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Tema: ¿Sínodo o tifón?

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  1. #1
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    ¡¡ Malditos Dogmas !!


    La verdad es que si no fuera por los dogmas que han quedado fijados por la Iglesia Católica a lo largo de los siglos, algunos estarían obligándonos desde hace tiempo a estar arrodillados ante Mahoma, Buda y todos los Dioses del Olimpo. Los dogmas están ante nosotros, definidos por la Iglesia a partir de la Revelación y por tanto, son parte esencial de la Enseñanza Divina a los hombres. Claro que si se empieza a no creer en la Revelación, se acaba pensando irremediablemente que tampoco es creíble lo que deriva de Ella. Los enemigos de los dogmas, siempre han atacado a los contrarios llamándolos dogmáticos, apelativo que para ellos es el insulto mayor que pueda hacerse, una vez que ha salido todo el mundo del armario y no se puede llamar a nadie mariquita o mariposón, sin peligro de que te metan en la cárcel. Señalar a alguien como dogmático o acusarle de que está encerrado en los dogmas, es para ellos una afrenta o un agravio capaz de mermar las fuerzas del peor enemigo.
    Oigo muchas veces ahora hablar en contra de los dogmas de la Iglesia. Hasta hace poco, venía al convento un panadero que por lo visto se empapaba de programas de televisión mientras horneaba los panes, y se despachaba a gusto con el hermano portero sobre la necesidad de superar estas cosas del pasado, que ya no se estilan. Lo decía con tal prosopopeya y engolamiento, que el pobre hermano tenía que sufrir pacientemente los minutos que duraba la disertación del citado ignorante. Lo mismo ocurre con algunos de mis novicios, que dogmatizan inconscientemente sobre la necesidad de que no haya dogmas y se quedan tan panchos. Vuelven de la universidad o de sus reuniones catequéticas, siempre con el mismo sonsonete. Y no digamos cuando vuelven de algún cursillo sobre teología. Mi capacidad de reir con estas gentes ante tamaños disparates es infinita, y ni siquiera me preocupo de hacerles ver su error, ya que sería inútil, dado que proviene de cerebros tan escasos de materia como abundantes en criterios televisivos, lo cual ya de por sí hace imposible la tarea. Sin embargo, esta mañana me he desayunado el picatoste escuchando a algunos monjes comentar que el Santo Padre ha dicho que la Iglesia no puede encerrarse en supuestas interpretaciones del dogma. No puede ser verdad, me he dicho a mí mismo. Y he de reconocer que esto ya no me ha dado ninguna risa. Porque las barbaridades dichas por el panadero pueden pasar, las dichas por los jovenzuelos novicios mal formados, también. Pero dichas por el Sumo Pontífice, adquieren un tono de preocupación, inquietud e intranquilidad, que raya en lo trágico. ¡Quién me iba a decir a mí que escucharía estas palabras de labios de un Pontífice, antes de morirme! Porque lo que reflejan estas consideraciones hechas (además) a un periodista -otra vez las declaraciones a los periodistas-, llevan una carga malévola y malintencionada de la que no puede salir nada nuevo. Y si me lo permiten, retrata de arriba abajo al que las pronuncia. Porque se supone que el que las perpetra es justamente el encargado de guardar los dogmas como algo intocable. Pero no. Hay que reinterpretarlos, o sea, hay que darles la vuelta, manipularlos, sobarlos, zarandearlos y torcerlos. Dios sabe cuál podrá ser el resultado final, pero desde luego no será nada bueno. La insistencia machacona en que este Sínodo de la Anti-Familia es pastoral (ya estamos como en el Concilio Vaticano II), no puede presagiar buenos resultados. No hay más que ver los reportajes aparentemente ingenuos que ya van surcando internet, con las primeras declaraciones de unos, con las exposiciones iniciales de otros y las chorradas de una experta española declarando que todo va muy bien y que promete. Me llama la atención que todavía no haya sacado la cabeza el cardenal Kasper, pero tal cosa está prevista, para que veamos que también hay muchos otros cardenales que piensan así. Y no sólo él. Bueno, por lo visto así piensa también el Santo Padre, sin lugar a dudas. Así las cosas, queda declarada la guerra a los dogmas, esas malditas verdades que quisieron imponernos en otros tiempos, pero que ahora vamos a reinterpretar, renovando los lenguajes de la fe. Obsérvese el palabro que se utilizará para encandilarnos cuando salgamos del armario de los dichosos dogmas. Y como tampoco creen en el pecado, lo minimizan considerando que la Eucaristía es para los imperfectos, no para los que hacen todo bien. O sea, la Eucaristía es para los que pecan, no para los que están en gracia de Dios. Otra chocarrería de Su Santidad, dicha ya hace tiempo y repetida ahora por todos los bobos y majaderos eclesiales. Eso sí. Todo esto se ha montado para ayudar y acompañar a estas pobres gentes que pecan y que no se quieren bajar del burro. Y tenemos que abrir nuestros ojos a la realidad, por supuesto. Como si la Iglesia nunca hubiera ayudado a los que de buena fe se sienten agobiados por situaciones penosas. Ahora todo es distinto a los tiempos anteriores: ahora es cuando se comprende a los pecadores, ahora es cuando la misericordia ha hecho su aparición, ahora es cuando la verdad va a estar fuera de la hornacina de los dogmas estables y tiesos, para encontrarla a cada paso en el peregrinar del amor fraterno. Menos mal que el Cardenal Maradiaga (otra vez ante los focos), nos ha tranquilizado diciendo que el Espíritu Santo no está de vacaciones ni durmiendo la siesta, lo cual es un mensaje para que veamos que realmente lo que salga de ahí será obra del Espíritu Santo. Pobre del que lo ponga en duda. Pero me gustaría que Su Eminencia no fuera tan gracioso y tan superficial. Mientras rezaba Tercia en el Coro, he pedido a nuestro Señor por su Iglesia. Y cuando he celebrado la Santa Misa y he llegado al lugar en que se pide por la Iglesia Santa y Católica quam pacificare, custodire, adunare et regere digneris toto orbe terrarum, una cum famulo tuo Papa nostro…, no he podido evitar que se me saltaran las lágrimas.

    Fray Gerundio de Tormes

  2. #2
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Entrevista a Mons. Fellay luego de su encuentro con el Cardenal Müller



    La pastoral debe necesariamente ser el resultado de la doctrina



    Ud. fue recibido por el Cardenal Müller el 23 de septiembre pasado. El comunicado de la sala de prensa del Vaticano retoma los términos del comunicado de 2005, luego de su encuentro con Benedicto XVI, en el que ya se hablaba de “proceder por etapas y en un plazo razonable”, con “el deseo de llegar a la plena comunión”
    ; – el comunicado de 2014 habla de “plena reconciliación”. ¿Significa esto que se regresa al punto de partida?

    Sí y no, según el punto de vista en el que uno se sitúe. No hay nada nuevo en el sentido que hemos verificado —nuestros interlocutores y nosotros— que permanecen las divergencias doctrinales que se habían manifestado claramente con oportunidad de las discusiones teológicas de 2009-2011, y que, por tanto, no podíamos firmar el Preámbulo doctrinal que nos ha sido propuesto por la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 2011.

    Pero, ¿qué hay de nuevo?

    Hay un nuevo Papa y un nuevo Prefecto al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y este encuentro muestra que ni ellos ni nosotros deseamos una ruptura de las relaciones: las dos partes insisten sobre la necesidad de esclarecer las cuestiones doctrinales antes de un reconocimiento canónico. Por eso, de parte de ellos, las autoridades romanas reclaman la firma de un Preámbulo doctrinal que, de nuestra parte, no podemos firmar en razón de sus ambigüedades.

    Entre las novedades se encuentra también el agravamiento de la crisis en la Iglesia. En la víspera de un Sínodo sobre la familia se manifiestan críticas serias y justificadas, de parte de varios cardenales, contra las proposiciones del Cardenal Kasper sobre la comunión de los divorciados “vueltos a casar”. Desde las críticas de los cardenales Ottaviani y Bacci en el Breve examen del Novus Ordo Missae, en 1969, esto no se había visto en Roma. Pero lo que no ha cambiado es que las autoridades romanas siguen sin tomar en cuenta nuestras críticas del Concilio porque les parecen secundarias e incluso ilusorias, frente a los graves problemas a los que se enfrenta la Iglesia hoy. Estas autoridades comprueban claramente la crisis que sacude a la Iglesia al más alto nivel —ahora entre cardenales—, pero no conciben que el Concilio mismo pueda ser la causa principal de esta crisis sin precedentes. Se parece a un diálogo de sordos.

    ¿Podría dar un ejemplo concreto?

    Las proposiciones del Cardenal Kasper en favor de la comunión de los divorciados “vueltos a casar” son una muestra de lo que reprochamos al Concilio. En su discurso a los cardenales, en el Consistorio del 20 de febrero pasado, propone hacer nuevamente lo que ya se hizo en el Concilio, a saber: reafirmar la doctrina católica, ofreciendo al mismo tiempo aperturas pastorales. En sus diversas entrevistas con los periodistas, él realiza esta distinción entre la doctrina y al pastoral: recuerda en teoría que al doctrina no puede cambiar, pero introduce la idea que, en la realidad concreta, hay situaciones tales, que la doctrina no puede ser aplicada. Entonces, según él, solamente la pastoral está en condiciones de encontrar soluciones… en detrimento de la doctrina.

    Por nuestra parte, reprochamos al Concilio esta distinción artificial entre la doctrina y la pastoral, porque la pastoral debe necesariamente derivarse de la doctrina. Gracias a múltiples aperturas pastorales se introdujeron cambios sustanciales en la Iglesia y la doctrina se vio afectada. Es lo que pasó durante y después del Concilio, y denunciamos la misma estrategia utilizada ahora contra la moral del matrimonio.

    ¿Acaso no hay en el Concilio sólo cambios pastorales, que habrían indirectamente afectado la doctrina?

    No, nos vemos obligados a afirmar que se realizaron cambios graves en la doctrina misma: la libertad religiosa, la colegialidad, el ecumenismo… Pero es cierto que estos cambios aparecen de una manera más clara y más evidente en sus aplicaciones pastorales concretas, pues en los documentos conciliares son presentados como simples aperturas, de manera alusiva y con mucho sobrentendidos… Esto hace de ellos, según la expresión de mi predecesor, el R. P. Schmidberger, “bombas de tiempo”.

    En las proposiciones del Cardenal Kasper, ¿dónde ve Ud. una aplicación pastoral que haría más evidente un cambio doctrinal introducido en el Concilio? ¿Dónde ve Ud. una “bomba de tiempo”?

    En la entrevista que concede al vaticanista Andrea Tornielli, este 18 de septiembre, el Cardenal declara: “La doctrina de la Iglesia no es un sistema cerrado: el Concilio Vaticano II enseña que hay un desarrollo en el sentido de una posible profundización. Me pregunto si una profundización semejante a la que se dio con la eclesiología no es posible en este caso (de los divorciados vueltos a casar civilmente, ndlr): incluso si la Iglesia católica es la verdadera Iglesia de Cristo, hay elementos de eclesialidad también fuera de las fronteras institucionales de la Iglesia católica. En ciertos casos, ¿no se podría reconocer igualmente en un matrimonio civil elementos del matrimonio sacramental? Por ejemplo, el compromiso definitivo, el amor y el apoyo mutuo, la vida cristiana, el compromiso público, que no existe en las uniones de hecho (i.e. las uniones libres)”

    El Cardenal Kasper es muy lógico, perfectamente coherente: propone que los nuevos principios sobre la Iglesia, que el Concilio enunció en nombre del ecumenismo —existen elementos de eclesialidad fuera de la Iglesia—, se apliquen pastoralmente al matrimonio. Pasa lógicamente del ecumenismo eclesial al ecumenismo matrimonial. En este sentido, según él habría elementos del matrimonio cristiano fuera del sacramento. Para ver las cosas concretamente, ¡pregúntese, pues, a los esposos, qué pensarían sobre una fidelidad conyugal “ecuménica” o sobre una fidelidad en la diversidad! Paralelamente, ¿qué debemos pensar de una unidad doctrinal “ecuménica”, diversamente una? Esta es la consecuencia que denunciamos, pero que la Congregación para la Doctrina de la Fe no ve o no quiere ver.

    ¿Cómo se debe entender la expresión del comunicado del Vaticano “proceder por etapas”?

    Como el deseo recíproco, en Roma y en la Fraternidad San Pío X, de mantener conversaciones doctrinales en un marco amplio y menos formal que el de los precedentes intercambios.

    Pero si los intercambios doctrinales de 2009-2011 no aportaron nada, ¿para qué retomarlos, incluso de manera más amplia?

    Porque, siguiendo el ejemplo de Mons. Lefebvre, que nunca rechazó aceptar la invitación de las autoridades romanas, nosotros respondemos siempre a quienes nos interrogan sobre las razones de nuestra fidelidad a la Tradición. No podemos rehuir esta obligación, y siempre la cumpliremos en el espíritu y con las obligaciones que han sido definidas por el último Capítulo General.

    Puesto que Ud. mencionaba la audiencia que me concedió Benedicto XVI en 2005, recuerdo que entonces decía que queríamos mostrar que la Iglesia sería más fuerte en el mundo de hoy si mantuviera la Tradición, —incluso agregaría: si recordara con orgullo su Tradición bimilenaria. Repito hoy que queremos aportar nuestro testimonio: si la Iglesia quiere salir de la crisis trágica que atraviesa, la Tradición es la respuesta a esta crisis. De esta manera manifestamos nuestra piedad filial para con la Roma eterna, para con la Iglesia, Madre y Maestra de verdad, a la que estamos profundamente unidos.

    Ud. dice que se trata de un testimonio; ¿no es más bien una profesión de fe?

    Una cosa no excluye la otra. Nuestro fundador gustaba decir que los argumentos teológicos con los cuales profesamos la fe, no siempre son comprendidos por nuestros interlocutores romanos, pero ello no nos dispensa de recordarlos. Y, con el realismo sobrenatural que lo caracterizaba, Mons. Lefebvre añadía que las realizaciones concretas de la Tradición: los seminarios, los colegios, los prioratos, el número de sacerdotes, de religiosos y religiosas, de seminaristas y fieles… también tenían un gran valor demostrativo. Contra estos hechos tangibles, no hay argumento especioso que valga: contra factum non fit argumentum. En el caso presente, se podría traducir este adagio latino con la frase de nuestro Señor: “se juzga al árbol por sus frutos”. En este sentido, al mismo tiempo que profesamos la fe, debemos dar testimonio en favor de la vitalidad de la Tradición.

    (Fuente: FSSPX/MG – DICI 03/10/14)
    Última edición por Martin Ant; 09/10/2014 a las 12:49

  3. #3
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    ESPERANZA FRENTE AL PELIGRO DE CISMA

    En la Misa de Apertura del Sínodo Extraordinario sobre la Familia el Papa Francisco llamó a los Obispos a colaborar con el plan de Dios y formar así un pueblo santo. Ofrezco estas reflexiones con el deseo de servir al Papa de la mejor manera que puedo.
    La Iglesia, fundada sobre la roca de Pedro, espera del Sínodo la promoción de la familia cristiana. Pero lo que la Biblia llama «el mundo» tiene una expectativa muy distinta: los medios de prensa vociferan cada día para que la Iglesia «se ponga al día». Un eufemismo para exigir que bendiga, y no condene, los desvíos morales cada día más frecuentes –entre otras razones, por la promoción sistemática desde la prensa y la industria del entretenimiento. La Iglesia sin embargo no fue establecida para sancionar lo que el mundo pretende, sino para enseñarnos lo que Dios quiere de nosotros y acompañarnos en el camino de la santidad. Porque es en la voluntad de Dios, que todo lo sabe y no puede engañarse ni engañarnos, donde nosotros encontramos la verdadera paz y felicidad. Ni la doctrina de la fe ni la práctica pastoral –consecuencia de esa doctrina– son el resultado de consensos de curas, aunque sean cardenales u obispos. Ya desde los primeros tiempos del cristianismo los Apóstoles y sus sucesores fueron presionados por poderosas élites religiosas y políticas para que tergiversaran la verdad y la misión evangélica que habían recibido de Cristo. Pero en vez de inclinarse ante otros dioses nos dejaron un testimonio de fidelidad incondicional a la verdad derramando su sangre. Porque «hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29). Estos días me consuela pensar en el ejemplo de san Atanasio. Fue expulsado de su Diócesis no una sino cinco veces, debido a las maquinaciones de sus hermanos obispos arrianos con los que no estaba «en comunión», precisamente porque quería promover «la fe católica y apostólica», como dice la Plegaria Eucarística I, o Canon Romano. Bendecir y aceptar «lo que todo el mundo quiere» no es ni misericordia ni amor pastoral. Más bien, es pereza y comodidad, porque estaríamos renunciando a evangelizar y educar. Y respetos humanos, porque nos importaría más el qué dirán que increpar proféticamente en la obediencia a Dios. Ya san Benito resumía, en otra época también signada por mucha confusión, el principio de vida eterna de la obediencia: «mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, para que renuncies a tus propias voluntades y tomes las preclaras y fortísimas armas de la obediencia…», «…así volverás por el trabajo de la obediencia a Aquel de quien te habías alejado por la desidia de la desobediencia» (Regla, Prólogo). Dentro de la Iglesia, y últimamente desde algunas de sus más altas esferas, «soplan vientos nuevos» que no son del Espíritu Santo. El mismísimo cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, entre otros, ha criticado la pretensión utópica de hacer cambios de fondo en la práctica pastoral sin por ello afectar la doctrina católica sobre la familia. Sin juzgar sus intenciones, que presumo las mejores, y con la tristeza de tener que mencionarlos por nombre, ya que son de público conocimiento, el cardenal Kasper y la revista jesuita Civiltà Cattolica son activos propulsores que lideran esta confusión. Lo que antes estaba prohibido como una grave desobediencia contra la ley de Dios ahora podría quedar bendecido en nombre de su misericordia. Justifican lo injustificable por medio de sutiles interpretaciones de textos y hechos históricos. Pero los que realmente conocen de estas materias han reducido a polvo estos sofismas. No olvidemos lo que nos aseguró el Señor: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mateo 24:35). Aprovechemos la extraordinaria oportunidad que nos ofrece el Sínodo para reafirmar de modo positivo lo que la Iglesia siempre y en todas partes ha creído sobre la familia y ha puesto en práctica en su disciplina. Esto nos exige, al mismo tiempo, defender la verdad frente a los que están dividiendo y confundiendo al Pueblo de Dios. La situación es gravísima y no soy yo el primero en advertir que desgraciadamente estamos frente al peligro de un gran cisma. Exactamente lo que el Señor y su Santísima Madre nos han prevenido en apariciones reconocidas y aprobadas por la autoridad de la Iglesia. Frente a los que están queriendo «dibujar» consensos y manipular estadísticas, como si el Pueblo de Dios estuviera pidiendo lo que en realidad se le quiere gravar por la fuerza de una autoridad abusiva, recordemos que la Iglesia no vive ni se define a partir de las opiniones de los hombres y el cambio de los tiempos sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La historia de cómo se terminó imponiendo a todo un pueblo católico el cisma de la Iglesia de Inglaterra, junto con el testimonio martirial de san Juan Fischer y santo Tomás Moro, son una lección que hoy vale mucho profundizar. Roguemos por el Papa, por los Cardenales y los Obispos, para que todos estemos dispuestos incluso a derramar la sangre en la defensa y promoción de la familia contra las tormentas del engaño y la idolatría de la libertad sexual del hombre frente a Dios. No nos dejemos engañar ni apartar de la fe y de la práctica moral que Jesucristo nos enseñó. Sabemos que el mundo odió a nuestro Señor. El servidor no puede ser más que su amo. El mundo nos perseguirá, incluso invocando falsamente el nombre de Dios. Y a los eclesiásticos que hablen como el mundo quiere, los aplaudirá y los amará, «porque son de los suyos», no de Dios.


    ESPERANZA FRENTE AL PELIGRO DE CISMA | Mons. Rogelio Livieres

  4. #4
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Tucho el Gradual


    Mons. Víctor “Tucho” Fernández es el Rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Fue propuesto para ese cargo por el entonces cardenal Jorge Bergoglio pero la Sagrada Congregación para la Educación Católica lo rechazó en varios oportunidades no sólo por el más que escaso nivel académico del candidato, sino por las dudas en cuanto a la ortodoxia de su doctrina. El en ese momento P. Fernández había hecho declaraciones públicas bastante vidriosos y ambiguas cuando se discutía en el Congreso la ley de matrimonio igualitario.
    Pero el arzobispo porteño no se dio por vencido. Movió cielos y tierras romanos y, a pesar de su desagrado por lo viajes, se allegó a misma Ciudad Eterna para presionar personalmente, y finalmente consiguió que el Tucho reemplazara a Mons. Zecca en el rectorado de la UCA. Habrá sido por este motivo que, el primer acto de su pontificado, fue nombrar al P. Fernández arzobispo in partibus, es decir, sin diócesis asignada, casi como un premio para él y una humillación para quienes se habían opuesto a sus intenciones. Mons. Tucho es ahora, además de amigo y consejero teológico de Bergoglio, “padre sinodal” y vicepresidente de la comisión que redactará el mensaje final del sínodo.
    Ayer brindó una conferencia que pueden leer aquí en la que, entre otras cosas afirma: “El matrimonio cristiano es un «ideal hermoso», pero cuando se habla de «gradualidad» se pretende decir que hay que tomar en consideración «la realidad concreta de las personas que no pueden llegar a aquel ideal», por lo que hay que recordar esa categoría del «bien posible» evocada por Papa Francisco en la “Evangelii gaudium”, a la que hay que aspirar «incluso con el riesgo de ensuciarnos en el lodo del camino».
    Pasemos en limpio: a la perfección cristiana a la que todos estamos llamados se llega gradualmente. Es un camino que los místicos dividen en tres etapas. Las mismas virtudes, que son hábitos, se adquieren gradualmente, y a veces lleva años el adquirirlas. Sobre estoy no dudas.
    Pero pareciera que Tucho el Teólogo confunde el estado de perfección cristiana o el estado de virtudes adquiridas con el estado de gracia. A la gracia –el Dios Uno y Trino habitando en el alma-, no se llega gradualmente: se llega o no se llega; se posee o no se posee; se encuentra o se pierde. El cristiano está en gracia o está en estado de pecado; nunca la teología católica escuchó que se puede estar “gradualmente” en gracia: media gracia o un cuarto de gracia no son medidas vigentes, hasta ahora.
    Lo que pretende hacer el Tucho es explicar por qué un divorciado que contrajo nuevas nupcias civiles y que, por tanto, vive en adulterio, puede comulgar: no ha llegado al grado de “matrimonio perfecto” sino que se está acercando gradualmente a él. Esto quiere decir que su alma en un estado gradual de gracia, inferior al máximo deseable, pero la suficiente para poder recibir la Sagrada Eucaristía sin cometer sacrilegio.
    “Cuando Jesús salía para irse, vino un hombre corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” Jesús le respondió: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.’” (Mc. 10, 17-19)
    ¿Hace falta la exégesis? El Señor no le dijo al joven rico: “Gradualmente deja de matar; gradualmente deja de cometer adulterio; gradualmente…”. Lo de Mons. Tucho es, a mi entender, lisa y llanamente una falsificación del mensaje evangélico y una traición al depósito de la Fe, tal como la recibimos de nuestros padres.
    Pero no terminan aquí las noticias del día. Como nos advierte el blog In Expectatione, en la homilía diaria en Casa Santa Marta, el papa Francisco afirmó que: “Dios no existe: ¡no se escandalicen! ¡Dios así no existe! Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son personas, no son una idea en el aire… ¡Este Dios spray non existe! ¡Existen las personas!”.
    A ver: el sucesor de Pedro, encargado por el mismo Verbo de Dios hecho hombre de “confirmar a sus hermanos en la fe”, dice lo que ustedes acaban de leer. Si lo tomamos al pie de la letra, debemos decir que el papa Francisco no cree en la naturaleza ni en la esencia divinas. “Eso”, en lo que él no cree, no sería más que un “spray”. Él solamente cree en las personas divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero no en la Trinidad como unidad de personas.

    Le aconsejo a los tomistas que no se les ocurra hablarle del Ipsum Esse Subsistens porque, debido a que no entiende el concepto, seguro que les da una misericordiación de esas que él sabe dar.

    The Wanderer

  5. #5
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    El sofisma cardenalicio... y papal




    El sofisma moral principal es identificar la condena de Jesús a los "mandamientos de hombres" de los fariseos y los preceptos de la Iglesia con los mandamientos de la ley de Dios.
    Hoy, el cardenal Coccopalmiero, refiriéndose al tema de los divorciados, dijo: “Jesús en el Evangelio dijo: «Cuando se cae el hijo en el pozo el día sábado, ¿qué haces? Las respuestas, en esta situación de gravedad y urgencia, pueden ser dos: o no hago nada porque tengo que respetar la ley del sábado, o, en cambio, intervengo, porque hay personas que me necesitan, gravedad y urgencia. La ley del sábado existe, la respeto plenamente, pero tengo casos que disponen de mi intervención»”.

    El voluntarismo nominalista reaparece: todo es ley de contenido voluntario, por eso se puede dispensar. Es tan arbitrario no comer carne los viernes como no acostarse con una persona del mismo sexo o vivir en adulterio. Lo que importa es la Persona y el “Amor”, que independizado de una ley-logos, deja de ser tal. Contra esto Jesús fulmina: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos”.


    Ludovicus

    The Wanderer

  6. #6
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Rebelión en la granja








    SÍNODO – MÜLLER CONTRA LA CENSURA


    Marco Tossatti


    El Prefecto de de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller, se expresó contra la censura impuesta a las intervenciones de los participantes en el Sínodo. Según reporta AP, el purpurado alemán dijo a una de las televisoras católicas presentes en algunos momentos del encuentro que “Todos los cristianos tienen el derecho a ser informados sobre las intervenciones de sus obispos”.
    Ahora, en cambio, la información sobre el Sínodo es proporcionada por el Director de la Sala de Prensa, padre Federico Lombardi, ayudado por un sacerdote de lengua inglesa y otro de lengua española. En el briefing se ofrece un panorama general de la jornada, indicando los temas, pero no las intervenciones de manera que puedan ser citadas, ni quiénes son los autores de las intervenciones.
    Es lamentable, porque ciertamente hay muchas intervenciones que merecerían ser conocidas con más detalle. Así, por ejemplo, un obispo ha criticado duramente la propuesta del cardenal Kasper de dar la eucaristía a los divorciados vueltos a casar, afirmando que se trata de un “remedio peor que la enfermedad”.
    Otro obispo observó que la pastoral para los divorciados debe recordar que se trata de personas que ya están casadas, y que han existido Papas anteriores a 2014, de los que no se podría decir que no fueron misericordiosos. Otro afirmó que más allá de hablar permanentemente de misericordia debemos evangelizar más. Muchas veces se habla de formación, pero se la desatiende por miedo a no ser comprendidos. A todo esto, el cardenal Kasper ha repetido que, efectivamente, él tomó la iniciativa, pero que antes lo había consultado con el Papa…


    Se trata de un artículo de Tossatti y publicado ayer en La Stampa. Aquí el texto el texto original.


    Conclusiones:
    1) Hay que irse muy atrás en la historia de la Iglesia para encontrar casos como los que estamos viendo: cardenales de Curia Romana que confrontan abierta y públicamente con el Romano Pontífice.
    Esto es lo que ha logrado el Papa Francisco, que vino a darnos una Iglesia fraterna y de puertas abiertas: que el coro del mundo se una en su alabanza y que buena parte de los hijos fieles –y cada vez son más- comiencen a dividirse y escandalizarse.
    2) Es llamativo que el artículo esté escrito por Tossatti, bergoglista de la primera hora. Debe haber mucha bronca y desencanto.
    3) ¡Qué diferentes las palabras del cardenal Müller a las de Mons. Arancedo, presidente de la CEA! Difícilmente pueda encontrarse un obsecuente de tal calaña que se anima a decirle a la Piqué que hay que tener la “audacia de la misericordia” a fin de que la Iglesia “progrese en algunos aspectos doctrinales y disciplinares”. Es decir, si no cambia la disciplina del matrimonio, la Iglesia no tiene misericordia y retrocede.

    The Wanderer

  7. #7
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Censuran a los tradis en el Sínodo



    Cardenal Müller en contra de la censura sinodal

    Los Padre deben anticipar sus ponencias
    Se les prohíbe distribuirlas o publicarlas

    Twitter prohibido en la Asamblea



    Página Católica ha sido uno de los primeros medios en hacer notar la inédita y férrea censura que Francisco ha establecido sobre el Sinodo de los Obispos.

    En efecto, en los tiempos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, al término de cada Congregación la sala Stampa emitía un documento donde eran consignadas las posturas completas de cada padre. De ese modo la Iglesia entera se mantenía informada inmediatamente, con transparencia y libertad, de lo acontecido.


    Pero los tiempos han cambiado de la mano del Papa del fin del mundo, al punto que ahora, y en virtud de la política de comunicación que ha impuesto, no sabemos bien lo que está ocurriendo en la magna asamblea romana.

    Cada día, la sala Stampa emite un resumen en el que constan, sólo brevísimamente, algunos de los puntos de vista vertidos no se sabe por quién.
    Luego sigue una conferencia de prensa de poco más de una hora, durante la cual el padre Lombardi, junto a un vecero para la lengua castellana y otro para la inglesa, es acompañado por dos padres diferentes cada día. (Entre ellos estuvo nuestro bienquerido Tucho).


    Durante la misma, Lombardi y los voceros leen las notas que han tomado durante el Sínodo, y luego los padres responden preguntas de los periodistas.
    ¿Quién nos informa, entonces? Tres voceros. ¿Cómo deciden qué cosa van a contar? ¿Por qué elegir un sistema tan sospechoso y parcial de información cuando nos han venido diciendo siempre que hay que dialogar, abrirse, oír, comunicar, etc?
    Al respecto opinamos que el colectivo anticatólico quiere filtrar las noticias que llegan a los fieles y a la prensa, como parece que está sucediendo.


    En la apertura del Sínodo, el cardenal Baldisseri comunicó a los asistentes que debían presentar sus ponencias por anticipado a la Secretaría General del Sínodo, las cuales sólo podrán extenderse por 4 minutos. Ponencias que éstos NO PODRÁN DISTRIBUIR NI PUBLICAR luego.


    También les informa sobre el cambio de reglas informativo. Incluso les dice que no pueden enviar Tuits durante el mismo para resguardar la reserva de las conversaciones (lo cual en principio nos parece bien, pues lo exigen las normas mínimas de buena educación); pero quizá pueda ser tomado como un síntoma de lo que pasa.


    Pueden nuestros lectores verlo a partir de 46' 30" del siguiente video (abajo nuestra traducción):


    En primer lugar y sobre el pedido para tomar la palabra: se ruega a los padres entregar cuando antes, a la Secretaría General, el pedido para realizar su intervención. Aquellas ponencias que ya han sido enviadas, siguiendo el pedido de mandarlas anticipadamente...

    Se recuerda que la intervencíon deberá ser atinente al tema del día y que, como establece el Vademecum -art. 40- durará 4 minutos. Según el artículo 9 del mismo, el texto de la ponencia, luego de que sea leída en el aula, pertenece al Sínodo y no podrá ser ni distribuida ni publicada.

    Con respecto a la información, los padres y los otros asistentes al Sínodo, quedan en libertad de dar entrevistas y de hablar con quien deseen fuera del aula sinodal. Dejando a la prudencia de cada uno el evaluar qué decir...

    Cada día habrá una conferencia de prensa dirigida por el padre Lombardi de la sala Stampa, a la que están invitados los padres que deseen participar...

    Durante las Congregaciones, se ruega no utilizar Twitter, mensajes electrónicos que informen el contenido de los debates, para mantener la debida reserva.

    (Es interesante mirar la cara del Cardenal Burke a partir de 49' 20")


    Además, en 1h 35' 07" confirma el cardenal Baldisseri el pedido de enviar los textos por anticipado:
    La Secretaría General ha rogado a los padre sinodales enviar por anticipado su intervención... no con el objeto de controlar el contenido sino para responder mejor al sentido sinodal y colegial de los padres que son portadores de la exigencia y de la experiencia de la iglesia particular
    Se debe reconocer que el padre Manuel Durantes, un sacerdote mexicano que vive en Chicago desde niño y es el vocero en Castellano, da los informes más estructurados; aunque a veces utiliza el lenguaje de género.
    Sin embargo, cuando vemos a tres personas, Lombardi (Italiano), Durantes (Castellano) y Rosica (Inglés y Francés) informar según su criterio sobre lo que se dice en el Sínodo, no podemos dejar de preguntarnos si acaso el advenimiento de Bergoglio a la Sede Romana nos ha convertidos en niños que deben oír por interpósita persona la realidad de los hechos.

    Al efecto, el Cardenal Müller acaba de decir a una de las dos cadenas católicas de TV presentes en el Sínodo:


    "Los cristianos tienen el derecho de ser informados sobre lo que dicen sus obispos".

    Según el periodista Mauro Tosatti, que sugiere se ha censurado a los padres más conservadores, la actual política de información por cuentagotas es (traducción nuestra):

    "Un pecado, porque ciertamente hubo intervenciones que merecían ser conocidas con más detalles. Por ejemplo, un obispo ha criticado duramente la propuesta del Cardenal Kasper de dar la Eucaristía a los divorciados en segunda unión, afirmando que se trata de un remedio peor que la enfermedad.

    Mientras que otro ha observado que la pastoral para los divorciados debe recordar que se trata de personas ya casadas, que hubo Papas antes de 2014 y que no se puede decir que no han sido misericordiosos.

    Otro obispo ha señalado que, además de hablar continuamente de misericordia, debemos evangelizar mejor; se habla a menudo de la formación, pero se la desatiende por miedo a no ser comprendido.

    A lo que el cardenal Kasper respondió que sí, que había tomado la iniciativa pero luego de consultar con el Papa".


    Evidentemente, el grupo de tareas que responde a Kasper, con aprobación de Bergoglio, quieren acallar toda oposición impidiendo que se conozca lo que dicen algunos cardenales, de modo que para el gran público no exista.


    Ellos son liberales y abiertos al estilo del zorro en el gallinero. Declaman por el diálogo pero silencian a quienes quieren impedir sus maléficos designios. Son campeones de la misericordia pero cercenan, con la mayor crueldad, cualquier cabeza que ose levantarse ante sus proyectos. Recemos para que Dios les dé, cuanto antes, lo que se merecen.


    Abajo les dejamos lo que el Vaticano ha publicado sobre este Sínodo.





    Misa de Apertura









    En la ilustración: "Madame Anastasie", caricatura de André Gill, que adornaba la tapa del diario L'Eclipse, del 19 de Julio de 1874. Ver AQUÍ.

    Página Católica: Censuran a los tradis en el Sínodo

  8. #8
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    EL MAL OLOR DE LA «RELATIO SYNODI»

    Difícilmente haya podido acuñarse una sentencia tan esclarecedora de la insoluble enemistad entre Iglesia y Mundo como aquella que un edicto imperial romano fijó con admirable precisión: christianos esse non licet. La querella que la naturaleza (la naturaleza caída) le mueve sin descanso a la gracia, la siempre tensa vecindad entre dos opuestos linajes espirituales forzados a vivir en el mismo mundo, todo esto constituye el auténtico drama de la historia, irreconocible a una visión superficial. No la lucha de clases sino la de destinos: tal es el motor íntimo de las sucesivas edades históricas, no menos que su principio unitario.

    Bien pronto quedó patente la oposición entre aquellos que, obedientes a Cristo, aspiraban a un ideal moral alcanzable sólo a instancias de la gracia y aquellos otros que, a expensas de su orgulloso naturalismo, apelaban a la falibilidad del hombre para cerrarlo sobre sí mismo -como la crisálida- y recusar aquel ideal como ilusorio. Así fue como pudo ladinamente invocarse el viejo lema de Delfos contra la aspiración cristiana, calumniada como a hybris. La puja entre esta doble vertiente espiritual que informa dos contrarias actitudes vitales explota, después de un prolongado armisticio, con la revolución moderna, anticipada por el nominalismo, aviada por la ruptura protestante y manifiesta ya sin ambages por la Ilustración y sus retoños.

    Sin que pueda negarse la emergencia de un cierto "existencialismo cristiano" (con Pascal como paradigma), valdrá detenerse en aquel otro existencialismo mucho más extendido, a menudo declaradamente ateo, consistente en «la voluntad de exaltar el hecho de vivir, de experimentar, de actuar, de "existir" en oposición al hecho de pensar, y particularmente de pensar acerca de la existencia» (Julien Benda, Tradition de l'existencialisme). Este existencialismo, en polémica con la philosophia perennis y aun con el mismo Logosdivino, es el que viene introduciéndose en la Iglesia sin descanso. Es el que informa las premisas de aquellos prelados capitaneados a la sazón por el cardenal Kasper, que abogan por el crudo dato fáctico, sociológico, contra toda referencia a un ideal forjado al reflejo de leyes inmutables establecidas por el Legislador supremo. La pretensión es la de consagrar los usos contra toda regulación dimanada de lo Alto. Sustituir el salmo 118 por alguna ajada oda a Prometeo.

    Por eso no extraña que los progresistas recurran con frecuencia a la trampa para conseguir sus fines. Sofocada la conciencia moral, la astucia campea y se impone a toda otra moción. El Sínodo sobre el que venimos doliéndonos antes de que empezara a sesionar no supo dar muestras sino de una exquisita actividad lobbista, del finísimo esmero puesto en alentar una opinión pública favorable a las tesis heréticas, del desprecio por la legalidad de los procedimientos, emulando en todo esto a la célebre conjura de los obispos del Rin en el Concilio Vaticano II, referencia demasiado obvia hoy para todo aquel que desee dar al traste con las enojosas prescripciones morales de la Iglesia.

    Ahora bien: para sorpresa de todos, parece que en la asamblea cundió (según testimonian algunos pocos sitios digitales que le arrancaron alguna información al mudo cerco sinodal) una vasta oposición a las propuestas del cardenal Kasper, cosa que alentaba, entre otras comprometidas cuestiones, la confirmación de la doctrina tradicional de la Iglesia acerca del matrimonio. Pero llegan novedades de esas que exhalan mal olor. Las traducimos tal como las presenta Chiesa e postconcilio:

    con una jugada sorpresa, el Papa decidió añadir seis nuevos padres al restringido grupo responsable de la elaboración de la Relatio Synodi, el documento conclusivo de este Sínodo extraordinario sobre la familia. Además del Relator general, el cardenal Peter Erdo, del secretario especial, monseñor Bruno Forte, y del secretario general, el cardenal Lorenzo Baldisseri, serán también parte de la "comisión" los cardenales Gianfranco Ravasi y Donald Wuerl (arzobispo de Washington), los obispos Víctor Manuel Fernández (rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina), Carlos Aguiar Retes, Peter Kang U-Il y el Prepósito general de la Compañía de Jesús, el padre Adolfo Nicolás S.I.
    Un breve excursus sobre sus posiciones hasta aquí nos da la idea de la dirección que difícilmente vaya a torcerse. El Relator general Erdo se destacó por su "decir y no decir". De mons. Forte recordamos el «enfoque de la ternura». Del cardenal Baldisseri hemos señalado su manifestación de la voluntad del Papa: «hay una puerta que ha permanecido cerrada hasta el momento y que él quiere que se abra». Al intelectual Ravasi lo recordamos por haber entonado su himno a Kasper desde las columnas de Sole24Ore. El cardenal Wuerl hace algunas afirmaciones doctrinalmente sólidas, pero luego tropieza en la pastoral: «una cosa es afirmar doctrinalmente lo obvio, otra cosa es aplicarlo en el orden en el que la gente lo vive». Fernández se ha distinguido por numerosos paralelismos entre la evolución de la enseñanza de la Iglesia en el Vaticano II y el Sínodo hoy en curso, citando literalmente algunos textos del Papa, sobre todo de la Evangelii Gaudium. Peter Kang U-Il, presidente de la Conferencia Episcopal coreana, no dejó de señalar lo difícil que es equiparar, como se acostumbra hacerlo, el modelo «del amor divino de la Trinidad» con aquel del amor humano entre los esposos, que «está herido por el pecado» y por lo tanto no puede ser considerado fuera de una historia marcada por luchas y limitaciones. Y para terminar, el "papa negro" jesuita, monseñor Nicolás, de quien no podemos no recordar que «la discusión, libre y franca, se está orientando hacia el cambio, la adaptación pastoral a la realidad cambiante de los tiempos modernos. Es un signo de la época, porque en los últimos años ha habido fuerzas que han tratado de retrotraer a la Iglesia a los tiempos anteriores a la gran estación conciliar».
    Cumple, pues, archivar las nociones mismas de derecho divino y natural: la inexorabilidad del devenir histórico así lo exige. Ya lo había comprobado antes del Sínodo el Instrumentum laboris: la expresión «ley natural» resulta problemática e incluso incomprensible, y lo que establece la ley civil se convierte en mentalidad dominante. Más aún: «moralmente aceptable», y no se puede ir a contramano de los tiempos.

    Se trata, claro, de la vigencia de la vieja fórmula, finalmente adoptada en contubernio de mitrados relapsos: christianos esse non licet.

    In exspectatione

  9. #9
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Seis comisarios de PP Franciscus



    Estimular al Sínodo, darle un empujoncito, un impulso, por si frena su ritmo o titubea en aquello que se pretende que diga, que concluya, que proponga, que enseñe. Como el Sínodo ha sido previamente concertado y luego adelantado gracias a la propaganda (¿maquinaciones?) de Kasper y la prensa francisquista (una eficiente maquinaria de publicidad, como no la tuvieron ni pudieron tener ninguno de sus predecesores), puesto que el mundo sabía (y el mundo católico se temía) lo que el Sínodo iba a gestar y parir, por si acaso la cosa no sale tal y como se previó (¿tramó?), usando su papal prerrogativa, PP Franciscus ha nombrado un comité de seis prelados que se unirán a los elegidos por los sinodales.

    Los elegidos por los sinodales (divididos en grupos por idiomas) fueron:

    S.E.R. Cardenal Angelo Bagnasco
    S.R.E. Cardenal Leo Burke
    S.R.E. Cardenal José Fcº. Robles Ortega
    S.E. André-Joseph Leonard

    Los seis nombrados por PP Franciscus :

    S.E.R. Cardenal Gianfranco Ravasi.
    S.E.R. Cardenal Donald William Wuerl (arz. de Berlín)
    S.E. Mons. Víctor Manuel Fernández (rector de la Universidad Católica Argentina)
    S.E. Mons. Carlos Aguiar Retes (presidente del CELAM)
    S.E. Mons. Peter Kang U-Il (presidente de la CE de Corea Sur)
    Rev P. Adolfo Nicolás Pachón, SJ (prepósito gral. de la Compañía de Jesús)

    El sexteto francisquista es para temerse lo peor.

    ¿Se impondrán a los cuatro electos por los sinodales? ¿Ganaran los modernistas? ¿Cantarán victoria los kasperistas?

    Allá van leyes do quieren reyes, decían nuestros antiguos.

    Si tanto empeño había, tiene o tenía, más rápido y directo hubiera sido un motu proprio, sin necesidad de Sínodo, pues parece como si todo estuviera siendo una mera puesta en escena, una comedia prelaticia, un paripé romano.

    Quién se iba a imaginar que el aire fresco primaveral fuera el disfraz de un ciclón impetuoso-impositivo, experto en el trágala.

    Oremus, nihil obstante, fratres.


    +T.

    EX ORBE

  10. #10
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Bergoglio el Pluralista




    Parece que el Papa Francisco no esperaba que hubiera resistencia católica en el Sínodo, o no esperaba que fuera tan dura. Había preparado, claro, algunas armas. Por ejemplo, ordenó que fuese un sínodo de puertas cerradas y que las únicas noticias que se tuvieran de él fueran las que emitía la Sala de Prensa una vez al día a través de un escueto boletín. De esa manera, se diluiría la opinión de la gran mayoría católica y se destacarían las progresistas.
    Pero no fue suficiente. Ayer se conoció que los Padres Sinodales eligieron como miembros de la comisión redactora del documento final a un grupo de cardenal y obispos pertenecientes al ala católica, algo que cayó como un balde de agua fría en Santa Marta.
    El primer elegido fue el cardenal Burke, adalid de la posición conservadora. Es notable esta elección porque constituye un claro desafío a Bergoglio. Luego, el cardenal Sarah, de Guinea Ecuatorial y miembro de la Curia Romana; el arzobispo Léonard, primado de Bélgica; el cardenal Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y a quien Bergoglio le nombró el secretario que le boicoteó el cargo, y el cardenal Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara. Todos ellos son conocidos por sus posiciones conservadoras y ratzingerianas, claramente opuestos a los disparates francinquistas.
    Bergoglio no se quedó atrás. ¿Qué hizo? Lo mismo que hicieron los Kirchner cuando perdieron el control del Consejo de la Magistratura, órgano indispensable para nombrar jueces adictos: cambiar su composición. Ayer nos enteramos que el Papa Francisco nombró motu proprio como miembros de esa Comisión a personajes fuertemente progresistas: el cardenal Ravasi, el cardenal Wuerl, arzobispo de Washington, Mons. “Trucho” Fernández, Rector de la UCA, Mons. Carlos Aguiar, presidente del CELAM, Mons. Peter Kang u-il, arzobispo de Seul y al P. Adolfo Nicolás, superior general de la Compañía de Jesús.
    ¡Jorge Mario, no tenés vergüenza!

    The Wanderer: Bergoglio el Pluralista

  11. #11
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    LOT HUYE DEL SÍNODO

    Ya resulta abrumador seguir la crónica diaria de la apostasía oficializada por Roma en esta pantomima de sínodo, glosada en hábil juego pendular, en sus homilías diarias, por ese abusador de las alusiones indirectas que dio en cognominarse Francisco. Así éste, refiriéndose a los «doctores de la ley [que] no entendían los signos del tiempo [...] porque estaban encerrados en su sistema [y] habían ordenado la ley muy bien, una obra de arte», añadió que los hábitos de Jesús no les gustaban porque «estaba en peligro la doctrina, esa doctrina de la ley, que ellos, los teólogos, habían hecho a lo largo de los siglos [...] Sencillamente habían olvidado la historia. Se habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero que también es el Dios de las sorpresas».

    Este historicismo asociado al factor sorpresa había sido señalado por Tucho, el doctor gnóstico, cuando metió la zarpa en la Evangelii Gaudium para roznar que «el tiempo es superior al espacio», lo que en puridad debe leerse como «superior a la eternidad» o quizás: «la tiranía de los accidentes recusa la inmutabilidad de las esencias». Toda esta enseñanza implícita en una pasajera homilía matinal, lesiva a una con la ética (ley natural y ley divina), la lógica (principio de identidad y no contradicción) y la metafísica (esencia de los seres), resulta oportunamente arrojada a la molida conciencia de los fieles el mismo día en que se emite el documento de "mitad-del-sínodo", la temibleRelatio post disceptationem, en que se lee, entre otras enormidades, que
    50. Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos.

    51. La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realísticos de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por lo tanto se presenta como un importante desafío educativo.

    52. Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas,
    para no detenernos en el encomio de la Lumen Gentium que, con su tesis de que fuera de la Iglesia «se encuentran diversos elementos de santificación y de verdad», permitiría, en virtud del blasonado principio de gradualidad (n. 17), encontrar alguna vía de santificación en familias no consagradas, incluyendo las hoy conocidas como "familias ensambladas". Ni en el concomitante clamor por «hacer más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de nulidad» (n. 43), o la posibilidad de acceso de los divorciados re-casados a la Eucaristía precedido, eso sí, «de un camino penitencial –bajo la responsabilidad del obispo diocesano- [como] posibilidad no generalizada, fruto de un discernimiento actuado caso por caso» (n. 47).


    Los padres sinodales encargados de la redacción de este documento han logrado el raro prodigio de amancebar unos cuantos errores en unas pocas líneas: desde el nicolaísmo en su versión más vergonzante (aquella que algunos han dado en llamar la "homo-herejía", o la homosexualidad erigida en sistema) a la más patente "moral de situación" condenada por Pío XII en la Humani generis. Bergoglio se encarga de divulgar sus hallazgos de ellos desde el ambón. Tresdoblada abominación que los tiene por actores, increíblemente ciegos al alud de advertencias que tanto las profecías canónicas como las privadas (oficialmente reconocidas) profieren acerca de la Gran Apostasía y el Ánomos; insensibles, a causa de su soberbia, al indeclinable arracimarse de los signos.

    Los medios de masas ya cantan victoria sobre los despojos de la Iglesia. La Sinagoga de Satanás cumple un nuevo hito (¿el penúltimo? ¿cuál no será el documento conclusivo?) en su sigilosa obra de sustitución.

    In exspectatione: LOT HUYE DEL SÍNODO
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  12. #12
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Octubre Rojo


    Muchos buenos amigos están preocupados. “Estás publicando un post por día”, me dicen. “Y siempre sobre Francisco”. Algunos creen que se me ha despertado el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Otros, en cambio, aseguran que estoy atravesando la etapa maníaca del Trastorno Bipolar y ya me están acercando algunas dosis de litio para estabilizarme. No los convenzo cuando le digo que a muchos blogger les paso algo parecido. Es cuestión de que miren la columna de la derecha: Rorate Coeli, Mundabor, Secretum meum, Missa in Latino, por ejemplo, suelen publicar más de una entrada por día. ¿Será una epidemia?
    No. Se trata, al menos en mi caso, del modo que tengo de reaccionar frente a la gravedad de los hechos que estamos viviendo. Debo escribir y alertar. Algo de eso quise decir cuando en diciembre del año pasado publicaba la historia de don Gabino sobre los que hacían señas levantando una bandera en la cima del monte caliginoso.
    Hoy, 13 de octubre, hemos leído con estupor el documento inicial del sínodo que establece, en bruto, la base sobre la que la comisión que dábamos cuenta ayer, redactará el informe final. Se trata de un texto es que mucho peor de lo que podía esperarse. El Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Mons. Gadecki, acaba de declarar que es “inaceptable”. Me da la impresión que este octubre que estamos viviendo será similar al octubre de 1917, a partir del cual ya nada fue igual para el mundo. Fue un octubre rojo.
    Muchos pensarán que exagero. El documento bloquea directamente el parecer de los cardenales y obispos que se oponían a la opinión sostenida por Francisco e impone una dirección de “apertura” que se aleja claramente de la postura católica. Asegura que “el camino colegial de los obispos y la participación del pueblo de Dios en su totalidad, bajo la acción del Espíritu Santo, nos guían por los caminos de la verdad y de la misericordia para todos”. Es decir, nos proponen una teología moral plebiscitaria.
    Debido a que la Iglesia “no puede detenerse en un anuncio meramente teórico desentendido de los problemas reales de las personas” (n. 28), debe adoptar una “nueva sensibilidad” que “consiste en acoger la realidad positiva de los matrimonios civiles y a los que conviven sin casarse” (n. 36). Estas situaciones deben ser “afrontadas de manera constructiva, buscando de transformar en oportunidades de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia” (n. 39). En nombre de la gradualidad que nos explicaba Mons. Trucho Fernández, vía libre a los noviecitos que conviven antes de casarse ya que se están acercando “gradualmente” a la plenitud del matrimonio… No es cuestión tampoco que lleguen de golpe a él y les dé un soponcio.
    En cuanto a la admisión de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar, se plantean que algunos obispos han defendido la posición tradicional pero “otros se han expresado por una mayor apertura… para aquellas situaciones que no pueden ser resueltas sin determinar nuevas situaciones de injusticia y sufrimiento”. Y, contra lo que había aconsejado en numerosas ocasiones del Papa Benedicto XVI –que las personas en esta situación se limitaran a la “comunión espiritual”- los Padres Sinodales se preguntan: “si es posible la comunión espiritual, ¿por qué no acceder a la comunión sacramental?” (n. 48). La respuesta a mí me la explicó el hermano marista que me daba catequesis en cuarto grado.
    Y ahora viene la sorpresa que no esperábamos. El documento afirma que “las personas homosexuales tienen dotes y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”. Por favor, lean nuevamente el texto(y lean este comentario). Es un disparate que echa por tierra, en dos palabras, la doctrina secular de la Iglesia sobre la naturaleza humana y la homosexualidad. Como comentaba un lector, “los homosexuales”, como categoría análoga a “los ciegos” o “los esquimales”, o a cualquier otra categoría debida a la naturaleza o la cultura que legítimamente determina a la persona, simplemente no existe. Como no existen como categoría legítima “los alcohólicos” o “los drogadictos” o “los jugadores compulsivos”. Existen personas que experimentan tendencias homosexuales, y de ellas algunas que las siguen. Además, las “dotes y cualidades” de esas personas se deben a su carácter de seres humanos, no a sus tendencias homosexuales, ni mucho menos a las conductas aberrantes que pueden practicar si siguen esas tendencias.
    Y, a continuación, los Padres se preguntan si nuestras comunidades “son capaces de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad” (n. 50). Y, si bien aseguran que las uniones que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer, consideran que “hay casos en los que el sostenimiento mutuo hasta el sacrificio constituye un apoyo preciosos para la vida de los convivientes” (n. 52). Hemos pasado de considerar, con toda la tradición de la Iglesia, que el acto homosexual es un pecado nefando que clama al cielo, a verlo como un “apoyo precioso” si quienes lo practican viven en pareja. ¿Alguien podía imaginar cinco años atrás que llegaríamos a esto?
    Por lo que yo puedo ver, aquí la cuestión de fondo es otra, y mucho más grave y satánica que lo que estamos viendo. Hace tiempo que le vengo dando vuelta, Socci la expone claramente en su libro y ayer coincidía con un amigo que es mucho más sabio que yo. Por eso, y más allá de lo exagerada que pueda parecer, la comento a los lectores del blog:
    La cuestión de permitir que los que viven en adulterio puedan recibir la Eucaristía, o que se “valoren” como integrantes valiosos de nuestras comunidades a los que fornican según o contra natura habitualmente y sin arrepentirse, es secundaria. Lo que se está buscando es que ya no sea necesario estar en gracia de Dios para recibir los sacramentos y que no sea necesaria la gracia para ser un buen cristiano y avanzar por el camino de la salvación. Esto lo ha dicho, casi palabra por palabra, el Papa Francisco en el Ángelus de ayer: “La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por ello el banquete de los dones del Señor es universal. ¡Es universal para todos! (…) nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o de reivindicar la exclusividad. (…) Esto no se debe hacer: nosotros debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está en los márgenes, (…). Sólo hay una condición: ponerse el traje de fiesta. Es decir testimoniar la caridad concreta a Dios y al prójimo”.

    Puesto en palabras simples: el “banquete de la Eucaristía” debe ser universal, es decir, para todos y todas, y no solamente para los privilegiados que están en gracias de Dios, porque la condición ya no es estar en gracia sino testimoniar la caridad.
    Francisco y sus secuaces quieren acabar con el concepto de “estado de gracia” como opuesto al “estado de pecado”, distinción que ven como discriminadora y elitista. Pero si la gracia no existe, tampoco existe el pecado. Es así de simple. No hay un tertium quid. O se está en gracias, o se está pecado.
    Suena exagerado, pero estoy convencido que la cuestión va por este lado: la intención pontificia es abolir la noción de pecado, lo cual ya hizo Freud en sede psicológica hace más de un siglo. Para Bergoglio, la distinción entre santos y pecadores, es discriminadora y atenta contra la audacia de la misericordia. No hay exclusividades; no hay privilegiados; el banquete del Reino es universal: para todos los hombres.
    El problema está en que si no existe el pecado, fue vana la Redención, y si la Redención fue vana, no existió un Redentor, y si no existió un Redentor, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad no se encarnó en las entrañas virginales de María. En definitiva, si no existe el pecado, Jesús no es Dios, y se acabó el cristianismo.

    Me dirán que estoy afiebrado y deliro. También yo pensé lo mismo hace un tiempo. Ahora ya no lo pienso más.

    Motus in fine velocior; el movimiento es más veloz cuando se acerca al fin.

    The Wanderer
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  13. #13
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    ¿Por qué discriminar a los polígamos?




    ¿Por qué no la dar la Comunión los polígamos, si se la daremos a los divorciados unidos ​​con matrimonio civil? *
    Si alguien en Alemania, que está divorciado y vuelto a casar civilmente, puede comulgar sin esperarse a que cambie su estilo de vida, ¿por qué no puede alguien, en África, que está "casado" con dos mujeres, hacer lo mismo?
    Esa es la pregunta que el Cardenal Wilfrid Napier, arzobispo de Durban, Sudáfrica, formuló en una reciente entrevista con el Catholic News Service. Napier agregó que una alternativa mejor a la recomendación hecha por el cardenal alemán Walter Kasper es que a la Iglesia recomiende la práctica cristiana tradicional de la fortaleza ante el sufrimiento: cargar con la cruz.
    El cardenal Napier, quien anteriormente se unió a los obispos que niegan cualquier posibilidad de cambio en la doctrina católica, dijo que la lógica debería aplicarse a la poligamia, una práctica que es común en toda África.
    En declaraciones a un entrevistador del Catholic News Service, de los obispos de Estados Unidos, dijo el Cardenal Napier: "¿Qué le sucede a un hombre que está casado con una católica y luego toma otra esposa, en una unión polígama, y quiere, en tal situación, recibir la Comunión?".
    Si se va a ofrecer la Comunión a los divorciados que se han vuelto a casar civilmente "¿sobre qué base se va a rechazar [al polígamo]?" El cardenal describió a los que han vuelto a casarse fuera de la Iglesia como "comprometidos en una poligamia sucesiva", y preguntó: si estas personas pueden recibir la comunión, sin cambiar su estilo de vida, "¿por qué no puede un polígamo simultáneo tener los mismos derechos?"
    "Después de todo, en su cultura, es [algo] bastante aceptable. Para él, es natural, y la teoría del derecho natural [dice] que si algo es natural, debe haber algo de bondad en ello”. "Por tanto, no hay conflicto de conciencia en aceptar a Cristo y vivir en la poligamia, al mismo tiempo. ¿Cómo vamos a lidiar con esto? Creo que eso es lo que quise significar cuando [dije] que vamos a tener que tomar algunas decisiones difíciles, creo".
    "¿Acaso decimos que usted no tiene que llevar la cruz, porque el mundo dice, ´No, no, la opción ligera es siempre la más fácil'?", dijo el Cardenal Napier.
    "Y en última instancia, ¿es la opción más fácil? ¿Cómo se llega a que sus hijos se casen, entonces, si [los padres] no se casan ... [¿Cómo] se logra que sus hijos hagan un compromiso de por vida si usted no ha podido hacerlo?"



    * Tomado y traducido de LIFE SITE NEWS. Catholic Church, Vatican Synod on the Family - 2014 Fri. Oct. 10, 2014 - 10:51 am.

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