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Tema: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

  1. #81
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    Y a los negros

    Y de paso hace una mención en contra de la tendenciosa película "Amistad" donde el judio Steven Spielberg maneja tópicos de la leyenda negra.
    A veces "Jewolywood" da sorpresas, además de Mel Gibson, en los '80 fue todo un éxito "La Misión" donde se muestra la lucha heroica de los jesuitas y los guaraníes contra la escoria bandeirante en lo que hoy es la provincia de Misiones. En el subforo de música voy a pegar el disco de la peli que encontré en You Tube.
    Mexispano dio el Víctor.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  2. #82
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Muy buenos aportes, amigazo. Los vengo compartiendo en FB en unos grupos de hispanistas que me agregaron.
    Eso quizás explica por qué ha tenido tantas visitas recientemente el hilo, la última vez que me fijé en el contador (24 de abril) andaba en 37,069, hoy ya se han sumado más de 200.

    Por cierto, estaba recordando a un tipo que es célebre por aquellas sureñas tierras, Julius Popper ¿Crees que quedaría bien en este tema? Ya ves que él, igual que sus predecesores, era un gran amigo y protector de los nativos americanos.
    Última edición por Mexispano; 28/04/2014 a las 06:57

  3. #83
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Uf, el judío rumano Popper (¿o habría que llamarlo Popó?) fue un gran exterminador de indios en Tierra del Fuego a finales del siglo XIX. Los cazaba como si fueran animales. Buscador de oro, como en las películas del Far West, llegó a tener tanta influencia que hasta acuñó moneda e hizo imprimir estampillas (sellos de correos) propios.




    Julio Popper en una de sus incursiones. A sus pies, yace un ona muerto.


    Mercenarios de Julius Popper disparando mientras en el suelo está el cadáver de un Selknam.



    Mercenarios de Julius Popper saquean una tienda Selknam mientras otros disparan a mansalva contra los que huyen.


    Objetos saqueados por los mercenarios de Popper a los Selknam.
    jasarhez dio el Víctor.

  4. #84
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    ¿Crees que quedaría bien en este tema?
    Sí, está todo relacionado. Rivanera Carlés también escribió un libro sobre Popper que formaba parte de una colección sobre la "cuestión judía". El autor dice que la Argentina tiene un problema judío doble porque además de las familias aristocráticas y próceres de origen marrano tiene una de las colectividades judías más grandes...



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  5. #85
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Sí, está todo relacionado. Rivanera Carlés también escribió un libro sobre Popper que formaba parte de una colección sobre la "cuestión judía". El autor dice que la Argentina tiene un problema judío doble porque además de las familias aristocráticas y próceres de origen marrano tiene una de las colectividades judías más grandes...


    ¿Te refieres a éste?

    EL "REINO" PATAGÓNICO DEL JUDÍO POPPER

  6. #86
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?


    martes, 29 de diciembre de 2009


    LA VENGANZA JUDAICA POR 1492



    El empresario norteamericano y denunciador de los abusos judíos, Henry Ford



    LA ORGANIZACIÓN MASÓNICA JUDÍA: B'NAÏ B'RITH

    En un reciente artículo de esta bitácora, aludíamos a una extraña y oscura organización judía, llamada B'naï B'rith: pinchen aquí

    Para documentar mejor a nuestros lectores, queremos introducirles un poco en la naturaleza, fundación y actuación de la B'naï B'rith (a partir de ahora nos referiremos a ella con la siglas B.B.)

    La B. B. se fundó en 1843 en Chicago, y la mayoría de sus miembros fundadores eran judíos de origen alemán instalados en los EE.UU.; su nombre significa "Hermanos de la Ley (de Moisés)". En 1885 lograron levantar la primera sucursal fuera de Estados Unidos, haciéndolo en Berlín con la Gran Logia número 8. Austria y Rumanía fueron los siguientes países europeos en conocer la implantación de sendas Grandes Logias. Se conoce de la B. B. muy poco, pero muchos estudiosos (como Ricardo de la Cierva) suponen que es una masonería para judíos. En efecto, no todos los judíos pertenecen a esta organización, con preferencia tienen cabida en la misma los más liberales de entre los judíos. El gran conocedor de los entresijos judaicos en Estados Unidos de Norteamérica, Henry Ford, la consideraba así: "Se la puede conceptuar como masonería exclusiva de los judíos, y esto nos indica su particularidad característica."

    Una de las actividades más notables de la B. B. es la "Liga anti-difamatoria". Esta organización dependiente de la B. B. está exclusivamente dedicada a denunciar y ofrecer una contra-ofensiva inmediata a todo aquello que pueda afectar al pueblo judío. Cualquier cosa que sea considerada como ofensa para ellos es sofocada bajo un aluvión de protestas, usando también la técnica del boicot, elevando la acusación de "antisemita" para todo aquel que no desfile al son de su tambor.

    Algunos han sido sus éxitos en tan dilatada trayectoria. Recordemos, por ejemplo, que el Presidente de los EE.UU. tanto como los gobernadores de cualquier Estado norteamericano solían usar una fórmula para felicitar a los norteamericanos en el Día de Acción de Gracias. La fórmula siempre expresaba de alguna forma el sentir cristiano de la nación norteamericana, o bien se pronunciaba la felicitación en el nombre de Jesús. Los judíos asentados en EE.UU. reaccionaron, protestando contra ella por ser esta mención de Jesús "una violación de sus sentimientos religiosos". En 1880 lograron modificar la situación: "Tuvo una modificación importante en el ceremonial del Día de Acción de Gracias. En el último párrafo de la proclamación se han modificado las palabras "comunidad cristiana" por "comunidad de hombres libres." Dicha modificación se introdujo a consecuencia de una instancia presentada por importantes personajes israelitas, y toda la presión social que pudieron ejercer sobre el gobernador de Pensilvania. Así nos lo dice el tomo 20 de la Sociedad Histórica Americano-Judía, reproduciendo el telegrama fechado en Harrisburg (Pensilvania) el 10 de noviembre de 1880.





    No se dieron por satisfechos. En EE.UU. hicieron todo lo posible para eliminar de la literatura escolar y universitaria "El Mercader de Venecia", una colosal tragedia de William Shakespeare. En noviembre de 1919 la Liga Anti-difamatoria, brazo activista de la B. B., se jactaba de que dicha obra de la literatura universal hubiera sido suprimida en 150 colegios norteamericanos. A principio del siglo XX no pudieron retirar el cuadro de John Singer Sargent, titulado "La Sinagoga", en la Biblioteca de Boston, pero no dejaron de patalear todo lo que pudieron para salirse con la suya.




    William Jennings Bryan, Secretario de Estado de Woodrow Wilson y marioneta de Simon Wolf


    Simon Wolf, miembro de B. B., fue durante 50 años representante de los intereses judíos en Washington. Simón Wolf fue quien propuso al Secretario de Estado, el masón William Jennings Bryan (quien ocupó, bajo la presidencia de Woodrow Wilson, dicho puesto desde marzo de 1913 a Junio de 1915) el nombramiento de un embajador judío para España. La razón que adujo Simon Wolf para que W. J. Bryan enviara un embajador judío a España fue que, de esa forma: "América protesta[ba] aún contra la expulsión de los judíos en el siglo XV."

    En esta declaración hay algo muy curioso: ¿qué agravios tienen los norteamericanos -que no sean judíos- contra la España de los Reyes Católicos? ¿O es que América ya no es América y es el Segundo Israel?

    Tengamos en cuenta que, para ellos, no ha pasado el tiempo. Su odio y sed de venganza contra los Reyes Católicos y contra España -como se pondrá de manifiesto repasando su historia- no se ha mitigado pese a todo lo que ha llovido. Y también quedaría por investigar quiénes fueron los diplomáticos que bajo nacionalidad estadounidense humillaron a España en el Tratado de París, tras el desastre de 1898; pues mucho se habla de los yanquis, pero poco de quienes estaban presionando por los acuerdos de paz más desventajosos para España, con el ánimo de humillarnos. Pero, aquel que lo descubra -y se decidiera a publicarlo- muy posiblemente no encontraría una editorial que lo diera a su estampa (lo decimos con conocimiento de causa.)

    B. B. alcanzó a tener un colosal número de socios repartidos por todo el mundo. Subdividió el planeta en 11 distritos, 7 de los cuales se hallan en EE.UU. Estados Unidos, Europa, Asia y África.

    Pero no pensemos que son cosas del ayer o cosas que pasan muy lejos de nosotros. En 1986, muchos centros de enseñanza españoles pudieron recibir un juego de documentos (entre los que se hallaba incluida una cassette. El título de la campaña publicística era "Maimónides y su mundo". Se trataba de conmemorar al filósofo judío nacido en Córdoba y deportado a Marruecos, para estar más cerca de Israel: muerto en El Cairo, nunca expresó querer regresar a Córdoba, pero sí que quiso ser enterrado en Jerusalén*. En dichos documentos, como era de esperar, no se hace mención alguna de la opinión que Maimónides expresaba en sus obras sobre la condición -para él, "inferior"- de la raza negra. Maimónides pensaba que los negros estaban, en la jerarquía de lo creado: "entre las cosas existentes por debajo del ser humano y por encima de un mono." Si esta declaración la hiciera un alemán, sería inmediatamente acusado de racista y echado a los leones. Pero esta despectiva consideración de la raza negra no era de un alemán, ni de un español: era de un judío, el mismo que la B. B. trató de conmemorar, para así alimentar su parte en el falsario mito de las Tres Culturas. Esto ocurrió en 1986 en España. Bien: Pues dicho material documental lo editó, publicó y distribuyó la B. B. de España.Tras el deceso de uno de los líderes de B. B. -el abogado Leon Stuart Levi, presidente de la misma desde 1900 y muerto en 1904- la B. B. editó en 1905 un folleto homenajeando a L. S. Levi. En dicho panfleto de rigurosa credibilidad, pues era una publicación de su propia autoría, además de cantos de alabanza racialista sobre las virtudes y excelencia del "pueblo elegido", destinado a dominar a los demás pueblos, se puede leer:

    "Otras naciones pueden ufanarse de sus éxitos guerreros y de sus triunfos, pero a pesar de los múltiples frutos de sus victorias, nunca fueron de larga duración. Con razón se puede decir que la nación cuya grandeza se funda en el valor físico, degenera por la vía de la discordia y de la extenuación... En la virtud de sufrir poseen los judíos, creo, un amparo contra la degeneración, que caracteriza la historia de los demás pueblos."

    Desde luego, en este particular le asiste mucha razón a Levi. Pueblos como España -con un espléndido pasado bélico y glorioso- han llegado prácticamente a la extenuación. Pero tampoco hemos de descartar que esa degeneración nuestra ha sido acelerada, si tenemos presente que, desde el siglo XIX, existen quienes son capaces de ser catalizadores de esa decadencia.

    La B. B. sigue en pie. La Liga Anti-difamatoria también. ¿Quién será la próxima víctima de sus tentáculos?

    Como cristianos, convencidos verdaderamente de la dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su raza o color de piel, expresamos nuestro rechazo por toda la violencia que ha podido sufrir el pueblo judío a lo largo de su larga historia. Pero, como españoles, también exigimos que sean ellos -los judíos- los que, por una vez siquiera, nos pidan perdón por la hostilidad que han desarrollado desde 1492 hasta la fecha contra nosotros, los españoles.

    Y, no se nos olvide, tampoco estaría mal que pidieran perdón por las barbaridades racistas que el filósofo de quien están tan orgullosos, Maimónides de Córdoba y otros de su raza, dejaron escritas y que son una absoluta e inadmisible denigración de la raza negra.

    *Corregimos a instancias de un amable lector que nos comenta esta entrada en COMENTARIOS.

    Publicado por Barandán en 15:11



    Fuente:

    LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS: LA VENGANZA JUDAICA POR 1492











    A principio del siglo XX no pudieron retirar el cuadro de John Singer Sargent, titulado "La Sinagoga", en la Biblioteca de Boston, pero no dejaron de patalear todo lo que pudieron para salirse con la suya.







    Última edición por Mexispano; 30/04/2014 a las 05:05

  7. #87
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    Sí, muchísimas gracias. Este es el último que publicó en los '80 porque después se aprobó la ley "antidiscriminatoria", precisamente a pedido de los "hermanos mayores".

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    La B. B. se fundó en 1843 en Chicago, y la mayoría de sus miembros fundadores eran judíos de origen alemán instalados en los EE.UU.; su nombre significa "Hermanos de la Ley (de Moisés)"
    Corrección: significa "hijos del pacto".


    En 1986, muchos centros de enseñanza españoles pudieron recibir un juego de documentos (entre los que se hallaba incluida una cassette. El título de la campaña publicística era "Maimónides y su mundo". Se trataba de conmemorar al filósofo judío nacido en Córdoba y deportado a Marruecos, para estar más cerca de Israel: muerto en El Cairo, nunca expresó querer regresar a Córdoba, pero sí que quiso ser enterrado en Jerusalén*. En dichos documentos, como era de esperar, no se hace mención alguna de la opinión que Maimónides expresaba en sus obras sobre la condición -para él, "inferior"- de la raza negra. Maimónides pensaba que los negros estaban, en la jerarquía de lo creado: "entre las cosas existentes por debajo del ser humano y por encima de un mono."
    Es curioso que está logia, que supuestamente se dedica a luchar contra la discriminación, ese mismo año, en su boletín del capítulo argentino, publicó un homenaje al general Roca al que tituló: "Teniente General Don Julio Argentino Roca. Benefactor del Pueblo Judío". En el mismo elogiaban a Roca por haber despoblado el sur del país de indios y haber traído inmigración de Europa (durante el gobierno de Roca se produce la primera oleada de inmigración judía procedente de Rusia). Y fue también el año en que se inauguró el monumento a Maimónides en Buenos Aires y, curiosamente, comenzaba a asomar el indigenismo.
    Última edición por Erasmus; 01/05/2014 a las 01:06



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  8. #88
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Sí, muchísimas gracias. Este es el último que publicó en los '80 porque después se aprobó la ley "antidiscriminatoria", precisamente a pedido de los "hermanos mayores".

    Por acá también se incluirá el antisemitismo como una forma de discriminación, a petición del jefe de Gobierno de la capital, que para variar es masón.


    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Es curioso que está logia, que supuestamente se dedica a luchar contra la discriminación, ese mismo año, en su boletín del capítulo argentino, publicó un homenaje al general Roca al que tituló: "Teniente General Don Julio Argentino Roca. Benefactor del Pueblo Judío". En el mismo elogiaban a Roca por haber despoblado el sur del país de indios y haber traído inmigración de Europa (durante el gobierno de Roca se produce la primera oleada de inmigración judía procedente de Rusia). Y fue también el año en que se inauguró el monumento a Maimónides en Buenos Aires y, curiosamente, comenzaba a asomar el indigenismo.

    ¿Podrías poner algunos fragmentos del dichoso homenaje? Por lo menos para que se vea la incongruencia de esta gente y ampliar más la información que hemos colocado aquí.

    Hoy justamente estaba leyendo en uno de los periódicos favoritos de los mexicanos políticamente correctos una columna de un "hermano mayor" donde a raíz de la canonización de los Papas, se despachó de lo lindo contra la Iglesia, culpándola casi hasta de los desastres naturales.
    Última edición por Mexispano; 05/05/2014 a las 06:07

  9. #89
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?


    Opinión / Columna

    Jesus Arrieta Cabrera

    Cómo se formó el totalitarismo desde la era Colonial

    El Sol de Zacatecas

    8 de diciembre de 2012



    Por la gran manipulación de la ignorancia, en México-país, la historia se manosea para ocultar informaciones que son parte fundamental de la evolución de muchos problemas que por no revisarse estafan nuestra identidad; que dicha sea la verdad: por las maniobras de la mala fe, han degenerado en defectos sociales que han hecho de la nación, un frankenstein peligroso; al que se le mantiene sedado con mentiras y omisiones.

    Debemos triturar ese colado de concreto endurecido, porque eso ha sido la gran plancha que nos encerró en un sarcófago sin estar muerta la conciencia nacional de esta colectividad que no se ubica en el tiempo histórico.

    La cuestión de este nudo gordiano comenzó con la formación de los primeros grupos de poder que polarizaron al despotismo del protosistema, contra los frailes como Vasco de Quiroga que era uno de los cuatro "oidores" del gobierno de La Segunda Audiencia presidida por el obispo de Santo Domingo, Don Sebastián Ramírezde Fuenleal, que Carlos V ordenó trasladar a México de la nueva España, para que restaurara el orden, sobre el caos y las consecuencias que dejó el corrupto totalitarista Nuño de Guzmán; quien junto con sus cuatro oidores se bronquearon con el obispo Fray Juan de Zumárraga, que delató ante el emperador el despotismo y maltrato sobre los indios y el país; los que gemían bajo la primera audiencia (1528-1530).

    Traigo hasta la atención de los lectores este asunto, porque desde la circunstancia colonial, aquel gobierno despótico de la primera audiencia del Guzmanato, con sus prepotentes, se robaba el ahorro de la naciente nación y se hizo normal el estupro; y se desató la esclavitud que la iglesia representada por los frailes de San Francisco recriminó a los heterodoxos adversarios del santo oficio perseguidor de "los judíos y luteranos infiltrados en la Nueva España".

    Lo señalo como una cuestión que es tabú por el solo hecho de mencionar a los judíos de la Nueva España; de quienes el filosemita Alfonso Toro aclara en su libro "Los Judíos en la Nueva España", donde dice que para 1550, la sólida comunidad de los Israelitas sumaba el 25% de los pobladores venidos de España; en cuyo país eran una burguesía adicta a la especulación usurera de ganancias leoninas y el acaparamiento de cargos públicos; y hasta puestos en el alto clero.

    Lo polémico de esta cuestión del poder, radica en que esa comunidad encabezada por la gente del grupo de Nuño de Guzmán, y el funcionario numero 1 de hacienda Gonzalo de Salazar, quienes paliaban la esclavitud y hierros de marcar indios; por lo que Hernán Cortes, hechó mano de su carrera en leyes que había olvidado por venir al nuevo mundo, pues la brutal primera audiencia, no disimulaba su protervia contra los mexicanos, que solo contaban con la protección de los frailes y la ley de las ordenanzas de Cortes, que los corruptores se pasaban por la horqueta.

    Quede bien claro aquí ésta protagónica escena en que el lector podrá ubicar los tres factores sociales; los que no deben oscurecerse con las omisiones y los manoseos de los corruptores de la historia, que callan aquella infiltración que tuvo la manga ancha para hacer su grupo de poder totalitario, ocultándole a la Inquisición su identidad de criptojudaísmo.





    Fuente:

    Cómo se formó el totalitarismo desde la era Colonial - Jesus Arrieta Cabrera
    Última edición por Mexispano; 05/05/2014 a las 06:02

  10. #90
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Esto lo saco de un blog indigenista pero dice bastante.



    Antonio Raposo, bandeirante, destruye las misiones guaraníes de Guaíra, Brasil, y esclaviza a 4.000 indígenas.







    30 de enero de 1.629 - Antonio Raposo, bandeirante, destruye las misiones guaraníes de Guaíra, Brasil, y esclaviza a 4.000 indígenas.

    Reciben el nombre de Bandeirante los hombres que a partir del siglo XVI penetraban en los territorios interiores del continente americano, partiendo de San Pablo. El nombre "bandeirante" proviene de la palabra portuguesa "bandeira"(bandera) ya que se agrupaban usando banderas que los distinguían, en sentido figurado luego fueron llamadas "bandeiras" las bandas armadas y también se llamaron "bandeiras" las incursiones portuguesas en territorios reclamados por España.

    Antonio Raposo recibiría hoy el calificativo de mercenario. En 1622, después de que su padre murió, se instaló alrededor de Sao Paulo. Seis años más tarde, en 1628, abandonó la aldea con la primera bandeira, compuesta de 900 colonos y 2000 guerreros Tupi.

    En este viaje se comenzó a “cazar a los herejes” al sur, capturando más esclavos indígenas (principalmente Tupi, Tememinos y Carijós). Los bandeirantes atacaron por primera vez algunos pueblos guaraníes, en el valle del alto Paraná, que estaban protegidos por los jesuitas españoles y brutalmente mataron a muchas personas, capturando 4.000 indígenas. Este viaje permite la anexión de una parte de la tierra al este del Río Uruguay (los actuales estados de Paraná y Santa Catarina) a la colonia portuguesa; territorios que se les cedería con el correr de los años a acaudaladas familias que se conformarían en una de las grandes clases parasitarias del Brasil, los terratenientes.

    Enfermo de poder y codicia se embarcó en su último viaje con una bandeira en 1648, en busca de oro, minerales preciosos y esclavos en el inexplorado continente. Los bandeirantes viajaron por más de 10.000 kilómetros y sólo Tavares, 59 blancos y algunos indígenas alcanzaron Belém, en la desembocadura del río Amazonas.

    Como suele ocurrir en otros países de Latinoamérica, estos asesinos, que conformaron la clase dominante, suelen ser homenajeados por las actuales, asignándoles con sus nombres, calles y localidades. Una de las principales autopistas de Brasil lleva su nombre, Rodovia Raposo Tavares, que comunica a la ciudad de Sao Paulo con el oeste del estado, su trazado prácticamente coincide con la ruta que Tavares tomó en su viaje hacia el sur en el que consiguió anexar a la América Portuguesa los territorios de los actuales estados de Paraná y Santa Catarina.





    Fuente:

    Pachamama: Antonio Raposo, bandeirante, destruye las misiones guaraníes de Guaíra, Brasil, y esclaviza a 4.000 indígenas.

    Última edición por Mexispano; 05/05/2014 a las 06:09

  11. #91
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    ¿Podrías poner algunos fragmentos del dichoso homenaje? Por lo menos para que se vea la incongruencia de esta gente y ampliar más la información que hemos colocado aquí.
    La info venía en un boletín titulado "Informaciones sobre la Masonería y otras sociedades secretas" que dirigía el finado Prof. Patricio José Maguire (R.I.P.), el cual se publicó entre principios de los '80 y comienzo de los '90. Lamentablemente ya no cuento con esas publicaciones. Veré si alguien las tiene o si las han escaneado.


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    Hoy justamente estaba leyendo en uno de los periódicos favoritos de los mexicanos políticamente correctos una columna de un "hermano mayor" donde a raíz de la canonización de los Papas, se despachó de lo lindo contra la Iglesia, culpándola casi hasta de los desastres naturales.
    ¿Se encuentra online?



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  12. #92
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    Se puede leer Aquí

  13. #93
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    Hoy justamente estaba leyendo en uno de los periódicos favoritos de los mexicanos políticamente correctos una columna de un "hermano mayor" donde a raíz de la canonización de los Papas, se despachó de lo lindo contra la Iglesia, culpándola casi hasta de los desastres naturales.
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    Se puede leer Aquí

    Ja, ja, las giladas que dice de la Iglesia parecen sacadas de los tratados Chick. Una de las contradicciones que veo en muchos anticlericales como éste es que se consideren librepensadores pero les moleste que un papa haya acabado con un régimen totalitario como el soviético.



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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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    Ja, ja, las giladas que dice de la Iglesia parecen sacadas de los tratados Chick. Una de las contradicciones que veo en muchos anticlericales como éste es que se consideren librepensadores pero les moleste que un papa haya acabado con un régimen totalitario como el soviético.

    Lo curioso es que el tipo considera a Stalin un dictador (no sé cuál sea su opinión sobre Fidel y los otros). Que raro que las revoluciones comunistas terminen en esa clase de regímenes.

    Como ya he dicho, este es uno de tantos que dice que fueron “conquistados” por España. Otras veces ha mostrado su malestar porque los criollos dominan las pantallas de la televisión mexicana, pero sobre la considerable cantidad de paisanos suyos que aparecen en ella no recuerdo que haya dicho algo. Supongo que en Argentina, donde está asentada una de las comunidades más numerosas, la presencia de esta gente en los medios de comunicación debe ser aún mayor.
    Última edición por Mexispano; 10/05/2014 a las 06:00

  15. #95
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Ahora que Rusia ha sido blanco de las miradas del mundo, pongo aquí el video de una muchachita de aquél país (si más no recuerdo, radica ahora en San Francisco, EUA) que habla sobre el tema. En varios puntos converge con lo que hemos tratado en este hilo, otros quizás se puedan prestar a debate.



    Erasmus dio el Víctor.

  16. #96
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Mexispano Ver mensaje
    Supongo que en Argentina, donde está asentada una de las comunidades más numerosas, la presencia de esta gente en los medios de comunicación debe ser aún mayor.
    Un ejemplo:

    Iván Matajudíos

    La radio de la colectividad: anonym.to - free dereferer service

    Cita Iniciado por Mexispano Ver mensaje
    Ahora que Rusia ha sido blanco de las miradas del mundo, pongo aquí el video de una muchachita de aquél país (si más no recuerdo, radica ahora en San Francisco, EUA) que habla sobre el tema. En varios puntos converge con lo que hemos tratado en este hilo, otros quizás se puedan prestar a debate.
    Precisamente cuando comenzaron las persecuciones y pogroms en Rusia es cuando comienzan a venir en masa para acá, por éso es que popularmente se les llama "rusos", cosa que suele molestar a quienes son de verdadero origen ruso.

    En este hilo están debatiendo el tema de Rusia, Ucrania, nacionalismo, judíos, etc.:

    Dos cristianos nacionalistas rusos critican a Vladimir Putin



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  17. #97
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Precisamente cuando comenzaron las persecuciones y pogroms en Rusia es cuando comienzan a venir en masa para acá, por éso es que popularmente se les llama "rusos", cosa que suele molestar a quienes son de verdadero origen ruso

    Me hizo recordar a un jugador de futbol llamado Daniel Brailovsky que llegó aquí en los 80’s para incorporarse a las filas del América, uno de los equipos más populares del país. Su apodo era justamente “el ruso”, a pesar de que él nació en Buenos Aires. Llegó a jugar hasta en tres selecciones nacionales diferentes: Uruguay, Argentina e Israel; solo le faltó Rusia y por que no, México.


  18. #98
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    La 'Historia Negra' de la Iglesia


    EL ANTISEMITISMO EN ESPAÑA Y LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS

    Por Ricardo C. Albanes

    Los judíos a través de los siglos



    INTRODUCCIÓN


    Ricardo C. Albanes es un historiador católico, que publicó en 1939 en México su libro Los judíos a través de los siglos. Religión, Historia, Psicología y Política de Israel, edición del autor.

    De su libro copiamos el capítulo X, titulado Los judíos en España (continuación), donde se manejan los siguientes subtemas:

    La influencia semítica en Castilla y otros reinos españoles.- Período de tolerancia oficial.- El antisemitismo popular del siglo XIV.- Las conversiones y los judaizantes.- La Inquisición Española y los judíos.- El decreto de expulsión.- El éxodo de Sephardi.- Los judíos en Portugal.

    Jesús Hernández


    1. La influencia semítica en Castilla y otros reinos españoles


    El influjo judío en el reino de Castilla y León se torna notorio a partir del reinado de Alfonso VII "el Emperador" (1126-1157), quien dio franca acogida y generosa protección a los hebreos arrojados de la España islámica en ejecución del edicto de Abdelmumen, entre ellos a ilustres rabinos que se establecieron en Toledo, la que se transforma entonces en el centro cultural del judaísmo.

    Numerosos doctores judíos brillan en los reinos españoles de la Reconquista: en el siglo XII encontramos al judío toledano Abraham ben-David, célebre filósofo y cabalista, auytor de Emunak Ramah (Fe Sublime), en donde busca la concordia entre el dogma y la teología judaicas, compositor también del Sepher ha-Cabbalá (Libro de la Tradición), que es un importante tratado de Cábala judía; en Aragón encontramos al maestro Hasdai Crescas, autor del tratado Or Adonai (Luz de Dios), cuyas ideas debían repercutir en el siglo XVII en el panteísmo de Baruch Spinoza; José Albo, discípulo de Hasdai Crescas, y autor de un tratado sobre teología judaica, el Sepher Ikkarim (Tratado de los principios), en tanto que en el norte de España encontramos a Todros Abulafia, Abraham Abulafia, y sobre todo al célebre Moisés de León (1240-1305), quien lleva la Cábala a su más acabado desarrollo en el Sepher Ha-Zohar (Libro del Esplendor), un monumento de odio al cristianismo.

    Importantísima fue también la influencia del famoso "Colegio de Traductores" de Toledo, destinado a propagar por toda España y aun por Europa entera, el panteísmo emanista de la filosofía árabe y judía, como lo prueban las traducciones que al latín y el castellano hicieron de obras de los grandes maestros árabes y judíos (Al-Kendi, Al-Farabi, Ibn-Roschd, Averroes, Ibn-Sima, Avicena, Abicebrón, Maimónides, etc.), los que hicieron posible la penetración del panteísmo en las ideas de los grandes heresiarcas de España, Francia, Italia y otras naciones. Menéndez Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles, demuestra la influencia que el panteísmo judío-árabe ejerció sobre los herejes Amalrico o Amaury, Arnoldo de Vilanova, Fr. Tomás Scoto y otros, al grado de formular Menéndez Pelayo el siguiente juicio general: "Es innegable la influencia judaica, así en la filosofía panteísta del siglo XII, cuyo representante principal entre nosotros es Gundisalvo, como en la difusión de la Cábala, teórica y práctica, ya que también se daba ese nombre a ciertas supersticiones y artes vedadas".




    2. Período de tolerancia oficial


    Confiados en el vigor con que volvían a surgir al concierto de los pueblos libres los reinos españoles de la Reconquista, los príncipes católicos no tuvieron temor en dispensar una franca tolerancia a los judíos, siguiendo el ejemplo de Alfonso VII, rey de Castilla y de León, la cual sin embargo a veces se convertía en una protección venal.

    El rey Alfonso el Sabio (1252-1284), convoca a cristianos, judíos y musulmanes (mudéjares) a fin de que, reuniendo sus esfuerzos, cooperen en su magna obra legislativa. Su tolerancia no impidió sin embargo que en las leyes de Partida tomase medidas tendientes a conservar la fe en su pueblo, como cuando condena a la pena de muerte en hoguera y a la pérdida de sus bienes al cristiano que se tornase a la fe judía(ley VII, tít. XV). Y si esta dura sanción es contra el cristiano apóstata, no contra el judaizante, en cambio prohíbe a los hebreos "yacer con mujeres cristianas, ni tener siervos bautizados", so pena de muerte en el primer caso y de perderlos en el segundo, a fin de proteger la debilidad de unos y otros.

    Don Jaime el Conquistador (1213-1273), rey de Aragón, adopta una política similar cuando dicta los "Fueros Valencianos", ordenando también que todo cristiano que adopte la fe mosaica será quemado vivo. Desplegando hacia los judíos toda su caridad cristiana, envía a las sinagogas predicadores dominicos y franciscanos instruidos en el hebreo y el árabe, y a instancias del judío converso Fr. Pablo Christá asiste en 1263 y en 1265 a las polémicas que éste sostuvo en Barcelona con los rabinos Moseh ben-Najman y Ben Astruch de Porta, en las que quedó confundido Najman.

    Muy tolerante se mostró también con los israelitas don Alfonso XI (1312-1350), rey de Castilla y de León, como comprueban las disposiciones del "Ordenamiento de Alcalá" que expidió.

    Don Pedro el Cruel (1350-1369), monarca de Castilla -aliado del Príncipe Negro de Inglaterra-, hombre inmoral que ocasionó grandes disturbios y que castigó con excesivo rigor a los que se sublevaron contra él, no desarrolló una simple política de tolerancia a los judíos, sino que se convirtió en decidido protector de los mismos, movido principalmente por el dinero que le podían facilitar los judíos castellanos, bastante ricos en esa época.




    3. El antisemitismo popular del Siglo XIV


    Muy natural fue que al cabo de varios siglos de tolerancia oficial, los judíos de Castilla y otros reinos hayan alcanzado una gran prosperidad; pero el ávido ejercicio del comercio, la usura y los excesos en que incurrían al cobrar los tributos y alcabalas que tenían la costumbre de arrendar a la Corona, siguiendo en esto las huellas de los publicanos de la antigua Judea, había enajenado a Israel la voluntad del pueblo español.

    Ya en 1212 los judíos de Toledo habían recogido las primicias de antisemitismo popular, cuando los aldeanos campesinos de Ultrapuertos hicieron matanza entre los israelitas de aquel centro rabínico, habiendo acudido en su defensa los caballeros cristianos de Toledo, pero nada fue esto si se le compara con las matanzas que en 1321 iniciaron los "pastores" de los Pirineos, quienes en número de treinta mil hicieron una "razzia" espantosa en las ciudades del sur de Francia y en las comarcas españolas fronterizas. Irrumpieron en los campos de Navarra, quemaron las aljamas de Tudela y Pamplona, pasando a cuchillo a cuantos judíos encontraban. La caridad cristiana nuevamente contribuyó a detener esta ola, pues el Papa Clemente V excomulgó a los "pastores", el infante de Aragón, don Alfonso, los exterminó.

    En 1328 los campesinos de Navarra emprendieron también una cruzada antisemita, incendiando las juderías de Tudela, Viena, Estela y otras ciudades, matando a cerca de diez mil judíos. Y en 1360 los campesinos de Castilla, irritados por la protección decidida que don Pedro el Cruel daba a los judíos, hicieron matanza de israelitas en Nájera y en Miranda del Ebro, al amparo de la rebelión encabezada por los hermanos del rey, la cual éste sofocó con gran crueldad.

    La gravedad del peligro judío aumentó de tal manera hacia fines del siglo XIV y en el siglo XV, tornando antisemitas no solo a altos funcionarios civiles, sino también a distinguidos miembros del clero, entre los que se destacó Hernán Martínez, arcediano de Ecija y otras personalidades.

    Hernán Martínez dirigía desde Sevilla una cruzada antijudía, por lo que contra sus prédicas elevaron los hebreos de dicha ciudad repetidas quejas ante los reyes Enrique II y Juan I, teniendo como resultado que el arzobispo don Pedro Gómez Barroso declarase a Martínez "rebelde y sospechoso de herejía", y le privase de la licencia de predicar; pero vacante a poco la sede metropolitana de Sevilla, el arcediano Martínez, elevado a provisor, ordenó se derribasen las sinagogas situadas en el campo y en la sierra, lo que en parte se efectuó si bien con resistencia de los oficiales del rey.

    El antisemitismo popular, del que se había constituido paladín Hernán Martínez, tocó su apogeo en 1391, cuando la muchedumbre de Sevilla destruyó las sinagogas de la ciudad y asaltó la judería dando muerte a cuatro mil hebreos, si bien se perdonó la vida a muchos por haber aceptado el bautismo. Esta nueva "razzia" se comunicó rápidamente a Córdoba, a la Andalucía cristiana y luego a Valencia, cuya riquísima aljama fue totalmente saqueada por el pueblo.

    San Vicente Ferrer fue el insigne protector de los judíos valencianos, conteniendo con sus prédicas a los asesinos, por lo que, asombrados los judíos, se arrojaron a los pies del dominico, realizando éste en tal día siete mil conversiones.Muchas de ellas fueron simuladas, pero numerosas fueron sinceras, sobre todo entre los judíos cultos, quienes al estudiar el Nuevo Testamento creyeron en Cristo. San Vicente catequizó también a muchos judíos andaluces y castellanos, descollando entre esas conversiones la de un judío de Burgos, Salomón ha-Leví, que se llamó después Pablo de Santa María, y el que adquirió un celo tan grande por la nueva fe que llegaba hasta a la intolerancia hacia sus antiguos correligionarios.

    La ola antisemítica que vengo estudiando, no se detuvo en Valencia, sintiéndose también en Toledo, en donde fue saqueada e incendiada la judería, y todavía mayor el desastre de la comunidad israelita de Barcelona, en cuyo lugar es fama que no quedó piedra sobre piedra, ni judío con vida que no fuera de los que pidieron el bautismo. En proporciones menores, hubo el mismo género de matanzas en Lérida, Aragón, Castilla la Vieja y Mallorca.




    4. Las conversiones y los judaizantes


    Al amainar la ira popular española contra los judíos de la península, se inicia el periodo en que se trató de asegurar la firmeza de las conversiones y alcanzar otras muchas mediante la catequización, en cuya difícil labor fue utilísimo el fervor de los neófitos convertidos sinceramente al catolicismo, en virtud de sus conocimientos en la lengua y en las tradiciones hebreas.

    En el Congreso Teológico de Tortosa, convocado por don Pedro de Luna (Benedicto XIII), el judío converso Jerónimo de Santa Fe (Jehosuah Ha-Lorqui) sostuvo en el año de 1413 el cumplimiento de las profecías mesiánicas en polémica con catorce rabinos aragoneses. Todos ellos, menos Rabí Joseph Albo y Rabí Ferrer, se dieron por convencidos y abjuraron de su error, cuya ruidosa conversión fue seguida de otras muchas en todo el reino de Aragón.

    Jerónimo de Santa Fe escribía más tarde el Hebraeomastix, el neófito Per Alfonso escribía sus Diálogos contra las impías opiniones de los judíos; Rabí-Abner, llamado también Alfonso de Valladolid, escribía el Libro de las Batallas de Dios, y otras obras tendientes a combatir el error judaico, en tanto que don Pablo de Santa María (Salomón ha-Leví) aprovechaba sus notables conocimientos en el mosaísmo escribiendo su célebre Scrutinium Scripturarum; y elevado más tarde a la dignidad de canciller de Castilla, redactó la severa pragmática de 1412 sobre "encerramiento de judíos y moros".

    La sinceridad de muchas conversiones ocasionó que la sociedad española del siglo XV abriera sus brazos a los "cristianos nuevos", alcanzando sí los judíos conversos altas dignidades en la Iglesia y el Estado, como lo prueban muchos nombres de grandes de España en esta época: los Santa María de Castilla, los Santa Fe, Santángel y La Caballería en Aragón. De esta manera los judíos conversos alcanzaron grande influencia y riqueza en España, a la vez que mezclaban su sangre con la de nobilísimas familias cristianas de ambos reinos (Castilla y Aragón).

    Este es uno de los periodos de la historia del pueblo de Israel que demuestra elocuentemente la imposibilidad de que su raza sea asimilada por otros pueblos, pues no obstante que la sociedad española había depositado toda su confianza en la conversión de los judíos que habían aceptado el bautismo, poniendo en sus manos altas funciones civiles y eclesiásticas, la psicología singular de los hebreos hacía imposible toda fusión.La infidelidad de muchos "cristianos nuevos" que guardaban en secreto el Talmud y los ritos mosaicos, así como el celo fingido que muchos conversos mostraban en la observancia de la religión cristiana, hicieron pronto que el buen sentido popular pusiera los ojos en la apostasía de los judaizantes.

    Esta perfidia llegó a tal grado que hasta el judío converso Fr. Alonso de la Espina en su Fortalitatum fidei, acusaba a la muchedumbre de judaizantes y apóstatas, clamando porque se estableciera una Inquisición en Castilla, a la vez que trabajaba con gran tesón en destruir ese judaísmo oculto. El mismo peligro lo advertía el virtuosísimo Fr. Alonso de Oropesa en su libro Lumen Dei revelationem gentium.

    Y como continuaban mientras tanto los judíos apóstatas enriquecidos y encumbrados, explotando a sus anchas al pueblo español con el arrendamiento de alcabalas y con la usura, volvióse a encender a mediados del Siglo XV el antisemitismo popular.El pueblo de Toledo dirigido por Pedro Sarmiento y por el bachiller Marcos García Mazarambros, elevó mediante un tumulto en 1449 al expresado Sarmiento como alcalde mayor de la ciudad, dictando éste en seguida el 5 de junio el acuerdo que privó a los judíos conversos de todo cargo público. Esta medida fue anulada por la Corona, registrándose sin embargo en Toledo nuevos movimientos antisemitas en julio y agosto de 1467, los que se efectuaron también en Córdoba en el año de 1473, en cuya ciudad el valor de don Alonso de Aguilar salvó a los conversos de una masacre total; en Jaén era asesinado el condestable Miguel Lucas de Irazo, en tanto que en Segovia se encendía el antijudaísmo bajo la dirección del Maestre don Juan Pacheco.

    Los judíos respondían a estas matanzas tomando represalias, y de esta manera la avenencia entre cristianos viejos y cristianos nuevos se hacía imposible en las postrimerías del siglo XV.



    Continúa...
    Última edición por Mexispano; 17/05/2014 a las 23:38
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  19. #99
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    5. La Inquisición Española y los judíos


    La judaización de la sociedad española proseguía en forma alarmante, lo que hacía clamar en Sevilla al dominico Fr. Alonso de Ojeda contra la turba de conversos sospechosos que llenaban no solo el palacio real, sino también la curia eclesiástica, siendo el problema tan grave, decía el predicador, que "estaban a punto de proclamar la ley de Moisés y que no podían encubrir el ser judíos".

    Ortiz Zúñiga refiere en los Anales de Sevilla, que vino a exasperar los ánimos el hecho de haberse descubierto el Jueves Santo de 1478, un conciliábulo de seis judaizantes que blasfemaban de la fe católica.

    Fr. Alonso de Ojeda impetró de Su Santidad Sixto IV en 1480 que se autorizase por bula para proceder contra los herejes "por vía de fuego", como se había hecho en el siglo XIII contra los albigenses. El 6 de febrero de 1481 fueron entregados a las llamas seis judaizantes en el campo de Tablado, publicándose en el mismo año el Edicto de Gracia, en el que se llamaba a penitencia y reconciliación a todos los culpables, siendo el resultado que se acogieron al indulto veinte mil personas en toda Castilla, abundando entre ellos canónigos, frailes, monjas y altos funcionarios del Estado. Fue así como se reveló la peligrosa incertidumbre en que vivía la sociedad española, no pudiendo distinguirse al cristiano sincero del fingido, ni tampoco al amigo del traidor, por lo que se dejó sentir en los espíritus de la época la necesidad del establecimiento de una Inquisición bien organizada y permanente.

    Tal era el problema capital con que debían enfrentarse los nuevos gobernantes de España, los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, interesados en salvar la unidad nacional de España y la religión tradicional de su raza. Su primer paso para resolver la cuestión judía fue gestionar ante la Santa Sede que se les autorizase el establecer un Tribunal de Fe, encargado de celar la unidad religiosa; permiso que alcanzaron de Sixto IV mediante bula del 11 de febrero de 1482, confiando en seguida la presidencia del Consejo Supremo al dominico fray Tomás de Torquemada, prior de Santa Cruz de Segovia y consejero de la reina Isabel.

    Dos años después del establecimiento de la Inquisición en el reino de Castilla, se extendió al de Aragón; la pujante judería de Zaragoza no dejó de presentar resistencia al tribunal, invocando los Fueros Aragoneses. Esta oposición culminó con el asesinato del inquisidor Pedro de Arbués la noche del 18 de septiembre de 1485, sorprendiéndole en la catedral mientras oraba, y después de martirizarle le dieron muerte. En el proceso que se abrió resultó comprobada la culpabilidad de la mayor parte de los judíos conversos de Aragón, figurando entre ellos los hebreos Mosen Luis de Santángel y Micer Francisco de Santa Fe, entre los decapitados, y el vicecanciller Micer Alfonso de la Caballería, entre los reconciliados.

    La nobleza de Aragón había emparentado mucho con judíos, por lo que la Inquisición desarrolló importante labor en dicho reino. Micer Gonzalo de Santa María, asesor del gobernador de Aragón y autor de la Crónica de D. Juan II, fue penitenciado tres veces por el Santo Oficio en virtud de sus reincidencias, muriendo a la postre en la cárcel, su mujer, Violante Belviure, fue castigada con el sambenito el 4 de septiembre de 1486. Luis de Santángel, escribano de Fernando el Católico, y arrendatario de las contribuciones reales, fue también procesado por judaizante y reconciliado el 17 de julio de 1491, y ya veremos cómo este judío prestaba al año siguiente a la Corona de Castilla el dinero necesario para la empresa oceánica de Cristóbal Colón.

    El 20 de julio de 1487 se establecía la Inquisición en Barcelona, nombrándose inquisidor a Fr. Alonso de la Espina. El primer auto de fe tuvo lugar en 25 de enero de 1488, siendo agarrotados cuatro judaizantes y quemados en efigie doce, sanción última que se aplicaba a ciertos reos prófugos de la justicia. Entre los penitenciados de alta categoría figuran: Jaime de Safranca, lugarteniente del tesorero real; Sent Jordi, grande enemigo de los cristianos catalanes y muy versado en las obras de Maimónides, el judaizante Dalmau de Tolosa que fue canónigo de la catedral de Lérida; sin embargo, la mayoría de los penitenciados barceloneses eran menestrales, mercaderes, barberos, drogueros, etc., pues la nobleza catalana no se había mezclado tanto con los judíos como la aragonesa.

    El tribunal del Santo Oficio, celador de la unidad católica de España, y encargado por lo tanto de poner coto a la labor cada día más descarada de judíos y judaizantes, difería de las antiguas Inquisiciones de Cataluña, Valencia, Aragón, etc., así como de la Inquisición establecida por los pontífices en el siglo XIII, no solo en la mejor organización, sino sobre todo en que constituía un organismo sujeto al Estado español e independiente por lo tanto de la jurisdicción episcopal. Mas como la índole de las funciones de dicho Tribunal reclamaba la intervención de peritos en teología, la autoridad eclesiástica nombraba teólogos que juzgasen si en las causas de que conocía había o no herejía; pero una vez declarada ésta, los reos eran entregados a la potestad civil para la ejecución de la sentencia.

    El Estado, estimando de interés vital para la sociedad cristiana el cuidar de la unidad religiosa nacional, había declarado grave delito la herejía, más como los seglares no podían decidir si tal o cual teoría o práctica era heterodoxa, se imponía la intervención de los teólogos.

    El derecho del estado español para declarar delito a la herejía es innegable, pues así como es elemental la facultad de castigar a quien falsifica la moneda, con mayor razón debe sancionarse a quien adultera la fe nacional, cuando se trata de países que cuentan con una inmensa mayoría de individuos pertenecientes a una misma confesión religiosa. Tal cosa acontecía en España, en la que una absoluta mayoría católica, era gravemente inquietada por una minoría judía que, no contenta con la tolerancia que por largo tiempo se le había dispensado, minaba astutamente la fe tradicional.

    Por lo tanto, la Inquisición en España fue establecida originariamente, como medio de defensa del catolicismo contra la labor solapada del judaísmo. Más tarde se extendió a combatir el mahometanismo, el protestantismo y a la postre las doctrinas heréticas de los enciclopedistas franceses, si bien cuando esto último sucedía, había entrado la Institución mencionada en plena decadencia, pues hasta muchos de sus miembros estaban imbuidos en las ideas de la filosofía racionalista. No otra es la opinión del distinguido historiador don Carlos Pereyra, quien en su Breve Historia de América formula el siguiente juicio apreciativo de la labor de la Inquisición:

    "Una de las primitivas funciones del episcopado fue la inquisitorial, es decir, la de abrir procesos por causa de fe. Pero esta jurisdicción tomó en España una forma especial, que la vinculó estrechamente al Estado. Pocos años antes del primer viaje de Colón, se había iniciado el establecimiento de una Inquisición Española, cuya fuerza era trasunto de la que adquiría el poder real. A diferencia de la Inquisición Medieval, que fue obra de los pontífices del siglo XIII, para combatir a la herejía, sobre todo la albigense, mediante tribunales de obispos, religiosos y jurado (boni viri) en la Inquisición Española se acentúa la intervención de los reyes. Doña Isabel solicitó de Roma, en 1478, la autorización para crear Tribunales de Fe, que empezaron a funcionar tres años después. El primero se estableció en Sevilla. Como los reyes medievales, doña Isabel veía el aspecto político de la unidad. Los judíos eran la pesadilla no solo de los monarcas, sino de los pueblos. Las cortes de Toledo, reunidas en 1480, expresaban la inquietud general.

    El pueblo espontáneamente atacaba a los hombres de aquella raza, aun los conversos. Se les aislaba, se les obligaba a llevar ciertas señales, se les excluía de oficios, hasta humildes. La expulsión decretada en 1492, año de la toma de Granada y el descubrimiento de América, era la continuación de un movimiento antisemítico, manifestado en Francia, en Inglaterra y en otros países europeos, desde siglos atrás, con más o menos intensidad, y bajo la misma forma.

    La Inquisición tuvo pues, por objeto principal, destruir el judaísmo (RESALTE DE RICARDO C. ALBANES), como se vio en las ejecuciones de que fue teatro Sevilla, antes de la expulsión. Cuando ésta se hubo efectuado, el fin que se buscaba era no solo el de acabar con los gérmenes de las creencias judaicas, sino del islamismo también. Reyes y pueblo coinciden en un sentimiento, del que fue expositor el inquisidor Torquemada. Años después, al iniciarse la Reforma con Lutero, la Inquisición se hizo arma defensiva contra el protestantismo. La ramificación inquisitorial se extendía por todos los reinos de la Corona. Tenía tribunales en Sevilla, Toledo, Granada, Córdoba, Cuenca, Valladolid, Murcia, Llerena, Logroño, Santiago, Zaragoza, Valencia, Barcelona, Mallorca, Cerdeña, Palermo, Canarias, México, Lima y Cartagena".

    La Inquisición veló con especial cuidado por el cumplimiento de las leyes españolas que prohibían que pasasen judíos y moros a los Virreinatos y Capitanías generales de la América Hispana, a cuya labor se debió que el porcentaje de judíos en el Nuevo Mundo no fuese muy elevado durante la dominación ibérica.




    6. El decreto de expulsión


    El asesinato de don Pedro de Arbués por los judíos en 1485 fue uno de los hechos que más contribuyeron a perder la causa de Israel en España, pues hizo comprender a los Reyes Católicos que una solución definitiva del grave problema social que agitaba la península, no podía alcanzarse a través de los dilatados procesos de la Inquisición, cuya labor de limpieza embarazaba la astucia judía.

    Una solución radical y cristiana a la vez del problema judío, era algo muy difícil en la España de los Reyes Católicos, pues el estudio que hemos hecho revela que los israelitas se habían apoderado de buena parte de los centros vitales de la nación; pero el genio de Isabel encontró sin embargo la forma de resolverlo, decretando el 30 de marzo de 1492, al pie de las almenas de la recién tomada Granada, la expulsión en masa de los judíos de España, todos los judíos que dentro de seis meses se negasen a recibir bautismo e instrucción cristiana. Los considerandos de este real decreto acusan la descristianización y la subversión que realizaban los hijos de Moisés cuando expresan:

    "el daño que a los cristianos se sigue e se ha seguido de la participación, conversación y comunicación que han tenido e tienen con los judíos, los quales se precian que procuran siempre, por quantas vías e maneras pueden, de subvertir de nuestra Sancta Feé Catholica a los fieles, é los apartan della e tráenlos a su dañanda creencia e opinión, instruyen dolo en las creencias e cerimonias de su ley, faciendo ayuntamiento, donde les leen é enseñan lo que han de tener e guardar, según su ley, procurando de circuncidir a ellos é persuadiéndoles que tengan é guarden quanto pudieren la ley de Moysén, faciendoles entender que non hay otra ley nin verdad si non aquella... lo cual todo consta por muchos dichos é confesiones, así de los mismos judíos como de los que fueron engañados por ellos".

    El decreto de los Reyes Católicos, si bien tenía que ser duro para los israelitas, no fue inhumano ni anticristiano. No arrojó de plano a los judíos sin excepciones ni miramientos, como lo habían efectuado dos siglos antes Inglaterra y Francia, y como hizo Alemania en el siglo XX. Ninguna incautación decretó en favor del tesoro real sobre los bienes de los judíos, ni les expropió de sus inmuebles, obligándolos únicamente a enajenarlos dentro del plazo señalado, , y si en muchos casos debieron ser malbaratados, es también evidente la imposibilidad de dictar una medida enérgica sobre cualquier problema social que no ocasione perjuicios a determinado sector. Mucho mayor es la lesión patrimonial que causan las nacionalizaciones y expropiaciones que decretan las modernas legislaciones comunistas y socialistas, invocando también para ello el bien público.

    El filosemita español Amador de los Ríos critica sin embargo el decreto de expulsión, afirmando que "debieron los Reyes Católicos oponerse a la corriente de intolerancia", cuando él mismo nos ha narrado en su célebre Historia social, política y religiosa de los judíos de España, la espontaneidad del antisemitismo del pueblo español, por lo que como buen liberal, respetuoso de la voluntad popular, no debería sino reconocer que dichos monarcas sólo se hicieron eco de los sentimientos de su país; pero es una dolencia de los liberales cantar loas a la democracia cuando ésta es anticristiana, y levantarle cadalsos cuando ha sido antisemita.

    La respuesta a Amador de los Ríos podemos dejarla al erudito escritor F. Elguero, quien expresa:

    "El 30 de marzo de 1492, se firmó en Granada la disposición real promulgada al día siguiente, por la cual los judíos de ambos reinos (Castilla y Aragón) y de sus dependencias deberían abandonar en el término de seis meses los respectivos territorios... Los judíos eran muchos, sobre todo en Granada, Aragón y Cataluña; sus propiedades y tesoros eran considerables; su ciencia y cultura, en las clases superiores, notables; los servicios que prestaban a la administración pública, la medicina y las finanzas, muy importantes. Los hebreos en el floreciente reinado de los Reyes Católicas eran sospechosos (los conversos), odiados (los recalcitrantes) y temidos todos. La medida no los hería como un rayo, pues ya habían tenido ocasión de intuir la medida que contra ellos se avecinaba, y dicen que con maña ofrecieron a la reina Isabel treinta mil ducados de oro para impedir el decreto. Cuando de esto se enteró el inquisidor Tomás de Torquemada, entró en la cámara real, y habló con toda la autoridad con que en España los frailes hablaban a los soberanos: "no lo quiera Dios, señora, porque esos treinta mil serían como los treinta dineros de Judas"... Lo cierto es que los reyes, la perspicaz Isabel, sobre todo, comprendían el peligro judío, amenazador de la religión y la patria, y quisieron conjurarlo de una vez... La gran unidad religiosa necesitaba consumarse y afianzarse en España; los judíos que en otro tiempo habían ayudado a las conquistas africanas, no dejarían de hacerlo otra vez en odio al cristianismo, cuando la ocasión se presentase; la perfidia de la raza constantemente se estaba manifestando en la infidencia de los judaizantes, que seguían siendo judíos con capa de cristianos; el mismo hecho de que tan pocos consintieran el bautismo para evitar la expulsión, demuestra el apego que tenían a sus creencias, y que podrá ser todo lo plausible que crean Prescott y otros escritores protestantes, pero que indica el peligro que corrían los españoles conviviendo con una raza que odiaba su religión, fría pero implacablemente... Si la reina era católica, si el pueblo lo era también, si su conciencia le mostraba a los judíos como súbditos terriblemente peligrosos, quizá más que por su propaganda solapada a favor de su fe para minar el cristianismo en cuanto pudieran, porque favorecían las revueltas, ligándose con la nobleza levantística.

    Isabel y Fernando hubieran faltado a sus principios, si no dictaran esa medida por dura que pueda parecer a la sensiblería moderna, que más debe haberlo sido para el corazón bien puesto de la más noble de las mujeres... Si los judíos hubieran permanecido en España durante el siglo XVI, más fuertes y numerosos que antes, tan pérfidos y astutos como siempre, ¿no hubieran logrado o pretendido al menos introducir en España la desunión religiosa?, uniendo su actividad interior a la protestante del exterior, cuya osadía llegaba, según Balmes, a introducir en la península libros luteranos y calvinistas, pese al celo inquisitorial, en botas de vino francés. El cardenal Ciliceo, según Opisso (Historia de España, vol. 88), descubrió en Constantinopla una correspondencia entre Ussuf, jefe de los judíos bizantinos y Machorro, llamado príncipe de los judíos españoles, y por ella se viene en conocimiento de la perfidia que el primero les aconsejaba a sus hermanos españoles".

    "Efemérides Históricas", por F. Elguero, edic. "Virtus", Buenos Aires.




    7. El éxodo de Sephardi


    En cumplimiento del decreto de expulsión, millares de sefarditas, que unos calculan en 170,000 y que otros hacen subir a 400,000, abandonaron la península española en la que habían morado a sus anchas durante muchos siglos.

    Un grupo numeroso de judíos españoles, alentados por la esperanza de retornar pronto a la "pérfida Sephardi", como le llamaban, lograron ser admitidos con determinadas condiciones en el vecino reino de Portugal, en el cual también se levantaría en breve el antisemitismo lusitano.

    Fueron muchos los sefarditas que, atravesando los Pirineos, se refugiaron en las juderías del mediodía de Francia, dándoles especial acogida las ciudades de Burdeos, Bayona, Nantes y Marsella; no fueron pocos los que, cruzando el Mediterráneo, se radicaron en las ciudades italianas, particularmente en Venecia, Florencia, Roma, Génova y Ferrara, en las que hacía tiempo se advertía la importante influencia de los banqueros y mercaderes israelitas. Entre las familias que se recogieron en Venecia merece citarse la de Isaac Abrabanel, quien había sido ministro de Alfonso V de Portugal y de los Reyes Católicos de España. Abrabanel murió 14 años después de su destierro, legando al judaísmo importantes comentarios de crítica histórica sobre textos del Antiguo Testamento, y más tarde su hijo Jehudá, conocido generalmente bajo el pseudónimo del "León hebreo", enriqueció la literatura judeo-italiana con sus conocidos Dialoghi di amore.

    Otros sefarditas se avecindaron en el norte de África, singularmente en Túnez, en Argelia y en Egipto, debiendo mencionarse entre ellos al sabio cosmógrafo Abraham Zacuth, ex-catedrático de la Universidad de Salamanca y autor del célebre Almanach Perpetuum, que publicó en 1496, aunque era conocido desde antes, y el cual más tarde tradujo al portugués josé Vizinho, un judío de la corte de Lisboa que había sido discípulo de Zacuth. Este compuso también el Sepher Yujasin (Libro de los Linajes), un fruto de su destierro en Túnez.

    El turista que recorre el norte africano, encuentra aun hoy en día familias judías que se precian de descender de los sefarditas expulsados de España, los que aparentemente se confunden con la población indígena al hablar el idioma de ésta y llevar el vestido nacional de larga túnica y negro bonete; pero no por ello han claudicado de su vieja fe, ni renunciado a sus inveteradas costumbres israelitas, lo que hace que frecuentemente padezcan persecuciones por parte de la población berberisca. La última de que tengo noticia se efectuó en Túnez y en Argelia en los años 1920-1921, sintiéndose especialmente en la judería de Oran.

    Muchos judíos se trasladaron a Holanda, en donde encontraron campo propicio para su expansión financiera y mercantil, llegando pronto a trasladar a Amsterdam, el centro comercial del mundo y el centro de la cultura rabínica. Los "Parnassim" (sanhedrines) y la Jesibah (academia), judeo-holandesas debían brillar en los siglos XVI y XVII, levantándose en Amsterdam una sinagoga a imitación, decían, del templo de Salomón. Allí debían brillar los geniales judíos portugueses Baruch Spinoza, Uriel da Costa y Prado.

    Otras familias judías no pararon sino hasta los países de la Europa Central y aun a los dominios del Gran Turco, formando importantes colonias en Constantinopla, Salónica, Ragusa y Corfú. El viajero descubre a menudo el origen iberico de diversas familias hebreas, tanto en apellidos de orden español (Peretz, Varga, etc.) como cuando escucha viejos romances castellanos o leyendas de las épocas felices, en que sus antepasados descansaban en tierras españolas bajo la frondosa higuera o de la parra cargada de racimos, y entonaban himnos de agradecimiento al poderoso Adonai que tan indulgente se mostraba con Israel.

    El antisemitismo español perdura a través de los siglos XVI y XVII, influyendo no poco en la caída del conde-duque de Olivares, privado del rey Felipe IV, pues pretendía dicho favorito nada menos que trasladar a España a los judíos de Salónica, so pretexto de que con sus tesoros remediarían la penuria del erario. El célebre Quevedo denunció y satirizó tal proyecto en "La Isla de los Monopantanos", combatiéndolo también el nuncio apostólico, César Monti, y los consejos de estado y de Inquisición, por todo lo cual no pudo realizarse, como también fracasó la proposición de D. Manuel de Lira, ministro de Carlos II, quien pugnaba por la admisión de judíos y protestantes en las colonias de América. Los judíos no debían regresar sino hasta el siglo XIX, con la invasión de Napoleón Bonaparte.




    8. Los judíos en Portugal


    La similitud de condiciones de España y Portugal, así como el ejemplo de los Reyes Católicos, determinaron que el 5 de diciembre de 1496 el rey don Manuel I el Afortunado (1495-1521), decretase la expulsión de los hebreos establecidos en sus dominios, siempre que se negasen a recibir el bautismo; pero este monarca cometió el grave error de hacer bautizar a muchos judíos de manera forzada, movido por la idea de que no salieran del reino los tesoros israelitas.

    Las conversiones forzadas provocaron escandalosas apostasías, las que agravando el peligro judío, desencadenaron el antisemitismo popular. En abril de 1506 registrose en Portugal durante tres días una horrible matanza de judíos, siendo fama que sólo en Lisboa fueron muertos dos mil. El rey Manuel reprimió tales excesos con mano dura y aun dictó en 1507 una pragmática, la cual rehabilitaba a los "cristianos nuevos" en los beneficios de la ley común, permitiéndoles salir del reino o permanecer dentro de él, a la vez que enajenar sus bienes cómo y cuándo quisiesen.

    La implacable labor de los judaizantes movió en 1515 al rey Manuel a solicitar de la Santa Sede, por conducto de su embajador en Roma, don Miguel da Silva, el establecimiento de un Tribunal de la Inquisición; pero los ricos e influyentes judíos portugueses sabotearon el proyecto. Prueba de los excesos de administradores y médicos judíos son las quejas que formularon los procuradores de los pueblos en las cortes de Torres-Novas, en 1525, percibiéndose de nuevo la necesidad de poner coto a la labor de los judaizantes y a los desacatos cometidos por los judíos contra las imágenes y lugares sagrados. Por el espía Enrique Núñez se supo que la mayor parte de los "cristianos nuevos" se sujetaban ocultamente a los ritos mosaicos, y dicho espía acabó asesinado por judíos.

    Una nueva ola antisemítica invadía a Portugal, por lo que para cortar el mal de raíz, el rey Juan III, sucesor de Manuel, impetró del papa Clemente VII el establecimiento del Tribunal de Fe, cuya petición elevó por conducto de sus embajadores Blas Nieto y Luis Alfonso, obteniendo la bula de 17 de diciembre de 1531 que autorizaba su creación. Los judíos portugueses enviaron entonces a Roma al hábil hebreo Duarte de Paz, quien supo gestionar la revocación de la bula por el mismo Papa, cancelándola como "subrepticia" y decretando un "motu propio" de perdón para los "cristianos nuevos", a la vez que mandaba se les restituyeran sus bienes y se atribuyera a la Santa Sede el conocimiento de todas las causas de fe pendientes de fallo.

    Muerto el pontífice Clemente VII, su sucesor Julio III suspendió en 1534 la bula de perdón y ordenaba la apertura de una investigación sobre el problema de los judíos conversos. El emperador de Alemania Carlos V apoyó la causa de su cuñado Juan III de Portugal, expidiéndose el 23 de mayo de 1536 la bula que en definitiva creaba el Tribunal del Santo Oficio en Portugal, si bien con ciertas restricciones.

    La Inquisición Portuguesa se enfrentó a los judaizantes, multiplicando los procesos contra la apostasía de los "cristianos nuevos", tornándose todavía más grave la situación de los judíos al prohibírseles la expatriación. Cuando sobrevino la conquista de Portugal por el rey de España Felipe II, éste autorizó en 1587 a los judíos para que pudieran salir del reino y enajenar sus bienes, a la vez que les permitía establecerse en las colonias portuguesas del África; dichas medidas fueron ratificadas por Felipe III el 4 de abril de 1601. Los judíos portugueses aplaudieron la conquista española, en virtud del alivio que trajo para su situación, como lo prueban las poesías del distinguido hebreo lisbonense Esteban Rodríguez de Castro.

    No obstante el decreto de expulsión y la labor de la Inquisición Portuguesa, numerosos judíos permanecieron en el reino y en sus colonias, hasta que a partir del siglo XVIII adquirieron gran poderío económico y mucha influencia oficial. Una anécdota refiere que cuando el rey José I (1750-1777) proyectó expedir un decreto que obligaría a los judíos a llevar un gorro amarillo, se le presentó el ministro marqués de Pombal, favorito del monarca, llevando en la cabeza tres gorros amarillos, diciendo que uno era para el rey, otro para el gran inquisidor, y otro para sí mismo, lo que nos da idea de la mucha sangre judía que había entre la nobleza portuguesa.



    SEA PARA GLORIA DE DIOS




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    "La pureza de sangre de los nazis es la misma obsesión que la sangre pura para el español” La expulsión de los judíos españoles en nombre de la pureza de sangre

    Este artículo de Le Monde es del 2007, pero las ideas del plumilla, aunque inconsistentes, son agitadas frecuentemente: el antisemitismo español como precursor del nazi. No es que tenga nada en contra de la tesis, que me pondría por montera si se sostuviera. El problema es que no hay por donde cogerla lo que no permite hacer con ella un saludo al respetable.
    El artículo empieza con una novela lacrimógena sobre el dolor que la expulsión causó a los judíos, cosa que nadie pone en cuestión. Sí, los judíos habían asentado en España sus reales (y realmente sabían y saben de asientos y reales). Cabe pensar que fue precisamente por eso por lo que fueron expulsados. Pero el autor dedica medio artículo a ablandar al lector con un asunto que está por encima de toda discusión, lo que no parece ser la mejor forma de encauzar un debate racional. ¿Es que no hay que desprenderse de una sangrijuela porque esta viva tan ricamente? Al contrario, esa es precisamente la razón para hacerlo.
    Pasada más de la mitad, el autor nos informa de que estaban siendo perseguidos por toda Europa, que ya habían sido expulsados de Francia e Inglaterra; de hecho España es el último país en hacerlo… ¿Entonces, en qué se queda la acusación contra España? Para este periodista, la tragedia es que la causa de la expulsión de España fue el “antisemitismo racial”. ¿Pero fue el “racismo” la causa del especial dolor que supuso para los judíos la expulsión? ¿De verdad serían los motivos racistas los que causaron el drama? Permítanme que no me lo crea; más bien me parece la especulación anacrónica de un progre multiculturalista.
    Estas son sus palabras:
    Son desposeídos, marginados y expulsados. España es incluso el último país que expulsó a sus judíos. Francia lo había hecho en 1306, Inglaterra incluso antes. Sin embargo, España se distingue por un antisemitismo racial… Mediante el bautismo, los conversos tienen acceso a cargos en la Corte, a los puestos honoríficos, a oficios eclesiásticos anteriormente prohibidos. Al entrar en las universidades y las órdenes religiosas en las que, como judíos, no podían acceder, penetraron en estratos enteros de la sociedad – la medicina, el ejército, el poder judicial, el clero – y, mediante los matrimonios, en la nobleza de Aragón y Castilla.
    El autor no se ha dado cuenta de que se contradice al decir que habían penetrado capas enteras de la sociedad, especialmente la académica, la administrativa, la religiosa y la nobleza; es decir, las clases dominantes. Eso sería imposible si el antisemitismo hubiera sido racial. No se les rechazó por su raza, sino porque los conversos copaban la administración, el alto clero y la nobleza, lo que muestra ausencia de racismo en las posibilidades de promoción. La “pureza de sangre” es una técnica con que los cristianos viejos se reservaron posiciones profesionales, no la expresión de racismo –el propio autor así lo indica-; así que comparar este racismo con el de los nazis es una auténtica majadería. Le Monde la pone no obstante en titulares: “La pureza de sangre de los nazis es la misma obsesión que la sangre pura para el español”. La misma, exactamente la misma. ¿Y por qué no la la misma que la de los propios judíos?
    Otra cosa nos cuentan en el libro Proceso Contradictorio a la Inquisición, de J. Dumont, donde se afirma que en España se dio un mestizaje de judíos y cristianos sin precedentes en la historia. Va más allá, afirma que la “limpieza de sangre” es un concepto judío. Voy a traer los textos correspondientes (p. 152-3):
    Racismo judío
    Ahora bien, a la falta de racismo cristiano, que conducía a este increíble mestizaje, correspondía, por parte de los judíos de España, «el sistema semítico de la limpieza del linaje», según la fórmula de Américo Castro10. Limpieza basada en la Biblia, cosa que se ha olvidado. El libro de Esdras, en particular, habla de la «semilla santa» que no debe mezclarse con los pueblos impuros, so pena de «prevaricación» (Esd 9,1-2). Y de sacerdotes que, por no tener el registro de sus genealogías, fueron echados del sacer*docio (Esd 2,62).
    Desde los años 1300, un texto judío de España, «sin equiva*lente entonces entre los cristianos», según señala Américo Cas*tro11, constituye un verdadero procedimiento de investigación de la «limpieza de sangre» en vistas a un matrimonio. En él se cons*tató que, por gran ventura, ambos esposos estaban, en definitiva, exentos de toda «mezcla de sangre impura». Y no se trata de un texto excepcional, sino del procedimiento clásico de un tribunal de las comunidades judías, presidido por un rabino.
    A través de la conversión de los judíos al cristianismo, pasó a los cristianos este «sistema semítico de la limpieza de sangre». Aunque siempre referido a la sangre judía. Así, cuando el rabino Salomón Haleví se convirtió y llegó a ser obispo de Burgos con el nombre de Pablo de Santa María, compuso un tratado que lle*vaba como título Origen y nobleza de mi linaje.
    La existencia de una intolerancia judía, con base racista, está atestiguada en esta época por otro gran historiador filosemita ibérico, Lucio de Azevedo, que la considera «ciertamente mayor que la de los cristianos».
    Una réplica
    El pueblo cristiano pronto se encontró amenazado en todas partes por un desposeimiento de su tierra y de su identidad. Por eso va a reaccionar cada vez con más vigor. Primero de un modo oscuro, después de manera sistemática. También él va a imponer procedimientos de «limpieza de sangre», del lado cristiano, para bloquear y, si es posible, hacer refluir la marea judía en los car*gos públicos.
    Eso es lo que constata el cronista converso Pulgar cuando escribe al cardenal González de Mendoza, a propósito de una de las defensas establecidas en este sentido por los cristianos-viejos (en este caso los vascos de Guipúzcoa): «Éstos [los judíos] pagan hoy la prohibición que les puso Moisés de casarse con gentiles».
    Así concluye Américo Castro: «El exclusivismo de la España católica fue una réplica al hermetismo de las juderías». Por eso puede escribir Fernand Braudel (encontramos aquí una de las razones, que él no explícita, de su rechazo al reproche de racis*mo lanzado contra los españoles): «La calurosa y seductora defen*sa de Léon Poliakov ten favor de los judíos de España] me deja insatisfecho. No ha visto más que una de las caras del drama, los agravios hechos a Israel, no los hechos a los españoles, que no son ni ilusorios, ni falaces o demoníacos».
    Os recomiendo el libro, editado por Encuentro: Proceso Contradictorio a la Inquisición.

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