MORIR POR LLEVAR EL SACRAMENTO A SUS HERMANOS
En la fotografía, Beato Martín Martínez, momentos antes de ser asesinado por los rojos. Fue fotografiado por un fotógrafo soviético -pinchar aquí para saber el origen de la fotografía.
"Hasta ocho pregones municipales sucesivos, los días 26 de julio, 17 y 18 de agosto de 1936, conminaron al vecindario de Valdealgorfa (provincia de Teruel y diócesis de Zaragoza) para que descubriese el paradero de todos los sacerdotes ocultos en el lugar. El último de estos bandos dictaba pena de muerte contra aquellos que fuesen sorprendidos en la ocultación de clérigos.
Puestas así las cosas, fueron los mismos sacerdotes los que se presentaron directamente al Comité, a sabiendas de que este gesto les iba a costar la vida. Pero prefirieron todos esto a provocar un peligro semejante en los hogares de deudos o amigos que los acogían. Durante la mañana del 18 de agosto quedaron sucesivamente concentrados en los calabozos de la casa-ayuntamiento cinco sacerdotes seculares y un operario diocesano. Este último, don Martín Martínez, prefecto del Seminario de Murcia y con sólo veintiséis años de edad, había logrado ocultarse en una cueva de las cercanías, y ciertamente no hubiera sido descubierto de no presentarse él espontáneamente a los que iban a ser sus verdugos. Lo que le movió no fué precisamente el bando municipal, sino la preocupación porque sus hermanos sacerdotes carecieran en las últimas horas del Santísimo Sacramento, que él tenía habitualmente consigo por haber salvado a tiempo en el convento de las clarisas un copón con hostias consagradas. Al entrar por las calles del pueblo, fueron muchos los vecinos de orden que le aconsejaban volverse, teniendo su muerte por segura. En igual sentido, y con lágrimas en los ojos, se pronunciaban ante él algunas buenas mujeres. Llegó al Comité y fué internado con los demás en los bajos del calabozo. Allí pudo dar a sus otros compañeros la gratísima sorpresa del sacramento eucarístico, que todos recibieron, luego de confesarse mutuamente, en calidad de viático y con manifiesta devoción. En iguales sentimientos y prácticas se ejercieron otros nueve detenidos de condición seglar, en cuya condena pesaron notablemente los motivos religiosos.
Nadie cuidó de disimular lo más mínimo ni el acto mismo de la ejecución ni sus inmediatos prolegómenos. Públicos habían sido los tres bandos que dieron por resultado la redada de los 15 detenidos. Tratábase de un triunfo del Comité, y éste cuidó de airearlo, paseando a las 15 víctimas por las calles más concurridas del pueblo en las horas centrales del día. De ahí que fueron tantos los testigos de la alta serenidad con que se conducían las dos filas de presos. Llegados a las afueras de la población, les esperaba un camión, al que subieron con gran ánimo, estimulándose mutuamente, al par que decían a sus verdugos palabras de perdón. El recorrido fué corto. A cosa de un kilómetro de Valdealgorfa, muy cerca del cementerio y en el llamado "Mas de Marcos", fueron bajados a tierra y matados a tiros de fusil, mientras aclamaban a Cristo Rey".
(Historia de la persecución religiosa en España. 1936-1939, D. Antonio Montero Moreno, páginas 222-223)
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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