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Estoy de totalmente acuerdo con lo que ha dicho usted Isidorus. El tema no es la cercanía en el trato, sino lo que ello conlleva... La confianza da asco, o eso dicen.

Tambien leí (no recuerdo donde) que tras 40 años de tuteo por parte del Generalísimo Franco en los mensajes de Navidad, fue Adolfo Suárez el político que nos devolvió el "usted".

Como usted ha dicho, en un movimiento político, que al fin y al cabo es una hermandad que persigue un fin común, se emplean menos formalidades y un trato más amigable. Aquí, por ejemplo (que bien podríamos calificarnos de un grupo que persigue una finalidad, que no es otra que la restauración de la Religión y la Patria) me siento incómodo cuando me tratan de usted. En circunstancias como esta, suelo preferir tutearme con la gente, a no ser que la otra persona especifique que se siente más agusto siendo tratada de usted. Por ejemplo, ahora le estoy tratando de usted, Isidorus, que es como se ha dirigido a mí, pero en lo que a mí respecta podemos tutearnos (¿que opina usted?).
Hallar aquel refrán aún en uso me produce la más simple felicidad; es como escuchar a mi padre referirse a «la prensa», que siempre me ha parecido —por razones pueriles, admito yo— un término augusto. Si se fija usted, se pierde lo pintoresco con el pasar del tiempo; espero yo que el burdo anglicismo —la obcecada exaltación de todo lo extranjero— no permanezca en su lugar. Pero bueno, serán cosas de otro momento. Lo que sí le puedo decir es que ha leído bien, pues fue Adolfo Suárez el político que nos lo devolvió. He podido encontrar es esto, cortesía de Arcadi Espada, periodista de El Mundo​:

El doble populismo español vocea ahora que viene a hacer la enésima transición y a limpiar a fondo. Hay que observar con atención este doble neofalangismo. La alcaldesa Carmena, sus labores, y su envilecedor tuteo a unos ciudadanos a los que Adolfo Suárez había devuelto el usted. Los saltos del protocolo que se permiten los que ignoran que también Girón de Velasco, aquel león de Fuengirola, fue vestido como le dio la gana a la proclamación del Rey. El resultado visual de comparar cómo la democracia arrancó el yugo y las flechas de Alcalá 44 y cómo el nacionalismo seccionó con cuatro hórridas columnas el bello skyline de Montjuïc.

No sé si tenemos una finalidad equis o un objetivo común; coincidimos todos (o casi todos) en querer engrandecer a España y, quizá, sus antiguas posesiones, pero no todos coincidimos en métodos e ideas. Discrepamos en lo que constituye engrandecer a España; arriesgándome a ser acusado de bolchevique, digo que carecemos de un programa​. Fíjese que yo soy simplemente un criollo carente de identidad y reacio a loar su república; llego a España y presento un pasaporte azul, no color vino.
¡Muchos somos «españoles que no pudimos serlo»!

Si prefieres el tuteo, me comprometo a tratarte de esta forma; tampoco me causará molestia alguna que te refieras a mí como más cómodo te sientas. Asimismo, te pido que me entiendas; me inclino a favor del ustedeo para no causar molestia u ofensa, pues no quisiera exacerbar el efecto de mi ya inútil participación en este foro. Yo, que escribo con un estilo pésimo y me expreso —cuando me expreso— fatal, no puedo permitirme el lujo de también caer en la falta de respeto. Además, no me creerás si te digo lo joven lo que soy; me es natural guardar respeto hacia los mayores. «A tal señor, tal honor».

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De todas maneras, tampoco el usted tiene que implicar frialdad. Puede darse en una relación amistosa (o incluso familiar, y vuelvo a poner el ejemplo de cuando nuestros abuelos, sobre todo en ambientes rurales, trataban de usted a sus padres), pero siempre denotando respeto, autoridad y jerarquía. No tienen porqué estar reñidas, que es lo que la mayoría de la gente no consigue asimilar. Parece que para llevarse bien con alguien hay que dirigirse a esa persona groseramente. Por cierto, muy buena esa canción de la Luftwaffe Saludos en Xto.
Pues claro, amigo Reyno de Granada. Se ha perdido la costumbre, pero me parece recordar que hasta mi padre se refería de usted a su padre (mi abuelo, claro está), y en aquel hogar no faltaba ni el amor ni la devoción familiar de la que carece esta época de vanagloria y placeres pasajeros. Menciono lo de la frialdad porque es algo de lo que se me ha acusado a menudo. Ya no hay concepto de la jerarquía. ¡Mejor iguales a lo que yace debajo del Tártaro que desiguales a las Islas de los Bienaventurados! Más no escribo porque estas reflexiones deprimentes ponen los ánimos por el suelo.

Saludos. Le dejo
otra canción alemana, pero esta data al 1889.