Aparte de ser Virgilio el ídolo de Dante, las licencias literarias son cosa aparte.
También he leido (no recuerdo ahora dónde) que al mismísimo Trajano, en virtud, de su grandeza humana, algunos le imaginaban salvado. Y qué decir de Aristóteles; que para algunos católicos había sido un cristiano en potencia, pero para otros, poco menos que un diablo.
En cualquier caso, (y paradójicamente), los mismos modernos que salvan a todo el mundo suelen ser los mismos que han eliminado el limbo por decreto. Lo grave es que tampoco les pueden situar en el último círculo del cielo por que esa imagen medieval les es trasnochada.
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