Tan pronto como los Castro, a quienes Dios confunda, se enfrenten con su Creador, Cuba pasará a ser un gran putiferio para que la degenerada muchachada yankee celebre sus bacanales de sexo, alcohol y gañanismo en el dichoso Spring Break, tal como hoy sucede en Cancún o Tijuana. A eso se le llama estar entre la espada de la tiranía comunista y la pared de la degeneración moral capitalista.