Cierto, aunque el artículo parece que procede de alguna fuente protestante. Tatuarse es una costumbre pagana, típica de Polinesia y otras zonas del Pacífico. Hacia el siglo XVIII algunos marineros adoptaron la costumbre, pero eran los típicos tatuajes de marinos: un ancla, una sirena, etc. No eran muy grandes, y desde luego no se tatuaban amplias zonas del cuerpo, o la totalidad del cuerpo, como se hace con tanta frecuencia actualmente. También los miembros de nuestra gloriosa Legión tienen por costumbre hacerse algún tatuaje, pero suele ser pequeño, y desde luego nada que sea demoniaco. Yo no diría que han cometido pecado mortal al tatuarse. Rige la Nueva Alianza, por lo que muchas de las normas mosaicas ya no tienen vigencia (gracias a Dios que no tenemos que circuncidarnos). Ello no quita que, en general, se puede afirmar que no es bueno tatuarse, ni espiritual ni estéticamente. Es una moda grotesca, de pésimo gusto, y ciertamente de origen pagano. También hay quien se tatúa una imagen de Cristo, de la Virgen, una cruz o algún otro símbolo religioso. Pero aunque la intención sea buena, no es muy reverente que digamos, y en algunos casos hasta puede ser blasfemo. Y desde luego, los piercings y otros implantes en cualquier parte del cuerpo, marcarse a fuego, deformarse los lóbulos de las orejas (si uno se cansa de un piercing se lo puede quitar; pero quien se ha ensanchado los pulpejos con un aro metálico se los ha deformado y si se quita lo que se incrustó le quedan unas horrendas argollas de carne colgando de las orejas), y tantas otras barbaridades maltratan el cuerpo que Dios les dio, y de cuyo mantenimiento habrán de dar cuenta. Deforman y afean la obra de Dios. Hay que recordar que Él nos hizo a su imagen y semejanza. Es una barbarie propia de esas tribus amazónicas y africanas que se deforman la boca introduciéndose platos de madera, o atravesándose un palo de una mejilla a otra.
Marcadores