Qué tiempos aquellos, de la plena Edad Media, hoy calumniada como "edad oscura", en que los jóvenes en vez de perder el tiempo y derrochar el dinero emborrachándose participaban en debates sobre temas filosóficos o teológicos. Si los jóvenes de hoy no leen a Santo Tomás es porque en vez de a pensar los han acostumbrado a una vida hedonista y cómoda, a no quebrarse la cabeza, no pensar. Los jóvenes medievales también se divertían, por supuesto, también hacían locuras de juventud, pero era una juventud sana y espiritual de la que por desgracia quedan muy pocos.
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