favorables, las políticas que se llevasen a cabo serían prácticamente iguales o similares en un 70 u 80 por ciento.
Lo cierto es que para que haya esa regeneración hacen falta varias generaciones que tengan la misma tendencia y que acaben por cambiar el panorama que tenemos hoy. Y aun a riesgo de ser criticado por ello, tal y como ya se ha producido, si nos atenemos a Los Evangelios, esto no va a cambiar ya.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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