El antirracista está envilecido, no practica la virtud. Ser racista es ser virtuoso y estar del lado de la verdad, de verdades eternas, el antirracista carece de orgullo racial, carece de dignidad, es un miserable. Es un desenfrenado sexual, le da lo mismo tener relaciones con una mujer de su raza que con una negra, asiática, india, judía, árabe, mora, gitana. Para el antirracista todo es sexo, y es un individualista, que sólo mira su satisfacción sexual, nunca ha pensado en la raza. Si el nunca ha pensado en la raza, nosotros no debemos pensar en él como compatriota, sino como enemigo del pueblo.