Re: Ni un voto al PP.

Iniciado por
Rodrigo
Voy a intentar intervenir sin apasionamiento ni molestar a nadie. Yo creo que la única ventaja de que la extrema izquierda vaya alcanzando cotas de poder no son precisamente los beneficios directos que de ello se puedan obtener (pues no creo que esta gente sea capaz de solucionar nada) sino los indirectos: generar una sana reacción en el adormecido pueblo español en la línea que apuntaba
Martin Ant. Si nuestra perspectiva no es esa, sino que tratamos de frenar esa sana y lógica reacción diciendo que en realidad no son tan malos, y dejamos que precisamente los culpables del ascenso de la extrema izquierda canalicen dicha reacción, estamos desaprovechando, según mi entender, lo único bueno de la situación.
Es que los incendios no se apagan con gasolina. Ni el PP puede reparar su desaguisado, ni esa "reacción" la pueden canalizar desde toda una serie de siglas cuyo único interés común radica en que como "El Partido" no ha ganado, gana la "Ideología". No puede canalizar nada quien no tiene ni capacidad ni solución para hacerlo y es, además, parte del problema. ¿O es que hay que recordar que el independentismo viene ya desde el XVIII en Cataluña y el XIX en el País Vasco? ¿O que el izquierdismo empezó con el liberalismo derechoide en la Asamblea revolucionaria de Francia, también en el XVIII y se extendió en el XIX con Marx y desde la I Internacional por todo el mundo cual mancha de aceite?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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