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Tema: Textos históricos de alabanzas a España

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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    ALABANZAS DE ESPAÑA

    ELOGIO DE ESPAÑA:

    158
    “Por esso vos lodigo que bien lo entendades,
    mejor es dotras tierras en la que vos morades,
    de todo bien conplida en la que vos estades;
    dezir vos e agora (quantas) ha de bondades.

    Tierra es muy tenprada, syn grandes calenturas,
    non faze en ivierno destenpradas friuras;
    non es tierra en mundo que aya tales pasturas,
    árboles pora fruta siquier de mil naturas.

    Sobre todas las tierras mejor es la Montaña,
    de vacas e ovejas non ha tierra tamaña,
    tantos ha y de puercos que es fiera fazaña,
    sirven se muchas tierras de las cosas d'España.

    Es de lino e lana tierra much’ abastada,
    de çera sobre todas buena tierra provada,
    non sería de azeite en mundo tal fallada,
    Inglatierra nin Francia desto es abondada.

    Buena tierra de caça e buena de venados,
    de rrío e de mar muchos buenos pescados,
    quien los quiere rezientes, quien los quiere salados,
    son destas cosas tales pueblos muy abastados.

    De panes e de vinos tierra muy comunal,
    non fallarían en mundo otra mejor nin tal,
    muchas de buenas fuentes, mucho río cabdal,
    otras muchas mineras de que fazen la sal.

    Ha y muchas veneras de fierro e plata
    Ha y venas de oro, son de mejor barata,
    ha en sierras e valles mucha de buena mata,
    todas llenas de grana pora fer escarlata.

    Por lo que ella mas val aun non lo dixemos:
    de los buenos cavallos mençión non vos fiziemos,
    mejor tierra de las que quantas nunca viemos,
    nunca tales cavallos en el mundo non viemos.

    Dexar vos quiero d'esto, assaz vos he contado,
    non quiero más dezir, que podría ser errado,
    pero non olvidemos al apóstol honrado,
    fijo del Zebedeo, Santyago llamado.

    Fuerte mient quiso Dios a España honrar,
    quand al santo apóstol quiso y enbyar;
    d'Inglatierra e Françia quiso la mejorar,
    sabet non yaz apóstol en tod’ aquel logar.

    Onro le otra guisa el preçioso Señor,
    fueron y muchos santos muertos por su Señor,
    de morir a cochiello non ovieron temor,
    muchas vírgenes santas, mucho buen confessor.

    Com’ ella es mejor de las sus vezindades,
    assi sodes mejores cuantos aquí morades,
    omnes sodes sesudos, mesura heredades,
    desto por tod’ el mundo muy gran d preçio ganades.

    Pero de toda España Castiella es mejor,
    porque fue de los otros el comienço mayor,
    guardando e temiendo sienpre a su señor,
    quiso acreçentar la assi el Criador.

    Aun Castiella Vieja, al mi entendimiento,
    mejor es que lo al, por que fue el çimiento,
    ca conquirieron mucho, maguer poco convento,
    bien lo podedes ver en el acabamiento.”

    POEMA DE FERNÁN GONZÁLEZ (Siglo XIII)



    DEL LOOR DE ESPAÑA, COMO ES CUMPLIDA DE TODOS BIENES:

    159
    “E cada una tierra de las del mundo e a cada provincia honró Dios en sennas guisas, et dio su don; mas entre todas las tierras que El honró más, España la de Occidente fue; ca a ésta abastó El de todas aquellas cosas que omne suel cobdiciar. Ca desde que los godos andidieron por las tierras de la una parte e de la otra probándolas por guerras e por batallas e conquiriendo muchos logares en las provincias de Asia e de Europa, probando muchas moradas en cada lugar e catando bien e escogiendo entre todas las tierras el más provechoso logar, fallaron que España era el mejor de todos, e mucho preciaron más que a ninguno de los otros, ca entre todas las tierras del mundo España a una estremança de abondamiento e de bondad más que otra tierra ninguna.
    Demás es cerrada toda en derredor: del un cabo de los montes Pirineos que llegan fasta la mar; de la otra parte del mar Occeano, de la otra del mar Tirreno. Demás es en esta España la Galia Gótica, que es la provincia de Narbona desuno con las cibdades Rodes, Albia et Beders, que en el tiempo de los godos pertenescien a esta misma provincia. Otrosí en África habíe una provincia señora de diez cibdades que fué llamada Tingintana, que era so el sennorío de los godos así como todas estas otras.
    Pues esta España que decimos tal es como el paraíso de Dios, ca riégase con cinco ríos cabdales que son Ebro, Duero, Tajo, Guadalquivir, Guadiana; e cada uno dellos tiene entre sí e el otro grandes montañas et tierra; e los valles e los llanos son grandes e anchos, e por la bondad de la tierra e el humor de los ríos llevan muchos fructos et son abondados. España la mayor parte della se riega de arroyos e de fuentes, e nunqual minguán poços cada logar o los ha mester.
    España es abondada de mieses, deleitosa de fructas, viciosa de pescados, sabrosa de leche et de todas las cosas que se della facen; llena de venados et de caça, cubierta de ganados, loçana de cavallos, provechosa de mulos, segura et bastida de castiellos, alegre por buenos vinos, folgada de abondamiento de pan; rica de metales, de plomo, de estanno, de argent vivo, de fierro, de arambre, de plata, de oro, de piedras preciosas, de toda manera de piedra mármol, de sales de mar et de salinas de tierra et de sal en pennas, et dotros mineros muchos: azul, almagra, greda, alumbre et dotros mineros muchos de cuantos se fallan en otras tierras; briosa de sirgo et de cuanto se faze del dulce de miel et de açucar, alumbrada de cera, complida de olio, alegre de açafrán.

    España sobre todas es engennosa, atrevuda et mucho esforçada en lid, ligera en affán, leal al sennor, affincada en estudio, palaciana en palabra, complida de todo bien; non a tierra en el mundo que la semeie en abondança, nin se eguale ninguna a ella en fortalezas et pocas en el mundo tan grandes como ella. España sobre todas es adelantada en grandez et mas que todas preciada por lealtad. ¡Ay España! non a lengua nin engenno que pueda contar tu bien.
    Sin los rios cabdales que dixiemos de suso; muchos otros ay que en su cabo entran en la mar non perdiendo el nombre, que son otrossí ríos cabdales, assí como es Minno que nasce et corre por Gallizia et entra en la mar; e deste río lieva nombre aquella provincia Minnea; et muchos otros ríos que a en Gallizia et en Asturias et en Portogal et en ell Andaluzia et en Aragón et en Catalonna et en las otras partidas de Espanna que entran en su cabo en la mar. Otrossí Aluarrezen et Segura que nascen en esa misma sierra de Segura, que es en la provincia de Toledo, et entran en el mar Tirreno, et Mondego en Portogal que non son nombrados aquí.
    Pues este regno tan noble, tan rico, tan poderoso, tan onrrado, fue derramado et astragado en una arremessa por desabenencia de los de la tierra que tornaron sus espaldas en sí mismos unos contra otros, assí como si les minguassen enemigos; et perdieron y todos, ca todas las cibdades de Espanna fueron presas de los moros et crebantadas et destroydas de mano de sus enemigos.”

    ALFONSO X EL SABIO (1221-1284), ‘Estoria de España’ 558.



    DEL DUELO DE LOS GODOS DE ESPAÑA ET DE LA RAZÓN PORQUE ELLA FUE DESTROYDA:

    160
    “Allí se renovaron las mortandades del tiempo de Hercules; allí se refrescaron et podrescieron las llagas del tiempo de los vándalos, de los alanos et de los suevos que comenzaran ya a sanar.
    Espanna que en el otro tiempo fuera llagada por la espada de los romanos, pues que guaresciera et cobrara por la melezina et la bondad de los godos, estonces es crebantada, pues que eran muertos et aterrados cuantos ella criara.
    Oblidados le son los sus cantares, et el su lenguaje ya tornado es en ageno et en palabra estraña.
    Los moros de la hueste todos vestidos del sirgo et de los paños de color que ganaran, las riendas de los sus caballos tales eran como de fuego, las sus caras dellos negras como la pez; el mas fremoso dellos era negro como la olla, assí luzíen sus oíos como candelas; el su cavallo dellos ligero como leopardo, e el su cavallero mucho más cruel et mas dañoso que es el lobo en la grey de las oveías en la noche.
    La vil yente de los africanos que se non solie preciar de fuerça nin de bondad, et todos sus fechos fazie con art et a engaño, et non se solíen amparar si non pechando grandes riquezas et grand aver, essora era exaltada, ca crebantó en un hora más ayna la nobleza de los godos que lo non podríe omne dezir por lengua.

    ¡Espanna mezquina!, tanto fué la su muert coytada que solamientre non finco y ninguno qui la llante; laman la dolorida, ya más muerta que viva, et suena su voz assí como dell otro sieglo, e sal la su palabra assí como de so tierra, e diz con la grand cueta: "vos, omnes, que passades por la carrera, parad mientes et veed si a cueta nin dolor que se semeie con el mio".
    Doloroso es el llanto, llorosos los alaridos, ca Espanna llora los sus fijos et non se puede conortar porque ya no son.
    Las sus casas et las sus moradas todas fincaron yermas et despobladas; la su onrra et el su prez tornado es en confusión, ca los sus fijos et los sus criados todos moriron a espada, los nobles et fijos dalgo cayeron en cativo, los príncipes et los altos omnes ydos son en fonta et en denosto, e los buenos conbatientes perdieron se en estremo.
    Los que antes estavan libres, estonces eran tornados en siervos; los que se preciavan de cavuallería, corvos andavan a labrar con reias et açadas; los viciosos del comer non se abondavan de vil maniar; los que fueron criados en pannos de seda non avien de que se cobrir nin de tan vil vestidura en que ante non porníen ellos sus pies.
    Tan assoora fué la su cueta et el su destroymiento que non a torvellinno nin lluvia nin tempestad de mar a que lo omne pudiesse asmar.
    ¿Qual mal o qual tempestad non passó Espanna? Con los ninnos chicos de teta dieron a las paredes, a los moços mayores desfizieron con feridas, a los mancebos
    grandes metiéronlos a espada, los ancianos et vieios de días moriron en las batallas, et fueron todos acabados por guerra; los que eran ya pora onrrar et en
    cabo de sus días echolos a mala fonta la crueleza de los moros; a las mezquinas de las mugieres guardavan las para deshonrrar las, e la su fermosura dellas era guardada pora su denosto.
    El que fue fuert et coraioso murió en batalla; el corredor et ligero de pies non guaresció a las saetas; las espadas et las otras armas de los godos perdonaron
    a los enemigos et tornaron se en sus parientes et en sí mismos, ca non avíe y ninguno qui los acorriese nin departiesse unos dotros.

    ¿Quien me daríe agua que toda mi cabeça fuesse ende bannada, e a míos oios fuentes que siempre manassen llágrimas por que llorasse et llanniesse la pérdida et la muerte de los de Espanna et la mezquindad et ell aterramiento
    de los godos?
    Aquí se remató la santidad et la religión de los obispos et de los sacerdotes; aquí quedó et minguó ell abondamiento de los clérigos que sirvien las eglesias; aquí peresció ell entendimiento de los prelados et de los omnes de orden; aquí fallesció
    ell ensennamiento de la ley et de la sancta fe.
    Los padres et los sennores todos perescieron en uno; los santuarios fueron destroydos, las eglesias crebantadas; los logares que loavan a Dios con alegría, essora le denostavan yl maltrayen; las cruzes et los altares echaron de las eglesias; la crisma et los libros et las cosas que eran pora onrra de la cristiandat todo fué esparzudo et echado a mala part; las fiestas et las sollempnias, todas fueron oblidadas; la onrra de los santos et la beldad de la eglesia toda fue tornada en laydeza et en viltança; las eglesias et las torres o solíen loar a Dios, essora confesavan en ellas et llamauan a Mahomat; las vestimentas et los calzes et los otros vasos de los santuarios eran tomados en uso de mal, et enlixados de los descreydos.
    Toda la tierra desgastaron los enemigos, las casas hermaron, los omnes mataron,
    las cibdades quemaron, los árboles, las vinnas et quanto fallaron verde cortaron.”

    ALFONSO X EL SABIO (1221-1284), ‘Estoria de España’ 559.


    ALABANZA DE ESPAÑA:

    161
    “Loemos los muy famosos
    Prudentes de nuestra España,
    Segund que Sirac se baña
    En loar los gloriosos
    Varones e virtuosos
    Príncipes del pueblo hebreo,
    Pues de nuestros muchos leo
    Nobles e virtuosos.

    Non quedó España callada
    E muda en las istorias
    Por defectos de vitorias
    Nin de virtudes menguada;
    Mas porque non fue dotada
    De tan alto pregonero,
    Como fue de Grecia Omero
    En la famosa Iliada.

    Tanto son más ensalzados
    Los varones excelentes
    Cuanto de los diligentes
    Sabios fueron más notados:
    E tanto más obligados
    Somos a los Coronistas,
    Cuanto de las sus conquistas
    Nos facen más avisados.

    España non caresció
    De quien virtudes usase,
    Más menguó e fallesció
    En ella quien las notase;
    Para quien se igualase
    Debían ser los caballeros
    De España e los Omeros
    De Grecia quien los loase.

    Por amor e afección
    De la patria a quien tanto
    Natura me obliga cuanto
    Debo a mi generación.
    Dejada la introducción
    Vengo a poner la mano
    En loor del pueblo hispano,
    Dando Dios su bendición”.

    FERNÁN PÉREZ DE GUZMÁN (1370-1460), ‘Loor de los claros varones de España’.
    Pious dio el Víctor.

  2. #2
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - HOMBRES

    COMPOSICIÓN DEL HOMBRE (Doctrina mística):

    162
    “El hombre consta de dos substancias: cuerpo y alma. El cuerpo pertenece a la tierra, de donde trae su origen. El alma no tiene origen porque es espíritu, hecho a imagen de Dios...
    Cuando contempla a Dios y le conoce, se llama propiamente espíritu...
    El espíritu es el entendimiento superior y angélico del alma...
    Cuando tiende a Dios y a las cosas celestiales se hace con Dios y con los ángeles un sólo espíritu...
    El espíritu, que es luz, tiene participación con Cristo, que es el sol, y de entrambos resulta una sola luz, es decir, un mismo espíritu, pero no una misma naturaleza...
    El uno es luz que ilumina, el otro luz iluminada...”
    ...............
    “Tiene el alma muchos nombres, según sus operaciones, pero en sustancia es una. Cuando contempla a Dios, es espíritu. Cuando siente, es sentido. Cuando sabe, es ánimo. Cuando conoce, es entendimiento. Cuando discierne es razón. Cuando consiente, es voluntad. Cuando recuerda, es memoria. Cuando preside a la parte vegetativa, se llama propiamente alma... Pero el alma es siempre una.
    BEATO DE LIÉBANA (+798) ‘Carta a Elipando’.


    FIRMEZA EN LA VERDAD:

    163
    “Con nosotros está David, el de la mano fuerte, que con una piedra hirió y postró al blasfemo Goliat. Con nosotros Moisés, el que sumergió las cuadrigas de Faraón en el mar Rojo e hizo pasar el pueblo a pie enjuto. Con nosotros Josué, el que venció a los amalecitas y encerró a los cinco reyes en una cueva. Con nosotros el Padre Abraham, que con trescientos criados venció y arrancó los despojos a los cuatro reyes. Con nosotros el fortísimo Gedeón y sus trescientos armados, que hirieron a Madián como a un solo hombre. Con nosotros Sansón, más fuerte que los leones, más duro que las piedras; el que, solo y sin armas, postró a mil armados. Con nosotros los doce Patriarcas, los dieciséis Profetas, los Apóstoles y Evangelistas, todos los mártires y Doctores. Con nosotros Jesús, Hijo de la Virgen, con toda su Iglesia, redimida a precio de su sangre y dilatada por todo el orbe”.
    BEATO DE LIÉBANA (+798) ‘Carta a Elipando’.


    EL HOMBRE Y SU DIGNIDAD:

    164
    “Otrosí fizo el home a su semejanza et esta semejanza que el home ha con Dios es en el alma, que, así como Dios es cosa espiritual et dura para siempre; pero entre Dios et el alma ha dos departimientos: el uno que Dios es criador et el otro que Dios nunca hobo comienzo; mas siempre fué comienzo et criador de todas las cosas, et el alma ha comienzo cuando Dios la cría et la pone en el cuerpo del home, desque es vivo et formado en el cuerpo de su madre; et desque una vez es criada nunca después puede haber fin et ha comienzo, mas non fin.
    Et así este segundo departimiento es entre Dios et el alma, et semeja el home en la razón a Dios, et en el entendimiento et en el libre albedrío.
    Por estas cosas que puso Dios en el home dijo quel queríe facer a su imagen et a su semejanza, por estos cumplimientos et mejorías quel dió más que a todas las otras cosas; por ende quiso que se apoderase et se sirviese et se aprovechase de todas las criaturas que son en el cielo et en la mar et en la tierra”.
    DON JUAN MANUEL (1282-1348), ‘Libro de los Estados’, cap. XXVIII.


    LA FE EN LO SOBRENATURAL:

    165
    “Abu Yacub salió de Sevilla para combatir a Alfonso [VIII], ¡que Dios maldiga!, y vino a acampar cerca de una ciudad llamada Huete, que formaba parte de los Estados de su enemigo, y en la cual, por lo que había sabido, se encontraban los grandes de la corte de Alfonso, así como los jefes de sus tropas.
    Sitió la ciudad y mantuvo el cerco durante varios meses, con tal rigor, que los sitiados querían rendirse.
    Yo sé por muchos jefes, con los que he estado en relación, que los habitantes, agotados por la sed, pidieron cuartel al príncipe de los creyentes, prometiéndole abandonar la ciudad; pero él rehusó aceptar la oferta, llevado de la esperanza que le inspiraban las noticias sobre la miseria ocasionada por la falta de agua y por el número de bajas.
    Los sitiados no tenían nada que esperar de él, cuando una noche los sitiadores oyeron en la plaza un gran ruido, acompañado de clamores; los cercados estaban paseando sus libros santos, rodeados de los sacerdotes y de los frailes, que dirigían súplicas al cielo, mientras el resto del pueblo respondía amén.
    La lluvia empezó entonces a caer a torrentes y tan en abundancia que pudieron llenar sus vasijas y beber cuanto quisieron. Esto les permitió continuar su resistencia, y el sitiador volvió a Sevilla después de haber pactado con Alfonso una tregua de siete años.
    HISTORIA DE LOS ALMOHADES DE MARRAKESH.


    HEROÍSMO:

    166
    “Cercó luego a Tarifa con aquel poder del rey Aben Yacob e combatiéronla muy fuerte, e Don Alonso Pérez de Guzmán, que la tenía, defendiógela muy bien.
    E el infante Don Juan tenía un mozo pequeño, fijo deste Don Alonso Pérez, e envió decir a éste Don Alonso Pérez que le diese la villa, e si non, que le mataría el fijo que él tenía.
    E Don Alonso Pérez le dijo que la villa que gela non daríe; que cuanto por la muerte de su fijo, que él le daría el cuchillo con que lo matase; e alanzóles de encima del adarve un cuchillo, e dijo que ante quería que le matase aquel fijo e otros cinco si los toviese, que non darle la villa del rey su señor, de que él ficiera omenaje; e el infante Don Juan, con saña mandó matar su fijo antel, e con todo esto nunca pudo tomar la villa.
    E cuando los moros que estavan con el infante Don Juan vieron que él facía mucho por tomar la villa e non pudo, levantáronse de la cerca e pasáronse allen la mar.”
    CRÓNICA DEL REINADO DE SANCHO IV (Siglo XIV)


    VALOR:

    167
    “Llegaron los cristianos a Montiel, alzaron los pabellones de su campamento, cayeron después de rodillas y oraron al Señor diciendo:
    ‘¡Oh, Jesús Nazareno, que por nosotros fuiste colgado de un madero y por nosotros derramaste tu sangre; aquí vienen contra nosotros, para perdernos, los moabitas y agarenos, enemigos tuyos y nuestros; compadécete de nosotros y líbranos de ellos! ¡Oh, Virgen de las Vírgenes, intercede por nosotros cerca de tu hijo Nuestro Señor Jesucristo! Si nos libras de este peligro daremos a la Iglesia fundada en Toledo en honor tuyo, el diezmo de lo que nos has dado y nos dieres en adelante. ¡Oh, Santiago, apóstol de Cristo, defiéndenos en la pelea para que no perezcamos en el tremendo juicio de los sarracenos!”.
    Dicha esta oración, Munio Alfonso ordenó dos fuertes hazes de jinetes para resistir a los sarracenos, y dijo de nuevo:
    “Cristianos: confortaos y pelead con audacia y varonilmente contra Abenzeta, rey de Sevilla, que es el más fuerte de todos los sarracenos, porque si Abenzeta fuere vencido o muerto, todos serán vencidos. Que ninguno de vosotros muera volviendo las espaldas al enemigo. Mejor nos es morir todos aquí en la lucha que ser dispersados”.
    Y añadió:
    “Acordaos, compañeros, de que en otra ocasión sesenta y dos caballeros que estaban conmigo, de los cuales hay aquí algunos presentes y otros han permanecido en nuestras ciudades, peleamos con el rey Texufín y con toda la milicia de Córdoba y con muchos miles de peones en Almodóvar de Tiendas o del campo, y el Señor les entregó en nuestras manos y fueron vencidos. Recordad que el rey Texufín huyó, que fueron muertos sus príncipes y caudillos y muchos cientos de caballeros y peones, que escaparon los demás, que no cayó de los nuestros sino un caballero, que cogimos innumerables despojos y que volvimos en paz a nuestras ciudades. Tan fácil es a Dios entregar a pocos en manos de muchos, como a muchos en mano de pocos. hágase ahora como fuere la voluntad del cielo”.
    Comulgaron luego por mano de los clérigos que llevaban consigo y se dispusieron a la pelea”.
    CRÓNICA ADEFONSI IMPERATORIS (Siglo XII)


    NOBLEZA E HIDALGUÍA:

    168
    “E habéis de creer que Dios fizo homes e non fizo linages en que escogiessen. A todos fizo nobles en su nacimiento; la vileza de la sangre e obscuridad del linage con sus manos las toma aquel que dexando el camino de la clara virtud se inclina a los vicios del camino errado.
    E pues a ninguno dieron elección de linage cuando nació, e a todos se dio elección de costumbres quando viven, imposible sería según razón, ser el bueno privado de honra, ni el malo tenerla, aunque sus primeros la hayan tenido. Muchos de los que descienden de noble sangre, vemos pobres a quien ni la nobleza de sus primeros pudo quitar pobreza ni dar autoridad.
    Donde podemos claramente ver que esta nobleza que opinamos, ninguna fuerza natural tiene que la faga permanente de unos en otros, sino permaneciendo la virtud que la verdadera nobleza da.”
    HERNANDO DEL PULGAR (1436-1493) ‘Crónica de los Reyes Católicos’.


    NOBLEZA:

    169
    “Los grandes señores de su naturaleza siempre deben ser mansos et de buen talante et deben querer que todas las gentes, de cualquier manera que sean, quepan en la su merced et vivan et se mantengan et se aprovechen en lo que ellos han. Mas cuando les facen cosas desaguisadas, por fuerza se han de ensañar et de embravecer, et segunt las cosas desaguisadas que les facen, así cresce la saña et la braveza”.
    DON JUAN MANUEL (1282-1348), ‘El Libro del Caballero y del Escudero’ Cap. XLVII


    EL CABALLERO:

    170
    “Todo home se debería guardar de facer malas obras, por que Dios non se lo acaloñase en este mundo nin en el otro. Et mayor mente los caballeros que han tanto mester la gracia de Dios para les guardar las almas et para los mantener en este mundo en honra et sin vergüenza, et para los guardar de los peligros en que todo el día andan más que ningunos homes de otros estados, de que sabe Dios que pasé yo muchas en cuanto al mundo duré et viví en estado de caballería et por ende non hobe tiempo nin lugar de aprender mucho de otras sabidurías nin de otras sciencias”.
    ...Cap. XLVI

    “Ca los caballeros, por mucho que vivan, asaz han de facer en toda su vida, en servir sus señores et ayudar sus amigos et defender a sí mismos et a los suyos et en facer mal et daño et vengarse de aquellos que hobieren recibido tuerto”.
    ...Cap. XLVI

    “Digo que el mayor et más honrado estado que es entre los legos es la caballería. Ca comoquiera que entre los legos hay muchos estados, así como mercaderes, menestrales et labradores, et otras muchas gentes de muchos estados, la caballería es más noble et más honrado estado que todos los otros, et los otros deben pechar et mantener a ellos.
    Et otrosí porque de esta orden et de este estado son los reyes et los grandes señores, et este estado non puede haber ninguno por sí si otro non se lo da, et por esto es como manera de sacramento, ca bien así como los sacramentos de Santa Iglesia son en sí cosas ciertas, sin las cuales el sacramento non puede ser cumplido, otrosí la caballería ha mester cosas ciertas para se facer como debe”.
    DON JUAN MANUEL (1282-1348), ‘El Libro del Caballero y del Escudero’ Cap. XVIII


    CABALLEROS:

    171
    “E vos otros defensores
    Que seguís cauallería,
    Non vseys de tiranía
    Como lobos robadores,
    Mas como lindos açores
    Que ninguno de la vanda
    Jamás come con quien anda,
    Antes son sus guardadores.

    “Pues guardad con diligencia
    Los vasallos e amigos,
    A los justos enemigos
    Perseguid syn nigligencia;
    Obseruad la preminencia
    De los vuestros soberanos,
    Dándoles consejos sanos,
    Pospuesta beniuolencia.

    “E conplid sus mandamientos,
    Digo los que fueren justos,
    E poned a los ynjustos
    Honestos defendimientos.
    Nunca fagáys juramentos,
    Que viene grand daño dellos;
    Do pusierdes vuestros sellos,
    Jamás aya mudamientos.

    GÓMEZ MANRIQUE (1412-1490) ‘Debate de la razón contra la voluntad’.


    REBELDÍA:

    172
    “En aqueste tiempo se leuantaron contra el abbad e todos nosotros, non solamente los rricos e aun como quiera deçir los nobles burgeses, mas aun las personas muy biles, ansí como cortidores, ferreros, xastres, pelliteros, çapateros e aun los que en las casas soterrañas façían sus ofiçios; los quales, según su costunbre, llamauan honbres maçeuos, ca aquestos tales tomauan arcos e saetas e armas de dibersas maneras, e por fuerça quebrantando, rrouaban de los guertos, las frutas de los árboles, e el feno de los prados, e las rramas nueuamente salientes fuera de los montes, los pánpanos de las vinnas taçando e destroyendo antes que llegasen a saçón, ca lo vno arrancauan de las manos, lo otro lo pisauan de los pies, en tal manera, que todo lo disipauan e destruían; e los que façían los escudos, e avn los que pintauan las sillas, por siete annos continuamente, cortaban madera del monte, de donde façían e acauauan sus obras, ninguna cosa demandando al abbad nin façiéndoselo sauer; e ya si alguno les rreprehendiese de los excesos sobredichos o les contradixese, duramente rrespondiendo, deçían: de parte del diablo fué e vino quien donó a los monjes poseer tal heredad, e aun añadían, por el braço, por los ojos e por la sangre de Dios jurando: si alguno dixere palabra destas cosas, su caueça cortaremos e quebrantaremos.
    E nos e el abbad, oyendo estas cosas, dentro del claustro nos encerráuamos, ansí como los rratones en sus cauernas, muchas veçes dentro de nos rrebolbiendo e diçiendo aquel dicho del profeta David: Señor, ¿quándo farás de los que nos persiguen juiçio?
    CRÓNICAS ANÓNIMAS DE SAHAGÚN.




    ESTOICISMO:

    173
    “Mayor virtud es non cobdiciar cosa alguna que aver e poseer todas las cosas. Et esto, por ser cosa más cierta e segura non aver muchas cosas, que non averlas et poseerlas, por cuanto el señorío de las cosas se suele perder, mas la virtud siempre queda, la qual non se pierde por ninguna cosa triste de fortuna que acaesca.
    Et como quiera que el acatamiento de las riquezas, quanto a lo de fuera, parezca alegre, pero de dentro es lleno de mucha tristeza e trabajo; porque con trabajo se ganan, e con temor se poseen, e con dolor se pierden.
    E asi la fas de la riqueza es contraria a la de la pobreza; porque la cara de la riqueza es alegre de fuera, e de dentro muy aborrescible e espantable; e la cara de la pobreza es triste de fuera, e alegre de dentro; porque los pobres non han que se duelan de dentro, ca non tienen que perder, e por ende mayor e más seguro estado es el de la pobreza que el de la riqueza.
    El pobre que sea contento o aya paciencia de su pobreza es habido por rico, et el rico que non es contento con lo que tiene, es habido por pobre aunque posea muchas cosas”
    DON ÁLVARO DE LUNA (1390-1453) ‘Libro de las claras e virtuosas mujeres’.

    174
    “Non es dubda que en pos de estas cosas andan et trabajan, que o las cobran o non. Si las cobran, cierto son que les han de durar poco... Et... es a ellos mayor el dolor et la tristeza que sienten en la pérdida que no fue el placer que ovieron quando las dichas cosas ovieron más a su voluntad...
    Lo primero, porque el placer es ya pasado et el dolor es presente, et en esperança de mucho durar; et los placeres pasados so ya fuera de los sentidos, salvo de la memoria, en la qual quedan, porque la remembranza sea mayor acrecentamiento de dolor et de tristeza.
    Los segundo, porque el placer fue poco según el tiempo, et el dolor grande por la mayor dureza; et el dolor es presente et no sabemos cuánto durará.
    Lo tercero, porque los sentimientos de los dolores et de las tristezas son mayores que los de los placeres; et que esto es verdad, sábelo cualquiera que estas cosas logró et las perdió”
    FR. LOPE FERNÁNDEZ ‘Libro de las Tribulaciones’.

    175
    “Partimos cuando nacemos,
    Andamos mientras vivimos,
    Y llegamos
    Al tiempo que fenescemos,
    Así que cuando morimos
    Descansamos.
    Ved de cuán poco valor
    Son las cosas tras que andamos
    Y corremos;
    Que en este mundo traydor
    Aun primero que muramos
    Las perdemos.
    “Non tengamos tiempo ya
    En esta vida mezquina,
    Por tal modo,
    Que mi voluntad está
    Conforme con la divina
    Para todo:
    Y consiente en mi morir
    Con voluntad placentera,
    Clara e pura,
    Que querer hombre vivir
    Quando Dios quiere que muera
    Es locura”.
    JORGE MANRIQUE (1440-1479) ‘Coplas a la muerte de su padre’.



    BREVEDAD DE LA VIDA:

    176
    “Si fuese en nuestro poder
    tornar la cara fermosa
    corporal,
    como podemos facer
    el ánima gloriosa
    angelical,
    ¡qué diligencia tan viva
    tuviéramos toda hora,
    y tan presta,
    en componer la cautiva,
    dexándonos la señora
    descompuesta!

    Ved de cuán poco valor
    son las cosas tras que andamos
    y corremos,
    que, en este mundo traidor,
    aun primero que muramos
    las perdemos:
    dellas desface la edad,
    dellas casos desastrados
    que acaescen,
    dellas, por su calidad,
    en los más altos estados
    desfallescen.


    Dezidme, la fermosura,
    la gentil frescura y tez
    de la cara,
    la color y la blancura,
    cuando viene la vejez,
    ¿cuál se para?
    Las mañas y ligereza
    y la fuerça corporal
    de joventud,
    todo se tornó graveza
    cuando llega al arrabal
    de senectud.

    .........
    Los plazeres y dulçores
    desta vida trabajada
    que tenemos,
    ¿qué son sino corredores,
    y la muerte, la celada
    en que caemos?
    No mirando nuestro daño,
    corremos a rienda suelta
    sin parar;
    desque vemos el engaño
    y queremos dar la vuelta,
    no hay lugar.”


    JORGE MANRIQUE (1440-1479) ‘Coplas’


    177
    “Por aquesto fallesce
    El placer corporal
    Y lo que siempre cresce
    Es lo spiritual.

    Tristesa yo non siento,
    Que más fase penar
    Que el plaser como viento
    Que se ha de acabar.”
    RABÍ DON SEM TOB DE CARRIÓN (...-1369) ‘Proverbios’

    178
    “El bien deste mundo es falleçedor
    Segunt que por obra lo vedes passar,
    Pues non se deve ninguno esforçar
    De mucha rryqueza nin ser grant señor,
    Que non veo en él más fructo mejor
    Que ser diligente en el bien obrar,
    De más synplazeres pudier tomar,
    Que todo lo otro ha poco valor.
    ......
    Por ende, sseñores, querrya de grado,
    Pues vedes la burla que a todos se estiende
    El cuerdo consejo la su vyda enmiende,
    Asy como omme que bive aplazado.”
    ALFONSO ÁLVAREZ (1350-1424) ‘A la tumba de Don Enrique III.’ (Cancionero de Baena)

    179
    “Ca non es vida la que bevimos,
    pues que biviendo se viene llegando
    la muerte cruel, esquiva; e cuando
    pensamos bevir, estonce morimos.
    ...................
    ¿Qué se fizieron los Emperadores,
    Papas e Reyes, grandes Perlados,
    ........................
    Padres e fijos, hermanos, parientes,
    Amigos, amigas, que mucho amamos,
    .......................
    Dueñas, donçellas, mançebos valientes
    Que logran so tierra las sus mançebías,
    E otros señores que ha pocos días
    Que nosotros vimos aquí estar presentes?
    ...........................
    Pues ¿dó los imperios e dó los poderes,
    Rreynos, rrentas e los señoríos,
    A dó los orgullos, las famas e bríos?
    A dó las empresas, a dó los traheres?
    ¿A dó las ciencias, a dó los saberes,
    a dó los maestros de la poetría;
    a dó los rrymares de grant maestría;
    a dó los cantares, a dó los tañeres?”
    FERRANT SÁNCHEZ DE TALAVERA (...-1443) ‘Decir a la muerte de Ruy Díaz de Mendoza’ (Cancionero de Baena)

    180
    “Vyste en el mundo ommes abondantes
    De onrras e viçios e muy alto estado,
    Mas nunca los viste en un ser estantes,
    Nin aver un solo plaser acabado.
    ...............
    Qué pro les tovo la grand exçelencia,
    Nin rricos thesoros tan mal allegados,
    Castillos e villas, baxillas, estados
    Que asy poseyeron con tanta femencia?
    ..................
    Mira qué fué de los que imperaron
    En esta presente e gloria mundana,
    Mira qué fué de los que alcançaron
    Aver la fortuna asy como hermana.
    Así commo sueño é cosa muy vana
    Pasó el rroçío de su vana gloria,
    E de todo ello non finca memoria
    Que para sus almas pudiese ser sana.
    ...........................
    Mira todos estos que viste e pasaron,
    De cuanto tovieron non levaron cosa,
    Desnudos nasçieron e asy se fallaron
    Después d’esta vida esquiva, engañosa.”
    GONZALO MARTÍNEZ DE MEDINA (Cancionero de Baena).


    181
    “Pues todos aquestos decidme ¿dó son?,
    E de sus inperios, rryquesas, poderes,
    Rreynados, conquistas e cavallerías,
    Sus viçios e onrras e otros plazeres,
    Sus fechos, fasañas e sus osadías.
    ¿A dó los saberes e sus maestrías?
    ¿A dó sus palacios, a dó su çimiento?
    Cerrado el ojo, parésçeme vyento:
    Agora lo cred syn muchas porfías.
    Fynida.
    Conviene, pues, mucho rregir vuestras vías
    E çesar el planto de mi morimiento,
    Ca vos esso mesmo faredes mudamento:
    Velat una muerte que van se los días.”
    FR. MIGIR ‘A la muerte de Enrique III’ (Cancionero de Baena).

    182
    “Yo so la muerte cierta a todas criaturas
    que son e serán en el mundo durante,
    Demango e digo: «O homo, por qué curas
    De vida tan breve en punto pasante?
    Pues non hay tan fuerte nin rezio gigante
    Que deste mi arco se pueda anparar,
    Conviene que mueras cuando lo tirar
    Con esta mi frecha cruel traspasante.

    ¿Qué locura es esta tan magnifiesta?
    ¿Qué piensas tú, homne, que el otro morrá,
    E tú quedarás, por ser bien compuesta
    La tu complisión e que durará?
    Non eres cierto si en punto verná
    Sobre ti a deshora alguna corrupción
    De landre o carbonco, o tal inplisión
    Porque el tu vil cuerpo se dessatará.

    ¿O piensas por ser mancebo valiente
    O niño de días que a lueñe estaré,
    E fasta que liegues a viejo impotente
    En la mi venida me detardaré?
    Avísate bien, que yo llegaré
    A ti a deshora, que non he cuidado
    Que tú seas mancebo o viejo cansado,
    Que cual te fallare tal te llevaré.

    La plática muestra seer pura verdad
    Aquesto que digo sin otra fallencia,
    La sancta escriptura con certenidad,
    Da sobre todo su firme sentencia,
    A todos diciendo: «faced penitencia
    Que a morir habedes, non sabedes cuándo;
    Si non ved el fraire que esta pedricando,
    Mirad lo que dice de su grand sabienda”.
    ANÓNIMO. ‘La Danza de la Muerte’.

    183
    “Cuando Turín se vio afincado del infante non osó encubrir la verdad, et por ende le dijo: “Señor, ya vos dije que aquel que era cuerpo de home muerto, et la razón porque non puede facer lo que los otros facen es porque se partio dél el alma que le facía mover et facer todas las cosas que los homes vivos facen”.

    “Turín –dijo el infante– pues decides que el alma se partió dél et non puede facer lo que los otros facen, quiero que me digades, pues atan gran daño et atan grant mengua le vino en partirse el alma dél, ¿por que la dejó partir de sí?”

    Dixo Turin: “Mas esto [que dezides] non puede ser; ca lo mas que ella puede fincar en el cuerpo es en cuanto en él dura la calentura et la humidad natural, et esta calentura et humidad natural del día que nace el hone fasta que muere, cada día mengua et non ha cosa en el mundo que la pueda acrescentar, ca el comer nin el beber non acrescienta en la calentura nin en la humidad natural, mas enmiendal et mantiénelo que se desface del cuerpo por los trabajos et por los vaciamientos que le acaescen.
    Mas ha otras razones por que esta calentura et humidad natural se desface más aina, así como por dolencias o por feridas o por vaciamientos que desfacen más de la calentura et de la humidad natural de cuanto es lo que se mantiene por el comer et por el beber; et aun ha otra cosa por que el alma non puede fincar en el cuerpo para siempre: ca el alma es criatura de Dios espiritual, et por voluntad de Dios ayúntase al cuerpo et fácel’ vivir; et porque el cuerpo es compuesto de los elementos et de los humores, conviene que se desfaga. Et otrosí, porque es compuesto el home de alma et de cuerpo, conviene que se desfaga cuando es voluntad de Dios; ca el alma, él la puso en el cuerpo, et desque la parte dél finca, el cuerpo muerto et desfácese.”
    DON JUAN MANUEL, ‘Libro de los Estados’ Cap. IX
    Pious dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - TIPOS

    MUERTE DE SANTO:

    184
    Sennor, dísteme regno que non auía, et onrra et poder más que yo non meresçi; dísteme uida, ésta non durable, quanto fué tu plazer. Sennor, gracias te do, et réndote et entrégote el regno que me diste con aquel aprouechamiento que yo y pud fazer; et ofrézcote la mi alma».
    Et demandó perdón al pueblo et a quantos y estauan, que sy dél, por alguna mengua que en él ouiera, querella alguna auien, quel perdonasen. Et todos lloraron mucho de los oios, recodieron que rogauan a Dios quel perdonase, ca dellos perdonado yua.
    Desi tomó la candela con amas las manos, et alçóla contra el çielo, et dixo:
    “Sennor, desnudo salí del vientre de mi madre que era la tierra, et desnudo me ofresco a ella. Et, Sennor, reçibe la mi alma entre conpanna de tus siervos».
    Et baxó las manos con la candela, et adoróla en creencia de Sancti Spiritu. Et mandó a toda la clerezía rezar la ledanía et cantar Te Deum Laudamus en alta boz. Desi, muy sinplemiente et muy paso, enclinó los oios et dió el espíritu a Dios. Et la su alma sea heredada con los sus santos fieles en la gloria de su sancto reyno durable; amén.”
    PRIMERA CRÓNICA GENERAL (Muerte del Rey Fernando III de Castilla)


    EL EMPERADOR:

    185
    El primer día del Concilio se reunieron con el rey en la iglesia de Santa María todos los grandes y quienes no lo eran, para tratar de las cosas que les sugiriese la clemencia de Nuestro Señor Jesucristo y fueran convenientes a la salvación de las almas de todos los fieles.
    El segundo día en que se celebraba la venida del Espíritu Santo a los apóstoles, los arzobispos, obispos, abades, nobles y no nobles y toda la plebe, se juntaron de nuevo en la iglesia de Santa María, y estando con ellos el rey García de Navarra y la hermana del soberano de León, siguiendo el consejo divino, decidieron llamar emperador al rey Alfonso, porque le obedecían en todo el rey García; Zafadola, rey de los sarracenos; Ramón, conde de Barcelona; Alfonso, conde de Tolosa, y muchos condes y jefes de Gascuña y de Francia. Cubrieron al rey con una capa óptima tejida de modo admirable, le pusieron sobre la cabeza una corona de oro puro y piedras preciosas, le entregaron el cetro, y teniéndole del brazo derecho el rey García y del izquierdo el obispo Arriano de León, le llevaron ante el altar de Santa María con los obispos y abades que cantaban el Te Deum Laudamus. Se gritó ¡viva el emperador!, le dieron la bendición, celebraron después misa solemne y cada uno regresó a sus tiendas. Para solemnizar la ceremonia, dio el emperador en los palacios reales un gran convite, que sirvieron condes, príncipes y jefes, y mandó repartir grandes sumas a los obispos, a los abades y a todos, y hacer grandes limosnas de vestidos y alimentos a los pobres.
    El tercer día se juntaron el emperador y todos los otros en los palacios reales como solían hacerlo, y trataron de los asuntos relativos al bien del Reino y de toda España. Dio el emperador a todos sus súbditos leyes y costumbres como las de su abuelo el rey Alfonso; mandó devolver a todas las iglesias las heredades y colonos que habían perdido injustamente y sin resolución judicial, y ordenó que se repoblasen las ciudades y villas destruidas durante las pasadas discordias y que se plantasen viñas y todo género de árboles. Decretó también que todos los jueces desarraigasen los vicios de aquellos hombres que los tuviesen contra la justicia y los decretos de los reyes, príncipes, potestades y jueces... Mandó, asimismo, a los alcaldes de Toledo y a todos los habitantes de Extremadura, que organizaran sus huestes asiduamente, que hicieran guerra a los infieles sarracenos todos los años y que no perdonasen las ciudades y castillos, sino que los tomasen todos para Dios y la ley cristiana.
    Terminadas estas cosas y disuelto el Concilio, marchó cada uno a su casa lleno de gozo, cantando y bendiciendo al emperador y diciendo: "Bendito seas tú y bendito sea el reino de tus padres y bendito sea el Dios excelso que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, el Dios que nos visitó y tuvo con nosotros la misericordia prometida a los que esperan en él".
    CRÓNICA ADEFONSI IMPERATORIS.


    LA EMPERATRIZ:

    186
    En Toledo se hallaba a la sazón la emperatriz doña Berenguela con una gran turba de caballeros, peones y ballesteros que, sentados sobre las puertas, las torres y los muros de la ciudad, la defendían vigilantes.
    Cuando la emperatriz vio los daños que los sarracenos hacían en los campos cercanos, envió mensajeros a los reyes moabitas, diciéndoles: “Esto os dice la emperatriz, mujer del emperador: ¿No veis que peleáis contra mí, que soy mujer y que esto nada dice en vuestra honra? Si queréis batallar, id a Oreja y luchad con el emperador, que os espera con las armas y las hazes preparadas”.
    Al oír el mensaje los reyes, príncipes y jefes sarracenos y todo el ejército, levantaron la vista y vieron a la emperatriz sentada en el solio real, sobre la torre más alta del alcázar, adornada como correspondía a la mujer del emperador y rodeada de un cortejo de honestas mujeres que cantaban acompañándose de tambores, cítaras, címbalos y salterios.
    Los reyes, príncipes y jefes sarracenos, y aun todo el ejército, quedaron admirados al verla y se avergonzaron mucho, se inclinaron para saludar a la emperatriz, y sin continuar sus depredaciones, recogidas las celadas, volvieron a su tierra.”
    CRÓNICA ADEFONSI IMPERATORIS.


    LOA DEL REY ALFONSO X en su HISTORIA DE ESPAÑA:

    187
    “El noble príncipe de Espanna, al qual la graçia de Jhesu Cristo, vengadera de la porfía, lo saluó de toda cosa triste, príncipe digno de alabança, Alfonso nombrado por nombre, príncipe nunca vençido, príncipe venerable, el qual por meresçimientos sobrepuia a todas las alabanças, el qual a la vengança los engannos con fierro condena, al qual la fama de cualquier cosa lo perpetúa, los fechos de Espanna faze manifiestos en este libro, en guisa que cada cual pueda saper por él muchas cosas venideras.
    Onde si por las cosas pasadas quiere alguno saber las venideras, non desdenne esta obra, mas téngala en su memoria. Muchas vezes conviene esto leer, ca podemos muchas cosas ver, por las quales te aprouecharás et en las cosas arduas ensennado te farás; ca saberás cualquier cosa si es açepta la tal o si es ynepta, vayas ante al fin, o el fin a las muy buenas cosas se mueua, por el qual fuyendo de las cossas peores tomarás las meiores.
    O Espanna, si tomas los dones que te da la sabiduría del rey, resplandeçerás, otrosí en fama et fermosura creçerás.
    El rey, que es fermosura de Espanna et thesoro de la filosofía, ensennanças da a los yspanos; tomen las buenas los buenos, et den las vanas a los vanos.”
    PRIMERA CRÓNICA GENERAL (ESTORIA DE ESPANNA).



    RETRATO DE REY:

    188
    “Don Enrique fue mi nombre
    Rey de España la muy gruesa,
    Que por fechos de grant nombre
    Meresco tan rica fuessa;
    Grave cosa nin aviesa
    Nunca fue que yo temiese,
    Por quel mi loor perdiese,
    Nin jamás falsa promesa.

    Nunca yo cesé de guerras
    Treinta años continuados
    conquerí gentes e tierra
    E gané nobles regnados;
    Fiz ducados e condados
    E muy altos señoríos,
    E dia a estraños e a míos
    Más que todos mis pasados.

    En peligros muy estraños
    Muchas veses yo me vi
    E de los míos no saños
    Sabe Dios cuántos sofrí.
    Contenprar me sope assí
    Con esfuerço e mansedumbre,
    El mundo por tal costumbre
    Sojudgar yo lo creí.”

    PEDRO FERRÚS (S,. XIV), ‘Decir al rey Don Enrique II’ (Cancionero de Baena).


    LA MUJER:

    189
    “Esto es por fasannya de Doña Eluyra, sobrina del arçidiano Don Mate de Burgos, el tartamudo, e fija de Ferrant Gómes de Villa Armento; era desposada con vn cauallero.
    Et diol el cauallero en desposorios pannos e abtesas e vna mula con siella de duenna. Et partióse el casamiento que non casaron en uno.
    Et el cauallero demandaua ala duenna quel diesse sus abtesas e todo lo quel auya dado en el desposorio, pues non casaua con él; et dixo la duenna quelo que dado la auya en desposorio non gelo auya de dar.
    Et vinieron ante Diago López dAlfaro, que era adelantado de Castiella, et dixieron sus rasones ante él, et el cauallero e su tío el arçidiano Don Mate, que era rasonador de la duenna.
    Et jusgó Don Diago que sy la duenna otorgaua que auya besado e abraçado el cauallero en desposorio, que fuesse suyo dela duenna todo la quel auya dado en desposorio. Et sy la duenna non otorgaua que la auya besado e abraçado el cauallero en desposorio, quél diese todo lo quel auya dado.
    Et la duenna non quiso otorgar que la auya besado; e diol todo lo quel auya dado."
    LIBRO DE LOS FUEROS DE CASTILLA. (Siglo XIII).
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - IDEAS

    a) ESPIRITUALES.

    LA IGLESIA:

    190
    “Porque estamos obligados a amar y honrar la Santa Iglesia sobre todas las cosas del mundo, y porque tenemos esperanza en ella cuando la guardáramos y la mantuviéramos en sus franquezas y sus libertades, tendremos por ende galardón de Dios en los cuerpos y en las almas en vida y en muerte y porque es honra de nos y de nuestros reinos”
    FUERO REAL.

    191
    “Y comoquiera que están obligados a hacer esto que hemos dicho con todo eso porque las de que la han de guardar no son tan solamente de los enemigos manifiestos que no creen en ella, mas aun de los malos cristianos atrevidos que no la obedecen, ni la quieren tener ni guardar, y porque esto es cosa que se debe prohibir y escarmentar duramente, lo que ellos no podrían hacer porque su poderío es espiritual, todo lleno de piedad y merced, por esto nuestro Señor Dios puso otro poder temporal en la tierra para que esto se cumpliese, así como la justicia que quiso se hiciese en la tierra por mano de los emperadores y de los reyes.
    Y estas son las dos espadas por que el mundo se mantiene, la una espiritual y la otra temporal, pues la espiritual corta los males escondidos y la temporal los manifiestos.

    Y de estas dos espadas habló nuestro Señor Jesucristo el Jueves de la Cena cuando preguntó a sus discípulos probándoles si tenían armas con que lo amparasen de aquellos que le habían de prender; ellos le dijeron que tenían dos cuchillos, y El les respondió como Aquel que sabía todas las cosas, y dijo que bastante tenían.
    Lo que es gran razón, pues aquí se encierra el castigo del hombre tanto en lo espiritual como en lo temporal.
    Y por tanto estos dos poderes se juntan en la fe de nuestro Señor Jesucristo por dar justicia cumplidamente al alma y al cuerpo.
    Donde conviene por razón derecha que estos dos poderes estén de acuerdo siempre, así que cada uno de ellos ayude en su poder al otro, pues el que desacordase vendría contra el mandamiento de Dios y tendría por fuerza menguada la fe y la justicia, y no podría menguadamente conservar las tierras en buen estado ni en paz donde esto se hiciese”.
    LAS SIETE PARTIDAS.

    192
    “Así como Dios hizo en el cielo dos grandes luminarias, la una el sol, para que alumbrase el día y la otra la luna que alumbrase la noche, sí tuvo por bien que hubiesen en la tierra estos dos estados: el estado del Papa, que debe mantener la Iglesia, que es mantenimiento de los cristianos y la clerecía y todos los estados de la religión, y aun los legos en lo espiritual, y el emperador, que debe mantener en justicia y en derecho a todos los cristianos, señaladamente a los que obedecen el Imperio de Roma.
    Por la maneras que habéis oído vieron las gentes que así como el sol y la luna alumbran el día y la noche, el Papa y el emperador debían mantener en el mundo en lo espiritual y en lo temporal; que así como el sol, que es un cuerpo muy claro, alumbra el día y le da gran claridad para que los hombres puedan ver claramente, así el Papa debe mantener muy limpiamente todos los hechos espirituales para que muy claramente puedan los cristianos comprender y usar la santa Fe para salvar las almas, que es la principal cosa para que Dios nuestro Señor crió a los hombres.

    Tan bien como el sol da claridad a la luna, que es cuerpo oscuro, y la hace clara para que pueda alumbrar a la noche, que es cosa muy oscura, así el Papa, que es mantenedor y gobernador de las cosas espirituales, debe dar ejemplo y ayudar al emperador para que pueda mantener y gobernar las cosas temporales, que son muy oscuras y muy tenebrosas y muy dudosas; mas uniendose bien los hechos espirituales y los temporales, que son los estados del Papa y del emperador, estarán todos los hechos del mundo bien ordenados y mantenidos.
    Mas bien así como a las veces acaece que por alguna cosa que se mete entre el sol y la luna no envía el sol su claridad a la luna tan cumplidamente como debe, y, por el contrario, recibe la luna una mengua en sí que llaman en la astrología eclipse, y a veces la luna hace eclipse al sol; pero vemos por unas ocasiones parece eclipse en la luna que en el sol, y esto es porque el sol es cuerpo más noble y mayor y más claro y más alto, y puede lucir más y más ligeramente embargar la luna que la luna al sol, porque de todas estas cosas no es tan cumplido, pues la luna no es un cuerpo tan noble y es más pequeño y oscuro, y más bajo que el sol.

    Y también vemos que cada vez que estos eclipses acaecen son siempre dañosos y nacen de ellos grandes males y mayor daño cuando acaecen eclipses en el sol; todas estas cosas pasan en el estado del Papa y del emperador, pues cuando por pecados y por ira de Dios acaece alguna discordia entre el Papa y el emperador, recibe el Imperio una gran mengua y un gran daño, porque no recibe del Papa aquel consejo y aquella ayuda que debía, así como cuando la luna es menguada de la claridad del sol.
    También cuando el emperador hace alguna cosa contra el Papa porque se embargue alguna cosa y porque no pueda hacer sus hechos como debía, es muy gran mengua y muy gran daño para toda la Iglesia, que son los fieles cristianos, que terminan todos en tinieblas y oscuridad, porque el sol no puede dar su claridad como debe.”
    DON JUAN MANUEL, ‘Libro de los Estados’. (c. 1330)

    192
    “Pues es mi intención, según a mi oficio real pertenece, defender a la Iglesia como el protector de ella y que le sea guardada su jurisdicción; los prelados y ministros y jueces de ella deben estar contentos con esto y no sobrepasar ni exceder sus términos, antes deben estar obligados de guardarme a mí, como a su rey y soberano señor, mi preeminencia y soberana jurisdicción real y no entremeter en ella cosa alguna”
    Cortes de Madrigal, año 1476


    QUÉ QUIERE DECIR PAPA:

    193
    “Papa ha nome otrosí el Apostólico, que quiere tanto decir en griego, como Padre de padres. E esto es porque todos los obispos son llamados Padres espiritualmente, e él sobre todos; e por eso lo llaman así. Ca, bien como el poder que es sobre todas las cosas del mundo se ayunta e se afirma en Dios, e dél le resciben, otrosí, el poder que han los Perlados de Santa Eglesia se ayunta e se afirma en el Papa e dél les viene.
    E por eso convino que esos dos nomes, Papa e Apostólico, se ayuntasen en una persona que fuese cabeza de todos los otros Perlados así como dicho es. Onde por todas estas razones debe el Apostólico ser mucho más honrado e guardado, como aquél que es padre de las almas e Señor e mantenedor de la Fe. E por esto todos los christianos del mundo, cuando vienen a él, bésanle el pie. Onde cualquier que dijese, afirmando como quien lo cree, que el Papa non ha estos poderes que habemos dicho aquí, o que non es cabeza de Santa Eglesia, sin que es descomulgado, debe haber tal pena por ello, como hereje conocido”.
    LAS SIETE PARTIDAS.


    CÓMO DEBE SER HONRADO EL APOSTÓLICO E GUARDADO:

    194
    “Honrando los christianos el Apostólico, honran a Jesu Christo, cuyo Vicario es. Otrosí honran a todos los Apóstoles, e señaladamente a Sant Pedro, que fue el mayor dellos, de que tiene lugar; e aun honran toda la Christiandad, cuya cabeza es, como ordenador e mantenedor de la Fe; e quien a él deshonrase, a todos estos que dijimos deshonraría.
    Por ende, todos los christianos le deban honrar e amar en estas tres maneras; de voluntad, e en dicho, e en fecho.
    E la primera, que es de voluntad, que crean que es cabeza de Christianismo e enseñador de la Fe de nuestro Señor Jesu Christo, por que se salvan los christianos, obedesciendo sus mandamientos.
    La segunda, que es por palabra, que le deben honrar llamándole Padre Santo e Señor.
    La tercera, que es en fecho, es que cuando algunos vinieren a él, que le besen el pie, e que le honren en todas cosas más que a otro home”.
    LAS SIETE PARTIDAS DEL REY DON ALFONSO EL SABIO.


    DEFENSA CONTRA ENEMIGOS DE LA FE:

    195
    “En el nombre del muy alto Dios nuestro Señor. Visto por los cathólicos christianísimos Rey e Reina, el muy gran daño procedido de la endurecida opinión y perpetua ceguedad de los judíos, y cómo de allí habían su nudrimento la herética pravedad mosaica; estando en el cerco de Granada el año 1492, mandaron y ordenaron que a todos los judíos de toda España, e todos los reinos della, les fuese predicado el Santo Evangelio e fe cathólica, e doctrina christiana, e que los que quisiesen se convertir e baptizarse, permanecieran en sus reinos, así comos sus vasallos, con todo lo suyo, y los que no se quisiesen convertir, que dentro de seis meses se fuesen e partiesen de sus reinos, e so pena de muerte no volviesen más a ellos, e que llevasen todo lo suyo, o lo vendiesen en lo que quisiesen, salvo no sacasen ni oro ni plata.
    E salido este dicto e mandado en todas las sinagogas e plazas, e iglesias, por los sabios varones de España les fue predicado el Santo Evangelio e doctrina de nuestra Santa Madre la Iglesia”.
    A. BERNÁLDEZ (1450-1513), ‘Crónica de los Reyes Católicos’.


    PATRIA:

    196
    “Pues natural cosa es a las aves amar sus nidos, e a los animales sus cuevas, mucho más deue ser a los ombres razonables que amen las patrias donde nascieron e se criaron”.
    GÓMEZ MANRIQUE, ‘Regimiento de Príncipes’: Proemio.


    LAMENTACIÓN POR LA PATRIA:

    197
    “Oy qué diré de ti, triste emispherio,
    O Patria mía, que veo del todo,
    Ir todas cosas ultra el recto modo,
    ¿Dónde se espera inmenso lacerio?...

    ¡Tu gloria e laude tornó vituperio
    E la tu clara fama en escureça! ...
    Por cierto, España, muerta es tu nobleça,
    E tus loores tornados lacerio.

    ¿Do está la fee?... ¿Dó está la caridat? ...
    ¿Dó la esperança?... Ca por cierto ausentes
    Son de las tus regiones e partidas.

    ¿Dó es justicia, templança, egualdad,
    Prudençia e fortaleça... ¿Son presentes?...
    Por cierto non: que lexos son fuidas.”

    MARQUÉS DE SANTILLANA (1398-1458), ‘Sonetos fechos al modo itálico’.


    EL IMPERIO:

    198
    Imperio es gran dignidad, y noble y honrada sobre todas las otras que los hombres puedan tener en este mundo temporalmente. Pues el señor a quien Dios tal honra da es rey y emperador, y a él pertenece según el derecho y el otorgamiento que hicieron las gentes antiguamente gobernar y mantener el Imperio en justicia, y por eso se llama emperador, que tanto quiere decir como mandador, porque a su mandamiento deben obedecer todos los del Imperio.”
    ...........
    “Y este poder tiene el señor luego que es escogido de todos aquellos que tienen poderío de escogerlo o de la mayor parte, siendo hecho rey en Alemania en aquel lugar donde se acostumbraron a hacer antiguamente a los que fueron escogidos emperadores”.
    ...........
    “Vicarios de Dios son los reyes cada uno en su reino, puestos sobre las gentes para mantenerlas en justicia y en verdad en lo temporal, así como el emperador en su Imperio.”
    LAS SIETE PARTIDAS DEL REY DON ALFONSO EL SABIO.

    199
    “De la misma manera que Dios es Señor de todas las cosas, el emperador ha de ser caballero y señor de todos los caballeros; como el emperador no los podría regir directamente a todos, conviene que tenga bajo de sí reyes que sean caballeros, a fin de que le ayuden a mantener el estado de la caballería”.
    RAIMUNDO LULIO, ‘Libre del orde de cavallería’.

    200
    “También tiene el emperador un gran poder en lo temporal; mas cuál o cuánto sea este poder no nos importa, porque yo soy de Castilla y los reyes de Castilla y sus reinos tienen menos sujección que ninguna otra tierra del mundo, y por tanto no sé yo mucho de esto, mas los que son del Imperio o a los que esto atañe, ellos lo vean, pues nosotros no tenemos que adobar en esto nada ni nos queremos meter en lo que no tenemos que librar.”
    DON JUAN MANUEL, ‘Libro de los Estados’.

    201
    “Siendo la paz tan necesaria a todas las gentes, las naciones y el mundo, se discutió en la antigüedad qué forma de gobierno convendría al mundo para que se viviese siempre en paz, y se estimó por los grandes filósofos que la mejor organización política que podría tener el mundo para conservar siempre la paz sería que todos estuviesen bajo un señorío y bajo un monarca que fuese señor general, gobernador, regidor y emperador de todo el mundo”.
    FRANCISCO EXIMENIS (1330-1409), ‘Regiment de Princeps’


    DE LA REAL E IMPERIAL DIGNIDAD:

    202
    “Menospreciad aquell’alta cumbre
    De los imperios et de los reinados,
    Pues non contiene en sí clara lumbre,
    Nin faze los hombres bienaventurados.
    Son siempre los reys llenos de cuidados
    Y temen aquellos de que son temidos,
    Son con amor vero de pocos amados,
    Nin las más vezes vacan de gemidos”.
    INFANTE DON PEDRO DE PORTUGAL (1392-1449), ‘Cancionero de Resende’.
    Pious dio el Víctor.

  5. #5
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - IDEAS

    b) POLÍTICAS.

    EL REY:

    203
    “Los reyes en la tierra son a semejanza de Dios, et tener por cierto que, segunt los merecimientos del pueblo, si andan et viven en las causas de Dios, et guardan las sus leyes et los mandamientos et le aman et le sirven como deben, dales Dios buenos reyes derechureros et piadosos que los mantengan en paz et en justicia et vive el pueblo con ellos como los fijos con el padre.
    Et cuando el pueblo yerra contra Dios et non le sirven como deben, dales Dios reyes torticieros et crueles et cobdiciosos et cumplidores de sus voluntades et desordenados et destruidores del pueblo. Et tales reyes como éstos no son llamados reyes, mas son llamados tiranos”.
    DON JUAN MANUEL, ‘Libro de los Castigos’. (1342-44)

    204
    “El rey es cabeça e fundamento de su República, de cuya virtut todos los miembros resçiben influençias virtuosas, e cuyos fechos saon a su pueblo neçesarios enxienplos.”
    RUY SÁNCHEZ DE ARÉVALO (1404-1470), ‘Vergel de los Príncipes’

    205
    “Este nombre de rey de buen regir desciende,
    Quien ha buena ventura, bien así lo entiende,
    El que bien a su pueblo gobierna y defiende,
    Este es rey verdadero, tírese el otro dende.

    De un padre, de una madre con ellos descendemos.
    Una naturaleza ellos y nos habemos,
    De vivir y morir una ley tenemos,
    Sólo obediencia que les leal debemos.


    Quiera por su merced Dios les ayudar,
    Que puedan los sus pueblos regir y gobernar
    Con paz y con sosiego, que gran cuenta han de dar

    A aquel Rey verdadero, que la sabrá tomar.

    Dios les guarde de guerras y de todo bullicio,
    Puedan bien responder a Dios de su oficio,
    Mas mal pecado andan fuera de su quicio:
    Quien les dice el contrario non entiende que es perjuicio.


    Dios les de buen consejo que lo quieran creer,
    Y puedan en sus tierras justicia mantener:
    Según que lo yo entiendo mucho es menester,
    Que veo los sus pueblos suspirar y gemer.


    Y Dios no menosprecia la pobre oración,
    Mas antes la recibe y oye a toda sazón
    Quien humildemente le ruega y de buen corazón:
    Si justamente lo pide, oído es su sermón.”

    .............
    “Deben ser los reyes muy mucho avisados,
    De bien examinar entre los sus privados,
    No amen lisonjeros ni mucho arrebatados;
    Si así se engañaren, ellos son los culpados.”


    P. LÓPEZ DE AYALA (1332-1407), ‘Rimado de Palacio’.

    206
    “Todos devemos temer
    E amar con devoçión,
    Al rey que por discreçión
    Nos muestra su buen saber,

    Dando nos a entender,
    Ssegunt los verbos ancianos,
    Que es su coraçón en manos
    Del soberano poder.
    .....................
    Pues Dios lo fiso nasçer
    En sygno e constelación
    De conplida perfeción
    En mañas e en paresçer,

    El lo quiera engrandesçer
    Sobre los reyes christianos,
    Tanto que sus comarcanos
    Lo vengan a obedesçer.

    Tal rey meresçen aver
    Los que son del todo sanos:
    Gozen con él castellanos,
    Ssyn le errar nin fallesçer”.

    FERRANT MANUEL DE LANDO, ‘Desir’ (Cancionero de Baena).

    207
    “Deven los reyes prudentes
    Ser fuertes e justicieros,
    Temprados, dottos, sçientes,
    Caritativos, non fieros;
    Ser christianos verdaderos,
    E bravos a los infieles;
    A los suyos non crueles,
    En las lides cavalleros.
    .....................
    Al que paga lo prestado,
    Préstanle de buena mente;
    Non es punto avergoñado
    Nin en blasmo de la gente.
    Rey, pues set vos diligente
    En pagar e refferir,
    Pues vos vemos resçebir
    Liberal e francamente.”

    MARQUÉS DE SANTILLANA.

    208
    “¡O pues, reyes que reynáys!
    ¡O magnos emperadores,
    Condes, duques e señores
    Que las tierras sojudgáys!
    Pues los tributos leuáys
    Con no pequeña cobdicia,
    Tened en paz e justicia
    Los pueblos que despecháis.

    Amad vuestros caualleros,
    Honrad mucho a los perlados,
    En tiempos acostunbrados
    Tened francos los porteros;
    Apartad los lisongeros,
    Remunerad los seruiçios,
    Nunca desde los oficios
    De justiçia por dineros.”
    ......................
    “Mi consejo principal
    Es, grand señor, que leays,
    Porque sabiendo, sepays,
    Disçernir el bien del mal.
    Que si la sabiduría
    Es a todos conuiniente,
    Más a la gran señoría
    De los que han de ser guía
    Y gouernalles de gente.
    .................................
    Con esperança desnuda
    De la fe y la caridad
    Alcançar felicidad,
    Yo, señor, fago gran dubda.
    Pues a cualquier miserable
    Deueys ser caritatiuo;
    A los buenos amigable,
    A los fuertes espantable,
    A los peruessos esquino”.

    GÓMEZ MANRIQUE, ‘Debate de la razón contra la voluntad’.

    209
    “Tened en vuestros consejos
    Ombres justos, sabidores,
    De la virtud zeladores,
    En las discriciones viejos;
    Que maguer la luenga hedad
    Faga los onbres sesudos,
    Los que son en moçedad
    Quando viejos son más rudos”
    GÓMEZ MANRIQUE, ‘Regimiento de Príncipes’.


    EL REY Y EL REINO:

    210
    “Reino se llama a la tierra que tiene rey por señor, y él tiene también nombre de rey por los hechos que ha de hacer en ella, manteniéndola con justicia y con derecho.”
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO EL SABIO.

    211
    “Están de acuerdo con lo dicho todos los antiguos filósofos, estimando que la mejor organización política y manera de vivir que existe es estar bajo el gobierno de un rey bueno, grande, noble y sabio. Porque, como es sabido, teniendo aquél de manera perpetua y por largo tiempo el gobierno, tiene conocimiento de sus vasallos y estos de él y conoce sus méritos y el valor de los mejores y mayores, de manera que pueda dar a cada uno beneficios y otras cosas necesarias, según su mérito, cuidando mejor de que la nación tenga buenos gobernantes”.
    FRANCISCO EXIMENIS (1340-1409), ‘Regiment de princeps’

    212
    “Entre las distintas formas de gobierno, la monarquía real es la mejor, porque en un sólo príncipe no hay la discordia que se da entre varios. Además, es mejor este principado porque el que más se acerca a la naturaleza lo es, y como el principado monárquico es el que más se asemeja, es el mejor”.
    ALONSO DE MADRIGAL ‘EL TOSTADO’ (1410-1455) ‘Repetitio de optima politia’

    213
    “Rey tanto quiere decir como regidor, ca sin falla á él pertenesce el gobernamiento del regno, et segunt dixieron los sabios amigos, señaladamente Aristóteles en el libro que se llama Politica, en el tiempo de los gentiles el rey non tan solamente era guiador et cabdiello de las huestes, et juez sobre todos los del regno, mas aun era señor sobre las cosas espirituales que estonce se facien por reverencia et por honra de los dioses en que ellos creien, et por ende lo llamaban rey, porque regie también en lo temporal como en lo espiritual. Et señaladamente tomo el rey nombre de nuestro señor Dios, ca asi como él es dicho rey sobre todos los otros reyes, porque del han nombre, et él los gobierna et los mantiene en su lugar en la tierra para facer justicia et derecho; así ellos son tenudos de mantener et de gobernar en justicia et en verdat á los de su señorío. Et aun otra manera mostraron los sabios por que el rey es asi llamado, et dixieron que rey tanto quier decir como regla, ca bien asi como por ella se conoscen todas las torturas et se endereszan, asi por el rey son conoscidos los yerros et enmendados.” .......................“Verdaderamente es llamado rey aquel que con derecho gana el señorío del regno, et puédese ganar por derecho en estas quatro maneras: la primera es quando por heredamiento hereda los regnos el fijo mayor, o alguno de los otros que son mas propíneos parientes á los reyes al tiempo de su finamiento; la segunda es quando lo gana por avenencia de todos los del regno que lo escogen por señor, non habiendo pariente que deba heredar el señorío del rey finado por derecho ; la tercera razon es por casamiento, et esto es quando alguno casa con dueña que es heredera de regno, que maguer él non venga de linage de reyes, puédese llamar rey después que fuere casado con ella; la quarta es por otorgamiento del papa ó del emperador quando alguno dellos face reyes en aquellas tierras en que han derecho de lo facer: et los que ganan los regnos en alguna de las maneras que desuso deximos son dichos verdaderamente reyes”.............................
    “Tirano tanto quiere decir como señor cruel, que es apoderado en algun regno o tierra por fuerza, o por engaño, o por traición: et estos tales son de tal natura, que después que son bien apoderados en la tierra, aman más de facer su pro, maguer sea a daño de la tierra, que la pro comunal de todos, porque siempre viven a mala sospecha de la perder.
    Et porque ellos pudiesen cumplir su entendimiento más desembargadamente, dixieron los sabios antiguos que usaron ellos de su poder siempre contra los del pueblo en tres maneras de artería: la primera es que puñan que los de su señorío sean siempre necios et medrosos, porque cuando atales fuesen non osaríen levantarse contra ellos, nin contrastar sus voluntades; la segunda que hayan desamor entre sí, de guisa que non se fíen unos dotros; ca mientra en tal desacuerdo vivieren non osarán facer ninguna fabla contra él, por miedo que non guardaríen entre sí fe nin poridat; la tercera razón es que puñan de los facer pobres, et de meterlos en tan grandes fechos que los nunca puedan acabar, porque siempre hayan que veer tanto en su mal que nunca les venga a corazón de cuidar facer tal cosa que sea contra su señorío.
    Et sobre todo esto siempre puñaron los tiranos de estragar a los poderosos, et de matar a los sabidores, et vedaron siempre en sus tierras confradías et ayuntamientos de los homes: et puñaron todavía de saber lo que se decíe o se facíe en la tierra: et fían más su consejo et la guarda de su cuerpo en los estraños porquel sirven a su voluntad, que en los de la tierra quel han de facer servicio por premia.
    Otrosí decimos que maguer alguno hobiese ganado señorío de regno por alguna de las derechas razones que deximos en las leyes antes désta, que si él usase mal de su poderío en las maneras que dixíemos en esta ley, quel puedan decir las gentes “tirano”, ca tórnase el señorío que era derecho en torticero, así como dixo Aristóteles en el libro que fabla del regimiento de las ciudades et de los regnos”.
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.

    214
    “Hijo mío: es cosa natural y de razón probada, según yo ahora te diré y te mostraré, que los vasallos deben por derecho servir y obedecer, guardar y honrar a su rey en mayor grado y estado; y pues que Dios le da sean reyes y señor natural, que en esto se juntan dos señoríos: el primero, señorío del reino; el segundo, señorío de la naturaleza, que es señorío que hereda de sangre y de hueso. Gran cosa es y muy de apreciar cuando el señor puede decir a sus vasallos: ‘Yo soy vuestro rey y vuestro señor natural de padre y de abuelo y de bisabuelo”.
    ..............................
    “En la mano derecha tiene aquel rey una espada, por la cual se demuestra la justicia en que debe mantener su reino; que así como la espada corta por los dos lados, así la justicia debe cortar igualmente a unos y a otros sin bandería ni mal deseo, pues todo el poder del rey está en tres cosas: la primera en su palabra; la segunda, en la pluma con que escribe sus órdenes, de lo que él ha de mandar; la tercera, en la espada con que apremia a sus enemigos y con que hace justicia a los suyos, pues la espada corta por premio y por justicia las cabezas de los que hacen mal, y la pluma, si no escribe como debe, el rey ha de cortarle a ella la cabeza. Y como quiera que el poder de la espada es grande, mayor es el poder que la tiene, sobre todo es de poder mayor la palabra del rey”.
    REY DON SANCHO IV (1258-1295), ‘Libro de los castigos’.


    EL REY Y LA MONARQUÍA:

    215
    “Nueve cosas yo fallo con cuales tú verás
    El grant poder del rey en que l' conosçerás,
    Las tres de mucha lonje tierras las entendrás;
    Las seis son en el regno, cuáles aquí sabrás.

    Si sus embajadores envía bien ordenados,
    Caballeros buenos, doctores bien letrados,
    Con buen apostamiento e bien acompañados,
    De los que a ellos veen luego serán notados.

    «Algunt muy grande príncipe», dizen, «cierto será
    El que tal embajada honrada enviará»:
    El que nunca le vio luego le notará,
    E su fama muy grande non la olvidará.

    La segunda, si veen su carta mensajera
    En nota bien fermosa, palabra verdadera,
    En buena forma scripta, e con fermosa cera
    Cerrada, bien sellada, con día, mes e era.

    Si veen su moneda que es bien fabricada
    De oro e de plata, redonda, bien cuñada,
    Rica, de buena ley, en todo bien guardada,
    Esta es la tercera señal, d'él muy granada.

    Otrosí en el regno tres otras debe haber,
    Que todo rey o príncipe las debe escoger
    Para ser muy presciado e muy famoso ser,
    El que non le amase que le pueda temer.

    Que sean las sus villas de muro bien firmadas,
    Grandes torres e fuertes, altas e bien menadas,
    Las puertas muy fermosas e mucho bien guardadas,
    Que diga quien las viere que están bien ordenadas.

    Otrosí sus posadas que parescan reales,
    Alcázares muy nobles e otras casas tales,
    Unas fuertes e rezias, otras llanas, eguales,
    Labradas muy fermosas de buenos menestrales.

    Otrosí en su regno tenga oficiales honrados,
    Juezes e merinos, buenos adelantados,
    Todos de conciencia, ricos e abonados,
    E en guardar la justicia sean bien avisados.

    Otras tres cosas son: qu' el rey debe tener
    En la su casa grande por quien puedan saber
    Todos los que lo vieren que lo deben haber
    Por príncipe honrado e de buen parescer.

    Para servir a Dios haya toda vegada
    Su capilla muy noble, muy rica, apostada,
    De nobles ornamentos, fermosa, bien ornada,
    De buenos capellanes muy bien acompañada.

    Otrosí en su consejo haya hombres honrados,
    Ancianos caballeros e notables prelados,
    Buenos homnes maduros, dotores e letrados,
    Estén cabe su estrado, todos bien asentados.

    Los que vieren al rey en tal consejo estar
    Ternán que los sus fechos non se pueden errar,
    Ca por buenas cabezas ha todo a pasar,
    Que antes que determinen lo habrán de examinar.

    Otrosí sea su casa en todo muy granada,
    Su mesa bien servida, solepnemente honrada,
    Su cámara guarnida, mucho bien apostada,
    E de gente baldía su puerta muy dubdada.

    Aquestas nueve cosas que suso he contado
    Fazen a cualquier rey crescer el su estado
    En honra e en provecho, donde será honrado:
    Quien las bien comidiere non lo terná errado.

    E debe abdiencia de sí siempre otorgar,
    Ca muchos son los homnes que tienen de librar,
    Escuche con sosiego e luego quiera dar
    A los homnes respuesta, non los faga tardar.

    Si le pidieren cosa que él deba fazer,
    Catados sus servicios, débelo prometer
    E mandarlo librar sin más ý detener,
    Que lo que así se da grant pro suele tener.

    Si en lo que le demandan dubda si es derecho,
    Mande que los letrados lo vean el tal fecho,
    E lo libren por fuero, sin precio e sin pecho,
    Pues han buenas soldadas, non judguen por conhecho.

    Si piden la ración o tierra servidores,
    Mande que gelo libren luego los contadores.
    Librando así los fechos folgarán los señores
    E pasarán mejor los pobres pecadores.

    Si fuere bien regido el rey o el señor,
    A todo el su pueblo habrá con grant amor:
    Ca cual él en sí fuere, o bueno o mejor,
    Tal querrá parescerle luego el su servidor.

    Por enjiemplo del rey el regno es gobernado,
    Si él fuere muy justo e bien acostumbrado,
    Tal será el vasallo por le fazer pagado;
    Si de otra maña fuer', todo irá errado.”

    PERO LÓPEZ DE AYALA (1332-1407), ‘Rimado de Palacio’


    DEBERES DEL REY:

    216
    “Amado debe seer mucho el pueblo de su rey, et señaladamente les debe mostrar amor en tres maneras: la primera habiendo merced dellos faciéndoles bien quando entendiere que lo han menester: ca pues que él es alma et vida del pueblo, asi como dixieron los sabios, muy aguisada cosa es que haya merced dellos como de aquellos que esperan vevir por él, seyendo mantenidos con justicia: la segunda habiéndoles piedat et doliéndose dellos quando les hobiese á dar alguna pena con derecho: ca pues que él es cabeza de todos, dolerse debe del mal que rescibieren, asi como de sus miembros; et quando desta guisa ficiere contra ellos seerles ha como padre que cria á sus fijos con amor, et los castiga con piedat, asi como dixieron los sabios: la tercera habiéndoles misericordia para perdonarles á las vegadas la pena que merescieren por algunos yerros que hobiesen fecho; ca como quier que la justicia es buena cosa en si, et de que debe el rey usar siempre, con todo eso fácese muy cruel quando á las vegadas non es temprada con misericordia: et por eso la loaron mucho los sabios antiguos et los santos, et señaladamiente dixo el rey David en esta razon que estonce es el regno bien mantenido quando la misericordia et la verdat se fallan en uno, et la paz et la justicia se besan.
    Et honrarlos debe otrosi en tres maneras: la primera poniendo á cada uno en el logar quel conveniere por su linage, ó por su bondat ó por su servicio; et otrosi mantenerle en él non faciendo por que lo debiese perder; ca estonce será asentamiento del pueblo, segunt dixieron los sabios: et la segunda honrándolos de su palabra loando los buenos fechos que fecieron en manera que ganen por ende buena fama et buen prez: la tercera queriendo que los otros lo razonen asi, et honrándolos desta guisa será él honrado por las honras dellos.
    Otrosi los debe guardar en tres maneras: la primera de sí mismo non les faciendo cosa desaguisada, la que non querrie que otro les feciese, nin tomando dellos tanto en el tiempo que los podiese escusar que despues non se podiese ayudar dellos quando los hobiese , et guardándolos asi será ayuntamiento de ellos que se non espargan, et acrescentarlos ha asi como lo suyo mismo: la segunda manera en que los debe guardar es del daño dellos mismos quando feciesen los unos á los otros fuerza ó tuerto. Et para esto ha que los tenga en justicia et en derecho, et non consienta á los mayores que sean soberbios, nin tomen, nin roben, nin fuercen nin fagan daño en lo suyo á los menores: et estonce será atal como dixieron los sabios, que debie seer apremiador de los soberbios et esforzador de los homillosos: et guardándolos de esta guisa vivirán asesegadamente, et habrá cada uno sabor de lo que hobiere: la tercera guarda es del daño que les podrie venir de los defuera que se entiende por los enemigos: ca destos les debe él guardar en todas las maneras que podiere, et será entonce muro et esperanza dellos, asi como dixieron los antiguos que lo debe seer.
    Onde el rey que honrare, et amare et guardare á su pueblo asi como sobredicho es, será amado, et servido et temido dellos, et terna verdaderamente el logar en que Dios lo puso, et tenerlo han por bueno en este mundo, et ganará por ende el bien del otro sieglo para siempre: et el que de otra guisa lo feciese, darle hie Dios por pena todo el contrario desto.”
    .......................
    “Acucioso debe el rey seer en guardar su tierra de manera que non se yermen las villas nin los otros logares, nin se derriben los muros nin las torres nin las cosas por mala guarda. Et otrosi que los árboles, nin las viñas nin las otras cosas de que los homes viven, non las corten, nin las quemen, nin las derraiguen nin las dañen de otra manera , nin aun por enemistad que hayan los unos contra los otros. Otrosi la debe guardar de los enemigos de fuera, de manera que non puedan en ella facer daño.”
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.


    TESTAMENTO DEL REY:

    217
    “En el nombre del sumo e incomparable bien, que es Dios.
    Yo Alfonso Rey de los aragoneses, pamploneses, sobrarbienses y ribagorzanos. Meditando y resolviendo en la mente que hizo a todos los hombres mortales por naturaleza; resolví en mi ánimo mientras disfruto vida y salud, ordenar cómo ha de quedar el reino a mí concedido por Dios, mis posesiones é intereses.
    Pues temiendo al juicio divino, por la salud de mi alma, y también por la de mi padre y de mi madre, y la de todos mis parientes, hago este testamento por Dios y Nuestro Señor Jesucristo, y todos sus Santos.
    Y primeramente con buen ánimo y espontánea voluntad ofrezco a Dios y la bienaventurada María de los pamploneses, y de San Salvador de Leire, el castillo de Estella, con toda la villa y con todo lo que pertenece al derecho real, para que sea la mitad de Santa María y la otra mitad de San Salvador; de igual modo dono a Santa María de Nájera y a San Millán el castillo de Nájera con todas sus cosas y honores que le pertenecen: también el de Tribia con todo su honor.
    Y de todas estas cosas sea la mitad para Santa María y la otra mitad para San Millán: ofrezco también a San Salvador de Oviedo, San Esteban de Gormaz y Almazán con todas sus dependencias.

    Lego también a Santiago de Galicia, Calahorra, Cervera y Turtulón con todas sus posesiones, lo mismo a Santo Domingo de Silos dejo el castillo de Sangüesa con la villa, con sus dos caseríos nuevo y viejo y su mercado.
    Dejo igualmente al beato San Juan de la Peña, de la villa de Biel, con todo su honor, y a Bailo con la suya.
    Y doy a San Pedro de Siresa aquel puente levantado, como está escrito en otras cartas; y Ardenes con todo su honor, y a Sosa con todo su valle de Aragüés, lo desierto y lo poblado hasta el puerto.

    Asimismo para después de mi muerte, dejo por mi heredero y sucesor al Sepulcro del Señor, que esta en Jerusalén y a los que guarda(n) y lo conservan, y allí mismo sirven a Dios. Y al Hospital de los pobres que hay en Jerusalén; y al templo del Señor con los caballeros que allí vigilan para defender el nombre de la Cristiandad.

    A estos tres concedo todo mi reino: también todo lo que tengo, conquistado en toda la tierra de mi reino; el Principado, el derecho que tengo en todos los hombres de mi tierra, tanto en los clérigos, como en los legos, obispos, abades, canónigos, monjes, nobles, caballeros, ciudadanos, rústicos y mercaderes, varones y hembras, pequeños y grandes, ricos y pobres, judíos y moros, con la misma ley y costumbre que mi padre y yo hemos tenido hasta ahora y debemos tener.
    Añado también a la milicia del templo, mi caballo con todas mis armas; y si Dios me concediese a Tortosa, sea toda del Hospital de Jerusalem.

    Además, porque no es imposible, si nos hemos equivocado, pues somos hombres. Si yo o mi padre quitamos algo a los obispados de mi tierra o a los monasterios, de los honores o las posesiones injustamente, rogamos y mandamos que los prelados, al templo del Santo Sepulcro, del hospital y los del templo, lo restituyan legalmente.
    Del mismo modo, si a alguno de los hombres, varón o mujer, clérigo o seglar, yo o algunos de mis antecesores quitamos injustamente su heredad, restitúyase al mismo justamente por compasión.

    De igual manera, de las propiedades que por derecho de herencia nos son debidas (fuera de aquellas que fueron entregadas a los Lugares Sagrados), las dejo íntegras al Sepulcro del Señor, al Hospital de los pobres y a la milicia del templo; a tal tenor, que después de la muerte de ellos, sean íntegras del Sepulcro, del Hospital y del templo y darlas a quien quisieren.

    De este modo todo mi Reino, como se ha escrito arriba, y toda mi tierra, cuanto tengo, cuanto me quedó de mis antepasados, cuanto yo adquirí o adquiera en adelante con la ayuda de Dios y cuanto yo doy al presente y hubiere podido dar antes justamente, todo lo asigno y concedo al Sepulcro de Cristo, al Hospital de los pobres y al Templo del Señor, para que ellos lo tengan y posean por tres terceras partes iguales: todas estas cosas sobredichas doy y concedo al Señor Dios y los Santos nombrados mas arriba, tan propias y firmes, como ahora lo son mías, y tengan facultad de dar, y quitar.
    Y si alguno de aquellos, que ahora tiene estos honores o los tendrán en el porvenir quisiera ensoberbecerse y no quisiera reconocer a estos Santos, como harían a mí, a mis hombres y a mis servidores, apelen de la traición y de felonía, como harían si yo estuviese vivo y presente, vuelvan por la fe sin engaño.
    Y si durante mi vida me agradara dejar lo que quisieren dejar o a Santa María o a San Juan de la Peña o a otros Santos, los que las tuvieren, recibirán de mí lo que valen.
    Hago, pues, estas cosas, por el alma de mi padre y de mi madre, y por el perdón de todos mis pecados; y para merecer tener un lugar en la vida eterna.
    Hecha esta carta en la era 1172, en el mes de septiembre, día martes, de la Natividad de Santa María, en el castillo y población que se nombra Sariñena.
    Signo + de Alfonso, rey, etc.

    Hecho este testamento tres años antes de su muerte, lo ratificó poco antes de su fallecimiento, que acaeció el día 7 de Septiembre del año 1134.”

    TESTAMENTO DE ALFONSO I DE ARAGÓN


    DE LOS MALOS REYES:

    218
    “Los malos de todos son vituperados
    Sus mismos vicios los atormentan;
    De toda la gente son muy desamados,
    De sí claro nombre: muy lexos ausentan.
    Con muertes, engaños, los suyos los tientan,
    Son aborrecidos de Dios et del mundo.
    Dezid, pues, qué gozo tales reyes sientan,
    Ya vivos viniendo en fuego profundo.”
    INFANTE DON PEDRO DE PORTUGAL, ‘Cancionero de Resende’.


    DE LA PRIVANZA:

    219
    “Bolvamos la pluma a tí o privança,
    Ufana, ingrata, mintrosa irada!
    Tú pones en hombre toda tu fiança
    Por ende de males eres recercada.
    Tú has en arena tu casa fundada,
    Si presto te vienes, más presto te partes,
    De quien te conoce eres desamada
    Por tus no fermosas ni gentiles artes.”

    INFANTE DON PEDRO DE PORTUGAL, ‘Cancionero de Resende’.


    DEL PUEBLO Y DE SU VANO AMOR:

    220
    “No amo ni punto el amor popular,
    Ni loo quien mucho en él se confía;
    Ca no sabe amar, ni sabe desamar.
    Los más de sus fechos van torcida vía,
    Sin razón, sin causa mantiene querella,
    Jamás discreción no lleva por guía;
    Nin honrra virtud, nin se cura d’ella.

    A caos profundos a horas abaxa,
    A horas sublimes al cielo loado,
    En él piedad jamás se encaxa,
    Los sus beneficios siempre van errando.
    En todo ingrato, crudo et nefando;
    Los malos enxalça, los buenos oprime,
    A la falssa fama jamás va mirando,
    Nin siento virtud que a él se arrime”.

    INFANTE DON PEDRO DE PORTUGAL, ‘Cancionero de Resende’.


    EL HOMBRE:

    221
    “Hijo Don Fernando: Cierto que una de las principales razones porque nuestro Señor crió el mundo, fue por tener razón de criar al hombre, que es la más noble criatura que hay bajo los cielos, y aun algunos dicen que es más noble que las criaturas celestiales.
    Mas es cierto que la razón por que el hombre es la más noble criatura, es porque el hombre se compone de cuerpo y alma, y tiene entendimiento y razón, y tiene libre albedrío para poder hacer el bien o el mal.”
    REY DON SANCHO IV, ‘Libro de los castigos’


    EL SÚBDITO:

    222
    “Libertad es poderío que tiene todo hombre naturalmente de hacer lo que quisiere, en tanto que fuerza o derecho de ley o de fuero no se lo impide.
    Y puede dar esta libertad el señor a su siervo en iglesia o fuera de ella, y delante del juez, o en otra parte, o en testamento o sin testamento, o por carta.”
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.


    EL PRIVADO:

    223
    “Lo que non fice, faced,
    Favoritos e privados;
    Si queredes ser amados,
    Non vos teman, mas temed.
    Tempat la cúpida sed;
    Consejad retos juicios;
    La raçón obedeced.

    Ca si fuéredes medidos
    En rescebir, non dubdedes
    Con mucha raçón faceredes
    A los otros comedidos.
    Los discretos e sentidos
    Pedirán, cuando pidieren,
    De poco les sois tenidos.

    Por tanto, lo que diré,
    Gentes de la nuestra Esperia,
    Acerca desta materia,
    Avedlo como por fe.
    De todos me ensoñereé
    Tanto, que de mi señor
    Cuidava ser el mayor
    Fasta que non lo cuidé”.

    MARQUÉS DE SANTILLANA ‘Doctrinal de Privados’


    MUERTE DEL VALIDO:

    224
    “E de la casa de Alonso Perez esa noche le pasaron a la casa de Alonso Destúñiga, donde toda la noche estuvieron con el aquellos frailes, confortandole e diciendole que muriese como christiano, esperando que Dios habria piedad de su ánima.
    E otro dia muy en amanesciendo, oyó misa muy devotamente, e rescibió el cuerpo de Nuestro Señor, e demandó que le diesen alguna cosa con que beviese, e traxéronle un plato de guindas, de las quales comió muy pocas, e bevió una taza de vino puro.
    E después que esto fue hecho, cavalgó en una mula, e Diego Destúñiga e muchos caballeros que le acompañaban, e iban los pregoneros pregonando en altas voces: ‘Esta es la justicia que manda hacer el Rey nuestro Señor a este cruel tirano e usurpador de la corona real: en pena de sus maldades mándale degollar por ello.’

    E así lo llevaron por la cal de Francos, e por la Costanilla, hasta que llegaron a la plaza donde estaba hecho un cadahalso alto de madera, e todavia los frayles iban juntos con él, esforzándole que muriese con Dios; y desque llegó al cadahalso, hicieronle descavalgar, e desque subió encima, vido un tapete tendido, e una cruz delante, e ciertas antorchas encendidas, e un garabato de fierro fincado en un madero; e luego fincó las rodillas e adoró la cruz, e después levantóse en pie, y paseóse dos veces por el cadahalso.
    E allí el maestre dio a un page suyo llamado Morales, a quien habia dado la mula al tiempo que descavalgó, una sortija de sellar que en la mano llevaba, e un sombrero, e le dixo: ‘Toma el postrimero bien que de mi puedes recebir, el cual lo recibió con muy gran llanto’.
    Y en la plaza y en las ventanas había infinitas gentes que habían venido de todos los lugares de aquella comarca a ver aquel acto: los quales desque vieron al maestre andar paseando, comenzaron de hacer muy gran llanto, e todavía los
    frayles estaban juntos con él, diciéndole que no se acordase de su gran estado e señorío, e muriese como buen christiano.
    El les respondió que así lo hacía, e que fuesen ciertos que en la fe parescía a los Santos Mártires.

    E hablando en estas cosas, alzó los ojos e vido a Barrasa, caballerizo del príncipe, e llamóle e díxole: ‘Ven aca, Barrasa: tú estas aquí mirando la muerte que me dan; yo te ruego que digas al principe mi señor que dé mejor gualardón a sus criados, quel rey mi señor mandó dar a mi.’
    E ya el verdugo sacaba un cordel para le atar las manos, e el maestre le preguntó: ‘¿Qué quieres hacer?’ El verdugo le dixo: ‘Quiero, Señor, ataros las manos con este cordel’. El maestre le dixo: ‘No hagas así’, e diciendole esto, quitóse una cintilla de los pechos, e diógela, e díxole: ‘Atame con esta, e yo te ruego que mires si traes buen puñal afilado, porque prestamente me despaches.’
    Otrosí le dixo: ‘Dime, aquel garabato que está en aquel madero, ¿para que esta allí puesto?’ El verdugo le dixo: que era para que después que fuese degollado, pusiesen allí su cabeza. El maestre le dixo: ‘Después que yo fuere degollado, hagan del cuerpo y de la cabeza lo que querrán’.

    Y esto hecho, comenzó a desabrocharse el collar del jubón, e aderezarse la ropa que traía vestida, que era larga de chamelote azul forrada de raposos forreros; e como el maestre fue tendido en el estrado, luego llegó a él el verdugo, e demandóle perdón, e dióle paz, e pasó el puñal por su garganta, e cortóle la cabeza, e púsola en el garabato.
    Y estuvo la cabeza allí nueve días, y el cuerpo tres días; e puso un bacín de
    plata a la cabecera donde el maestre estaba degollado, para que allí echasen el dinero los que quisiesen dar limosna para con que le enterrasen; y en aquel bacín fue echado asaz dinero.
    E pasados los tres días, vinieron todos los frayles de la Misericordia, e tomaron su cuerpo en unas andas, e llevaronlo a enterrar a una hermita fuera de la villa, que dicen Sant Andrés, donde se suelen enterrar todos los malhechores; y dende a pocos días fue sacado de allí, y llevado a enterrar al Monasterio de San Francisco, que es dentro en la villa.
    E pasado asaz tiempo, fue traído el cuerpo con su cabeza a una muy sumptuosa capilla quel había mandado hacer en la Iglesia mayor de la cibdad de Toledo: e asi ovo fin toda la gloria del maestre e condestable Don Álvaro de Luna.”

    CRÓNICA DEL REINADO DE JUAN II. (ca. 1454)
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - IDEAS

    c) SOCIALES.

    EL PUEBLO:

    225
    “Algunos consideran que pueblo se llama a la gente menuda, así como menestrales, labradores; mas esto no es así, pues antiguamente en Babilonia, y en Troya, y en Roma, que fueron lugares muy señalados y ordenaron todas las cosas con razón y pusieron nombre a cada una según convenía, llamaron pueblo al ayuntamiento de todos los hombres comunalmente, de los mayores, y de los menores, y de los medianos, ya que todos son necesarios y no se pueden excusar, porque se han de ayudar unos a otros para poder bien vivir y ser guardados y mantenidos”.
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.

    226
    “El orden no reside solamente en los hombres porque amen su estado, sino más bien por amar los demás estados. Por consiguiente, amar un estado y odiar a otro no es mantener el orden, porque Dios no ha hecho estado alguno contrario a otro cualquiera.
    Así, pues, como el religioso que tanto ama a su estado que es enemigo de otro no sigue el orden, de la misma manera el caballero no tiene oficio de tal amando su estado en una forma que menosprecie otro.”
    RAIMUNDO LULIO (1232-1315), ‘Libro del orden de caballería’


    DEBERES DEL PUEBLO:

    227
    “Et por ende todo cristiano debe haber buena esperanza en Dios, ca asi como la fe serie muerta sin buenas obras, segunt dixieron los santos, otrosi non le complirie la fe á home nin le tendrie pro, si buena esperanza non hobiese, porque ella es esfuerzo de la fe, et la guia para llegar á lo que cobdicia. Onde por todas estas razones conviene mucho al pueblo que la haya, ca asi como debe vevir trabajándose de facer bien, otrosi debe haber firme esperanza que habrá buen gualardon por ello, et acabará lo que cobdicia: et los que asi non lo feciesen, sin el mal que les vernie en este mundo, porque nunca traerian los corazones asosegados por mengua de buena esperanza, darles hie Dios en el otro por pena lo que merescen los desesperados.”
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.

    228
    “Establecemos que todos están obligados a guardar y a conservar la vida y la salud del rey, y acrecentar en todas sus cosas su honra y su señorío; y que ninguno sea osado por hecho ni por dicho ni por consejo de ir contra el rey ni contra su señorío, ni hacer levantamiento ni bullicio contra él, ni contra su reino en su tierra, ni fuera de su tierra, ni de pasarse a sus enemigos ni de darles armas ni otra ayuda ninguna por ninguna manera”.
    FUERO REAL

    229
    “Et por ende el pueblo a semejante desto, segunt dixieron los sabios, debe siempre decir palabras verdaderas al rey, et guardarse de mentirle llanamente et de decirle lisonja, que es mentira compuesta; ca el que dixiese mentira á sabiendas al rey por que hobiese á prender á alguno, ó á facerle mal en el cuerpo asi como de muerte ó de lision, debe haber en el suyo tal pena qual feciere haber al otro por la mentira que dixo; et eso mismo decimos si le feciere perder algo de lo suyo tambien mueble como raiz.”
    .........................
    “Onde non conviene al pueblo que guarden al rey tan solamiente de sí mismo, ... mas aun son tenudos de guardalle, de lo non matar en ninguna manera; ... Otrosi le deben guardar que ninguno dellos non lo fiera.... Onde por todas estas razones et por las otras que desuso diximos, farien muy grande traycion los quel feriesen: et aun lo deben guardar de non lo prender porque en esto yacen dos cosas muy malas; la una desapoderamiento et la otra aviltanza; et por ende los que lo prendiesen farien muy grant traycion.
    Et guardarlo deben otrosi de non le baldonar, ó pararse en campo para lidiar con él, porque esto serie traycion conoscida, ca los que lo feciesen non lo farien sinon á fiuza de matarlo ó de ferirlo, ó de prenderlo ó de echarlo deshonradamente del campo.
    Eso mismo decimos de los que corriesen el logar do él fuese, ó le echasen celada; ca la lealtad de España estrañó tanto esto que posieron por fuero que maguer el natural del rey fuese vasallo de otro, si acaesciese que fuese en logar do hobiese de lidiar, que este atal dexase sus caballeros á aquel con quien fuese, et que se veniese él para el otro cuyo natural fuese para estar con él tambien él como todos los otros que sus naturales fuesen.”
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.


    LEALTAD:

    230
    “Lealtad es cosa que enderesza los homes en todos sus fechos, porque fagan siempre todo lo mejor; et por ende los españoles que todavia usaron della mas que otros homes, veyendo el grant peligro que podrie acaescer á sus señores et á ellos mismos si las fortalezas del regno se perdiesen, posieron quatro cosas por que fuesen meior guardadas: la primera de como rescibiesen los castiellos et por quién: la segunda de como los guardasen: la tercera de como los defendiesen et los acorriesen quando meester fuese: la quarta de como gelos diesen quando los pediesen ó gelos hobiesen á dar por derecho.”
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.


    VAGOS:

    231
    “Grandes daños vienen a nuestros reinos por consentir en ellos vagabundos y holgazanes que podrían trabajar y vivir de su afán, y no lo hacen, los cuales, no tan sólo viven del sudor de los otros, sin trabajarlo ni merecerlo, sino que dan mal ejemplo a los demás que les ven hacer aquella vida, por lo que dejan de trabajar y tornanse a la vida de ellos, por lo que no se pueden encontrar labradores, y habiendo muchas heredades por labrar, se yerman los lugares.
    Por eso, para remediar estos daños, ordenamos que los que así anduvieren vagabundos y holgazanes que no quisieran trabajar con sus manos ni vivir con sus señores, cualquiera de nuestros reinos los pueda tomar bajo su autoridad y servirse de ellos un mes sin soldada, salvo que les den de comer y beber.”
    JUAN I DE CASTILLA, CORTES DE BRIVIESCA (1387)


    LA TIERRA:

    232
    “Acrescentar et amuchiguar et fenchir la tierra fue el primero mandamiento que Dios mandó al primero home et muger despues que los hobo fechos.
    Et esto fizo porque entendió que esta es la primera naturaleza et la mayor que los homes pueden haber con la tierra en que han de vevir, ca maguer es muy grande la otra que ganan con ella por crianza que les es asi como ama que los gobierna, et otrosi la que toman morando en la tierra aprendiendo et usando en ella las cosas que han de facer, et se les face asi como ayo et maestro que les enseña lo que han á deprender, con todo eso por mayor tovieron los sabios antiguos que fablaron en todas las cosas muy con razon, aquella naturaleza que desuso diximos que los homes han con la tierra por nascer en ella, ca esta les es asi como madre de que sallen al mundo et vienen á seer homes.
    Et por ende el pueblo debe mucho puñar de haber todas estas naturalezas con la tierra en que ha sabor de vevir, et mayormente que el linage que dellos veniere que nasca en ella, ca esto les fará que la amen...
    Et para facer este linage conviene que caten muchas cosas porque cresca et amuchigue; et la primera es que casen luego que sean de edat para ello, ca desto vienen muchos bienes.”
    .....................
    “Criar debe el pueblo con muy grant femencia los frutos de la tierra labrándola et endereszándola para haberlos della, ca desta crianza se ha de mantener la otra... et della se gobiernan et se ayudan ellos et todas las otras cosas vivas, et mansas et bravas; et por ende todos se deben trabajar que la tierra do moraren sea bien labrada, et ninguno desto con derecho non se puede escusar nin debe... et á todos comunalmente debe placer et cobdiciar que la tierra sea labrada, ca desque lo fuere será abondada de todas las cosas que les fuere meester”.
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.


    AMOR A LA TIERRA:

    233
    “Una de las placenteras cosas que en el mundo ha es vevir home en la tierra do es natural, et mayormente si Dios le face tanta merced que pueda vivir en ella honrado et preciado.
    Et tan placentera es esta manera de vida, que así engaña a muchos que escogen antes vivir en ella pobres que en tierra extraña en que fuesen ciertos que podrían pasar muy honradamente.
    Et sin dubda esto es gran yerro et grand engaño; ca el que tiene mientes por llegar a algún bien et a buen estado non debe dejar el placer de la voluntad de vevir et de grandescer doquier que más pudiere llevar su honra adelante.”
    DON JUAN MANUEL, ‘El libro del Caballero y del Escudero’.


    LABRADORES:

    234
    “Vosotros, cultivadores,
    Fuyd riñas e malicias,
    De crianças e lauores;
    Biuid por vuestros sudores
    Curando de vuestros bueyes;
    Dexad las armas e leyes
    A fidalgos e dotores”
    GÓMEZ MANRIQUE, ‘Debate de la razón contra la voluntad’


    LABRADOR Y PESCADOR:

    235
    “¡Benditos aquellos que con el açada
    Sustentan su vida e viven contentos
    E de cuando en cuando, conoscen morada
    E suffren pascientes las lluvias e vientos!
    Ca éstos no temen los sus movimientos,
    Nin saben las cosas del tiempo passado,
    Nin de las presentes se facen cuidado
    Nin las venideras do han nascimientos.

    ¡Benditos aquellos que siguen las fieras
    Con las gruesas redes e canes ardidos,
    E saben las trochas e las delanteras
    E fieren del arco en tiempos devidos!
    Ca éstos por saña non son conmovidos,
    Nin vana cobdicia los tiene subjetos;
    Nin quieren thesoros, nin sienten deffetos,
    Nin turban temores sus libres sentidos.

    ¡Benditos aquellos que cuando las flores
    Se muestran al mundo, desciben las aves,
    E fuyen las pompas e vanos honores,
    E ledos escuchan sus cantos suaves!

    ¡Benditos aquellos que en pequeñas naves
    Siguen los pescados con pobres traínas!
    Ca éstos non temen las lides marinas,
    Nin cierra sobre ellos Fortuna sus llaves.”
    MARQUÉS DE SANTILLANA (1398-1458), ‘Comedieta de Ponza’.
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  7. #7
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - HECHOS

    LUCHA CONTRA EL INVASOR:

    236
    “Un grito ha sido oído -en medio de las montañas. Y el echecojauna, el amo, de pies delante de la puerta ha abierto las orejas y ha dicho: ‘¿Quién está ahí?¿Qué me quieren?’ Y el perro, que dormía a los pies de su amo, se ha levantado y ha llenado con sus ladridos los contornos de Altobiskar.

    Resuena un fuerte rumor en el collado de Ibañeta. Se acerca chocando contra las rocas a derecha e izquierda. Es el estruendo de un ejército que de lejos llega. Los nuestros les han respondido desde lo alto de las montañas, haciendo sonar sus cuernos. Y el echecojauna aguza sus dardos: ¡Ya llegan, ya llegan! ¡Qué bosque de lanzas! ¡Cómo aparecen sobre ellos banderas de todos los colores! ¡Qué destellos despiden sus armas! ¿Cuántos son? Muchacho, cuéntalos bien. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, diez y seis, diez y siete, diez y ocho, diez y nueve, veinte.

    -¡Veinte, y miles y miles más! Se pierde el tiempo contandolos. Juntemos nuestros nervudos brazos. Arranquemos de cuajo esas rocas. Rodemoslas monte abajo por la pendiente de la montaña sobre sus cabezas. Aplastemoslos, hiramoslos de muerte.
    -¿Qué querían de nuestros montes esos hombres del Norte?¿Por qué han venido a turbar nuestra paz? Cuando Dios hizo las montañas fue para que los hombres no las pasasen. Pero las rocas caen rodando y aplastan a los invasores. La sangre corre a torrentes ¡Oh, qué de huesos rotos!¡Qué mar de sangre!

    -¡Huid, huid los que os aun tenéis fuerzas y caballos!¡Huye, rey Carlo Magno, con tu pluma negra y tu capa encarnada! Tu sobrino amado, el valiente Roldán, yace allá abajo muerto. Su valor de nada le ha servido. Y ahora, euscaldunas, abandonemos estas peñas. Bajemos al punto, disparemos nuestras flechas contra los que huyen.
    ¡Huyen! ¡huyen! ¿Dónde está, pues, aquel bosque de lanzas?¿Dónde las banderas de todos colores que aparecían sobre ellos? Ya no despiden destellos sus ensangrentadas armas. ¿Cuántos son? Muchacho, cuéntalos bien.
    -Veinte, diez y nueve, diez y ocho, diez y siete, diez y seis, quince, catorce, trece, doce, once, diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno.

    ¡Uno! ¡Ni uno se divisa ya! Todo acabó. Echecojauna, puedes volver con tu perro a abrazar a tu esposa y a tus hijos, a limpiar las flechas y recogerlas junto con el cuerno y echarte encima de ellas a dormir.
    De noche, las águilas vendrán a comer esos trozos pisoteados de carne. Y esos huesos blanquearán ahí eternamente.”

    CANTAR DE ALTOBISKAR (recreación medieval, siglo XIX).


    PAZ Y ORDEN:

    237
    “Hemos sabido que algunas personas hacen entre sí ayuntamientos y ligas, firmadas con juramento ó pleito homenage, ó con pena, o con otra firmeza, contra cualesquier personas, en general contra cualesquier que contra ellos fueren ó quisieren ser, y como quier que hacen los dichos ayuntamientos y ligas so color de bien y guarda de su derecho, y por mejor cumplir nuestro servicio; pero por cuanto, según por experiencia conoscemos, estas ligas y ayuntamientos se hacen muchas veces no á buena intención; y dellas se siguen escándalos, discordias y enemistades, impedimentos de la egecucion de nuestra justicia.
    Y por ende Nos, queriendo paz y concordia entre los nuestros súbditos y naturales, y proveyendo á lo que es por venir, mandamos que no sean osados infantes, duques, condes, maestros, priores, marqueses, ricoshombres, caballeros y escuderos de las nuestras ciudades, villas y lugares y concejos; y otras comunidades y personas singulares, de cualquier estado o condición que sean, de hacer ni hagan ayuntamientos ni ligas con juramento, ni rescibiendo el cuerpo del Señor, ni por pleito y homenage, ni por otra pena ni firmeza, en que se obliguen de guardarse los unos á los otros contra otros cualesquier.
    Y otrosí que no usen de las que han hecho hasta aqui; y cualquier de los sobredichos que contra esto hiciere de aqui adelante habrán la nuestra ira, y procederemos contra ellos y contra sus bienes en aquella manera que Nos entendiéremos que cumple á nuestro servicio.
    Y porque los hombres se muevan mas de ligero á Nos denunciar lo que dicho es, mandamos y ordenamos que el acusador o denunciador haya la tercia parte de la pena de dineros ode bienes en que Nos condenaremos á aquel que denunciare o mostrare.
    Y en razón de los ayuntamientos y ligas que son hechas hasta aquí, Nos por esta ley damos por ningunas todas las ligas, promisiones y pleitos que hasta aquí se hubieren hecho...”
    JUAN I DE CASTILLA, Cortes de Guadalajara, 1390.


    LA JUSTICIA:

    238
    “Porque dios puso en el mundo los reyes et los señores para mantener las gentes en justicia et en derecho et en paz, les acomendó la tierra para facer esto.
    Por ende, los reyes et los señores que non han otro juez sobre sí sinon Señor Dios, deben catar que los pleitos que entre ellos vinieren, que los juzgaren según lo que fuere verdad; et entre el juicio de los señores et de los oficiales que ellos ponen et han de juzgar los pleitos por fueros et por leyes hay esta diferencia: los jueces que sean puestos por otros non deben juzgar los pleitos que ante ellos vienen según ven nin según lo que ellos saben, sinon según lo que es razonado entre ellos, o lo que fallaren en aquellas leyes et en aquellos fueros por que han de juzgar. Esto es porque son sometidos a aquellas leyes o a aquellos fueros por que han de juzgar.

    Mas los reyes et los grandes señores, porque non son sometidos nin han de dar cuenta sino a Dios, non deben juzgar sinon por la verdad, nin se deben arrebatar fasta que lo sepan ciertamente; mas de lo que supiesen, débenlo juzgar según la verdad et sin ninguna mala intención; et débense acordar que Dios los puso en aquel estado, et que a El han de dar cuenta, et que de El han de recibir galardón bueno o malo, según los juicios que dieren.
    Et deben ser ciertos que el mucho bien que fagan que nunca les será olvidado, et si algún juicio malo dieren o de cualquier fecho malo que fagan que no hayan de haber pena en este mundo o en el otro o en ambos.
    Otrosí deben catar mucho los reyes et los grandes señores que fagan las cosas como deben, ca todos los sus fechos son en dos maneras: ca son tales que non pueden nin los deben acomendar a otro, sinon facerlos et librarlos ellos mismos; o son tales que non pertenece de los librar a ellos, et los deben acomendar a otro.
    Et si ellos los quisieren todos librar o todos acomendar, facen muy gran yerro; ca en cuanto libran lo que deben acomendar a otro, pierden el tiempo de librar lo que les pertenecía a ellos; et si acomiendan a otro lo que ellos debían librar, non se libra tan cumplidamente como debe.”

    DON JUAN MANUEL, ‘Libro del Caballero y del Escudero’ (1326)


    LA JUSTICIA Y LA LEY:

    239
    “Creed por cierto que una de las cosas por las que más se salvan las almas y se mantienen los cuerpos, y los reinos, y los estados y las tierras, es la justicia.
    Y justicia no entendáis que es solamente matar hombres, sino dar a cada uno lo que merece, haciendo bien por bien y mal por mal.
    Y aun todos los que han podido hacer justicia deben agradecer más a Dios que les dé lugar a galardonar que para castigar.”
    REY DON SANCHO IV (1258-1295), ‘Libro de los castigos’.

    240
    “Ley tanto vale como lección o enseñanza escrita que liga al hombre para no hacer mal y le dirige a ser leal haciendo derecho. Y fuero equivale a ley derechamente usada por largo tiempo, esté o no escrita. Y postura es llamada en latín toda buena disposición que hace el rey u otro por su orden o los hombres entre sí y que si es favor del país o de algunos lugares la aprueba el rey y se confirma por privilegio o carta mandándola guardar”.
    LAS PARTIDAS DE ALFONSO X EL SABIO.

    241
    “La ley ama y enseña las cosas que son de Dios, y es fuente de enseñanza y muestra de derecho y de justicia y de ordenamiento y de buenas costumbres, y guiamiento del pueblo y de su vida; y tanto para los hombres como para las mujeres, y para los mancebos como para los viejos; y tanto para los sabios como los no sabios, y para los de la ciudad como para los de fuera; y es guarda para el rey y para sus pueblos.”
    FUERO REAL.


    EL JUEZ Y LA JUSTICIA:

    242
    “Deben ser los jueces en todo abonados,
    Ricos de posesiones y de virtudes dotados,
    De todas buenas mañas y bien sosegados,
    Que no sean crueles a los pobres cuitados.

    Deben amar la justicia y de ella bien usar;
    Pues que el rey de ellos fía, no deben engañar;
    Que si ellos no lo hacen, podrían trastornar
    La justicia que el rey de ellos quiso fiar”.

    ...........................

    “No debe el juez a ninguno dañar,
    Antes debe en común a todos aprovechar;
    A los unos, con miedo, los puede espantar;
    A los otros, con honra, los debe sosegar.

    Ni debe el juez en todo ser muy teso,
    Ni debe ser muy blando, que así le es defeso:
    Si fuere sabedor y tuviere buen seso,
    En la su mano diestra siempre tendrá un peso.

    En la una balanza la justicia tendrá,
    Con la cual él condene aquél que mal hará;
    En la otra balanza la piedad será,
    Que siempre al castigo al pecador dará.

    No debe ser cruel en la ejecución,
    Con lágrimas y lloro de puro corazón,
    Bien la examine gran tiempo y sazón,
    Que matar así un hombre no es juego de piñón”.

    PERO LÓPEZ DE AYALA, ‘Rimado de Palacio’.


    EL PAISAJE:

    243
    “Yo, maestro Gonçalvo de Verçeo nomnado,
    Yendo en rromería caeçí en un prado
    Verde e bien sençido, de flores bien poblado,
    logar cobdiçiadero pora omne cansado.

    Davan olor sobeio las flores bien olientes,
    Refrescavan en omne las carnes e las mientes;
    Manavan cada canto fuentes claras corrientes,
    En verano bien frías, en yvierno calientes.

    Avíe hi grand abondo de buenas arboledas,
    Milgranos e figueras, peros e maanedas
    E muchas otras fructas de diversas monedas;
    Mas non avié ningunas podridas nin azedas.

    La verdura del prado, la olor de las flores,
    Las sombras de los árbores de temprados sabores
    Refrescáronme todo e perdí los sudores,
    Podrié vevir el omne con aquellos olores.

    Nunqua trobé en sieglos logar tan delectoso,
    Nin sombra tan temprada, ni olor tan saboroso;
    Descargué mi ropiella por iazer más viçioso,
    Poséme a la sombra de un árbor fermoso.

    Iaziendo a la sombra perdí todos cuidados,
    Odí sonos de aves dulçes e modulados;
    nunqua udieron omnes órganos más temprados,
    Nin que formar podiessen sones más acordados.”

    GONZALO DE BERCEO, ‘Introducción de los Milagros de Nuestra Señora’.


    COVADONGA:

    244
    “Por aquellos tiempos era prefecto de Asturias, con residencia en León, Munuza, compañero de Taric. Durante su gobierno, cierto espatario de los reyes Witiza y Rodrigo, llamado Pelayo, oprimido por el señorío de los ismaelitas, entró en Asturias con su hermano.
    El prefecto Munuza envió a Pelayo a Córdoba con el pretexto de una legación, pero en verdad con ocasión de su interés por su hermana. Antes de que regresara el antiguo espatario, Munuza, mediante cierto artificio, se unió en matrimonio con la hermana de Pelayo; mas cuando volvió éste, en ninguna manera quiso consentir en tal enlace, sino que se apresuró a hacer con gran osadía lo que ya meditaba acerca de la salvación de la Iglesia.
    Entonces, el nefando Taric envió soldados a Munuza para que apresaran a Pelayo y lo llevasen a Córdoba encadenado. Llegados a Asturias, quisieron cogerle por engaño, y en una aldea llamada Brece supo Pelayo por cierto amigo la decisión de los caldeos.
    Mas como los sarracenos eran muchos, viendo que no podía ofrecerles resistencia, se apartó de ellos despacio, comenzó de repente a correr y llegó a las orillas del Piloña, que encontró desbordado, pero mediante un adminículo natatorio ganó la otra orilla sobre el caballo en que cabalgaba y subió a un cerro, con lo que los sarracenos cesaron de perseguirle.

    Dirigiéndose hacia la tierra montañosa, arrastró consigo a cuantos encontró camino de una asamblea y con ellos subió a un gran monte llamado Auseva y se refugió en la ladera de dicha montaña, en una cueva que sabía era segura y de la que mana un gran río por nombre Deva. Desde ella envió mensajeros a todos los astures, que se congregaron en una junta y le eligieron príncipe.
    Enterados de lo ocurrido los soldados que habían venido para prender a Pelayo, regresaron a Córdoba y manifestaron a su rey que se había sublevado el denunciado por Munuza.
    Cuando el rey oyó tal noticia, conmovido por furiosa ira, mandó salir contra el rebelde una hueste innumerable, reclutada en toda España; puso al frente del ejército a Alkama, su socio, y ordenó que fuese con éste y sus tropas a Asturias Oppas, obispo de Toledo, hijo de Witiza, por cuya traición habían perecido los godos. Alkama recibió orden de su compañero de que si Pelayo no quería aceptar la propuesta del obispo, le apresase por fuerza de armas y le llevase a Córdoba, y entró en Asturias con un ejército de 187.000 soldados.

    Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Auseva, y el ejército de Alkama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva. El predicho obispo subió a un montículo situado delante de la cueva de la Señora y habló así a Pelayo: «Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?» El interpelado se asomó a la ventana y respondió: «Aquí estoy». El obispo dijo entonces: «Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudosostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás tú defenderte en la cima de este monte? Me parece difícil. Escucha mi consejo: vuelve de tu acuerdo, gozarás de muchos bienes y disfrutarás de la amistad de los caldeos».
    Pelayo respondió entonces: «No leíste en las Sagradas Escrituras que la Iglesia del Señor llegará a ser como el grano de mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de Dios?»
    El obispo contestó: «Verdaderamente, así está escrito».
    Pelayo dijo: «Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que ves sea España salvada y reparado el ejército de los godos. Confío en que se cumplirá en nosotros la promesa del Señor, porque David ha dicho: Castigaré con mi vara sus iniquidades y con azotes sus pecados, pero no les faltará mi misericordia. Así, pues, confiando en la misericordia de Jesucristo, desprecio esa multitud y no temo el combate con que nos amenazas. Tenemos por abogado cerca del Padre a nuestro Señor Jesucristo, que puede librarnos de estos paganos».
    El obispo, vuelto entonces al ejército, dijo: «Acercaos y pelead. Ya habéis oído cómo me ha respondido; a lo que adivino de su intención, no tendréis paz con él, sino por la venganza de la espada».

    Alkama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos.
    Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar con los caldeos; emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su hueste, y allí mismo fue al punto muerto Alkama y apresado el obispo Oppas.
    En el mismo lugar murieron 124.000 caldeos, y los 63.000 restantes subieron a la cumbre del monte Auseva y por el lugar llamado Amuesa descendieron a la Liébana.
    Pero ni estos escaparon a la venganza del Señor; cuando atravesaban por la cima del monte que está a orilla del río llamado Deva, junto al predio de Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte, desgajándose de sus cimientos, arrojó al río los 63.000 caldeos y los aplastó a todos.
    Hasta hoy, cuando el río traspasa los límites de su cauce, muestra muchas señales de aquello.”

    CRÓNICA DE ALFONSO III.


    DEL CAMINO DE SANTIAGO:

    245
    “Los malos posaderos de la ciudad de Santiago la primera comida la dan de balde a sus huéspedes y se esfuerzan para que les compren velas o cera. ¡Oh, fingida caridad! ¡Oh, falsa piedad! ¡Oh, largueza encubridora de toda clase de fraudes!
    Si, por ejemplo, se hospedan en una casa doce peregrinos bajo unas mismas condiciones, el mezquino posadero les pone un plato, ya de carne, ya de pescado, que en el macelo de la ciudad puede comprar por ocho dineros, y al fin les mete doce velas a seis dineros cada una, siendo así que en la plaza pública habrían podido comprarlas a cuatro dineros.
    O después de aquella fraudulenta comida, la cera que podían comprar por cuatro dineros se la vende en seis. Y por la comida en que empleó ocho dineros les exige dos sueldos, o sea veinticuatro dineros. ¡Oh que nefando contrato! ¡Oh que detestable lucro!

    Otros mezclan con la cera sebo de carnero o de cabra y habas cocidas sin monda, y de esta mezcla hacen velas. Otros, cuando los peregrinos les preguntan por los venerandos hechos del Apóstol Santiago, les refieren fabulosas y detestables patrañas.

    Algunos hay que hacen salir hasta Puertomarín al encuentro de los peregrinos a algún criado, el cual así que los ve:
    "Hermanos y amigos míos, les dice, yo soy vecino de la ciudad de Santiago, pero no me hallo aquí por causa de buscar huéspedes, sino porque estoy cuidando de una mula que mi amo tiene aquí enferma: hareís el favor de decirle que pronto se pondrá buena, y si queréis parar en mi casa, aunque no sea más que en agradecimiento de la noticia que lleváis, os han de tratar bien". Así lo hacen los peregrinos, pero reciben un trato pésimo.

    Otros les salen al encuentro en Barbadelo o en Tricastela y después de saludarlos, traban conversación con ellos sobre cosas indiferentes, hasta que cuando creen llegado el momento oportuno:
    “Yo tengo la dicha -les dicen- de ser ciudadano de Santiago; pero vine aquí a ver a un hermano que reside en esta villa. Y justamente podéis parar en mi casa, porque de seguro que si mi mujer y mi familia saben que me habéis visto y que habéis hablado conmigo, se desvelarán para que no os falte de nada. Si queréis os daré una señal para que os reconozcan”.
    Y, en efecto, a unos peregrinos les da como señal un cuchillo, a otros su cinturón, a otros una llave, a otros una correa, a otros un anillo, a otros un gorro o montera, a otros un guante, etc... Llegan los peregrinos a su casa y se hospedan en ella; y después de la comida, una vela que sólo vale cuatro dineros, la mujer se la vende en ocho o diez. Así son engañados por los posaderos muchos peregrinos de Santiago.

    Y si algún peregrino lleva para vender algún marco de plata que valga treinta sueldos, su mal posadero lo dirige a un monedero con quien está en connivencia, y le aconseja que debe darle el marco en veinte sueldos. El posadero no pierde su tiempo, porque recibe en premio del comprador doce dineros, o más o menos.
    O si el peregrino quiere vender alguna cosa que sea de gran valor, el posadero se la desprecia y aconseja que debe venderla en tanto o cuanto para recibir un buen premio del comprador, o, si acaso, de comprador y vendedor.
    (...)

    ¿Y qué diréis de aquellas mujeres que hacen velas de cera para vender, y les meten tales pabilos, que se consumen antes de acabar la misa o las lecciones? ¿O de aquellas que cuando ven llegar una gran muchedumbre de peregrinos, venden el pan, el vino, la avena, el trigo, el queso, la carne o las aves más caro que lo de costumbre?
    (...)

    Si la marca de plata fina del peregrino vale treinta sueldos, el mal cambiador sólo se da por ella veinte. El cambiador inicuo tiene diversos pesos, unos grandes y otros pequeños; con los primeros compra la plata, con los segundos la vende. Pondera y pone en las nubes su oro y su plata; pero rebaja y desprecia la ajena. Va pesando uno a uno los dineros en la balanza que llaman trebuqueto, y al que halla de más peso lo vende más caro, o lo funde con otra plata en el crisol. A los dineros que tienen mayor módulo que el ordinario, los recorta con la tijera y luego los bate con el martillo para que no se conozcan. Vende, si puede, anillos, cálices, candeleros u otros obras de bronce plateado, como si fueran de plata pura. Del mismo modo, vende más cara, si puede, su marca de plata, o su talento de oro, porque dice que están contrastados; y en cambio quiere comprar más barato el oro o la plata ajena, alegando que está por ensayar.
    (...)

    Pues de los falsos especieros o drogueros, ¿qué diré? Algunos hay que venden hierbas podridas por buenas y sanas; otros mezclan las drogas con cosas extrañas y las venden como legítimas; otros humedecen la pimienta para que pese más en la balanza; otros la mezclan con granos de enebro tostado o de arena oscura; otros agregan al alumbre pedazos de greda; otros mezclan con el incienso resina de pino o de abeto; otros echan en las pinturas tierra de color parecido, y así venden por griego a los ignorantes el verde del país; por bermellón el minio, o la mezcla de ambos; otros rocían el azul con agua que pese más. De la misma manera adulteran todos los demás colores.”
    (...)

    ‘De un sermón pronunciado en Compostela’

    HIMNO JACOBEO:


    246
    DE SANCTO JACOBO
    "Dum pater familias,
    Rex universorum,
    Donaret provincias
    Jus apostolorum :
    Jacobus Yspanias
    Lux, illustrat, morum.

    Primus ex apostolis
    Martir Jerosolimis
    Jacobus egregio
    Sacer est martyrio

    Jacobi Gallecia
    Opem rogat piam ;
    Plebe cuius gloria
    Dat insignem viam
    Ut precum frequentia
    Cantet melodiam:

    "Herru Sanctiagu
    Grot Sanctiagu
    E ultreya e suseya
    Deus adjuva nos".

    Jacobo dat parium
    Omnis mundus gratis;
    Ab cuius remedium
    Miles pietatis
    Cunctorum presidium
    Est ad vota satis.

    Primus ex apostolis, etc.

    Jacobum miraculis
    Que fiunt per illum
    Arctis in periculis
    Acclamet ad illum
    Quisquis solvi vinculis
    Sperat propter illum.

    O beate Jacobe
    Virtus nostra vere
    Nobis hostes remove
    Tuos ac tuere
    Ac devotos adhibe
    Nos tibi placere.

    Jacobe propicio
    Veniam speremus
    Et, quas ex obsequio
    Merito debemus
    Patri tam eximio
    Dignas laudes demus.
    Amen."


    DE SANTIAGO:
    (Traducción)


    "Cuando nuestro Padre,
    Rey del universo,
    provincias en reino
    diera a los apóstoles
    Jacobo en España
    es luz de los buenos.

    El primer Apóstol
    martir de Jerusalén
    excelso Jacobo
    en su sagrado martirio.
    Galicia a Jacobo
    ruega en obra pía
    la gleba a su gloria
    le da insigne vía,
    do el frecuente rezo
    cante melodía

    ¡Oh señor Santiago!
    ¡Oh magno Santiago!
    ¡Y adelante, ea!
    ¡Y arriba, sús, ea!
    Dios, ayúdanos.

    Todo el mundo gratis
    parias da a Jacobo;
    para su remedio,
    soldado piadoso,
    bástele el prsididio
    de cumplir sus votos.

    El primer Apóstol, etc.

    Quien espera liberarse
    de sus cadenas
    aclama su nombre
    en los tiempos de peligro
    por los milagros
    de su intercesión.

    El primer Apóstol, etc.

    Oh santo Jacobo,
    nuestra sola fuerza,
    a los enemigos
    aparta, haz que mueran,
    y a tus devotos
    muestra que te agradan

    El primer Apóstol, etc.

    Jacobo propicio,
    tu venia esperamos;
    y cual por obsequio
    así lo debemos,
    a este Padre eximio
    dignas laudes demos”.

    HIMNO JACOBEO.


    POETAS ESPAÑOLES:

    247
    “Pues somos a las completas
    Daquesta pobre obrezilla,
    Fablemos de la cuadrilla
    De los sotiles poetas.
    Iuvenco que en sus tabletas
    Con Gravio versificó
    Los Evangelios, e dió
    Metro a las cuatro Atletas.

    Prudencio que en versos puso
    El utroque testamento
    Viejo et Nuevo, et aun compuso
    Otras obras que el convento
    Cristiano e su documento
    Non solo las aprobó,
    Mas loó e comendó.
    Tanto fué dellas contento.

    A mí conviene que fable
    De Per Alfonso un Doctor
    Que contra el judaico error
    Fizo un volumen notable.
    Fué este varón loable
    De los hebreos nascido.
    Y despues de convertido,
    Cristiano muy venerable.

    Osio fué sabio Perlado
    De Córdoba, e tanto bueno
    Que en el Concilio niceno
    De todos fué muy loado.
    Quien quiera lo habrá fallado
    En la Tripartita istoria
    E, lo que a el es mas gloria,
    En el Decreto es nombrado.

    Valerio e Liceriano
    De Mérida natural
    E dellos tercio e igual
    El poeta Daciano;
    Otro Doctor Castellano
    Que en estilo asaz polido
    Yo me acuerdo haber leído
    Un volumen de su mano.

    Diego de Campos se llama
    Este Doctor que yo digo,
    En tiempo de Don Rodrigo
    Grand Perlado e de grand fama;
    Mi muy excelente dama
    España seas contenta,
    Que quien esto te presenta
    Señal es que mucho te ama.”

    FERNÁN PERÉZ DE GUZMÁN (1370-1460), ‘Loor de los claros varones de España’
    Última edición por ALACRAN; 01/02/2011 a las 12:50
    Pious dio el Víctor.

  8. #8
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    VII – LA ESPAÑA DE LOS REYES CATÓLICOS; LA PATRIA UNIDA.

    1
    Está terminando la Edad Media. La España desgajada de esos últimos años está a punto de reparar de manera definitiva todas sus largas desgarraduras.

    Todo es providencial en el logro del matrimonio de Isabel y Fernando, como también lo será en toda la serie de circunstancias que llevaron a la realización de la unidad española, hecho que surgía luego de ocho siglos de gesta y que era la ratificación y complemento de los anhelos no disimulados de tantos heroicos guerreros caídos por la reconquista peninsular, y los ecos que gloriosamente respondían a las angustias llamadas de los siglos medios en Sobrarbe y Covadonga.

    España ha renacido. España ha sido cerrada. Su historia horizontal ha terminado para dirigirse velozmente hacia la más alta verticalidad que vieron los tiempos. Las líneas convergentes han coincidido lógicamente en su vértice común, de donde arranca un recto y prolongado camino por donde, en los sucesivo, habrá de marchar España. La cumbre del destino hispánico comienza ahora. Año de 1492. Es un radiante yugo que ata todo lo desunido. En tal fecha se logra la unificación territorial de España, con la expulsión de los mahometanos; la unificación religiosa de España, con la expulsión de los judíos; y la unificación del mundo, con el descubrimiento de América.

    La anterior España de los Trastamaras era un cuerpo amorfo y disipado, que encerraba en su seno robustas fuerzas desperdiciadas, ocupadas en gastarse en inútiles discordias sin provecho ni ideal. España vivía sin gloria; eran menester unas manos fuertes que la sacudieran y encaminaran hacia su destino. Esas manos vinieron y España echó a andar.

    El talento político, la visión de los problemas de sus reinos, la noción clara de su destino histórico, así como la actividad, energía y prudencia de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y el éxito que acompaña a sus múltiples empresas, elevan a España a un grado de esplendor no superado. Consiguen el engrandecimiento merced a la paz interior, que nace al amparo de la Santa Hermandad y de las justicias de la reina, calificadas de “temidas, executivas y espantosas a los malos”. La Península queda libre del dominio musulmán cuando ondea en la torre de la Alhambra de Granada el pendón de los reyes. Granada no era solo una empresa guerrera; era una cruzada y como cruzados fueron a conquistarla.

    En lo que atañe al exterior, España traba su destino al de otras potencias europeas por enlaces matrimoniales entre los hijos de los Reyes Católicos y los príncipes de Austria, Inglaterra y Portugal; consolida su dominio sobre el Norte de África, las islas Canarias y sobre Nápoles y Sicilia, en cuyas tierras resuena el nombre de guerra del Gran Capitán.
    Y hacia Occidente, más allá del Atlántico oculto y desconocido, emerge un continente sobre el mar. España lo descubre, clava en su suelo la Cruz y deposita en aquellos territorios los tesoros de su civilización. Así se abren las puertas del Océano al genio y huella de la raza española.

    ¡Cuántas hazañas genuinamente españolas en tantos acontecimientos y glorias! En Granada, el lance del “Triunfo del Ave María”, de Hernán Pérez del Pulgar; en la Rábida, en Santa Fe y en Palos, la preparación, cima y comienzo de la empresa en que, dirigida por Colón con gentes tan españolas como los Yáñez Pinzón. España, sirena de un ideal nunca vencido, camina por mares ignotos y abre a su paso las aguas de una ruta que les lleva a un mundo nuevo; corriente de hispanidad que pasados los siglos traerá la mutua compenetración de los pueblos de allende y la Patria española.
    En los primeros años que siguen al descubrimiento, hijos de España, inteligentes pilotos y bravos exploradores realizan los llamados ‘viajes menores’ desde 1492 a 1506, y sus nombres son Alonso de Ojeda, Pedro Alonso Nuño, Vicente Yáñez Pinzón, Diego de Lepe y Rodrigo de Bastidas. De la ‘Española’, de aquella reproducción pequeña de la vieja España, partirán otras gentes para nuevos triunfos: Ponce de León, Sebastián de Ocampo, Diego Velázquez de Cuéllar, Vasco Núñez etc..
    Y no son menos gloriosas las hazañas de Italia con el Gran Capitán, ceñido aun de frescos laureles granadinos, que renueva en Seminara, Ceriñola, Garellano y Otranto, como lo serán también las expediciones al Peñón de la Gomera, Orán, Bugia y Trípoli.

    Pero la más gloriosa de todas, por ser más española, la hazaña de la propia reina Isabel, ‘el último cruzado’ al decir de Walsh, la cual no solamente alzó a España, sino que cambió el curso de la civilización y el aspecto total del mundo por entonces conocido, sumamente postrado y expirante, viejo navío consumido y presto a naufragar bajo el mahometanismo triunfante representado por los turcos. Reina Isabel que juzgaba en justicia en tiempos en los que ‘el que la tenía, valíale’, y en los cuales se decía por boca del gobernador Gómez Manrique que ‘los tiempos eran cambiados’ y en lo sucesivo la sola condición estimable es ‘la de la virtud’.

    Todo ello culmina en la creación de la empresa común que es “el dolor y la alegría conjuntos, que es la cultura interior y la aventura externa, que es el orden y la gloria, la ley y la espada, pero todo con el respeto a los trazos esenciales, a las tradiciones íntimas y a la personalidad individual”.
    Establece la unidad de los hombres ante la ley, la unidad de ley para todos los súbditos, la unidad de mando para todas las jurisdicciones; al campesino lo convierte en hombre de la tierra española en lugar de siervo de la gleba feudal. El pueblo queda incorporado a la Nación y al Estado, y lo mismo la nobleza, con la pérdida de sus anárquicos privilegios feudales.

    España llega a su madurez con el Imperio de los Reyes Católicos y sus descendientes; entonces es cuando aquellos gérmenes de otros tiempos brotan en una floración definitiva que es el sentido final y único de la gente española. España entonces, sintiendo sobre todo su sangre y ascendencia cristiana y católica, se siente responsable de un orden universal y eterno:
    “Realizada la ruptura de la conciencia europea, España entrega su alma a la causa del ideal religioso, en el que prevalece UNIVERSALIDAD Y ESPIRITUALIDAD, TRADICIÓN y AUTORIDAD, fe en las obras”. (F. de los Ríos: ‘Religión y Estado en la España del siglo XVI’).
    “España se entrega a la causa de la catolicidad y confía al estado la misión de la defensa de su empeño; mas antes de aceptar con exclusividad una de las posiciones en pugna, intenta la conciliación. Su fuerte Estado de fines del siglo XV y comienzos del XVI, espejo de modernidad a causa de su recia estructura interna, y por la dilatada perspectiva de su política, hace posible este hecho. De ahí el querer colocar Campanella, bajo la égida de España, su visión de la monarquía universal.”

    La organización política española del siglo XVI quiso salvar la catolicidad; España defendía así el más importante fundamento de su nacionalidad mediante la pureza de la Fe con el establecimiento del Santo Tribunal de la Inquisición, la expulsión hebrea y la coacción de los moriscos de las Alpujarras. Pero no menos importante fue la misión ejercida sobre la Iglesia estimándose que el clero secular y el regular debían hallarse en cuanto a cultura, preparación y costumbres a la altura de su excelso cometido.

    El clero español, si bien menos intensamente que el de otras naciones, no se había visto libre de la corrupción de costumbres. A ello habían contribuido de una parte, las turbulencias políticas del siglo XV, en que tomaba parte el alto clero; y de otra, el que las más elevadas dignidades eclesiales recaían con excesiva frecuencia en segundones de familias aristocráticas, carentes a menudo de vocación religiosa. En el clero regular se daba el caso de que las cuantiosas rentas de algunos conventos atraían excesivo número de gentes sin cultura y deseosos de vida regalada, con el subsiguiente quebranto de la disciplina conventual.

    Fue la reina Isabel la que tomó sobre sí la ardua tarea de purificar de sus defectos y vicios al clero secular; comenzó por elegir como confesores sacerdotes que se habían distinguido por su cultura, por su unción religiosa o por su virtud, aunque fueran de modesto origen social. La misma pauta siguió para el nombramiento de arzobispos, obispos y demás dignidades eclesiásticas; persiguió con severidad la inmoralidad de costumbres, que desdichadamente había prendido en el clero. Con tan acertadas disposiciones, éste se dignificó y purificó, y en pocas etapas de nuestra historia se puede presentar una pléyade de eclesiásticos notables, por su virtud o por su ciencia, como lo fueron Cisneros, Talavera, Mendoza, Deza...

    Esta admirable labor de la reina fue completada por Cisneros, que llevó a cabo la reforma del clero regular, cuya disciplina restauró a sus primitivas y severas normas de austeridad, dando él elevado ejemplo que imitar, especialmente a los miembros de la Orden franciscana a que pertenecía.

    Unida a esta concepción va la de una ‘Patria única’, idea sentida también por la masa popular. En el variado mosaico que en el mapa político de España desde el siglo XII al XV, apenas iniciados los diversos reinos cristianos, surge entre los más afines la idea de fusión y de unidad, fomentada por la Reconquista y por los matrimonios reales, hasta que culmina en el de los Reyes Católicos, que forman la nación única, la Patria única.

    Y recogiendo esa idea, conscientes de su enorme trascendencia, inician la reconstrucción de esa Patria, dándole una nueva y única estructura para todos los antiguos reinos: es decir, un solo Estado. Con los Reyes Católicos se descubre el ESTADO en la acepción moderna de la palabra. Lo que hasta entonces existía era el inútil plagio de los pequeños estaditos, que no realizan cosa alguna. Faltaba el Estado natural, en la acepción que la palabra ha tenido.

    B. Croce sustenta la teoría de que el Estado natural, el Estado moderno había nacido en Nápoles, y lo razona así: “El Estado moderno se ha constituido contra la Iglesia, en polémica con la Iglesia. Nápoles es tierra fronteriza con los Estados pontificios: era ahí donde había, por un lado, polémicas con dichos Estados y, por el otro, la población católica. Entonces se hace un deslinde entre lo profano y lo sacro, entre los hechos contingentes políticos y las cosas eternas de la fe, donde el Estado moderno nada tenía que hacer”. Corresponde a la teoría de Bodino en Francia: “El Estado con un mínimo de religión, sí; pero no con mucho de religión”.

    Los tres Estados que aparecen son:

    a) El Estado español, que a todo se adelanta y que es concebido como un Estado creciente y trascendente.
    b) El Estado francés, que no es propiamente un Estado nacional, sino un Estado nacionalista.
    c) El Estado inglés, que había de supeditar lo trascendente a sus hechos contingentes y sus contingentes a los políticos.

    El Estado de los Reyes Católicos es un Estado profundamente religioso. No realizan aquel en donde sólo sea posible la convivencia de los españoles, sino que aspiran a realizar uno donde lo sea la convivencia universal. España se había identificado con una fe.
    España no era un territorio, ni una nación en sentido moderno, sino un Imperio al servicio de una fe, por lo cual podían ser españoles los que fueran católicos, pero no eran españoles, en cambio, los que no aceptasen la fe católica.
    La empresa era de gran trabajo; si para todo ideal se precisa siempre una asidua colaboración colectiva, ésta lo exigía quizá con mayor intensidad en razón a que el pueblo no tenía un concepto claro del mismo, la falta de una conciencia nacional sobre el nuevo Estado, y la carencia de un espíritu de solidaridad que reclamase sacrificios y no se detuviera ante ellos.

    Castellanos, aragoneses, catalanes y navarros cada cual tenía una conciencia más concreta de su propio reino, que del nuevo reino que se formó por siglos de existencia con el esfuerzo de las generaciones. Y no podía concebirse que en un momento esa noción se borrase y desapareciese; tal hecho habría de ser obra de muchos años y de una acción inteligentemente concebida y llevada con singular delicadeza.
    Los Reyes Católicos lo comprenden así y ponen al servicio de este ideal su mejor voluntad, su delicadeza política más exquisita, para que lo que ha sido simplemente unión personal de reinos se convierta en una solidaridad entre ellos, con intereses comunes a todos, para no herir la susceptibilidad de ninguno postergándolo o relegándolo en beneficio de otro reino; para que sin imposiciones ni violencias surja espontánea y potente una nueva y más amplia conciencia nacional y se produzca una satisfacción íntima superior a la que los reinos tenían anteriormente.

    Y lo realizan recogiendo eses sentido unánime de todos, lo mismo de castellanos que de aragoneses, de catalanes que de navarros; el ideal de religiosidad de esos pueblos lo entroncan en la forma política que resume el concepto absolutista de gobierno: concentrando en la mano del rey todos los poderes soberanos del Estado y poniéndolo al servicio de aquella idea que todos sienten y defienden.

    Sin declararlo así, sino sencillamente, obrando con arreglo a este designio, como si dijéramos, con acuerdo tácito, Castilla se convierte en Estado esencial, centro de toda la monarquía española.
    No se trata de una superioridad de Castilla sobre los demás reinos; es más bien una especie de hegemonía razonada que alcanza plena justificación: Castilla es el reino más extenso, territorialmente entre todos los peninsulares; de siglos atrás es también el más representativo, hasta el punto de que los reyes de Castilla, recogiendo la idea imperial que conservó León, son, en cierto modo, como de una categoría superior respecto a los demás monarcas españoles. En Castilla y en torno a Castilla es donde nace y fragua la idea de la nacionalidad española.
    Este hecho incontrovertible es el que determina que, al llegar al trono los reyes Católicos, Castilla sea centro y eje del nuevo Estado, sin que ello levante el más leve murmullo en los demás reinos. Castilla, pues, plasma la nación española y el Estado español en su concepto moderno.

    Mas para hacer casi perfecta esta obra, los monarcas españoles alientan un ideal internacional de acuerdo con el nuevo sentir, al que imprimen un sello propio. Todo lo encaminan a que España viva protegida contra Francia, puesto que tal aconsejan la razón de vecindad y los intereses políticos en Italia; de acuerdo con este ideal son nuestras campañas militares que hacen que España adquiera rango de primera potencia. La acción responde siempre a la razón de defensa de nuestro ideal y nuestros intereses frente a Francia en los territorios que se van poseyendo, pero cuidando las alianzas que más nos interesan.

    Pero Dios deparó a los Reyes Católicos, tal vez por su ideal de vida y generosidad, el formidable campo para su misión que sería después la base de origen de un Imperio español auténtico: América, del mismo modo que Dios le galardona con los resultados de aquellos enlaces que formarán su corona imperial.

    Resumiendo este período, nos encontramos con un principio vital (el religioso) arraigado en el pueblo, perfectamente proporcionado a las posibilidades del país, compatible con todos y superior a todos, puesto que su sello espiritual marca a todos; que es eminentemente nacional y que unido al deseo de lograr la unidad territorial, es su empuje y el módulo para alcanzar la posibilidad de existencia de un nuevo Estado, cuya raíz de aceptación es ese sentido religioso convertido en político.

    Y más todavía, un campo virgen donde podía dar rienda suelta a su energía y aplicar su misión. Reyes y pueblo se incorporan a ellos llenos de entusiasmo; los primeros dirigiendo la prosecución del descubrimiento y los primeros jalones de la obra colonizadora. Y el pueblo, ya andaluces, castellanos, vascos o gallegos, animados por un solo espíritu se desparraman por aquel mundo nuevo seducidos por un doble afán de fe, aventura, riqueza y gloria.

    En esta época España tiene ya un espíritu, una Patria y un Estado comunes y un ideal de expansión con el que logrará dar cuerpo, después, al Estado misional.


    2
    Se ha dicho que nuestra colonización de América fue una obra popular. Pero es indudable que no se puede hablar de la ausencia de una preocupación de índole superior, a cargo de una minoría directora que se preocupó de fijar unas normas directrices espirituales a aquella actividad popular que derramó su sangre, sus virtudes y sus vicios en el nuevo continente; esta minoría planteó los más los más altos problemas de índole teológica y moral en consonancia con lo que representaba en aquel tiempo el estado que lo realizaba.

    La actuación de esta minoría dirigente representa la concepción española de gobierno más progresiva; por tratarse de ordenaciones para países nuevos y por ser la época en que se realiza el mayor florecimiento cultural de España. Por eso, en nuestras disposiciones de Indias se encuentran consagradas doctrinas que sólo pasan en la metrópoli como orientaciones teóricas.

    Nuestro ideal misional en el Nuevo Mundo se realizó por una serie de instituciones, leyes y modos de actuar en que preside el espíritu de protección al indígena que ha constituido la característica de nuestro sistema colonial; y que en su valor universal y humano constituye la primera manifestación práctica de la doctrina de protección a las razas inferiores como mandato histórico de las civilizadas, y de la doctrina del estado jurídico del hombre como hombre.

    El nacimiento de esta misión parte del mandato pedido por los reyes al papa Alejandro, que está confirmado en la bula citada, y del codicilo de la reina Isabel, cuando en la primera se dice: “que todas estas tierras os las damos a Vos para reducirlas a la Fe católica. Y os mandamos que procuréis enviar a las dichas tierras hombres buenos, temerosos de Dios, doctos, sanos y expertos, para que instruyan a los susodichos naturales en la Fe católica y les enseñen buenas costumbres”.

    Y ordena la reina: “que nuestra principal intención fue procurar de inducir a traer los pueblos de las tierras descubiertas, e los convertir a nuestra santa Fe católica. Que éste sea su principal fin y no consientan ni den lugar que los indios vecinos e moradores de las dichas islas reciban agravio alguno en sus personas ni bienes: mas mandan que sean bien e justamente tratados.”

    Si se examinan las capitulaciones de la corona con los conquistadores y la legislación indiana se pueden destacar estos rasgos:

    1º América es considerada como una extensión del Estado español; es España misma y se articula orgánicamente en una unidad jurídico-política.

    2º El Estado considera finalidad consustancial a la conquista de América el difundir la fe, llegando a concebir su título sobre América no como meramente político, sino como ‘religioso’.

    3º La actitud del Estado ante los nuevos vasallos, los indios, es, desde el comienzo, de un profundo respeto a sus personas y de preocupación constante por su salvación religiosa (De los Ríos).

    Si los rasgos anotados fuesen esporádicos no tendrían valor como para servir de fundamento a la calificación de un periodo político; mas, en cambio, su continuidad hace de ellos elementos suficientes a tal fin. Coordinando los dos primeros caracteres, tenemos las bases espirituales de un Estado que aspira a la catolicidad, esto es, a la universalidad en la unidad de la fe. Escribe Pedro Quiroga en 1555 (‘Coloquios de la verdad’): “La Iglesia nos manda que ganemos hermanos fieles. A este título tienen y poseen nuestros príncipes esta tierra, y entender otra cosa es ceguedad de corazón”.

    Y en efecto, a cambio de las mercedes que se hacían a los conquistadores, se les exigía que llevaran sacerdotes para convertir a los naturales al cristianismo, o se vedaba el ir a tierras de América “a hombres sospechosos en la fe y que sean hijos o nietos de infames por la Inquisición” (López de Gómara, ‘Historia General de las Indias’). Y la ley de 1526 dice que en llegando los capitales del rey a una nueva provincia en vía de descubrimiento, hagan declarar inmediatamente “a indios y moradores cómo los enviaron a enseñar las buenas costumbres, apartarlos de vicios y comer carne humana, instruirlos en nuestra santa Fe católica y predicársela para su salvación”.

    Así, pues, la unidad de fe que al Estado peninsular caracterizara, es a su vez el rasgo del Imperio español, y tan uno es todo él, que Felipe II pudo decir: “Los reinos de Castilla e Indias pertenecen a la misma corona y, por tanto, las leyes y el sistema de gobierno deben ser tan semejantes e idénticos como sea posible” (Recp. de Leyes de Indias: Ley 13, libro II, título II).

    La persistencia con que se aúnan el “servicio de Dios” y el “de la Corona” resalta muy particularmente en aquella parte de la legislación de Indias que afecta a los naturales del país; en virtud de esa unidad entre lo religioso y lo jurídico surge una política social que prescribe el descanso dominical para el indio, la observancia de los Mandamientos de la Iglesia y la prohibición de trabajos que por su dureza peligra la vida de los indios.

    Triunfa en aquella España una economía señorial vigilada en nombre del principio teológico que debe la unidad al Estado; es la tesis del derecho natural con fundamento religioso, sobre la cual comenzarán a hacer sus construcciones jurídicas Las Casas, Vitoria, Suárez, Menchaca, Molina, Covarrubias, Soto y Ayala preparando la base del auténtico derecho internacional. El Estado era la ordenación de la nación configurada bajo la idea de la justicia; “el Estado es una funciónd el pueblo, y el pueblo sustancia del Estado”.

    A) Conceptos individuales.

    El concepto del valor hombre.

    Domina en el conquistador y colonizador que marcha a América un afán de ensanchar los horizontes del mundo, buscar su medro y goce y extender a otros su propio bien espiritual en que cree. Llenos de ideales fervorosos plantan cruces en la tierra y abren con la espada su costra para hallar la ganancia.

    B) Conceptos sociales.

    Los puntos capitales de la misión de España en el mundo y con relación a América eran:

    a) Igualdad del género humano.

    Alonso de Ojeda, en la proclama que en 1509 dirige a los indios de las Antillas, hace esta declaración, que expresa a la perfección ese ideal:
    “Yo, Alonso de Ojeda, servidor de los altísimos y poderosos reyes de España, conquistadores de las naciones bárbaras, su emisario y general, os notifico y declaro categóricamente que Dios nuestro Señor, que es único y eterno, creó el cielo y la tierra, y un hombre y una mujer, de los cuales vosotros, yo y todos los hombres que han sido y serán en el mundo, descendemos”.

    Es decir, igualdad de origen de conquistador y conquistado. ¿Qué significa esto en la práctica? Pues justamente el módulo de la colonización y el modo de proceder den ella. Dice un americano a este respecto (Restrepo Megía: ‘Discurso en la Academia Colombiana de la Historia’, 1930):
    “Dueños ya de la tierra americana, no la consideraron como simple campo de explotación, sino como Patria adoptiva, en donde habían de dejar su descendencia y sus huesos. No colonizaron como lo han hecho otras naciones, barriendo de nativos el suelo conquistado, recluyéndolos en regiones remotas o, donde esto no ha sido posible, limitándose a aprovechar sus servicios, con absoluto desprecio de las personas; sino que se mezclaron con los naturales, considerándolos dignos de la comunidad humana, trabajando por ponerlos a su nivel actual y moral, y los prepararon así para la vida política de la civilización cristiana... La sangre indígena que llevamos en nuestras venas y la raza pura que de esa sangre subsiste bendice la colonización española... Sobre los horrores de la conquista, porque toda guerra los produce, hubo una acción piadosa, conciliadora, cristiana. Mezcláronse las dos razas, y resultó la hispanoamericana, prueba irrefutable del humanitario concepto con que estas tierras fueron colonizadas”.

    b) La defensa de la Fe.

    Aquellas frases de la reina Isabel en su codicilo, como ninguna otra, perduraron en nuestra acción en América.

    La célebre cláusula pasó entera a la Recopilación de Indias; y lo que es más, parece como si la embebieran los corazones de los que por tres siglos empuñaron el cetro que, al dictarla, se escurría en las manos de Isabel; todos ellos, con palabras y obras, demuestran que nuestra principal intención fue “... de procurar de inducir a traer los pueblos... a los convertir a nuestra sancta fe católica...”
    Frase estereotipada en las leyes, en las reales cédulas, en el mecanismo de la organización social y política, en las graves resoluciones del Consejo, en las tomas de posesión de tierras, en las actas de fundar ciudades; los más desalmados conquistadores, los que en su conducta alardeaban de libertades soldadescas, cuando en la solemnidad de plantar las semillas de la civilización cristiana y española actuaban en nombre del rey, en nombre de España proclamaron a voces que su principal intento era de “procurar atraer los pueblos e los convertir a nuestra sancta fe católica”.

    De aquí arranca puntualmente la diferencia entre las conquistas españolas y las de otros pueblos; que para nuestros antepasados el ideal, no único, sí el más alto, estaba en aunar el servicio de entrambas majestades, en el que descubrir tierras y someter tribus era desbrozar el camino a la Cruz y al Evangelio. Más que el resplandor del oro alentaba a los soldados el pensamiento de que eran mensajeros de Dios para la gran obra de ensanchar la cristiandad.

    c) La doctrina de la evangelización.

    Al mismo tiempo que los conquistadores llegan los primeros misioneros. Miembros de la orden de los frailes menores de San Francisco iniciaron aquella enorme labor; hombres de estudios que en su patria vivían con las estrecheces de su regla. Después, dominicos, agustinos, mercedarios, jesuitas propagan la fe y enseñan a la niñez y la juventud, labor que se trocó en aquellos reductos cristianos que llevan los nombres de Reducciones del Paraguay, Misiones de Mojos, de Mainas, de los Llanos, de Urabá...


    3
    La orientación secularizadora que se había ido manifestando en todos los órdenes de la cultura en la Baja Edad Media, llegó a triunfar por completo en la segunda mitad del siglo XV. La depuración del gusto, la vuelta a los modelos clásicos y la libertad de crítica debían contribuir a una mejora de la sociedad y del individuo. Comparado el nuevo estado de cosas con el que acababa de extinguirse, aparecía como una reacción frente a lo antiguo. España no permaneció alejada de ese movimiento europeo: los estudiantes españoles que seguían acudiendo a Italia y los italianos ilustres que vinieron a la Península produjeron en ésta también el resurgimiento de lo antiguo.

    Pero el Renacimiento español adquirió características propias. No se adoptó entre nosotros el neopaganismo, de moda hasta en la misma corte pontificia, sino que, por el contrario, el estudio de la antigüedad sirvió para una mejor comprensión de las fuentes cristianas de la época. El Renacimiento fue en España mezcla de tradición y de innovaciones sanas. La aparición de la imprenta contribuyó extraordinariamente a la difusión de la cultura.


    Literatura. –

    En ese amanecer de España abrense también las fuentes de la ciencia y de la inspiración, que fecundarán el solar patrio, haciendo brotar maravillosa floración de poetas, artistas y de sabios.

    Son días en que la Reina Católica favorece las artes y el estudio, trae sabios de Italia, se rodea de personas ilustradas, cultiva el latín, la historia, la pintura y la poesía, dando a la corte altísimo ejemplo de amor a la cultura.

    Por entonces escribe Antonio de Nebrija, gramático y humanista; Luis Vives, filósofo y pedagogo; Diego de San Pedro, Rodríguez de Cámara y Rodríguez del Padrón, cultivadores de la novela sentimental; doña Beatriz Galindo, Francisca de Nebrija, Lucía de Medrano, tipos de perfecta mujer troquelada en moldes cristianos, hacendosa en el hogar y aficionada a las bellas letras.

    Villalobos, Amiguet y Ciruelo, hombres de ciencia, cultivan la medicina, la cirugía y las matemáticas, respectivamente.

    La Iglesia tiene grandiosas figuras: el cardenal D. Pedro de Mendoza, D. Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo; Fr. Hernando de Talavera, arzobispo de Granada, y Fr. Francisco Ximénez de Cisneros, el fraile franciscano que, vestido de sayal, rige en diversos momentos los destinos de la nación.

    Introducida la imprenta en España, las principales poblaciones cuentan muy pronto con este nuevo invento, que abre horizontes incalculables a la expresión del saber. Cisneros dio inusitado impulso a las artes tipográficas, y su obra cumbre fue la ‘Biblia políglota’, a la que consagró afanes, dinero e influencia. Por orden suya se reproducen en gran escala en las imprentas de Toledo y Alcalá estudios eclesiásticos, tratados morales, libros litúrgicos, teológicos, filosóficos, de medicina y de historia.

    Como broche cierra Cisneros su obra cultural con la fundación de la Universidad de Alcalá. Prestando atención a la teología y a las lenguas hebrea y griega, créase allí un plantel de filósofos y teólogos de renombre universal. Profesores fueron, entre otros, Nebrija, perito en latín; Pedro Ciruelo, que explicaba teología tomista, Francisco y Alfonso de Vergara y Hernán Núñez, el Pinciano, grandes helenistas; Miguel Pedro, que vino de la Sorbona, profesor de lógica y filosofía; fr. Clemente Ramírez, franciscano y gran teólogo, y hasta tres judíos conversos, Pablo Coronel, Alfonso de Zamora y Alfonso de Alcalá, que tenían a su cargo el hebreo.

    El idioma español va tallando sus gemas inmortales: ‘La Celestina’ de Fernando de Rojas; las comedias heroicas de Juan del Encina; las ‘Crónicas’ de Pulgar, Pedro Mártir y Alfonso de Palencia; la versión castellana del ‘Amadís’, y los romances granadinos. Los capitanes y alféreces poetas que van a Italia ensayan el metro endecasílabo en que habrán de cantar Boscán y Garcilaso, frente a la vieja escuela de Castillejo, Santillana y los poetas del Cancionero de Baena.
    ¡Amanecer de la literatura en un siglo que, en su mediar, comenzará a ser dorado, para que, como el sol, alumbre a todos los pueblos del orbe!

    En los estudios teológicos su renacimiento representó una vuelta a Santo Tomás, pero no para caer en las repeticiones anteriores, sino como base para nuevos desarrollos. El apogeo así alcanzado por la Teología repercutió en el Derecho; las construcciones teóricas de cuestiones jurídicas fueron fundamentales para el desarrollo del Derecho político, del internacional y del penal y de numerosas cuestiones del privado.

    La literatura jurídica y política extranjera repercutió en España. Las obras de Maquiavelo fueron leídas por nuestros monarcas y las clases cultas, pero pronto apareció entre nosotros una abundante literatura antimaquiavelista, de acuerdo con la tradición secular española, opuesta a la ideología del florentino.


    Arte y Música. –

    Artistas franceses, flamencos e italianos trabajan en España en estos años finales del XV y primeros del XVI, y aquí dejan sus primores escultóricos en sepulcros y retablos; sus tablas y lienzos, sus labores en madera, en hierro y en oro, en plata, alabastro y marfil.

    La reina Isabel reunirá un tesoro de pinturas de los grandes maestros de Flandes; pero la corte no sólo importa cuadros, sino pintores, algunos excepcionales como Juan de Flandes, en cuya obra vibra “la luz pura y aérea de las mesetas españolas”. Un Melchor Alemán trabaja para la corte, y también artistas españoles como Francisco Chacón, Pedro de Aponte, Fernando Rincón y el más glorioso artista de la época, Pedro González Berruguete, tan recio en sus pinturas y de tan sobria dignidad castellana como los reyes a quien sirvió.

    La escultura de aquella talla incomparable de los sepulcros de alabastro de los padres y del hermano de la reina, obra del judío converso Juan de Siloé, que conserva la Cartuja de Miraflores.

    El arte isabelino, último gesto del goticismo, produce la maravilla de San Juan de los Reyes, de Toledo, y el arte renacentista desflora sus bellezas en una serie de edificios civiles, palacios y mansiones señoriales, gloria y blasón del genio de España.

    “El Renacimiento es acogido con entusiasmo por lo más representativo del pueblo, rápidamente nacionalizado y multiplicado con garbo y alegría triunfales en centenares de monumentos”, como son el Colegio de Santa Cruz en Valladolid; el palacio de Cogolludo, en Guadalajara; el castillo de la Calahorra en Granada; el Hospital de Santa Cruz en Toledo; el Hospital Real, en Santiago, y la Casa de las Conchas, en Salamanca, a los que pone remate el tapiz de piedra dorada de la Universidad de la ciudad del Tormes.

    Los más eminentes compositores españoles de este tiempo están representados, al lado del Encina, por Juan de Ancheta, Lope de Baena, Juan Escobar, Francisco Peñalosa, Juan Ponce, Antonio de Ribera y Francisco de la Torre; autores de ‘villancicos’, cantos amatorios, bucólicos, caballerescos, históricos, religiosos y políticos, o de las llamadas ‘ensaladas’ y madrigales.

    Los Reyes Católicos dieron enorme adelanto al ‘Arte de la guerra’ , colocando las bases de aquella superioridad científico-militar de España que desde allí iba a enseñar a combatir al mundo entero, creando los mecanismos de la táctica moderna de combate.


    4
    Rompen en este tiempo las alabanzas aquellos humanistas que vienen para engrandecer en su obra a la Patria española.

    Pedro Mártir de Anglería, el italiano que en 1498 es traído a España por el conde de Tendilla y que al divisar desde Francia los montes Pirineos la dirigió el triple saludo que después se inserta. Todas las cartas que ese mismo año escribe y muchas de las siguientes están llenas de los cálidos elogios de España, de sus reyes y de su nobleza.

    Antonio Geraldino, que acompañó a Tendilla cuando marchó a Italia de embajador por ese año, y pronunció delante del Pontífice un discurso, en el cual, como grito de su corazón, manifestó que si Italia lo había engendrado, España lo había educado.

    El elogio de Marineo Sículo tiene la misma meticulosidad y grandeza que pudo tener el del Rey Sabio, sin aquellas galas retóricas que le hacen monumento del habla española. No sólo en sus libros; hasta en sus mismas cartas incluye laudes parecidas, y en una de ellas escribe que no sabe de qué tiene más, si de español o de siciliano. Apenas llega a España compone una poesía titulada ‘De laudibus Hispaniae’, que es a manera del guión de su obra posterior ‘De rebus Hispaniae memorabilibus’.

    De nuestros humanistas bastaría mencionar a Nebrija y a Sobrarias y al mismo humilde cura de Los Palacios en el elogio a aquella otra España recién descubierta, ‘la Española’, tan llena de maravillas y tan abundosa y pródiga en vegas y campiñas, en metales y mieses, como si a través de los mares se hubiera desgajado un trozo de la ‘Espanna’ alfonsina y hubiese retoñado entre los mares del Caribe.

    No se pierde, pues, la tradición de alabanzas a la Patria. Todas anidan en el alma de España.


    5
    Los tipos más característicos del breve momento de este periodo son:

    La Reina.
    Prototipo de mujer y de reina varonil y esforzada, prudente y sabia. Como mujer, es toda cariño para los suyos; como reina, verá las cosas por encima del humano mirar, pensando en la unión de las letras españolas.

    Tal vez como en ningún rasgo aparece retratada en esta misiva que dirige al rey su esposo:
    “Muy caro y amado marido. Aunque el reino de Castilla y su gobernación me viene de derecho, pues que Dios vos ha dado por mi marido y compañero de mis trabajos, vos, así como varón, como rey y como marido ordenaréis todas las cosas, vos las poseeréis, vos las gobernaréis. Ninguna cosa reservo para mí, sino que, como es razón, todas las cosas serán comunes entre ambos, y pues que Dios nos ha ayuntado iguales en una compañía en todo el derecho del reino, en todos nuestros señoríos, así se guardarán vuestros mandamientos como los míos, y lo que los grandes y los de nuestro Consejo han querido saber a cuál de nosotros compete el reino y la gobernación, no ha de ser enojoso a nosotros”.

    Y dice el cura de Los Palacios: “Por Isabel fue en España la mayor empinación, triunfo e honra e prosperidad que nunca tuvo”.


    El Político.
    En dos tipos excelsos cuaja esta condición: el cardenal Cisneros y el rey Fernando el Católico. Ambos consagran todas sus actividades al servicio de la Patria. jamás consienten la humillación de España y mantienen su autoridad en los conflictos con los que a ella se oponen. Mantiénense con entereza y serenidad. Apaciguan tumultos, defienden el suelo nacional contra codicias extranjeras, crean milicias para la seguridad interior y prosiguen las conquistas que darán a los sucesores un Estado poderoso y temido.

    Cisneros, hombre de modesta y pobre condición, hijo del pueblo, atenderá las justas aspiraciones de la plebe, proveerá de trabajo y remunerará a los pobres y menesterosos. Su corazón magnánimo y su mente elevada, saturado del espíritu humilde y pobre del Evangelio, le impulsarán a restaurar las primitivas normas franciscanas que, al igual que salvaron a la sociedad en el siglo XIII, salvarían también a España.

    El rey Fernando, con su cautela y talento político, con su actuación rectilínea y justa, dio solución a las más arduas cuestiones, atendiendo a los de abajo y refrenando a los de arriba, a los grandes y a los pequeños, a los pobres y a los opulentos. Rectificó errores y premió méritos y virtudes, sustentando incólume el principio de autoridad, pero sin las arbitrariedades de un déspota o de un demagogo.


    El Capitán.
    También el ‘capitán’ es personaje glorioso del momento, pero aun siendo tan excelso por sí solo en la figura de un Gran Capitán, de un Hernando del Pulgar o un marqués de Cádiz, bien puede incluírsele en el grupo de militares insignes que forman en los siglos imperiales la cohorte que marchará junto al emperador Carlos y sus descendientes.
    Pious dio el Víctor.

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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    ALABANZAS DE ESPAÑA

    ELOGIOS DE LA TIERRA ESPAÑOLA:

    248
    “Todos alaban la tierra española y confiesan que no hay ninguna en el mundo como ella. Los dioses dieron a los iberos lo mejor que tenía cada uno: Palas, sus olivos; Ceres, sus mieses; Pales sus rebaños; Baco, sus viñedos; Pomona, sus árboles frutales. Los céfiros la cubrieron de flores y de hierbas medicinales, con las cuales hubiera podido volver a la vida el desdichado Hipólito, si las hubiera tenido a mano, para curarle, el hijo de Quirón; y los hijos de Esculapio hubieran podido curar con ellas a todos los heridos de la costa Sigea.

    El laurel, que ciñe las frentes de los poetas y de los vencedores, se da mejor en España que en el mismo Parnaso. En España se dan también y se desarrollan con toda pujanza el cidro, cuya fruta exquisita se reserva para las mesas de los reyes, el boj de Cibeles y la pomposa haya; el abeto y el árbol de Dodona, que recuerda los antiguos oráculos de los griegos; el pino, el mirto y el acebo, el enebro incorruptible y el fúnebre ciprés.
    ¿Y qué decir de sus verdes praderas y de sus islas Afortunadas? En estas islas fingieron los poetas que estaban los Campos Elisios, mansión de los bienaventurados. A ellas iban, al morir los que habían derramado su sangre o dado su vida por la Patria, los sabios, los poetas y los oradores famosos y todos aquellos que habían guardado inviolablemente las leyes de la honestidad.

    En España arrastran los ríos pepitas de oro entre sus arenas, hay minas abundantes de plata, de minio, de cobre y de hierro y criaderos de sal más blanca que el mármol de Paros y la nieve de Escitia. En ella no hay tigres ni leones como en África, ni grifos como en Escitia, ni dragones horribles que envenenan el aire con su aliento. Aquí el labrador rompe la tierra con poderosas yuntas de bueyes, unce el carro de los novillos para domarlos o los deja pacer libremente en las dehesas para correrlos en la plaza. Las cabras despuntan los verdes arbustos y tornan a casa por la noche con las ubres henchidas de sabrosa leche. Damón las ordeña. Coridón prensa los redondos quesos y los pone a secar en zarzos de mimbre, y una vez secos los guarda Galatea en la despensa. Producen las ovejas lana abundante, cuyos blanquísimos vellones deslumbrarían de nuevo los ojos de Diana.

    Por acá se oyen los relinchos de un caballo que corre veloz de una parte a otra, amusgando las orejas y agitando orgulloso la crin en torno de la frente, como un penacho de guerra; por allá aparece un bravo guerrero blandiendo sus armas contra aquellos grandes generales a quienes recibió un día en triunfo la soberbia Roma y les entregó el cetro del mundo. Mientras otros pueblos enviaban a la capital del Imperio aceite, vino, cereales o grandes cantidades de oro y plata y de piedras preciosas, España enviaba lo que sólo ella podía enviar: hombres capaces de gobernar a todo el mundo, pues sólo ella produce hombres dignos del cetro y de la corona.

    No hablemos del rey Hispán, del cual, según dicen, se derivó el nombre de España. Prescindamos también ahora de los godos, que vinieron mucho después, y de los reyes de la Reconquista –los Ramiros y Ordoños, los Alfonsos y Enriques, los Jaimes y los Juanes- humillaron mil veces los estandartes de la media luna y legaron a la posteridad un nombre glorioso.”

    JUAN SOBRARIAS (1464-1528), ‘Panegyricum Carmen de gestis heroicis Ferdinandi Catholici’.


    ALABANZA DE ESPAÑA:

    249
    “Dios te salve, deseada de mi corazón, y Dios quiera que un día el cielo, la tierra y el mar no reconozcan más cetro que el tuyo. Dios te salve, ubérrima tierra española, imán de mis amores y de mis deseos: sólo pido a Dios que te haga señora del mundo y que todo lo que hay en él lo ponga en tus manos, Hesperia occidental, a quien yo adoro.”
    PEDRO MÁRTIR DE ANGLERÍA (1457-1526), ‘Salutación a España’.

    250
    “Nuestros modernos españoles no son menos que Saturno o Hércules o cualquiera de los antiguos que investigaron nuevas regiones y las pusieron en cultura. ¡Oh, cuán latamente extendida verán los venideros la religión cristiana! ¡Qué largos viajes podrán hacer ya los hombres! Lo que entiendo acerca de estas cosas, ni de palabra ni con la pluma me es posible expresarlo.”
    PEDRO MÁRTIR DE ANGLERÍA, ‘Primera Década Oceánica’, Libro X.

    251
    “Mientras Italia yace desangrada y convulsa, sin que nadie, ni sus propios hijos, se compadezca de ella, tiende España sus alas más poderosas cada día, y de tal modo va dilatando su imperio que la gloria de su nombre llegará hasta los antípodas”.
    PEDRO MÁRTIR DE ANGLERÍA, ‘Carta CXLVII’ (Alcalá, 1494)

    252
    “¡Ay de ti, España! Ha muerto aquel Fernando de Córdoba, llamado por antonomasia el Gran Capitán, que fue el primero en estos tiempos que puso tu nombre sobre las estrellas. Estabas arrinconada y no era conocido el valor de tus soldados. Gonzalo te dio a conocer y te ganó fama inmortal.”
    PEDRO MÁRTIR DE ANGLERÍA, ‘Carta DLVII’ (Madrid, 1515)


    DE LOS NOMBRES DE ESPAÑA:

    253
    “Según Plinio y otros autores escribieron, España, que es la primera región en el poniente, concluye y cierra los términos de Europa. Muchos afirman que se llama España por Hispali, que es una ciudad señalada en el Andalucía, la cual hoy se
    llama Sevilla. Otros dicen que se llama España de Hispano, nieto de Hércules. Los escritores griegos y latinos la llaman Iberia o Ibera por el río Ebro, que se llama en latín Ibero, y de aquí se dice Ibérico el mar de España. Mas escribieron algunos que el río Ebro y la provincia Iberia tomaron nombre de Ibero, que dicen haber sido segundo rey de España, después de Túbal. La sentencia de los cuales, ni contradiciéndola ni aprobándola, la dejamos a juicio de otros. Llámase también
    Hesperia por una estrella occidental que se llama en latín Hespero, o según quiere el Higinio y otros autores, dícese Hesperia, de Hespero, hermano de Atlante, el cual, huyendo de su hermano a Italia, la llamó también Hesperia de su nombre, y así, cuando decimos solamente Hesperia entiéndese por Italia, y cuando decimos Hesperia última entendemos por España. Por lo cual dijo Horacio: «Volvió de la última Hesperia vencedor.» Diodoro Sículo escribe que Hesperia no tomó el nombre de Hespero, sino Hesperi, su hija, que se llamó Hesperis.

    Llámase también Celtiberia, de unos pueblos de Francia que se dicen celtas, los cuales antiguamente salieron de su tierra y llegaron al río Ebro, y de allí su nombre, y del nombre del río pusieron nombre a la provincia y a los pueblos, llamándolos celtíberos, y a la provincia Celtiberia, y por eso dijo Lucano: «Los celtas, desterrados de su antigua patria, mezclaron su nombre con los iberos.»

    LUCIO MARINEO SÍCULO (1460-1533), ‘De las cosas memorables de España’


    DEL ASIENTO Y FORMA DE ESPAÑA:

    254
    “Justino dice que la forma de España es cuadrada, mas otros la pintaron semejante a un cuero extendido, y así lo demuestran en la traza. Está puesta entre África y Francia, y la cerca el mar Océano y el Mediterráneo y los montes Pirineos, y como muchos escritores han dicho que España es menor que África y que Francia, es, empero, mucho más fértil que entrambas. Porque ni es tan caliente como África ni tan ventosa y fría como Francia. Mas tiene el medio y goza de soles templados en el invierno y en el estío, y de aquí viene que las
    lluvias son muy provechosas y vienen con razón, y son causa de mucha fertilidad de todas las cosas que abastecen no solamente a España, mas también a otros reinos y provincias, y aun a Italia, la cual abunda de todas cosas.

    Es la tierra de España grande en sitio y muy poblada, y, como dijimos, está
    cercada con el mar Océano y con el Mediterráneo y con los montes Pirineos, adonde se junta con la provincia de Francia que se dice Aquitania. Y en esta traviesa del un mar al otro hay camino casi de cinco días, que son ciento y cincuenta millas, y, según escribe Apiano, tiene en largo desde las columnas que
    dicen de Hércules y del mar de Cádiz hasta los montes Pirineos cuasi diez mil estadios, y en anchura, desde Cartagena hasta el puerto de Laredo, es algo más angosta; y en el circuito a la redonda, ansí como está atajada de los dos mares y
    de los montes Pirineos, tiene cuarenta mil estadios, y es de saber que un estadio tiene ciento y veinticinco pasos, y un paso tiene cinco pies y medio, poco más o menos.

    Muchos de los que han escrito quieren que España sea la cabeza y principio del mundo. El Plinio, describiendo a Europa, dice de esta manera: ‘En ella está España, que es la primera de las tierras’, y el mismo dice en otra parte: ‘Toda la redondez de la Tierra se divide en tres partes: Europa, Asia y África, y
    encomienza del Poniente y del mar de Cádiz.’ Mas, a la verdad, poco le va a España que sea el principio o el cabo de la Tierra, y por esto, dejada esta cuestión aparte, diremos primeramente de algunas cosas que la tierra de España engendra y produce de suyo, y luego hablaremos de las provincias, ciudades
    y villas y de los primeros moradores de ella, y de los reyes y emperadores y de sus hazañas; y también escribiré de los santos y mártires y de los varones ilustres en los hechos y oficios de caballería y en otras obras virtuosas, y también de los varones doctos y señalados en letras que en ella han florecido, y esto será contado con verdad y brevemente”.

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’


    DE LAS COSAS QUE HAY EN ESPAÑA EN ABUNDANCIA:

    255
    “Ciertamente que como España está puesta debajo de una próspera región del cielo, la cual los griegos llaman clima, lleva la ventaja a muchas provincias de todo el mundo en la hermosura de su asiento, en los aires más saludables y vientos sanos y fuentes de aguas excelentes, y no menos en gentileza de montañas y bosques; en la fertilidad de la tierra, en abundancia de pastos, en los frutos de los árboles, en todo género de ganados mayores y menores, y en caballos, mulas y otros animales ; y en puertos de mar muy grandes y seguros, y muy deleitosas riberas y de ríos y señaladas fuentes, y en campos, prados y valles, y en caza de aves y otros animales terrestres y de montería, y en pescados de mar y de ríos. Abunda también de vinos, aceites, miel, azúcar, lana, lino, cáñamo, esparto, junco, rubia, bermellón, azogue, alumbre, jabón, vidrio, piedras transparentes a manera de espejos y vidrieras, azabache, jaspe. Ítem, romero, azafrán, cera, pez, resina, grana, seda, algodón, mármol, alabastro, greda, hierro, cobre, plomo, escoria, estaño, plata, oro y otros metales y cosas necesarias a los hombres hay en España en mucha abundancia.

    Mas de más de esto dijo que España fue gobernada de príncipes muy excelentes, y especialmente en nuestros tiempos. Tiene también capitanes esforzados y prudentes, caballeros animosos y toda gente muy belicosa. Hay en ella grandes y muy sabios prelados y sacerdotes muy religiosos. Los ingenios, así de varones como de mujeres, son muy vivos. Hay estudios generales y las artes mecánicas florecen mucho en ella. También hay muchas y señaladas ciudades, grandes y ricas villas. En España hay cerca de sesenta y seis iglesias catedrales, las cuales en otra parte nombraremos, contando la renta de cada una; diremos asimismo cuántas casas hay en España de caballeros y de títulos, y cuánto tiene cada uno, porque hemos visto y contado en España ciento y cincuenta principados entre caballeros y prelados. Hay además de esto en España grandes palacios reales y casas muy suntuosas de grandes señores y de otras personas particulares. Así que, no sin causa, muchos escritores hicieron mención de las grandes casas de España, y yo no solamente las he leído, más aún, he procurado de ver todas particularmente y, maravillado de ellas, me volví a escribir como hombre agradecido por las buenas obras y honra que de la gente Española he recibido.”

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.


    SALUDO A SU PATRIA:

    256
    “Salve, tú, mi casita, y vosotros, Penates;
    salve, Lares, que fuisteis de mi cuna los almos testigos.

    Respiré aquí las auras rosadas del día primero;
    aquí la primera nodriza me dio el pecho florido.

    Aquí su primera sonrisa, los padres;
    y en este lugar mis primeros vagidos llorosos.

    Aquí se meció, entre canciones, mi cuna.
    Aquí, por dormirme, cantaba mi madre.

    Aquí dulce carga fui del cuello del padre suspensa
    y fui peso feliz del regazo materno.

    Aquí gateaba de niño. Este suelo sostuvo mis manos:
    Cuadrúpedo fui por la tierra solar en mis juegos.

    Aquí acompasó la sonaja a mis primeros pasos dudosos
    y a mi madre ofrendé, acariciante, mis medias palabras.

    Estas tierras, jugando con otros muchachos,
    me vieron un día ganar y perder las nueces.

    Aquí, en largas cañas montados, hacíamos guerras.
    Aquí la rodante fortuna del trompo turbaba mi angustia.

    ¡Acógeme salvo después de tan largos peligros.
    Después de los años que huyeron, acógeme salvo!

    Acoge al que vuelve: no reniegues del hijo que torna,
    porque él ciñe de honor y de gloria tu nombre.

    Piedad de mis lares paternos, no acuses
    mi pereza en volver a la tierra nativa;

    ni los días acuses que tardé en ver de nuevo
    tu rostro que debe fingirme sonrisas de dioses.

    ¿Qué sería de ambos -¡oh Patria!- si, ocioso,
    me dejara llevar abrazado a tu dulce cariño?

    Ella fuera ignorada por años sin número
    y en el mundo mi nombre cubierto de sombra.

    Porque gracias -¡oh Patria!- a mi pluma afanada,
    viviremos del Tiempo y la Fama loados.

    No tuve otro afán recorriendo los mundos
    tras el dulce deleite del saber fugitivo.

    Si la frígida muerte, sin cortar mi carrera,
    me dejara vencer los sesenta colmados;

    si las musas me dieran la tranquila vejez bien ganada
    y la Parca no quiebra mis frágiles hilos;

    la tierra nativa, la maestra rectora abundante
    en su seno de paz guardará mis heladas cenizas.

    Aquí, el puerto final de mi vida; el descanso
    de la pena y el dulce reposo hallaré de la muerte.

    Aquí, donde yace la madre tan pura, y robadas
    nos fueron, tan niñas, las dulces hermanas.

    Y de ti ¿qué diré, mi carísimo hermano,
    que moriste, cual héroe, por Cristo y la Patria

    a los buitres dejando tu roto cadáver
    y al señor de los Cielos el alma transida?

    ¡Aquí, donde el sueño del padre se unirá a los abuelos;
    aquí, en la familia mezclada de polvo,

    gozaré, por lo menos, después de la muerte,
    la dulce presencia que en vida no tuvo mi amor!”

    E. A. NEBRIJA (1441-1522)


    ALABANZA DE LA ESPAÑOLA:

    257
    “Desde allí vieron otra isla al oriente distante de estas diez y ocho leguas, la cual puso nombre Cristóbal Colón, la Española, e fueron allá, y siguiendo la parte del Septentrión, ansí como de la Juana, de la cual todas las otras y ésta, vieron ser hermosísimas a maravilla, y esta Española mucho más famosa que todas las otras, que en ella hay muchos puertos de mar muy singulares, sin comparación de buenos, y los mejores que tierra de christianos se pueden hallar; y muchos ríos y grandes a maravilla; las tierras de ella son altas y en ellas hay muy altas sierras y montañas altísimas, hermosas y de mil hechuras, todas andables y llenas de árboles, de mil hechuras y naturas, muy altos, que parece llegan al cielo, creo que jamás pierden la hoja, según por ellos parecía, que era en el tiempo cuan do acá es ivierno, que todos los árboles pierden la hoja, e allá estaban todos como están acá en el mes de Mayo; y de ellos estaban floridos, y de ellos en sus frutos y granas; y allí en aquellas arboledas cantaban el ruiseñor, y otros pájaros en las mañanas en el mes de Noviembre, como hacen acá en Mayo; allí hay palmas de seis ó siete maneras, que es admiración verlas, por la diversidad de ellas; de las frutas, árboles, yerbas que en ella hay es maravilla; hay en ella pinares, vegas, y campiñas muy grandísimas; los árboles y frutas no son como los de acá; hay minas de metales de oro, el cual no era estimado de ella en su valor.

    Pareció a Christóbal Colón, y a los demás que con él fueron, que según la grosedad y hermosura de las tierras, que serían de mucho provecho para labrar, plantar y criar mieses y ganados de acá de España, y por tales las reputaron. Vieron en esta isla Española muy grandes ríos y muy dulces, y supieron que había mucho oro en ellos entre las arenas. Vieron que los árboles montesinos no parecían a los de acá. Vieron y supieron por los indios cómo en aquella isla había grandes minas de fino oro, y de otros metales.
    ...........................
    La isla Española, a quien los indios llaman Haití, es entre las otras ya dichas ansí como oro entre plata; es muy grande, e muy fermosa, de árboles, de ríos, de montes, de campos, es de muy fermosos mares e puertos; tiene un circuito más que toda España desde Colibre, que es en Cataluña, cerca de Perpiñán, por la costa del mar de España en derredor de Granada, y Portugal y Galicia, e Vizcaya fasta Fuenterrabía, que es en cabo de Vizcaya; e ellos anduvieron ciento y ochenta y ocho leguas en quadro por derecha línea de Occidente a Oriente, y por aquí pareció su grandeza de esta Española, que es muy grande, y está en lugar más convenible y mejor comarca para las minas del oro y para trato, así de tierra firme de acá, como de la tierra firme de allá”.

    ANDRÉS BERNÁLDEZ, “el cura de los Palacios" (1450-1513) ‘Historia de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel’.
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    ALABANZAS DE ESPAÑA

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:


    LOS ESPAÑOLES:

    258
    “Son también casi todos los españoles asaz hábiles e inclinados a aprender ciencias y otras muchas cosas, por donde fácilmente aprenden las artes liberales y mecánicas y ejercitan las fuerzas de los ingenios y dones de la naturaleza y virtudes del ánimo.
    .........................
    Pero volviendo a los españoles, de los cuales los que se aplican al estudio de las letras, no por el interés por saber y proseguir el camino que comenzaron, volando cada día más alto, llegan a subir hasta el cielo y con la memoria de sus trabajos que nunca mueren, dejan muriendo cierto testimonio de la vida que hicieron”
    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’

    259
    “Los hombres de esta nación son de carácter sombrío y de aspecto adusto, de color moreno y baja estatura; son orgullosos y creen que ninguna nación puede compararse a la suya; cuando hablan, ponderan mucho sus cosas y se esfuerzan en aparecer más de lo que son; agradánle poco los forasteros y son con ellos harto desabridos; son inclinados a las armas, acaso más que ninguna otra nación cristiana, y aptos para su manejo por ser ágiles, muy diestros y sueltos de brazos; estiman mucho el honor, hasta el punto de que, por no mancharlo, no se cuidan generalmente de la muerte”.
    FRANCISCO GUICCIARDINI (1483-1540) ‘Ricordi’.


    ALABANZAS DE LOS ESPAÑOLES:

    260
    “De los grandes loores que los españoles de nuestro tiempo han alcanzado por las armas.
    Si quisiese por extenso escribir las hazañas que en la guerra han hecho los españoles en nuestra edad y otras cosas dignas de memoria, a la verdad haría mayor volumen mi obra que la de Tito Livio y de otros muchos, así griegos como latinos, que escribieron de las grandes hazañas de los romanos. Porque, a la verdad, ni Salustio ni Valerio Máximo, ni Suetonio Tranquilo, que en pocas palabras comprendieron muchas y grandes cosas, bastarían para comprender, no digo en pequeños volúmenes, más en muy grandes, las excelentes virtudes y cosas dignas de memoria y gran alabanza que los españoles de nuestro tiempo han hecho y hacen cada día.

    Porque ¿a qué escritores no fatigarían, a qué poetas no espantarían, a qué ingenio, por muy vivo y alto que fuese, no sobrepujaría el número y la grandeza de las cosas maravillosas y de gran esfuerzo que los españoles de nuestra edad han hecho en sus reinos y fuera de ellos? ¿Quién podrá contar los capitanes de grande ánimo, los caballeros nunca vencidos, la gente de guerra muy diestra y esforzada de España, que vimos pelear tan fuertemente en la guerra de Granada contra los moros, muy feroces y crueles enemigos de Nuestra Santa Fe, o quién podrá enteramente loar a aquellos que con la victoria de tan valientes enemigos merescieron gran triunfo y alcanzaron tanta honra y fama? ¿Quién demás desto podrá escrebir las grandes y muchas victorias que han habido de los franceses, gente tan belicosa, así en la Italia como la gran Grecia y en otras partes?

    Como siempre han sido naturalmente los españoles muy inclinados a las armas y peleas; los cuales de su niñez son más inclinados al ejercicio de la guerra que a otras artes u oficios algunos, por lo cual, como Don Francisco, rey de Francia, caminase por España y viese los mancebos de poca edad y sin barbas ningunas, y ceñidos todos sus espadas, dijo: ‘Oh, bienaventurada España, que pare y cría los hombres armados!’ Por cierto, habló como hombre que había experimentado las fuerzas y los corazones de los españoles. A los cuales deleita en gran manera el uso de las armas y aguza y enciende el sonido de las trompetas en tiempos de las batallas. Por lo cual, a lo que a mí me parece, y a otros muchos, los españoles tienen ventaja en el esfuerzo y arte de guerra a todas las otras naciones del mundo, como hombres que no solamente pueden mucho con las fuerzas y ligereza del cuerpo, mas con la fortaleza grande del ánimo y con el sufrimiento de muchos trabajos y hambres y otras necesidades, y allende de esto tienen muy prudentes consejos, de los cuales se suelen aprovechar los muy buenos capitanes”.

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.


    VIRTUDES DE LOS ESPAÑOLES:

    261
    “Es admirable la virtud de los españoles y su templanza, muy digna de loar, así en las otras cosas como en comer y beber. Porque habiendo yo morado y conversado entre ellos casi por espacio de cincuenta años, en todo este tiempo nunca vi en España un hombre beodo, mas antes conocí muchos aguados y casi la mayor parte de las mujeres no beben vino. Por donde se confirma más nuestra opinión de haber traído los españoles origen de los romanos, los cuales antiguamente tenían ley que la mujer que bebiese vino muriese por ello. Una cosa no quiero dejar de decir, y es que la mayoría de los españoles tienen mucho cuidado de vestirse y ataviarse muy bien, como personas que gastan más en vestidos y otros atavíos del cuerpo que en el mantenimiento ni en otras cosas, por muy necesarias que sean. Lo cual, aunque parezca mal a algunos hombres saturninos, yo no puedo dejar de loar, principalmente en los que lo pueden hacer sin perjuicio de nadie y sin presunción, sino por causa de honrarse y mostrarse su liberalidad.

    Agradanme mucho las costumbres de los españoles, satisfáceme su condición y tengo por bueno su hábito, por lo cual siempre he buscado su conversación y seguido su manera de vivir. Porque no con menos diligencia y cuidado miran las cosas de Dios y la salud de sus almas que las riquezas y pasatiempos del mundo. Verdaderamente, muy grande es el día de hoy la religión de los españoles, grande es el temor y acatamiento que tienen cerca de la honra de Dios, gran cuidado de las almas los sacerdotes, los cuales no solamente celebran sus misas y horas canónicas, mas instruyen también los pueblos que tienen a su cargo con muchos sermones y buenos ejemplos. Y de los seglares, no solamente los nobles y los letrados, mas aun los comunes y sin letras sirven con mucha obediencia a los mandamientos de Cristo y de la Iglesia. Porque vemos que unos se confiesan a lo menos una vez al año y otros dos veces, y algunos tres y muchos cuatro, no solamente viejos, mas aun mancebos que se confiesan diez veces en el año y aun cada mes a sus propios curas y sacerdotes. Por lo cual a mí me parece que no hay gente en todo el mundo hoy en día tan cristiana como la española”

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.


    VALENTÍA DE LOS ESPAÑOLES:

    262
    “Los franceses demandaron campo a los españoles que se matasen doce por doce hombres de armas sobre el derecho del reino porque Dios mostrase su justicia, e los que fuesen vencedores pareciese que su rey tenía mejor justicia y acción al reino; e así fueron señalados de cada parte doce, e salieron al campo, e eligieron de cada parte uno para jueces, e pelearon once por once, los cuales pelearon nueve horas, en que descansaron e se apartaron diversas veces, e después de los primeros encuentros cayeron a tierra cuatro franceses e un español, e de los franceses murió uno, e de los que quedaron a caballo se rindió uno, e los tres que quedaron a pie se rindieron; murieron nueve caballos de los franceses, de los cuales ficieron reparto dentro del cual se pusieron que nunca de allí quisieron salir; de manera que cuando querían llegar los españoles a afrontarlos, se espantaban los caballos de los otros caballos muertos; e ansí estuvieron todo aquel día fasta que la noche los desparció, e todos los españoles rompieron sus lanzas, e en los franceses había nueve lanzas cañas.

    Dentro del tercero día el español que se rindió desafió al francés rendido, diciendo que él tuvo muy mayor causa para rendirse que no él, porque él se había rendido caído en el suelo a tres hombres armados que sobre él cargaron, e él se había rendido estando a caballo a otro caballero solo como él. Concertóse el desafío para día señalado: el español salió al campo e esperó en el campo todo el día, e el francés no osó salir, e el español fizo allí todas sus diligencias, e volvióse del campo con mucha honra.

    E acaeció que el Gran Capitán envió cierta gente a sacar cierto ganado que estaba herbajeando, que era en asaz cantidad, e era dentro de donde había gente gruesa de los franceses, e iban hasta ochenta de a caballo corredores para tomar el ganado a la parte donde estaba la gente francesa, de manera que fuesen vistos, e saliesen a ellos. E el Gran Capitán púsose en celada con quinientas lanzas, e los franceses salieron con hasta quinientos hombres de armas a los españoles corredores; e ansí viendo que huían los corredores, salió el Gran Capitán con la celada e desbarató los franceses, donde fueron presos doscientos hombres de armas, e truxeron el despojo, e treinta mil cabezas de ganado poco menos, e volviéronse con su victoria; e esto fua a diez de diciembre del año de 1502.”

    ANDRÉS BERNÁLDEZ, “el cura de los Palacios’ (1450-1513) ‘Historia de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel’.


    CARIDAD:

    263
    “No es tolerable que en una ciudad, no digo ya de cristianos, pero ni aun de gentiles que vivan según normas humanas, ocurra que mientras unos rebosan de riquezas y gastan millones en un sepulcro o torre o en un vano edificio o en banquetes y ostentaciones, peligre por falta de cincuenta o cien florines la castidad de una doncella y hasta la vida de un probo, y un marido se vea en el triste lance de desamparar a su mujer y a sus pequeñuelos”
    LUIS VIVES (1492-1540) ‘Tratado del socorro de los pobres’

    264
    “...¿De qué te sirve tan gran carga de oro, que parece vas a probar tu resistencia? ¿Serás tenida por mejor o por más hermosa o por más sabia, viéndote cargada de tanto metal?... Tu cuello está agobiado de un oro inútil y niegas una moneda a tantos hambrientos como hay en torno a ti. Despojas a tus vecinos, a tu familia quizá, a tus hijos, a tu propio marido, para que el brillo del oro y de las gemas te atraiga las miradas de cuantos halles en tu camino. ¿Tantas gentes sin vestido, y tú con tanto atavío inútil? ¿Es esta tu caridad cristiana? ¿Este tu juramento en el bautismo de renunciar a Satanás y a sus pompas? ¿Acaso no andas tras ellas y las retienes con mayor tenacidad y prolijidad que las mismas hembras gentiles?
    Examínate bien de pies a cabeza, y reconócete un satélite del demonio. ¿Tú en tu casa hartándote de manjares exquisitos, eructando capones, perdices, faisanes..., entre tantas gentes que se mueren de hambre? ¿Tú en el ocio, entretenida en juegos y placeres, entre tantos sudores del prójimo? ¿Tú exhibiéndote vestida de seda y finísimo lino, entre tantos desnudos? ¿Tú con tanto oro y plata y piedras preciosas a la vista de tanto mendigo? ¿Crees que así eres discípula de Cristo? ¿O no lo eres más de Plutón?”
    LUIS VIVES (1492-1540) ‘Instrucción de la mujer cristiana’.


    EL HONOR:

    265
    “El honor, si no nace de la virtud, es dañoso; y si de ella nace, la virtud de suyo desdeña los honores; no sería verdadera virtud la que obrara por el honor. El honor es consecuencia, no afán.
    Las dignidades, ¿quién podrá llamarlas tal, cuando recaen también en hombres indignos, cuando son buscadas mediante el fraude y la ambición y el favor y las peores artes?”
    LUIS VIVES (1492-1540) ‘Introducción a la Sabiduría’.


    LA NOBLEZA:

    266
    “La verdadera y sólida nobleza nace de la virtud. Necedad es gloriarte de un padre noble, si tú eres vil y mancillas con tu torpeza la hermosura de aquel linaje. A la verdad, todos estamos formados de los mismos elementos y el Dios único es el padre de todos. Menospreciar por humilde un linaje es renegar de Dios, autor de aquella vida”.
    LUIS VIVES (1492-1540) ‘Introducción a la Sabiduría’.


    LA LIBERTAD:

    267
    “Precisamente la suma libertad está en someterse de grado a las leyes y a las autoridades legítimas y mostrarse buenos y moderados ciudadanos, prontos a la voz de las autoridades y las leyes, dispuestos a obedecer con todo ardor. Más aun: la verdadera libertad sólo puede ser ésta de querer vivir como es debido, es decir, limpio de vicios y señor de las pasiones y afanes que tratan de tiranizarnos; porque la de las pasiones sí que es servidumbre, que ni los reyes mismos pueden llamarse libres si andan a remolque de ellas.”
    LUIS VIVES (1492-1540) ‘Condición de vida de los cristianos bajo el turco”.


    ESTOICISMO:

    268
    “Podía seguir contando otros casos lamentables que han acaecido en España estos últimos años y han cubierto de luto a muchas familias ilustres, en las cuales hemos podido admirar la exquisita prudencia y la invicta fortaleza, no sólo de los varones, sino de las mismas mujeres, pues como los españoles, en general casi todos, son gente allegada a la razón y se gobiernan por la virtud, a ella subordinan todos los acontecimientos humanos, todos los cambios de fortuna, y así se han acostumbrado a sufrir con ánimo invencible todos los golpes, por duros que sean, y todas las desgracias que no se pueden evitar; con lo cual procuran, como sabios, la salud del cuerpo y la del alma, y se someten a la voluntad de Dios, imitando los ejemplos que han dado últimamente el rey y la reina, los cueles, habiendo perdido en Salamanca a su hijo el príncipe don Juan, no mostraron la menor flaqueza de ánimo, y poco después cuando murió su hija doña Isabel, la reina de Portugal, dieron orden de que nadie vistiera de luto ni diera señales de tristeza.
    Y habiendo perdido en poco tiempo dos hijos, dos yernos y dos nietos, todo lo llevaron con suma fortaleza y con una prudencia verdaderamente sobrenatural, para que viéramos lo que son y en lo que vienen a parar las cosas de esta vida”
    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘Carta a Lucas Pullastra, de Sicilia’ (1502)

    269
    “No es necesario agora
    Hablar mas sin provecho,
    Que es mi necesidad muy apretada;
    Pues ha sido en un hora
    Todo aquello deshecho
    En que toda mi vida fue gastada.
    ¿Y al fin de tal jornada
    Presumen de espantarme?
    Sepan que yo no puedo
    Morir sino sin miedo;
    Que aunque nunca temer quiso dejarme
    La desventura mía,
    Que el bien y el miedo me quitó en un día”
    GARCILASO DE LA VEGA (1497- 1536), ‘Canción’.

    270
    “Porque al fuerte varón no se consiente
    No resistir los casos de fortuna
    Con firme rostro y corazón valiente.

    Y no tan solamente, esta importuna,
    Con proceso cruel y riguroso ,
    Con revolver del sol, del cielo y luna,

    Mover no debe un pecho generoso,
    Ni entristecello con funesto vuelo,
    Turbando con molestia su reposo

    Mas si toda la máquina del cielo
    Con espantable son y con ruido
    Hecha pedazos, se viniera al suelo,

    Debe ser aterrado y oprimido
    Del grave peso y de la gran ruina
    Primero que espantado y conmovido.

    Por estas asperezas se encamina
    De la inmortalidad al alto asiento
    Do nunca arriba quien de aquí declina.”

    GARCILASO DE LA VEGA (1497- 1536), ‘Églogas’.


    FUGACIDAD DE LO TERRENO:

    271
    ¿Qué otra cosa es esta vida, sino una muerte continua que se consume cuando el alma queda del todo libre de este cuerpo? Cuando nacemos –dijo alguien-, morimos, y nuestro acabamiento pende ya de nuestro mismo principio.”
    LUIS VIVES (1492-1540), ‘Tratado del socorro de los pobres’.


    LOOR DE LOS REYES CATÓLICOS:

    272
    “AL REY E REINA.
    O rey Don Hernando e Doña Isabel;
    En vos començaron los siglos dorados;
    Serán todo tiempo los tiempos nombrados
    Que fueron regidos por vuestro nivel;
    Tenéis él e vos e assí vos como él
    Con Dios tanta fe, que sus deservicios
    Avéis destruído e todos los vicios
    E alguno si queda daréis cabo dél.

    Biváis muchos años acá en este suelo,
    Reinando e saliendo con cuanto quisierdes,
    Mas ya Dios, queriendo después que partierdes,
    Coronas de reyes avréis en el cielo;
    Avréis con los santos su mismo consuelo
    Gozando en presencia la vista de Dios,
    Y el príncipe acá después ya de vos
    Los reinos seguros terná sin recelo”.

    JUAN DEL ENZINA (1468-1529) ‘Traducción de la Egloga IV de Virgilio. Proemio’


    RETRATO DE LA REINA ISABEL:

    273
    “Cuanto toca a la estatura de su cuerpo y hermosa composición de sus miembros y persona, todo se puede decir de ella lo que del rey dijimos. Porque todo lo que había en el rey de dignidad se hallaba en la reina de graciosa hermosura, y en entrambos se mostraba una majestad venerable, aunque a juicio de muchos la reina era de mayor hermosura, de ingenio más vivo, de corazón más grande y de mayor gravedad.

    Fue ella excelente reina, gran amadora de la virtud, deseosa de grandes loores y fama. Fue abstemia, que vulgarmente decimos aguada, la cual no solamente no bebió vino, más aún, no lo probó jamás. Amaba en tanta manera al rey su marido, que andaba sobresaltada por celos por ver si él amaba a otras y si sentía que miraba a alguna dama o doncella de su casa con señal de amores, con mucha prudencia buscaba medios y maneras con que despedir a aquella tal persona de su casa con mucha honra y provecho. Tenía consigo muchas damas nobles de linaje y señaladas virtudes, y gran número de doncellas, a las que trataba con humanidad y les hacía muchas mercedes. Asimismo criaba en su palacio muchos hijos de grandes señores con grandes gastos y a las doncellas mandaba guardar con mucha diligencia, y después de crecidas, magníficamente las casaba y con ricos dotes honradamente las enviaba a sus casas y especialmente a las que casta y honestamente habían vivido.

    Hablaba el lenguaje castellano elegantemente y con mucha gravedad, la cual, aunque no sabía lengua latina, holgaba en gran manera de oír oraciones y sermones latinos, porque le parecía cosa excelente el habla latina bien pronunciada, por cuya causa, siendo muy deseosa de saberla, acabadas las guerras en España (aunque estaba en grandes negocios ocupada), comenzó a oír lecciones de gramática, en la cual aprovechó tanto que no sólo podía entender a los embajadores y oradores latinos mas pudiera fácilmente interpretar y transferir libros latinos en lengua castellana.

    En las cosas del culto divino no se puede fácilmente juzgar si más era diligente que liberal, porque en estas dos virtudes tenía gran perfección. Tenía gran número de capellanes cantores. Escogía los sacerdotes muy sabios y diestros en las cosas sagradas y ceremonias de la Iglesia, asimismo tenía mozos de capilla, para los cuales tenía maestros en letras y de canto muy doctos que les enseñasen, a los cuales daba beneficios eclesiásticos y hacía otras grandes mercedes. Para los pajes que le servían a la mesa, de noble linaje, porque no se ensuciasen en juegos y otros vicios estando ociosos mandaba también que fuesen enseñados en letras y buena crianza. Demás desto tenía también por costumbre que cuando había de dar alguna dignidad u obispado, más miraba en virtud y honestidad y ciencia de las personas que las riquezas y generosidad, aunque fuesen sus deudos. Lo cual fue causa que muchos de los que hablaban poco y tenían los cabellos más cortos que las cejas, comenzaron a traer los ojos bajos, mirando al suelo y andar con más gravedad y hacer mejor vida, simulando por ventura algunos más la virtud que ejercitándola.

    Era gran amadora y hacía mucha honra a las personas graves, modestas y caladas y constantes en la virtud y asimismo aborrecía a los hombres livianos, parleros importunos y mutables. No quería ver ni oír a los hombres mentirosos, vanos, truhanes, adivinos, hechiceros, embaucadores, ni a los que miran en las líneas de la mano la buena o mala ventura, ni volteadores, ni trepadores, ni otros chocarreros engañadores”.

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.

    274
    “Todos convienen en atribuirle la mayor parte de estas cosas porque los negocios pertenecientes a Castilla se gobernaban principalmente por su mediación y autoridad. Despachaba los más importantes, y en los ordinarios no era menos útil
    persuadirla a ella que a su marido. Ni esto se puede atribuir a falta de capacidad del rey, pues por lo que hizo después se comprende fácilmente cuánto valía, por cuya razón o hay que decir que la reina fue de mérito tan singular que hubo de aventajar al mismo rey, o que siendo suyo el reino de Castilla, su esposo, con algún fin loable, lo dejase encomendado a su gobierno.

    Cuéntase que la reina fue muy amante de la justicia, muy casta y que se hacía amar y temer de sus súbditos; muy ansiosa de gloria, liberal y de ánimo muy generoso; de modo que se la puede comparar a cualquiera otra señora distinguida de cualquier época. Dicen también que aunque el rey fue naturalmente inclinado al juego, sin embargo, por respeto a ella, sólo jugaba pocas veces, y a juegos comunes, lo cual acreditaba con la circunstancia de haberlo hecho muchas veces después de su muerte y a juegos arriesgados y no honrosos, gastando en este vicio más tiempo del que conviene a un príncipe que tiene a su cargo el gobierno de tantos reinos”.

    F. GUICCIARDINI (1483-1540) ‘Ricordi’.


    RETRATO DEL REY DON FERNANDO:

    275
    "Era el Rey don Fernando de mediana estatura, tenía los miembros muy bien proporcionados. En la color era blanco con muy gracioso lustre. Tenía el gesto alegre y resplandesciente, los cabellos llanos y de color casi castaño claro, la frente serena pero calva hasta la media cabeza. Las cejas del mismo color de los cabellos y apartadas una de otra; los ojos claros y casi risueños, la nariz pequeña y bien colocada y conforme a las otras facciones del gesto, las mejillas de color
    de rosas coloradas, la boca pequeña y agraciada, los labios colorados y semejantes al coral, los dientes blancos, ralos, y pequeños, la barba venerable y de mucha autoridad, la cerviz ni gruesa ni delgada ni luenga ni breve; la voz tenía aguda, la lengua desenvuelta, y en el hablar gracioso, de ingenio muy claro, y buen juicio, de ánimo benigno y liberal, en consejo muy prudente, en las
    costumbres afable sin ninguna pesadumbre; en el andar y en todos los otros movimientos de su cuerpo tenía meneo de gran señor y verdadero rey.

    Era muy grave en todos sus hechos y dichos, cuya presencia representaba maravillosa dignidad. Por maravilla le vinieron jamás airado ni triste. Era muy templado en el comer y en el beber, porque ni comía muchas viandas, ni bebía comiendo más de dos veces y asimismo cenando. Jamás comía (aunque fuese de camino) sin haber primero oído misa y siempre un prelado o sacerdote bendecía su mesa y daba gracias a Dios después de comer y cenar. En todas las cosas era muy curioso de la limpieza. Usaba ropas honestas y algunas veces, especialmente los días solemnes y grandes fiestas, traía collar o cadena de oro engastado en perlas y otras piedras preciosas. Holgaba mucho con los caballos encubertados y con los jinetes, porque desde su niñez fue muy buen caballero de la brida y de la jineta, ejercitándose en justas y juegos de cañas, en los cuales sobrepujaba, y aventajaba a muchos otros caballeros fuertes y ejercitados en aquel oficio de caballería, porque era gran bracero y bien ejercitado en el
    arte militar. Sufría sobremanera los trabajos, así de la guerra como de los negocios, favorecía la justicia y demandaba muy estrecha cuenta a los que la ejercitaban, preciabase de la clemencia y humanidad cerca de los afligidos y miserables. Era también muy gracioso y afable con las mujeres e hijos que tuvo. Quería mucho y honraba a los hombres sabios y virtuosos, y tomaba de buena
    gana sus consejos y no menos amaba los caballeros, en especial a los de su casa. Diose siendo mancebo al juego de la pelota y ajedrez, y también al fin de sus días al juego de las cartas. Fue también inclinado a la caza y recibía en ella gran deleite, pero más en la caza de las aves que de montería."

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.

    276
    “Sus acciones, sus palabras y hábitos y la opinión común que existe hoy, prueban que es un hombre muy prudente y muy reservado, no hablando de los asuntos importantes sino cuando hay necesidad de ello, tampoco puede ser más paciente; vive con mucho orden, y así aprovecha su tiempo; conoce todos los asuntos graves o insignificantes del reino y todos pasan por su mano, y aun cuando aparente oír de buen grado los pareceres de todos, él es quien los resuelve y todo lo dispone. Se le cree vulgarmente avaro, lo cual no sé si procede de su natural condición, o porque sus grandes gastos y asuntos importantes, compatados con sus ingresos escasos, lo hacen parecer así; pero se piensa que procede con cordura y que reduce sus gastos cuanto puede.

    Es diestro en las armas, y así lo ha mostrado antes y después de ser rey; parece ser muy religioso, hablando con gran reverencia de las cosas de Dios y refiriéndolo todo a Él, manifiesta gran devoción en los oficios y ceremonias divinas, lo cual es, por cierto, común a toda la nación. Es iliterato, pero muy urbano; es fácil llegar hasta él, y sus respuestas son gratas y muy atentas, y pocos son los que no salen satisfechos, a lo menos de de sus palabras. Pero dice la fama que en sus obras se aparta muchas veces de sus promesas, o porque las hace con ánimo de no cumplirlas, o porque cuando los sucesos que ocurren le hacen mudar de propósito, no tiene en cuenta lo que prometiera.Me consta que sabe disimular, pero no sé si el defecto indicado es o no verdadero... En una palabra, es un rey muy notable y con muchas y grandes prendas; y sólo se le acusa, sea o no cierto, de no ser liberal ni buen guardador de su palabra; en todo lo demás brilla su urbanidad y consideración. No es jactancioso, ni sus labios pronuncian nunca sino palabras pensadas y propias de hombres prudentes y rectos”.

    F. GUICCIARDINI (1483-1540) ‘Ricordi’.
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    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - IDEAS

    a) ESPIRITUALES.

    LA RELIGIÓN:

    277
    “Dios, no solo hubo de enseñarnos a acudir a Él, sino que nos lleva como de la mano por nuestras flaquezas y frecuentes caídas. Ésta es la religión, que recibimos del propio Dios, rayo de su luz, y fuerza de su omnipotencia. Ella es nuestra perfección, puesto que todo ser en tanto se perfecciona en cuanto alcanza el fin para el que fue creado. Cuando consideramos la fuerza y excelencia del entendimiento humano, su comprensión de las cosas más preclaras, y luego el amor que nace de ese conocimiento y el deseo fervoroso de unión que tal amor le inspira ¿cómo no advertir claramente que el hombre no fue creado para este género de vida y este cuidado y morada terrenales ni para ningún conocimiento penoso, recóndito y molesto, sino para alcanzar otros subidísimos que sacien sus ansias de verdad y ser al cabo partícipe de la eterna y divina naturaleza?
    Por donde, consistiendo la perfección de las cosas y el término de todas sus partes en la consecución del fin para el que fueron creadas, la piedad es el único camino de perfección del hombre; por lo cual, es solamente ella la única condición necesaria. Sin las demás, el hombre puede sentirse cumplido y cabal en todos sus elementos, pero sin la religión, no. Incluso puede carecer de comida y sustento diarios, pero hay modo de prescindir de la religión, a menos de caer en el más miserable estado...
    Por eso, todas las demás artes y disciplinas, en desterrándose la religión, redúcense a juegos de niños.”
    LUIS VIVES (1492-1540), ‘De la enseñanza, I, 2’.

    278
    “Importa atribuir la máxima autoridad a cuanto ordenó y estableció la Congregación de la Iglesia, pues, de lo contrario, todo andaría vacilante, y sobrevendría en la religión la mayor de las confusiones. Pero lo que algunos opinen y hayan inferido de los pareceres y disciplinas humanas, conviene no remontarlo tan alto que venga a reputarse de fe, con el odio y la discrepancia de quienes no lo hallan probado, discordia la más opuesta de la piedad cristiana. De ahí las mutuas recriminaciones y el tacharse de herejes y el detestarse, como si para uno ya no fuera cristiano el otro; que, no habiendo cosa mas atroz que marcar a un hombre con el estigma de hereje, ni a unos ni a otros se les cae de la boca esta palabra, ni hallan a mano un dardo más agudo que arrojarse”.
    LUIS VIVES (1492-1540), ‘De la concordia y la discordia’ II.


    MISIÓN RELIGIOSA DE ESPAÑA:

    279
    “Item, por quanto al tiempo, que nos fueron concedidas por la Santa Sede Apostólica las Islas y Tierra Firme del Mar Océano descubiertas, y por descubrir, nuestra principal intención fue al tiempo que lo suplicamos al Papa Alejandro Sexto, de buena memoria, que nos hizo la dicha concesión, de procurar inducir y traer los pueblos de ellas, y los convertir a nuestra Santa Fe Católica, e enviar a las dichas Islas y Tierra Firme prelados, religiosos, clérigos y otras personas doctas y temerosas de Dios, para instruir los vecinos e moradores de ellas en la Fe Católica, e los enseñar e dotar de buenas costumbres, e poner en ello la diligencia debida, según más largamente en las letras de la dicha concesión se contiene. Por ende suplico al rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la dicha mi hija y al dicho príncipe su marido que así lo hagan y cumplan, e que sea su principal fin, y en ello pongan mucha diligencia, y no consientan ni den lugar que los indios vecinos y sus moradores de las dichas Indias y Tierra Firme ganadas, e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados. Y si algún agravio han recibido, lo remedien, y provean por manera que no excedan cosa alguna de lo que por la dicha concesión Nos es inyungido y mandado.
    REINA ISABEL LA CATÓLICA, ‘Cláusula del testamento’.

    280
    "Que procurasen con gran vigilancia y cuidado, que todos los indios de La Española fuesen libres de servidumbre, y que no fuesen molestados de alguno, sino que viviesen como vasallos libres, gobernados y conservados en justicia; y que procurase que en la Santa Fe Católica fuesen instruidos; porque su intención era que fuesen tratados con amor y dulzura, sin consentir que nadie les hiciese agravio, porque no fuesen impedidos en recibir nuestra Santa Fe, y porque sus obras no aborreciesen a los christianos. Y que, para que mejor pudiesen ser doctrinados, se procurase que se comunicasen con los castellanos, tratando con ellos y ayudando los unos a los otros”.
    REYES CATÓLICOS, ‘Instrucción al comendador Nicolás de Ovando”, (1501).

    281
    “Por ende, sus Altezas deseando que nuestra Santa Fe Católica sea aumentada y acrescentada, mandan y encargan al dicho Almirante, Viso-rey y Gobernador, que por todas las vías y maneras que pudiere, procure y trabaje en traer a los moradores de las dichas Islas y Tierra Firme a que se conviertan a nuestra Santa Fe Católica, y para ayuda a ello sus Altezas envían allá al devoto padre Fray Buil, juntamente con otros religiosos que el dicho Almirante consigo ha de llevar, los quales, por mano e industria de los indios que acá vinieron, procuren que sean bien informados de las cosas de nuestra Santa Fe; pues ellos saben y entenderán mucho de nuestra lengua, e procurando de los instruir en ella lo mejor que se pueda.

    Y porque esto mejor se pueda poner en obra, después que en buena hora sea llegada allá la Armada, procure y haga el dicho Almirante que todos los que en ella van, o los que más fueran de aquí en adelante, traten muy bien, e amorosamente a los dichos indios, sin que les haga enojo alguno; procurando que tengan los unos con los otros conversación y familiaridad, haciéndoles las mejores obras que se puedan. Y asimismo el dicho Almirante les dé algunas dádivas graciosamente de las cosas de mercaduría de sus Altezas, que llevan para el rescate, y los honre mucho. Y si acaso fuere que algunas o alguna persona trate mal a los indios, en cualquiera manera que sea, el dicho Almirante, como Viso-rey y Gobernador de sus Altezas, lo castigue mucho por virtud de los poderes de sus Altezas, que para ello lleva”.

    REYES CATÓLICOS, ‘Instrucción a Cristóbal Colón’.
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  12. #12
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - IDEAS

    b) POLÍTICAS.

    UNIDAD DE ESPAÑA:

    282
    “ ‘¿Cómo es posible que un pueblo tan belicoso como el español haya sido siempre conquistado, del todo o en parte, por galos [celtas], romanos, cartagineses, vándalos, moros?”. A lo que el rey contestó: ‘La nación es bastante apta para las armas, pero desordenada, de suerte que sólo puede hacer con ella grandes cosas el que sepa mantenerla unida y en orden’. Y esto es –añade Guicciardini- lo que, en efecto, hicieron Fernando e Isabel; merced a ellos pudieron lanzar a España a las grandes empresas militares.”
    F. GUICCIARDINI (1483-1540) ‘Relazione di Espagna’, Opere inedite, vol. VI.


    LA PATRIA:

    283
    “La patria comprende y abraza a los padres y amigos y ciudadanos todos, no sólo a los presentes, sino también a los venideros, viniendo ella sola a compendiar el amor y vínculos de todos, hasta el punto de que hubo antepasados nuestros de santa memoria que sacrificaron por la patria a sus propios hijos o se consagraron ellos mismos con solemnes votos”.
    LUIS VIVES, ‘Comentario al “Sueño de Scipión”’


    MONARQUÍA:

    284
    “No puede subsistir por mucho tiempo una República donde cada uno procura solamente por sus cosas y las de sus amigos, y ninguno por las comunes... Justa es la República y saludable el Imperio si los ciudadanos y consejos de los gobernantes dirígense al bien público, pero si cada cual trae hacia sí cuanto puede, mediante la astucia y el artificio y el poder, entonces el pueblo es tirano de sí mismo, y no mantendrá durante mucho tiempo su poder y libertad, sino que en breve quedará esclavo bajo el dominio y el arbitrio de otro”.
    LUIS VIVES, ‘Tratado del socorro de los pobres’.

    285
    “Antigua es ya esta cuestión de si conviene más que el pueblo sea el árbitro y señor de sus destinos, o si uno solo debe asumir el cuidado y providencia de la comunidad... En principio es bueno todo gobierno en que el bien público se antepone a los privados, y pernicioso cuando ocurre al contrario. Pero si media la prudencia y demás virtudes y la dicha consideración del bien común, conviene el imperio y el gobierno de uno solo, a ejemplo de este reino del mundo, donde el universo entero está regido por quien es justísimo y sapientísimo y óptimo, y todo lo refiere, no a su utilidad, sino al bien y a la salvación de sus súbditos”.
    LUIS VIVES, ‘Epístola al cardenal Tomás, legado de Inglaterra.’


    ALABANZA DEL REY DE ESPAÑA:

    286
    “¿Qué príncipe hay tan grande entre los cristianos como el nuestro, y a quien teman como a él todas las naciones extranjeras? En las partes de Occidente su nombre es pronunciado con suma veneración, como el de un rey santo y poderoso. En el resto del mundo, y aun en las provincias más apartadas, sólo temen al rey de España. Él es la pesadilla de Oriente, el terror de los pueblos africanos y el muro fortísimo que contiene las acometidas del Septentrión ; él es, finalmente, el que gobierna hoy en España con tanta gloria como ninguno de los reyes pasados la había gobernado. Pero, ¿qué digo a España? Tan grande es su prudencia y felicidad en todo lo que emprende, que bien podemos decir que él es el blanco de los deseos y esperanzas de todo el mundo; el que arrojará de todos los rincones de él a los infieles, a quienes antes perdonó, y el que con la justicia con que gobierna ahora a España dilatará un día su Imperio desde el Oriente hasta el Océano, como dice un poeta, y llegará su fama hasta los astros, imperium Oceano et famam terminat astris; y hará que en adelante no haya en el mundo más ley que la de Cristo”.
    FRAY ALFONSO SEGURA ‘Oración en alabanza de don Alfonso de Aragón, hijo del Rey Católico, Arzobispo de Zaragoza y Monreal y Presidente de Aragón’.


    EL PRÍNCIPE:

    287
    “Importa que el príncipe exceda a los súbditos, no sólo en riquezas y en poderío sino en sensatez y en sus juicios, que deberán ser superiores a los del pueblo, a fin de que no le muevan cosillas exiguas y viles, como al populacho, sino que se distingan, al propio tiempo que por su dignidad, por su singular sabiduría. Pues fuera indigno que aquellos a quienes obedecen los demás no juzguen mejor las cosas que el vulgo de los ignorantes.”
    LUIS VIVES.

    288
    “El mayor y más firme vínculo del Reino es la bondad; los gobiernos duros y tiránicos presto se disuelven y nunca llega su duración a donde su violencia, pues no hay ningún vínculo estable que mantenga unidos al príncipe y a los súbditos, y sólo aguardan la ocasión de separarse. Ningún animal puede quedar retenido contra su voluntad si le es dado huir, y el forzado en nada se afana más que en romper lo más presto posible sus ligaduras”.
    LUIS VIVES, ‘Epístola a Enrique VIII de Inglaterra’.

    289
    “Nada aligera tanto la carga de reinar como el cariño de los súbditos, cariño que afirma y mantiene y perpetúa el Imperio. Porque, cuando el miedo amordaza y coacciona las opiniones, en remitiendo que remita ese miedo un punto, luego se alzará con toda su dureza la crítica...
    El príncipe no debe hacer cosa que mire más a conveniencia privada que al bien público; antes ha de penetrarse de que el día que subió al trono encarnó los ideales y la voluntad de su pueblo, y se despojó de la propia voluntad”.
    LUIS VIVES, ‘Primera epístola al Archiduque Fernando, presentándole las Declamaciones Silanas’.

    290
    “Los príncipes deben esforzarse y aplicarse ahincadamente a ser y a hacer buenos a sus súbditos; éste es el gran arte de amansar a los hombres, la cópula que mejor compenetra a gobernantes y gobernados, dado que la virtud engendra de sí amor, y para el amor nada hay grave ni difícil. Fortuna, hijos, sangre y vida que hayamos de ofrecer por el amado, sacrificio es dulcísimo, y nada fomenta la amistad y la estrecha como estas grandes pruebas y señales inequívocas de amor, en cuanto quepa ofrecerlas. Quienes no son buenos, en la prosperidad afectan muy vivo cariño y en el peligro nos abandonan los primeros.

    Demás de ello, la virtud es natural quieto y moderado, poco amiga de novedades y mudanzas, tan desdeñosa de la fortuna que ni se preocupa del cuerpo ni de sus riquezas, comoquiera que estriba y se mantiene entera en el espíritu. Si media la piedad cristiana, perfección de todas las virtudes, mejor diré, la virtud única, cifrada en la renunciación y el desprendimiento, perfecta sabedora de que esta vida es mera peregrinación, cualquier gobierno es fácil de soportar. ¿Qué nos va al cabo lo que el príncipe ordene sobre las fortunas y los cuerpos si nosotros tenemos nuestra atención puesta en el alma? ¿Ni que le importa al hombre mortal vivir un año más o menos, o vivirlos bajo este o aquel príncipe, si su príncipe es aquel otro celestial, hacia el que marcha raudo por el menosprecio de las cosas terrenas?

    En cambio, el malvado, ignorante o negligente de las supremas y atento sólo a la vida de acá, siempre se halla presto y fácil a trastornar tronos y reinos. Ánimo inquieto, jamás descansa y se aviene a lo presente, sino que hierve en constante anhelo de mudanzas, como el insomne revuélvese en el lecho y busca sin cesar nueva postura, cuando la causa de su desazón no está en el lugar de afuera, sino en el de adentro”.

    LUIS VIVES, ‘Epístola a Enrique VIII de Inglaterra’.

    291
    “Nobles, discretos varones
    Que gobernáis a Toledo
    En aquestos escalones
    Desechad las aficiones,
    Codicias, amor y miedo.
    Dexad los particulares:
    Pues vos fizo Dios pilares
    De tan riquísimos techos
    Estad firmes y derechos”
    GÓMEZ MANRIQUE (1412-1490), ‘Inscripción en las Casas Consistoriales de Toledo’.


    LA SOCIABILIDAD HUMANA:

    292
    “Los hombres no se congregan por satisfacer las necesidades de su vida, sino porque Dios creó al hombre animal social en alto grado: lo cual se demuestra sobre todo en su benignidad y en su palabra. Una vez congregados y constituidos en vecindad, considerado el tumulto de las pasiones y de los malos apetitos que agitan los corazones, fue necesaria una justicia terrena que velara por todos en común y obligara a todos a someterse a la recta razón. La justicia se expresó en leyes y su guarda confióse a un varón recto y prudente que la mantuviera y defendiese con poder y fuerza públicas. Porque, así como el máximo bien de la ciudad es la paz y la concordia, así el mayor mal es la disensión y los odios públicos y privados, de donde nacen las rivalidades y enemistades y pleitos y contiendas y luchas y matanzas”.
    LUIS VIVES, ‘Sobre la verdad de la Fe cristiana’, V, 9.


    ESPÍRITU DE HUMANIDAD:

    293
    “Item, por quanto al tiempo que nos fueron conçedidas por la sancta Sede Apostólica las Yslas e Tierra Firme del Mar Oçéano, descubiertas e por descubrir, nuestra prinçipal yntençión fue, al tiempo que lo suplicábamos al Papa Alexandro VI, de buena memoria, que nos hizo la dicha concesión, de procurar de ynduzir e traer los pueblos dellas e los convertir a nuestra Sancta Fe cathólica, e enviar a las dichas Yslas e Tierra Firme prelados e religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de Dios, para ynstruir los vezinos e moradores dellas en la Fe cathólica, e les ensennar e doctrinar buenas costumbres, e poner en ello la diligençia devida, segund más largamente en las letras de la dicha conçessión se contiene: por ende suplico al rey mi sennor muy afectuosamente, e encargo e mando a la dicha prinçesa, mi hija, e al dicho prínçipe, su marido, que así lo hagan e cunplan, e que este sea su prinçipal fin, e que en ello pongan mucha diligençia, e no consientan nin den lugar que los yndios, vezinos e moradores de las dichas Yndias e Tierra Firme, ganadas e por ganar, reçiban agravio alguno en sus personas ni bienes, mas manden que sean bien e justamente tratados; e si algund agravio han reçebido lo remedien e provean, por manera que en la dicha conçessión nos es iniungido e mandado.”
    ISABEL LA CATÓLICA, ‘Codicilo a su testamento’.


    EL PUEBLO:

    294
    “Gran maestro de errores es el pueblo. Nada hemos de procurar con más empeño que desviar y libertar al amante de la sabiduría de la opinión popular. Por de pronto, recele de cuanto aparezca aprobado con grandes extremos por la multitud, y redúzcalo al parecer de aquellos que deben el prestigio a su virtud personal’.
    LUIS VIVES, ‘Introducción a la Sabiduría, I’.


    LA POBREZA:

    295
    “Toda la vida y salud del hombre depende de los auxilios de los demás, tanto para cortar la raíz de la soberbia, que se nos transmite desde nuestros primeros padres, cuanto por secretos designios de Dios, que a unos deja sin dinero y a otros priva de salud o de talento porque usaría mal de ellos; a algunos la misma pobreza les es instrumento de grandes virtudes, pues todo lo ordena a nuestro bien aquel Príncipe Gobernador de este mundo, Padre el más sabio y liberal. Así, pues, todo aquel que necesite de la ayuda ajena es pobre y hay que ejercitar con él la misericordia, llamada en griego limosna, la cual no consiste en darle unas monedas, como cree el vulgo, sino en toda obra que pueda remediar alguna miseria humana.
    ...................
    El principal y sumo beneficio estriba en ayudar a la virtud del otro...
    Después de la virtud viene la enseñanza dirigida al conocimiento de la virtud, por la cual alumbra un hombre a otro hombre una luz de su misma luz, sin que ésta disminuya; antes bien, aumenta.
    El dinero queda casi en último lugar. también ayudar con él es cosa liberal y honesta y de maravillosa dulcedumbre... Gustado el placer de la liberalidad, no podemos alejarnos de él mientras tengamos algo que dar, y cuando nada queda, hubo quien buscó hasta hurtándolo...
    Ciertamente nuestra condición semeja de algún modo a la divina, cuando otros necesitan de nuestros auxilios y nosotros podemos pasarnos sin el suyo...
    Así como no solamente debe atenderse al sustento, dado que todo el hombre es quien necesita auxilio, así tampoco nuestros beneficios han de limitarse al dinero. Se ha de hacer el bien con las facultades y mociones del alma, con buenos deseos, consejos, prudencia, máximas de conducta, y, por lo que atañe al cuerpo, con la preferencia corporal, palabras, fuerza, trabajo y asistencia, y, en cuanto a las cosas externas, con la dignidad, autoridad, gracia, amistad y dinero, dentro del cual comprendo todo lo que el dinero proporciona.”
    ........................
    La pobreza se la envía (a los pobres) un Dios justísimo, por un secreto designio, aun para ellos mismos muy útil, pues se les quita la ocasión de vicios y se les da para ejercitar más fácilmente la virtud. Por donde, no sólo han de sufrir con paciencia su pobreza, sino que debe abrazarla gustoso como don de Dios”
    LUIS VIVES, ‘Tratado del socorro de los pobres I, 6’.
    Última edición por ALACRAN; 10/03/2011 a las 09:57
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  13. #13
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:

    - HECHOS

    FRATERNIDAD Y PAZ:

    296
    “Dios trajo el amor, la concordia y la paz. Y el diablo, peritísimo artífice, los bandos y las facciones, los provechos particulares con daño de los demás, las diferencias, riñas, contiendas y guerras. Dios, que quiere salvarnos, inspira benevolencia; el diablo, para perdernos, enemistades. Con la concordia aun las cosas pequeñas se consolidan y cunden; con la discordia se disipan hasta las más grandes”.
    LUIS VIVES, ‘Introducción a la Sabiduría, XIII’.

    297
    “Pretexto de la gloria bélica es dilatar las fronteras y el Imperio; ésta aparece como causa de casi todas las guerras cuando los griegos, romanos y cartagineses no podían gobernarse en su propia casa, envueltos en tantas disensiones, rencillas, facciones, revueltas y guerras civiles, y aun andaban en busca de otras gentes a quienes gobernar; es decir, que pretendían el dominio sobre los extraños cuando no lo tenían de sí mismos.
    ......................
    Los príncipes y pueblos poderosos extienden hasta el límite, como redes, sus confederaciones, y reciben a muchísimas gentes en alianza y clientela; pero esto lo hacen, no tanto para proteger a los amigos cuanto por atropellar a los enemigos, so pretexto de aquéllos.”
    LUIS VIVES, ‘De la concordia y la discordia, I’.


    JUSTICIA:

    298
    “El cetro de la justicia
    Que vos es encomendado
    Non lo tornéis en cayado
    Por amor ni por cobdicia,
    Dexando sin pugnicion
    Los yerros y maleficios;
    Assi bien sin galardon
    Y justa satisfaccion
    Los trabajos y servicios.

    No fallen los querellantes
    En vuestra casa porteros,
    Ni dexéis cavalleros
    Que corran a los librantes.

    Oid a los afligidos
    Y dadles algund consuelo,
    Si quereis que sean oidos
    Vuestros çagueros gemidos
    Por el alto Rey del cielo.

    Si los que regis por Él
    Los pueblos mal governardes,
    Con el peso que pesardes
    Vos pesará Sant Miguel;
    Si la balança torcistes,
    Allá vos la torcerán,
    Y no del mal que fezistes,
    Mas de lo que permitistes,
    Cuenta vos demandarán.

    Alcaldías y juzgados
    Y los semblantes oficios
    Non los dedes por servicios
    A onbres apasionados;
    Que si los corregidores
    O juezes que pornéis
    Fueren onbres robadores
    O remisos secutores,
    Ante Dios lo pagaréis.

    Las penas y los tormentos
    Devéis dar siempre menores,
    Los galardones mayores
    Que son los merecimientos.
    Usareis en lo primero
    De la virtud de clemencia,
    Y, señor, en lo postrero
    Seguiréis el verdadero
    Abto de magnificencia.

    Que ramo de crueldad
    Es justicia regurosa;
    El perdonar toda cosa
    Non se llama piedad;
    Dar grandes dones sin tiento
    Es cosa muy reprovada;
    Mas mucho menos consiento
    Que seades avariento,
    Que peor es no dar nada.


    GÓMEZ MANRIQUE (1412-1490), ‘Regimiento de príncipes’.

    299
    “- Labor de la virtud de la Justicia.
    De sirgo fino de grana,
    Muy de gana,
    Se debe luego labrar
    Una espada singular,
    De tal cortar,
    Que haga la tierra llana
    Que la gente castellana
    Es tan ufana
    E tan mal acostumbrada,
    Que nunca será curada
    Si el espada
    De la justicia no afana
    Entre la gente tirana.

    Será de punto real,
    Porque es tal
    Que lo pide el labor,
    Y sangriento su color
    Por dar temor
    A todos en general,
    Y su punto por igual,
    No interesal
    Ni errado por favor,
    Mas al mayor y al menor
    De un tenor
    Darles la pena del mal
    Por labor muy especial.

    - Labor de la empuñadura:
    De seda negra morada,
    Esmerada,
    Labrarán su empuñadura,
    Ca con amor y tristura
    Su amargura
    Debe ser así cercada,
    No con gana apassionada
    De ser vengada
    Afición particular,
    Mas con amor y pesar
    De degollar
    La oveja inficionada
    Por guarecer la manada.

    No piense vuestra excelencia
    Que es clemencia
    Perdonar la mala gente,
    Antes de tal açidente
    Comúnmente
    Se causa la pestilencia;
    Si no ved por experiencia
    Qué presencia
    Os demuestra vuestra tierra,
    Que no pugnir a quien yerra
    Dio tal guerra
    A la real providencia
    Cual vos muestra su dolencia”

    FRAY IÑIGO DE MENDOZA (1425-1507), ‘Dechado del Regimiento de Príncipes, a la reina doña Isabel de Castilla’


    LA LEY:

    300
    “Sean las leyes blandas para los leves, inflexibles para los fuertes, terribles para los pertinaces... Fomenten la paz pública y muestrense duras para quienes traten de perturbarlas.
    ....................
    Las leyes han de originar la concordia, no sólo entre los ciudadanos, sino con todos los hombres, pues la regeneración mística del género humano les concede una ciudadanía tan efectiva como a aquellos otros se la concede el nacimiento. Lo cual sólo se logrará acomodándolas a aquel precepto cristiano de la caridad mutua y universal, por donde no cabe sancionar leyes que sean útiles para los del pueblo y nocivas para los extraños”.
    LUIS VIVES, ‘De la enseñanza, V, 4’.

    301
    “Puesto que la ley es cierta norma a la que cada cual debe acomodar sus actos, es razonable que las leyes sean claras y fáciles y pocas, de suerte que todos sepan a qué atenerse en su vida, y ni la oscuridad de esas leyes motive su ignorancia ni su excesivo número desoriente.”
    LUIS VIVES, ‘Causa de la corrupción de las artes, VII,2’


    EL IDIOMA:

    302
    Cuando bien comigo pienso, mui esclarecida Reina, i pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas, que para nuestra recordación y memoria quedaron escriptas, una cosa hallo e saco por conclusión muy cierta: que siempre la lengua fue compañera del Imperio; e de tal manera lo siguió, que juntamente començaron, crecieron y florecieron, e después junta fue la caida de entrambos.
    ...........................
    Muchos podrían venir en esta duda: ¿quién traxo primero las letras a nuestra España, o de dónde las pudieron recibir los hombres de nuestra nación? E aun, que es cosa mui semejante a la verdad, que las pudo traer de Thebas las de Boecia, Bacco, hijo de Júpiter, e Semele, hija de Cadmo, cuando vino a España, qasi dozientos años antes de la guerra de Troia; donde perdió un amigo e compañero suio, Lisias, de cuio nombre se llamó Lisitania, e después Lusitania, todo aquel trecho de tierra que está entre Duero y Guadiana; e pobló a Nebrissa, que por otro nombre se llamó Veneria, puesta, según cuenta Plinio en el tercer libro de la Natural Istoría, entre los esteros y albinas de Guadalquevir; la cual llamó Nebrissa, de las nebrides, que eran pellejas de gamas que usavan en sus sacrificios, los cuales él instituió allí, según escrive Silio Itálico en el tercero libro de la Segunda Guerra Púnica.

    Así que si queremos creer a las istorias de aquellos que tienen autoridad, ninguno me puede dar en España cosa más antigua que la población de mi tierra e naturaleza; porque la venida de los griegos de la isla Zacinto a la población de Sagunto, que ahora es Monviedro, o fue en este mismo tiempo o poco después, según escriben Bocco e Plinio en el Libro XVI de la Natural Istoría. Púdolas esso mesmo traer, poco antes de la guerra de Troia, Ercules el Thebano, cuando vino contra Geriones, rei de Lusitania, el cual los poetas fingieron que tenía tres cabeças; o poco después de Troia tomada, Ulisses, de cuyo nombre se llamó Olissipo la que agora es Lisbona; o Astur, compañero i regidor del carro de Menón, hijo del Alva, el cual, también después de Troia destruida, vino en España, e dio nombre a las Asturias; o en el mismo tiempo, Teucro, hijo de Telamón, el cual vino en aquella parte de España donde ahora es Carthagena, e se passó después a reinar en Galizia; o los moradores del monte Parnasso, los cuales poblaron a Cazlona, nombre sacado del nombre de su fuente Castalia; o los mesmos fenices, inventores de las letras, los cuales poblaron la ciudad de Calez, no Ercules ni Espán, como cuenta la General Istoria; o después, los cartagineses, cuia possesión por muchos tiempos fue España.

    Más io creería que de ninguna otra nación las recebimos primero, que de los romanos, cuando se hizieron señores della, qasi dozientos años antes del nacimiento de nuestro Salvador: por que, si alguno de los que arriba diximos traxera las letras a España, oi se hallarían algunos momos, a lo menos de oro e de plata, o piedras cavadas de letras griegas e púnicas, como agora las vemos de letras romanas, en que se contienen las memorias de muchos varones illustres que la regieron e governaron, desde aquel tiempo hasta quinientos e setenta años después del nacimiento de nuestro Salvador, cuando la ocuparon los godos. Los cuales, no solamente acabaron de corromper el latín e lengua romana, que ia con las muchas guerras avía comenzado a desfallecer, mas aun torcieron las figuras e traços de las letras antiguas, introduziendo e mezclando las suias, cuales las vemos escriptas en los libros que se escrivieron en aquellos ciento e veinte años que España estuvo debaxo de los reies godos; la cual forma de letras duró después en tiempos de los juezes e reies de Castilla e de León, hasta que después poco a poco se començaron a concertar nuestras letras con las romanas e antiguas, lo cual en nuestros días e por nuestra industria en gran parte se a hecho. E esto abasta para la invención de las letras, e de donde pudieron venir a nuestra España.”


    ANTONIO DE NEBRIJA (1444-1522), ‘Gramática castellana’

    303
    “El habla que ahora los españoles en lugar de romano llaman romance es latín corrompido, y a donde más pulido y copiosamente se habla en las principales ciudades de Andalucía y mucho más en Castilla, y principalmente en el reino de Toledo, aunque es toda muy prima desde la ciudad de Sevilla hasta Burgos y Zaragoza, de Aragón. Creo ser la causa desto o porque en esta región se contiene casi el medio y la tierra más fértil de toda España, o porque en estas partes hubo antiguamente más poblaciones de romanos que en las otras, o porque también en las ciudades desta región moran comúnmente los príncipes y otros muchos señores y caballeros que hablan más pulidamente que otros, y viven allí comúnmente por razones del clima a que está sujeta aquella parte de España, que dijimos; debajo de cuya constelación la tierra es más fértil y los ingenios salen más excelentes...

    La lengua española aventaja a todas las demás en elegancia y copia de vocablos y aun a la italiana, pasando la latina y la griega; la causa de ser más perfecta que todas las demás lenguas vulgares es por la conformidad que tiene con la latina, a la cual es tan semejante que se hallan cartas escritas en romance, y el mismo romance es también latino. De manera que todos los vocablos son castellanos y latinos. Llámase esta lengua romana comúnmente castellana, porque donde más pulidamente se habla y donde más perfecta quedó es en Castilla.”

    LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.
    Pious dio el Víctor.

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