El Dan Brown hispano.
Ximena Torres Cautivo
“Logia”, la novela que da vuelta la historia de O´Higgins
“Este libro me costó el matrimonio”, declara con mucho sentido de la cuña el periodista, historiador de vocación y exitoso novelista y guionista Francisco Ortega, autor de “Logia”, el ambicioso thriller histórico que lanzó hace escasas semanas con editorial Planeta y que le consumió los últimos seis años de su vida.
Él compara su obra con “Ángeles y demonios”, el best seller de Dan Brown, uno de sus escritores comerciales favorito, porque Ortega en sus 40 años de existencia no ha desarrollado el prejuicio que muchos de sus colegas tiene contra los best sellers. Cree que los críticos locales le darán duro al suyo: “Aún no aparece ninguna reseña, pero sé que será así”. El público, en cambio, le ha dado calurosamente el favor y “Logia” ya se encarama en la lista de los libros más vendidos de ficción en Chile.
Imposible que no sea así.
En sus quinientas páginas la trama absolutamente contemporánea mezcla la influencia oscura de los seguidores de la Logia Lautarina, que aparece al servicio de la poderosa Iglesia Evangélica estadounidense embarcada en un ambicioso complot de desprestigio de la iglesia Católica, con la sugerida homosexualidad de Bernardo O´Higgins, la conversión religiosa de José Miguel Carrera y la manipulación de la imagen de la Virgen del Carmen para poner en cuestión la tan latinoamericana fe mariana.
Partiendo en Nueva York, pasando por Madrid, viajando a Buenos Aires, a Mendoza y finalmente a Santiago, Ortega juega definitivamente a la manera de Dan Brown; aunque en materia de thrillers históricos los que más admira son los de Ken Follet y al que reconoce su notable talento en ambas teclas creativas, la comercial y la literaria pura, es a Stephen King.
De todos ellos, toma ideas, lo mismo que de los recursos del reportaje periodístico, del cómic, que de todos los formatos narrativos es el que más le gusta. Tanto, eso sí, como lo raya la historia: -Estudié periodismo de gil. Lo que me interesó siempre fue la historia. Yo soy de sur, de Victoria, y mis papás soñaban con que fuera abogado, ya que les dijera que iba a estudiar periodismo fue tremendo, imagínate cómo les habría caído que fuera historia. De cobarde, no estudié historia –dice, haciendo un mea culpa.
Pero las vocaciones no se tuercen con un simple cartón. Así, muchos de sus trabajos han estado cruzados por la investigación de la historia de Chile, como su novela “El número Kaifman”, que se basa en la huella de los nazis en el sur de Chile o su participación en un cómic que publicó Las Últimas Noticias sobre los aconteceres patrios previo al Bicentenario. Ahora se centra en la misteriosa Logia Lautarina, que junto a Orélie Antoine de Tounens, el excéntrico rey de la Araucanía, le comento, fueron siempre los episodios más apasionantes de mis clases de historia en el colegio. Novelescos, ambos.
-Para la serie en cómic del Bicentenario trabajamos con cuatro historiadores y cuando llegamos al asunto de la Logia Lautarina hubo un encontrón entre los de la Universidad Católica y los de la Chile. Los primeros no querían que se relacionara a la Logia con la masonería, que no la mencionáramos, mientras los segundos decían que había que terminar con paradigmas impuestos y contar las cosas tal cual, incluyendo el anticatolicismo de O’Higgins. Ahí me di cuenta de que había discrepancias, un pequeño lío, diferencias historiográficas y decidí ponerme a investigar sobre la Logia Lautarina, porque yo siempre he querido y me ha atraído escribir ficción a partir de la historia de Chile. A mí me gusta mucho una definición del escritor inglés Neil Gaiman, quien sostiene que una novela es un problema, y aquí había un conflicto, un problema. Igualmente, pese a toda la investigación, me interesa que los lectores entiendan que “Logia” es ficción, no cuenta la historia real, aunque se basa en ella.
–Los lectores te han celebrado, qué esperas de la crítica.
–Ya dije: que me den duro. Pero yo no pretendo que nos pisemos la cola entre superhéroes, porque sé que es una novela comercial, no una gran obra literaria. Opté por hablar de nuestra historia, de un episodio apasionante de la misma, a partir del thriller. Yo no tengo recelos ni prejuicios de escribir para el pueblo. Creo que esa para de separar lo comercial de lo literario le ha hecho mucho daño al hábito de leer. Creo sí que tiene buenas reflexiones sobre la industria editorial y el mundo de los best sellers. Y tiene un buen trabajo sobre la ciudad de Santiago de Chile, y su historia.
Efectivamente “Logia” parte con la muerte del escritor top de thrillers históricos del mundo, sigue con la del novelista top español del mismo género de novelas y continúa relatando la búsqueda de respuestas del bestsellerista chileno Elías Miele, quien descubre que los tres estaban escribiendo la misma novela: “La cuarta carabela”.
–Me encanta el nombre Elías, en verdad me gustan todos los nombres bíblicos, y Miele es el apellido de un tío abuelo, que me encanta como suena, a miel…
–Y a cocinas top –agrego. Y pregunto:–Hay mucho de ti en tu protagonista… ¿Lo reconoces así?
–Tiene cosas de mí y de muchos de mis amigos, y de arquetipos sacados del cine y de otros libros –dice, y comenta a pedido nuestro a uno de los personajes femeninos de “Logia”, Princess Valiant: ¬–La princesa valiente está inspirada en Harley Quinn, que es la siquiatra-novia del Guasón, en el cómic de Batman. Antes de la década del 70 se escribió mucho este tipo de novelas. Hubo varias sobre la Ciudad de los Césares, sobre sobrevivientes en Chile de la Atlántida. “El autor” tocó el tema de los túneles jesuitas bajo Santiago. Y no fue el primero, la primera novela que abordó ese tema es de 1888 y es la segunda novela chilena después de “Martín Rivas”. Es un thriller, se llama “El misterio de los túneles secretos” y el autor es de apellido Cárdenas. Quien la quiera descargar puede bajarla de internet. O sea, nadie está inventando nada nuevo. Estamos rescatando una herencia perdida.
Ortega es un conocedor, un lector ilustrado y un fanático de la historia. Se entusiasma hablando de “Adiós al séptimo de línea”, novela histórica en cinco tomos, de impronta “muy chovinista”, pero revolucionaria. “Es increíble un libro histórico, muy conservador, haya tenido de protagonista a una mujer, de clase alta, que se acuesta con generales peruanos, que es la Mata Hari chilena. No en vano es el mayor bestseller de Chile, con más de un millón de ejemplares vendidos”, dice, haciendo gala de su gusto por la trivia.
Los túneles subterráneos de Santiago están muy presentes en el cóctel de suspenso histórico que arma Ortega.
Se le nota satisfecho. Dice que mandó “Logia” a tres editoriales y que se la pelearon. “Me quedé con Planeta, porque me ofrecieron reeditar mis otros libros, y lanzar ‘Logia’ en Argentina y España. Nunca me había sentido la chica linda, y ahora lo viví. ‘Espérame para mejorar la oferta, espérame’, me pedían. Además he recibido llamados de dos canales de TV y otro de History Channel”, cuenta, sin disimular su chochera.
“Logia” –título escueto que tuvo tres largos posibles títulos previos, incluyendo “La cuarta calavera”, que es parte de la novela– fue para él una visión. Y fue el catalizador de su divorcio. “Me obsesioné durante seis años y me separé”. No quedaron hijos de esa unión. Y ahora está pololeando con una antigua novia en el escaso tiempo que le queda, porque Francisco Ortega hace de todo: desde películas de terror hasta clases de guiones, pasando por una novela de breve título que está teniendo un espumoso éxito.
Larga vida a “Logia” y su desprejuicio.
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