Muy bien podría ser que por haber llegado la situación a un punto irreversible o poco menos, la Parusía estuviera a la vuelta de la esquina, porque las puertas del infierno no pueden prevalecer contra la Iglesia. Dios no puede ser derrotado. Con todo, sólo Dios sabe cuándo será, y mientras tanto nos corresponde aguantar y no desistir, hacer todo lo que humanamente podamos. Por nosotros que no quede, aunque seamos una gota en el mar. No cedamos a la tentación del desaliento pensando que la cosa no tiene remedio. Dios nos pedirá cuentas si no hacemos lo poco que podamos hacer. Sigamos fieles a Dios, a la Tradición y a España y no nos quedemos cruzados de brazos. ¡Ánimo!
Marcadores