*Donoso, no sé por qué pero siempre me sale por partida doble. Disculpa mi torpeza, ¿cómo se puede solucionar esto?
La corriente libertadora del Norte
Artículo principal: Campañas del Sur.
Véase también: Entrevista de Guayaquil.
Tras independizar las actuales Venezuela, Colombia y Ecuador, Simón Bolívar se entrevistó con San Martín acordando colaborar con la independencia peruana en retribución al apoyo de tropas independentistas peruanas en la Batalla de Pichincha. Esta ayuda se materializó en 1823, cuando dos divisiones colombianas de 3.000 hombres cada una se sumaron al ejército unido libertador.
Comienza la guerra en el Perú
Campaña de 1821 - 1823
![]()
Condecoraciones españolas otorgadas por las campañas de Ica, Torata, Moquegua, Campañas del Sud y Arequipa.
Tras proclamar la independencia del Perú el 28 de julio de 1821, los independentistas peruanos, argentinos y chilenos comenzaron en Cerro de Pasco una prometedora campaña para derrotar al Ejército Real del Perú mandado por el virrey La Serna. Pero los realistas, bajo una sólida subordinación militar, destruyeron sucesivos ejércitos independientes. El primero en las campañas de Ica, comandado por los patriotas Domingo Tristán y Agustín Gamarra, un año después en las campañas de Torata y Moquegua aniquilaron la Expedición Libertadora dirigida por Rudecindo Alvarado, retirado José de San Martín tras la Entrevista de Guayaquil. El inesperado año 1823 terminaba con la destrucción de otro ejército patriota comandado por Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra, en otra campaña abierta sobre Puno, que comenzó con la batalla de Zepita, que ocupó la ciudad de La Paz el 8 de agosto, consiguiendo llegar a Oruro en el Alto Perú. El virrey La Serna terminó la campaña de Zepita desbandando las tropas aisladas de Santa Cruz y recuperando Arequipa tras batir a Antonio José de Sucre, quien reembarcó a los colombianos el 10 de octubre de 1823, salvándose con sus tropas pero perdiendo la mejor parte de su caballería. El 16 del mismo mes el general Olañeta destruyó la montonera del comandante José Miguel Lanza principal caudillo independentista del Alto Perú. Al concluir el año de 1823 las tropas reales se encontraban nuevamente en situación victoriosa.
"..El virrey la Serna por su parte, sin comunicaciones directas con la Península, con las más melancólicas noticias del estado de la metrópoli... y reducido por lo tanto a sus propios y exclusivos recursos pero confiando notablemente en la decisión, en la unión, en la lealtad y en la fortuna de sus subordinados, aceleraba también la reorganización de sus tropas y se aprestaba a la lucha que miraba próxima con el coloso de Costa-firme. Un triunfo más para las armas españolas en aquella situación, haría ondear de nuevo el pabellón castellano con inmarcesible gloria hasta el mismo Ecuador; pero otra suerte muy distinta estaba ya irrevocablemente escrita en los libros del destino. .."1824, la Rebelión de Olañeta
Gnrl. Andrés García Camba.34
Artículo principal: Rebelión de Olañeta.
¡Viva la religión, el rey y la nación.! Peruanos: el infame Olañeta infatuado con las condecoraciones que obtuvo, y a las que nunca pudo considerarse digno, acaba de cometer la traición más horrible: el no obedece a la suprema autoridad del Perú, no pertenece ya ni quiere pertenecer a la heróica nación española, quiere unirse con los insurgentes de las provincias del Rio de la Plata y sumergir estos pueblos en el caos de males en que aquellos se miran.Paradójicamente el golpe mortal a la causa realista en el Perú provino de los mismos realistas, al comenzar el año 1824, los 5.000 soldados que componían el ejército del Alto Perú fueron sublevados por el caudillo absolutista español Pedro Antonio Olañeta contra el virrey del Perú, tras saberse que en España había caído el gobierno Constitucional. Olañeta ordenó el ataque de los realistas altoperuanos contra los constitucionales del virreinato peruano dando una magnífica oportunidad a Bolívar para iniciar una campaña definitiva contra las aisladas tropas del general Canterac, recibiendo la orgullosa caballería del ejército real una primera gran derrota en la batalla de Junín lo que seguido a la orden de retirada a vista del enemigo desmoralizó a los veteranos del ejército del Norte.
Baldomero Espartero 1824.
Las desalentadoras noticias de Junín no tardaron en llegar al Alto Perú junto con las terminantes órdenes de virrey a Valdés para que abandonara la campaña y volviera precipitadamente al Bajo Perú para hacer frente a Bolívar. El ejército que había cruzado el desaguadero se encontraba ahora reducido a esqueleto.
...el estado de nuestro ejército era verdaderamente desconsolador. El del Norte había perdido mucho de su fuerza y entusiasmo, el del Sud cansado con marchas y contramarchas penosas, pasadas de ochocientas leguas las que acababa de andar sin descanso, y desmembrado de muchos buenos jefes, oficiales y soldados en los diferentes sangrientos encuentros que había sostenido, pérdida sensible que no pudo reemplazarse sino con prisioneros de Olañeta y con reclutas tomados al paso e instruidos sobre la marcha, el ejército del Sud no era nada en aquella época. El brillante regimiento de Gerona, que tanta gloria supo dar al nombre español, no merecía ya otro que el de una guerrilla uniformada.Campaña de Ayacucho
Publicación de la Sociedad Ex-Milicianos de Madrid35
Artículo principal: Batalla de Ayacucho.
Pese a que las tropas del virrey lograron derrotar a Olañeta en el Alto Perú esta campaña fraticida significó la desaparición de 10.000 veteranos soldados realistas de ambos bandos y el desmontaje del aparato defensivo realista, el virrey trató desesperadamente de organizar un nuevo ejército recurriendo a la recluta masiva de campesinos en la sierra pero estas tropas carentes de instrucción y disciplina no eran comparables a las que tantos triunfos habían obtenido en las campañas anteriores y que ahora se encontraban casi todas en el sepulcro o el hospital. Aun así el virrey obtuvo un sonado y último triunfo en Corpahuaico que de haber sido aprovechado podría haber resuelto la campaña en su favor, pero sus tropas recibieron una aplastante derrota en Ayacucho, tras la cual su bisoño ejército se dispersó por completo. Incapaz de continuar la lucha el Ejército Real del Perú capituló tras la batalla.
Organización en la batalla en Ayacucho
Ejército Real del Perú (1824)36 Comandante en Jefe
Jefe de estado mayor
División Valdés
- Batallón Cantabria; jefe: Antonio Tur, plazas: 580 (formado en 1819 sobre la base de los 210 hombres del regimiento de Cantabria, parte de la expedición española de 1818, que fueron los únicos que lograron llegar al Callao al mando del coronel de ese cuerpo Rafael de Ceballos-Escalera, este batallón se distinguió en las campañas de Moquegua, Arequipa y Corpahuaico)
- Batallón del Centro; jefe: Felipe Rivero, plazas: 464 (antiguo batallón de Azángaro(provincia de Puno), cuerpo veterano de la campaña de Pezuela en el Alto Perú, distinguido particularmente en la batallas de Torata y Moquegua bajo el mando de Espartero)
- Batallón Voluntarios de Castro; jefe: José Hugue, plazas: 495 (también conocido como "chilotes", constituido por fidelísimos naturales de Chiloe, incorporados al ejército real del Perú en 1815 tras la derrota de la patria vieja chilena, veteranos de la campaña del Alto Perú)
- Batallón 1ro del Imperial Alejandro; jefe: Pedro Becerra, plazas: 398 (antiguo Regimiento expedicionario de Extremadura, llegado al Perú en 1815, veterano de la campaña del Alto Perú, en 1817 por órdenes directas del Rey Fernando VII fue renombrado Imperial Alejandro, nombre de un regimiento español que combatió por el Zar de Rusia durante las guerras napoleónicas)
División Monet
- Batallón 2do del Primer Regimiento del Cusco; jefe: Francisco Villabase, plazas: 414 (formado en dicha ciudad, veterano del Alto Perú, diezmado en la campaña contra Olañeta)
- Batallón Burgos; jefe: Juan A. Pardo, plazas: 540 (Primer batallón de dicho regimiento expedicionario, llegó al Perú en 1817, hizo la campaña de Chile distinguiéndose en la batalla de Maipú donde fue seriamente diezmado)
- Batallón Guías del General; jefe: Joaquín Bolívar, plazas: 240 (batallón formado durante la campaña del Bajo Perú, se distinguió en el combate de Huanca en 1823)
- Batallón Victoria; jefe: Manuel Sánchez, plazas: 392 (formado con los restos del batallón expedicionario Talavera, que hizo la campaña de Chile en 1814 y fue renombrado Victoria en 1818,37 diezmado en la batalla de Pasco)
- Batallón Infante don Carlos; jefe: Mariano Cucalón, plazas: 444 (uno de los batallones del regimiento formado en 1816 sobre la base del antiguo cuerpo veterano Real de Lima que hizo las campañas del Alto Perú y Chile en 1814, tras agregársele 100 soldados peninsulares fue renombrado antes de partir para la campaña chilena de 1818, el otro batallón resistiría en el Sitio del Callao al mando de Rodil hasta 1826)
División González Villalobos
- Batallones 1ro y 2do del Gerona; jefe: Domingo Echezarraga, plazas: 900 (formado sobre el batallón expedicionario de Voluntarios de Gerona llegado al Perú en 1816, veterano de las campañas del Alto Perú y Bajo Perú, distinguido en Torata y Moquegua, en 1824 se le añade un segundo batallón para la campaña contra Olañeta, donde el regimiento es completamente diezmado)
- Batallón 1ro del Primer Regimiento del Cuzco; jefe: Joaquín Rubín de Celis, plazas: 415 (diezmado en la campaña contra Olañeta)
- Batallón 2do del Imperial Alejandro; jefe: Juan Moraña, plazas: 398 (diezmado en la campaña contra Olañeta)
- Batallón Fernando VII; jefe: José Carratala , plazas: 196 (una compañía suelta del antiguo Regimiento Fernando VII veterano del Alto Perú)
El Sitio del Callao, 1824-1826
División Ferraz (caballería)
- Granaderos de la Guardia, jefe: Valentín Ferraz, plazas: 380(cuerpo creado en 1816 por el brigadier Valentín Ferraz sobre la base de un escuadrón de la escolta del virrey Pezuela, considerado el mejor cuerpo de la caballería realista, se distinguió en las campañas del Alto Perú y luego en las de Torata y Moquegua, hizo la campaña contra Olañeta donde fue diezmado en la batalla de la Lava)
- Húsares de Fernando VII, jefe: Francisco Puyol, plazas: 124 (formados sobre los restos del 4to escuadrón expedicionario que arribó al Perú en 1815, veterano de las campañas del Alto Perú e Ica)
- Dragones de la Unión, jefe: Ramón Gómez de Bedoya, plazas: 218 (formado sobre los restos del 4to escuadrón expedicionario que arribó al Perú en 1815, veterano de las campañas del Alto Perú, Ica y Moquegua)
- Dragones del Perú, jefe: Dionisio Marcilla, plazas: 146 (formado en 1817, disntinguido en la campaña de Ica)
- Dragones de San Carlos; jefe: Jerónimo Villagra, plazas: 86 (parte del regimiento dragones de San Carlos cuerpo de la división del Alto Perú, veterano del Alto Perú)
- Alarbaderos del Virrey; jefe: ¿?, plazas: 46 (cuerpo honorífico de los virreyes del Perú, remanente de la tradicional Compañía de Gentileshombres, Lanzas y Arcabuces que constituían la escolta del virrey)
Artículo principal: Sitio del Callao.
El brigadier José Ramón Rodil, comandante militar de las fortalezas del Callao, se negó a acogerse a la capitulación de Ayacucho confiando en que aun podría recibir refuerzos de España y asediado en los Castillos del puerto resistió un sitio de casi dos años, contaba para su defensa con los veteranos regimientos Real de Lima y Arequipa junto a los soldados independentistas desertores que se le habían unido. Habianse refugiado también en el Callao millares de civiles realistas que perecieron en gran número por hambre y enfermedad, finalmente en 1826 cuando casi todos sus soldados habían muerto y los sobrevivientes se alimentaban de ratas Rodil aceptó capitular ante el comandante del asedio el general Bartolomé Salom obteniendo condiciones honrosas y llevando consigo las banderas de sus regimientos que fueron las últimas en abandonar el Perú. Con la entrega del Callao, desapareció el último ejército español de América del Sur.
Fuerzas navales
![]()
Reproducción de las Banderas elegidas por Carlos III en 1785 para las Marinas de Guerra y Mercante.
En los primeros años del conflicto los elementos navales de la Armada Española bajo la autoridad de los virreyes del Perú se limitaron al trasnporte de expediciones militares y pertrechos a distintos puntos del virreinato, hasta la aparición en el Pacífico de la flota corsaria del almirante Guillermo Brown, al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, no había existido la necesidad de contar con unidades de guerra operativas para hacer frente a los insurgentes ya que estos carecían completamente de medios navales competentes.
Fue virrey Pezuela fue quien llevo a cabo la reorganización de la Marina y el apostadero del Callao, en 1816 llegó de España el primer refurzo marítimo de consideración constituido por la fragata Venganza y en los años siguientes las fragatas Esmeralda y Prueba. Con sus propios recursos económicos y logisticos el virrey logró además poner en pie una escuadrilla de buques menores como bergantines, corbetas y mercantes armados que cumplieron satisfactoriamente sus comisiones militares de aprovisionamiento y captura de mercantes al servicio de los patriotas. En 1821 llegó al Callao la fragata Resolución, la que unida con otras naves de menor calado aumentó considerablemente el poder de la armada. Sin embargo en conjunto la actuación de la escuadra realista disto mucho de ser eficiente, no solo no logró impedir el desembarco de la expedición libertadora del general San Martín, conducida por marinos ingleses al servicio de Chile, sino que incluso en más de una ocasión sus unidades llegadas de la metropoli y mandadas por marinos españoles, se entregaron al enemigo. En 1818, parte de una escuadra que conducía refuerzos al Perú, escoltada por la fragata María Isabel, se sublevo en alta mar y se entrego en Buenos Aires, el resto fue capturada en Talcahuano y solo unos pocos soldados lograron ser desembarcados en Perú y Chile. En 1820 la Esmeralda fue capturada en su apostadero en una incursión sorpresa de Lord Cochrane, en 1822 las fragatas Prueba y Venganza y la corbeta Alejandra, mandadas por el capitán de navio José Villegas se entregaron al gobierno peruano. En 1824 el navio Asia, al mando del capitán de navio Roque Guruceta, armado con 68 cañones y recientemente llegado de España, abandonó a la sitiada guarnición del Callao mandada por Rodil y se dirigió a Filipinas, sublevado en el trayecto acabó por entregarse a las autoridades mexicanas. Similar fue el destino del bergantín Aquiles que llegado también de Cadiz en 1824 terminó en poder del gobierno chileno.
Refiere el capitán francés Gabriel-Pierre Lafond, presente en costas peruanas durante los últimos años de la guerra, que si bien el ejército realista y sus jefes desplegaron en aquella guerra una energía y un valor a toda prueba, los marinos españoles solo demostraron ignorancia y cobardía, pues si estos no hubieran huido (se refiere a la escuadra de Guruceta) hubieran podido destruir a los buques peruanos del almirante Martín Guisse que bloqueaban los castillos del Callao y "su valiente guarnición no hubiera tenido que soportar los horrores de los que fue víctima".38
Epílogo
Las primeras noticias del llamado desastre de Ayacucho llegaron a España como rumores procedentes de Gran Bretaña desde donde el ministro español Camilo Gutierrez de los Rios había escrito a su gobierno que el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, George Canning, le había comunicado la noticia "nada menos que de un triunfo completo del rebelde Bolivar sobre el ejército realista del Perú". La confirmación de este rumor llegó a España en mayo de 1825 con el coronel José María Casariego quien procedente del Perú portaba los pliegos mandados por el virrey La Serna. El 17 de mayo la Gaceta de Madrid, publicaba que no había una confirmación oficial de los hechos y que las fuerzas realistas se estaban recuperando. Sin embargo con la llegada de los primeros oficiales capitulados en Ayacucho estas esperanzas se desvanecieron. Ante lo inesperado de la derrota de un ejército cuyas noticias recibidas el año anterior reportaban solo victorias algunos medios de prensa publicaron entonces que la batalla había sido perdida por traición acusando a los jefes realistas de masónicos y liberales. En adelante todos ellos serían conocidos despectivamente como "ayacuchos" y aunque la corona les confio cargos altos y de confianza, este mote perduraría en el tiempo.39 40
"..Sin la negra discordia que dividió muy pronto a los esforzados defensores del Perú , es muy probable que las armas españolas continuaran triunfando de toda la formidable coalición que los poderes independientes de Buenos Aires, Chile, Colombia y el Perú, formaron para vencerlas, porque toda esta formidable reunión de fuerzas aguerridas y engreidas con los triunfos de Chacabuco y el Maipú, Carabobo, Pasto y Pichincha, fue necesaria para superar la obstinada confianza de los realistas peruanos. Recomendamos a nuestros lectores, tener siempre presente que el epíteto realista era en América sinónimo de español, y valía tanto como decir defensor y partidario de los intereses y derechos de la España .."Refiere el general Guillermo Miller en sus memorias que tras la capitulación de Ayacucho algunos soldados realistas se incorporaron al ejército patriota pero que la gran mayoría se dispersaron y regresaron a sus hogares,42 respecto a los oficiales peruanos hubo varios que entraron a servir en el ejército republicano aunque muchas veces sufriendo el desprecio de quienes pese a haber servido también en el ejército real habiánse unido a los independentistas antes de Ayacucho, estos oficiales conocidos como "capitulados" sufrían la misma estigma que los "ayacuchos" en España.
Gnrl. Andrés García Camba.41
"...Valle-Riestra era además un jefe que había servido a los españoles hasta Ayacucho. De estos había muchos en el ejército, y esta circunstancia tenía los ánimos encontrados entre capitulados y los que habían servido al país..."Altos oficiales españoles como Andrés García Camba y Jerónimo Valdés dedicaron la redacción de sus Memorias sobre la guerra de independencia peruana a defenderse del epíteto de ineptos, cobardes e incluso traidores que recibían de parte de la sociedad española y en especial de sus enemigos políticos, a esta labor se sumaron historiadores como Mariano Torrente, todos ellos resaltaron la desesperada lucha que sostuvieron en el Perú por los derechos del Rey y su patria, manteniendo una guerra desigual y venciendo muchas veces a ejércitos multinacionales que les doblaban en número y elementos señalando que mientras los independentistas peruanos podían recibir refuerzos de Colombia, Chile y Argentina por un océano dominado por sus flotas, ellos se encontraban aislados de la metrópoli; haciendo además especial mención a la traición de Olañeta como verdadera causa de la ruina del ejército real.
Los altos jefes realistas, la mayoría de ellos peninsulares, obtuvieron en las condiciones de capitulación de Ayacucho y el Callao que el gobierno republicano les costeara los pasajes a España comprendiendo también a los individuos de tropa expedicionaria que habían sobrevivido a los 16 años de campaña. No obstante algunos de estos oficiales entraron a servir a la república obteniendo la nacionalidad peruana por sus posteriores servicios aunque hubo varios que volvieron a caer en desgracia por apoyar al caudillo perdedor en una de las tantas guerras civiles peruanas que se sucedieron hasta mediados del siglo XIX.44
Fin de la Guerra
Tras la restauración del gobierno absolutista de Fernando VII en España mediante la intervención militar francesa al mando de Luis Antonio de Francia, los gobiernos de Inglaterra y Francia dejan reflejado en el mismo año 1823, en el Memorandum Polignac, su acuerdo de no intervenir en América en ayuda del rey español. En el año 1830 Fernando VII de Borbón pierde toda posibilidad de ayuda por parte de absolutismo francés con la caída del gobierno borbónico en Francia y el ascenso al trono francés del constitucional Luis Felipe. Finalmente todos los planes españoles de reconquista de América cesan con el fallecimiento del monarca Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, momento en que se pone punto final en España a toda operación militar contra la independencia de los estados hispanoamericanos.45
Oficiales destacados
- Gerónimo Valdés, natural de Villarín de Asturias, arribó a América en 1816, se distinguió en la batalla de Torata, por sus méritos fue nombrado vizconde de Torata. Según Miller su fuerte carácter hacia que fuera "temido por sus oficiales pero idolatrado por sus soldados" quienes solían decir que en "en campaña el tío siempre está en casa" haciendo referencia al hábito que tenía de compartir las penurias de sus hombres en campaña, no teniendo en su mesa más que sus simples raciones de soldado y durmiendo al aire libre envuelto en un poncho o dos a la cabeza de sus tropas donde quiera se encontrasen en marcha.46
- José de Canterac, natural de Castel Jaloux (Francia), llegó al Perú en 1818, hizo la campaña al Alto Perú, fue nombrado jefe de estado mayor por el virrey la Serna, derrotó a los independentistas en las importantes batallas de Macacona y Moquegua en 1822 y 1823 respectivamente pero fue derrotado en Junín (1824), tras la batalla de Ayacucho firmó la capitulación al estar el virrey herido.
- Joaquín de la Pezuela, natural de Huesca, arribó al Perú en 1805, se distinguió en las campañas del Alto Perú en especial en la batalla de Viluma, fue nombrado Marqués de Viluma y posteriormente virrey del Perú, desprestigiado por el fracaso de la campaña en Chile y debilitado por el desembarco de la expedición libertadora fue depuesto por sus subordinados.
- José de la Serna, natural de Jerez de la Frontera, de larga experiencia en las guerras europeas paso en 1815 al Perú, combatió con distinción en el Alto Perú ascendiendo a teniente general, tras el Pronunciamiento de Aznapuquio reemplazó a Pezuela como virrey del Perú.
- Manuel Olaguer Feliú, natural de Ceuta, arribó al Perú en 1817 tras la batalla de Chacabuco. Mariscal de Campo, Subinspector y Director del Real Cuerpo de Ingenieros del Virreinato, integró la Junta de Guerra presidida por el Virrey Pezuela, luego fue nombrado por el Virrey de La Serna miembro de la Junta de Pacificación.47
- José Manuel de Goyeneche, noble criollo natural de Arequipa, de importante desempeño en la campaña contra el Ejército del Norte, obtuvo una importante victoria en Huaqui, fue nombrado Conde de Guaqui.
- Pío Tristán, noble criollo natural de Arequipa, combatió en Alto Perú a órdenes de Goyeneche y dirigió la ofensiva sobre el norte argentino.
- Andrés García Camba, natural de Lugo, oficial de caballería y luego de estado mayor participó en varias campañas militares desde su llegada a América en 1816 hasta la misma batalla de Ayacucho, fruto de su propia experiencia personal redactó sus Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú, una importante fuente historiográfica.
- Baldomero Espartero, natural de Ciudad Real, llegó al Perú en 1815, fue organizador y comandante del Batallón ligero del Centro, se distinguió en la campaña de 1823 en las batallas de Torata y Moquegua. Tuvo un destacado papel en la posterior historia de España.
- Valentín Ferraz, natural de Huesca, se embarcó para el Perú en 1816, se distinguió como oficial de caballería, formó y comandó el escuadrón Granaderos de la Guardia, cuerpo que a decir de Espartero "no cedía en nada a los mejores de Europa"48 a cuya cabeza obtuvo la victoria en el combate de Arequipa, recuperando la ciudad tras vencer a la numéricamente superior caballería grancolombiana al mando de los generales Sucre y Miller.
- Pedro José de Zavala, noble criollo natural de Lima, coronel del batallón de Españoles de Lima, sirvió junto a sus hijos Toribio y Juan de Zavala en el ejército real, secundó el Pronunciamiento de Aznapuquio, tras es final de la guerra su hijo Toribio optó por ostentar la nacionalidad peruana mientras que Juan la española, el primero de ellos combatiría junto a un nieto suyo en el combate del 2 de mayo de 1866 contra la escuadra española falleciendo durante la acción, paralelamente Juan se desempeñaba como Ministro de Marina de España.49
- Cayetano Ameller, natural de Cádiz, llegó al Perú en 1816 como capitán del Batallón ligero Gerona, en 1822 era comandante del mismo, tuvo una muy distinguida participación en la batalla de Torata, donde realizó una brillante carga a la bayoneta con su batallón derrotando y poniendo en fuga a los batallones Nro 4 y Nro 11 del ejército de los andes y el Nro 5 de Chile; ascendido a brigadier marchó a las órdenes de Valdés contra el insurrecto Olañeta, en esta campaña su batallón fue diezmado y el mismo muerto en la batalla de Lava donde Olañeta fue derrotado el 17 de agosto de 1824.50
- Felisiano Asín y Gamarra, comandante general de caballería en la batalla de Torata, dirigió la carga sobre la infantería enemiga, cayo mortalmente herido durante el ataque.
Referencias
- ↑ estimaciones del historiador Manuel Ovilo y Otero (Historia de las Cortes de España, y exámen histórico-crítico de las mismas desde el casamiento de S. M. la reina Doña Isabel II. Libro de los diputados célebres, pág. 112)
- ↑ Compendio de historia de América: pte. 4. La revolución, pág. 257
- ↑ Véase el uso de esta denominación en "Biografía del excelentísimo señor teniente general Don Valentín Ferraz" publicada en la obra del Estado Mayor de Ejército (España), Madrid, 1854.
- ↑ Véanse estas tres denominaciones en "Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú" por Andrés García Camba.
- ↑ Universidad de Chile "Anales de la Universidad de Chile", Número 9, pág. 132.
- ↑ Blanco Valdés, Roberto Luis "Rey, cortes y fuerza armada en los orígenes de la España liberal, 1808-1823", págs. 165 -166
- ↑ Andrés García Camba, "Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú", Volumen 2, pág. 54
- ↑ El Restaurador periódico absolutista editado por Fray Manuel Martínez, España 1823, págs. 709 y 710
- ↑ "El Virreynato del Perú después de las últimas desmembraciones y nuevas agregaciones que se le han hecho tiene por límites al norte la provincia de Guayaquil; el desierto de Atacama al sur, comprendiendo en todo su territorio desde los 32 minutos al norte de la equinoccial hasta los 25° 10’ de latitud meridional", Memoria del virrey del Perú José Fernando de Abascal citada en "La cuestión del Pacífico. pág. 6. Autores: Victor Manuel Maurtua, Javier Prado y Ugarteche"
- ↑ Luqui-Lagleyze, Julio Mario; "El ejército realista del Perú en la independencia sudamericana 1810-1825", págs. 86-87
- ↑ Roel Virgilio, "Los libertadores", pág. 281 (reclutamiento y movilización de los coloniales)
- ↑ Publicado por Jhon Miller, "Memoirs of general Miller, in the service of the republic of Peru: Volumen 2, Página 174"
- ↑ descripción citada en Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú, "Historia general del Ejército peruano: Volumen 4,Parte 2", pág. 465 :"...Batallón Cantabria, de color azul con vueltas amarillas..."
- ↑ Robert L. Scheina "Latin America's Wars: The age of the caudillo, 1791-1899" pág. 70
- ↑ Julio Luqui-Lagleyze, "Por el Rey, la Fe y la Patria", págs. 391 y 392
- ↑ Andrés García Camba "Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú", Volumen 1 pág. 278
- ↑ "Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru", Volumen 1 publicado por John Miller, pág. 204
- ↑ DE LA CUESTA, Julio (1990). Banderas olvidadas: el ejército realista en América. Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1990. ISBN 84-7232-547-4.
- ↑ Luqui Lagleyze, Julio Mario, "Por el rey, la fe y la patria: El Ejército realista del Perú en la independencia sudamericana 1810-1825", págs. 391-392
- ↑ Ni con Lima ni con Buenos Aires
- ↑ inserto en Documentos del archivo de San Martín, Volumen 11, pág. 583
- ↑ "Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú", Volumen 2, pág. 89
- ↑ William Miller, "Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru", Volumen 2, pág. 191
- ↑ Jerónimo Valdés, "Documentos para la historia de la guerra separatista del Perú", Volumen 3, pág. 57
- ↑ Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú", Volumen 2, pág. 228
- ↑ Virgilio Roel, "Los libertadores", pág. 335
- ↑ José Agustín Puente Candamo,Margarita Guerra, "Sobre el Perú: homenaje a José Agustín de la Puente Candamo", Volumen 1, pág. 141
- ↑ Biografía de Don Diego Benavides y de la Cueva. VIII Conde de Santistevan del Puerto, Comendador de Monreal en la orden de Santiago Virrey del Perú en "Diccionario histórico-biográfico del Perú" Tomo II pág. 28
- ↑ Diccionario histórico-biográfico del Perú. Tomo segundo formado y redactado por Manuel de Mendiburu pág. 366
- ↑ por Allan J. Kuethe,Juan Marchena Fernández "Soldados del rey: el Ejército Borbónico en América colonial en vísperas de la independencia" págs. 245 - 250
- ↑ Demetrio Ramos Pérez "Emancipación y nacionalidades americanas" págs. 94 y 95
- ↑ "Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú" pág. 267
- ↑ David Marley "Historic cities of the Americas: an illustrated encyclopedia, Volumen 1" página 725
- ↑ Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú 1809-1825. Tomo II, Página 98. Gnrl. Andrés Garcia Camba [1]
- ↑ "Vida militar y política de Espartero", Tomo I, pág.48
- ↑ referencias de los cuerpos realistas obtenidas de la obra de Andrés García Camba. "Memorias para la Historia de las armas españolas en el Perú", Tomos I y II. Las cifras son tomadas de Documentos de la Guerra Separatista del Perú Torata Tomo I. pag 249
- ↑ Serafín María de Sotto Clonard, "Historia orgánica de las armas de infantería y caballería españolas", pág. 204
- ↑ testimonio citado en "Vida militar y política de Espartero", Tomo I, págs. 61-62
- ↑ Diego Barros Arana, "Historia general de Chile: Parte novena", pág. 363
- ↑ Josep Fontana,Josep Fontana i Làzaro, "De en medio del tiempo: la segunda restauración española, 1823-1834", pág. 250
- ↑ Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú 1809-1825. Tomo II, Página 98. Gnrl. Andrés García Camba
- ↑ "Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru", Volumen 2, publicadas por John Miller pág. 211
- ↑ Manuel Bilbao, "Historia de Salaverry" pág. 221
- ↑ véase la "lista de oficiales malditos que apoyaron a la confederación" publicada en 1839 y citada en "Sobre el Perú: homenaje a José Agustín de la Puente Candamo, Volumen 1" por José Agustín Puente Candamo y otros autores" pág. 125; en ella figuran los nombres de varios oficiales españoles y capitulados al servicio de Andrés de Santa Cruz
- ↑ Jaime Delgado (1960). Nuevo Mundo. ed. La independencia hispanoamericana. p. Página 113. «No obstante, los proyectos de reconquista, oficiales o particulares, no escasearon hasta 1833, fecha de la muerte de Fernando VII»
- ↑ "Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru", Volumen 2 publicadas por John Miller págs. 210 - 211
- ↑ Guarda, Gabriel “La sociedad en Chile antes de la colonización alemana. 1645-1845” Editorial Andrés Bello. Santiago. 1979, pág. 366
- ↑ "Biografía del excelentísimo señor teniente general Don Valentín Ferraz" publicada en la obra del Estado Mayor de Ejército, Madrid 1854, pág. 107
- ↑ José Celedonio Urrea "Una página gloriosa para la historia del Perú: o, El 2 de mayo de 1866" - pág. 96
- ↑ Manuel de Mendiburu "Diccionario histórico-biográfico del Perú" Tomo primero pág.s 252 - 253
Bibliografía
- DÍAZ VENTEO, Fernando, Las campañas militares del Virrey Abascal, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1948.
- LUQUI LAGLEYZE, Julio Mario y MANZANO LAHOZ, Antonio, Hombres en uniforme. “Los Realistas” (1810-1826). Virreinatos del Perú y del Río de la Plata, y Capitanía General de Chile, Vol. 5, Valladolid, Quirán, 1998.
- LUQUI LAGLEYZE, Julio Mario, "Por el Rey, la Fe y la Patria. El ejército realista del Perú en la independencia sudamericana 1810-1826", Premio Ejército 2004, Imprenta del Ministerio de Defensa de España, 2006.
- RODRÍGUEZ CASADO, Vicente y CALDERON QUIJANO, Antonio, Memoria del gobierno del Virrey José Fernando de Abascal y Sousa (1806-1816), 2 Vols., Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1944.
- MORENO DE ARTEAGA, Ignacio, José de la Serna, último virrey español, León, Akrón, 2010.
- VARGAS EZQUERRA, Juan Ignacio, Un hombre contra un continente. José Abascal, rey de América (1806-1816), León, Akrón, 2010. ISBN 978-84-92814-03-9. [2]
- VARGAS EZQUERRA, Juan Ignacio, “Las contraofensivas realistas en el Perú (1810-1816)”, en COLOMER VIADEL, Antonio, Las cortes de Cádiz, la Constitución de 1812 y las Independencias Nacionales en América, Ugarit Comunicación Gráfica, Valencia, 2011, págs. 539/561. ISBN 978-84-614-9259-6.
- VARGAS EZQUERRA, Juan Ignacio, “La previsión política de un soldado: Abascal, virrey del Perú”, en NAVARRO ANTOLÍN, Fernando, Orbis Incognitus. Avisos y legajos del Nuevo Mundo, Vol. 2, Universidad de Huelva, 2008, págs. 873/887. ISBN 978-8496826-96-0.
Marcadores