Ciertamente, resultan muy deslucidos (incluso penosos) esos comentarios cargados de escepticismo intelectual sobre el viaje a la luna; no es discutible que, independientemente de los fines ocultos (propagandísticos, y dentro de la carrera de armamentos) fue un extraordinario logro humano, apuntado a Estados Unidos.Peman, egregia figura de nuestras letras contemporáneas no era, en cambio, un científico. Su imagen de la "llegada" fue más bien, flojo, casi huevón, porque se precipitaba en sus juicios. Para empezar hubo más misiones, aterrizajes incluidos, y para colofón de la recogida de muestras, la más importante fue la que se trajeron los astronautas en sus trajes, esa especie de pegajoso y corrosivo polvo de talco -que no es talco-, llamado regolito, y que podría muy bien dar al traste con cualquier establecimiento lunar con el paso de los años.
La envidia sigue siendo el pecado que nos define (para nuestra desgracia) como nación. No hay espacio para la grandeza en ello.
PD: Es increíble que la bandera española haya ondeado en la luna; no tenía ni la más remota idea de ello. Naturalmente, y al ser la que lleva el escudo del águila de San Juan, no interesa demasiado que se sepa. Pero también a España le cupo una parte (y a lo mejor no muy pequeña) del mérito de semejante proeza; ahí estuvieron los centros de observación de Fresnedilla, Robledo de Chavela...
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