LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:
- HECHOS
FRATERNIDAD Y PAZ:
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“Dios trajo el amor, la concordia y la paz. Y el diablo, peritísimo artífice, los bandos y las facciones, los provechos particulares con daño de los demás, las diferencias, riñas, contiendas y guerras. Dios, que quiere salvarnos, inspira benevolencia; el diablo, para perdernos, enemistades. Con la concordia aun las cosas pequeñas se consolidan y cunden; con la discordia se disipan hasta las más grandes”.
LUIS VIVES, ‘Introducción a la Sabiduría, XIII’.
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“Pretexto de la gloria bélica es dilatar las fronteras y el Imperio; ésta aparece como causa de casi todas las guerras cuando los griegos, romanos y cartagineses no podían gobernarse en su propia casa, envueltos en tantas disensiones, rencillas, facciones, revueltas y guerras civiles, y aun andaban en busca de otras gentes a quienes gobernar; es decir, que pretendían el dominio sobre los extraños cuando no lo tenían de sí mismos.
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Los príncipes y pueblos poderosos extienden hasta el límite, como redes, sus confederaciones, y reciben a muchísimas gentes en alianza y clientela; pero esto lo hacen, no tanto para proteger a los amigos cuanto por atropellar a los enemigos, so pretexto de aquéllos.”
LUIS VIVES, ‘De la concordia y la discordia, I’.
JUSTICIA:
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“El cetro de la justicia
Que vos es encomendado
Non lo tornéis en cayado
Por amor ni por cobdicia,
Dexando sin pugnicion
Los yerros y maleficios;
Assi bien sin galardon
Y justa satisfaccion
Los trabajos y servicios.
No fallen los querellantes
En vuestra casa porteros,
Ni dexéis cavalleros
Que corran a los librantes.
Oid a los afligidos
Y dadles algund consuelo,
Si quereis que sean oidos
Vuestros çagueros gemidos
Por el alto Rey del cielo.
Si los que regis por Él
Los pueblos mal governardes,
Con el peso que pesardes
Vos pesará Sant Miguel;
Si la balança torcistes,
Allá vos la torcerán,
Y no del mal que fezistes,
Mas de lo que permitistes,
Cuenta vos demandarán.
Alcaldías y juzgados
Y los semblantes oficios
Non los dedes por servicios
A onbres apasionados;
Que si los corregidores
O juezes que pornéis
Fueren onbres robadores
O remisos secutores,
Ante Dios lo pagaréis.
Las penas y los tormentos
Devéis dar siempre menores,
Los galardones mayores
Que son los merecimientos.
Usareis en lo primero
De la virtud de clemencia,
Y, señor, en lo postrero
Seguiréis el verdadero
Abto de magnificencia.
Que ramo de crueldad
Es justicia regurosa;
El perdonar toda cosa
Non se llama piedad;
Dar grandes dones sin tiento
Es cosa muy reprovada;
Mas mucho menos consiento
Que seades avariento,
Que peor es no dar nada.
GÓMEZ MANRIQUE (1412-1490), ‘Regimiento de príncipes’.
299
“- Labor de la virtud de la Justicia.
De sirgo fino de grana,
Muy de gana,
Se debe luego labrar
Una espada singular,
De tal cortar,
Que haga la tierra llana
Que la gente castellana
Es tan ufana
E tan mal acostumbrada,
Que nunca será curada
Si el espada
De la justicia no afana
Entre la gente tirana.
Será de punto real,
Porque es tal
Que lo pide el labor,
Y sangriento su color
Por dar temor
A todos en general,
Y su punto por igual,
No interesal
Ni errado por favor,
Mas al mayor y al menor
De un tenor
Darles la pena del mal
Por labor muy especial.
- Labor de la empuñadura:
De seda negra morada,
Esmerada,
Labrarán su empuñadura,
Ca con amor y tristura
Su amargura
Debe ser así cercada,
No con gana apassionada
De ser vengada
Afición particular,
Mas con amor y pesar
De degollar
La oveja inficionada
Por guarecer la manada.
No piense vuestra excelencia
Que es clemencia
Perdonar la mala gente,
Antes de tal açidente
Comúnmente
Se causa la pestilencia;
Si no ved por experiencia
Qué presencia
Os demuestra vuestra tierra,
Que no pugnir a quien yerra
Dio tal guerra
A la real providencia
Cual vos muestra su dolencia”
FRAY IÑIGO DE MENDOZA (1425-1507), ‘Dechado del Regimiento de Príncipes, a la reina doña Isabel de Castilla’
LA LEY:
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“Sean las leyes blandas para los leves, inflexibles para los fuertes, terribles para los pertinaces... Fomenten la paz pública y muestrense duras para quienes traten de perturbarlas.
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Las leyes han de originar la concordia, no sólo entre los ciudadanos, sino con todos los hombres, pues la regeneración mística del género humano les concede una ciudadanía tan efectiva como a aquellos otros se la concede el nacimiento. Lo cual sólo se logrará acomodándolas a aquel precepto cristiano de la caridad mutua y universal, por donde no cabe sancionar leyes que sean útiles para los del pueblo y nocivas para los extraños”.
LUIS VIVES, ‘De la enseñanza, V, 4’.
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“Puesto que la ley es cierta norma a la que cada cual debe acomodar sus actos, es razonable que las leyes sean claras y fáciles y pocas, de suerte que todos sepan a qué atenerse en su vida, y ni la oscuridad de esas leyes motive su ignorancia ni su excesivo número desoriente.”
LUIS VIVES, ‘Causa de la corrupción de las artes, VII,2’
EL IDIOMA:
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Cuando bien comigo pienso, mui esclarecida Reina, i pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas, que para nuestra recordación y memoria quedaron escriptas, una cosa hallo e saco por conclusión muy cierta: que siempre la lengua fue compañera del Imperio; e de tal manera lo siguió, que juntamente començaron, crecieron y florecieron, e después junta fue la caida de entrambos.
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Muchos podrían venir en esta duda: ¿quién traxo primero las letras a nuestra España, o de dónde las pudieron recibir los hombres de nuestra nación? E aun, que es cosa mui semejante a la verdad, que las pudo traer de Thebas las de Boecia, Bacco, hijo de Júpiter, e Semele, hija de Cadmo, cuando vino a España, qasi dozientos años antes de la guerra de Troia; donde perdió un amigo e compañero suio, Lisias, de cuio nombre se llamó Lisitania, e después Lusitania, todo aquel trecho de tierra que está entre Duero y Guadiana; e pobló a Nebrissa, que por otro nombre se llamó Veneria, puesta, según cuenta Plinio en el tercer libro de la Natural Istoría, entre los esteros y albinas de Guadalquevir; la cual llamó Nebrissa, de las nebrides, que eran pellejas de gamas que usavan en sus sacrificios, los cuales él instituió allí, según escrive Silio Itálico en el tercero libro de la Segunda Guerra Púnica.
Así que si queremos creer a las istorias de aquellos que tienen autoridad, ninguno me puede dar en España cosa más antigua que la población de mi tierra e naturaleza; porque la venida de los griegos de la isla Zacinto a la población de Sagunto, que ahora es Monviedro, o fue en este mismo tiempo o poco después, según escriben Bocco e Plinio en el Libro XVI de la Natural Istoría. Púdolas esso mesmo traer, poco antes de la guerra de Troia, Ercules el Thebano, cuando vino contra Geriones, rei de Lusitania, el cual los poetas fingieron que tenía tres cabeças; o poco después de Troia tomada, Ulisses, de cuyo nombre se llamó Olissipo la que agora es Lisbona; o Astur, compañero i regidor del carro de Menón, hijo del Alva, el cual, también después de Troia destruida, vino en España, e dio nombre a las Asturias; o en el mismo tiempo, Teucro, hijo de Telamón, el cual vino en aquella parte de España donde ahora es Carthagena, e se passó después a reinar en Galizia; o los moradores del monte Parnasso, los cuales poblaron a Cazlona, nombre sacado del nombre de su fuente Castalia; o los mesmos fenices, inventores de las letras, los cuales poblaron la ciudad de Calez, no Ercules ni Espán, como cuenta la General Istoria; o después, los cartagineses, cuia possesión por muchos tiempos fue España.
Más io creería que de ninguna otra nación las recebimos primero, que de los romanos, cuando se hizieron señores della, qasi dozientos años antes del nacimiento de nuestro Salvador: por que, si alguno de los que arriba diximos traxera las letras a España, oi se hallarían algunos momos, a lo menos de oro e de plata, o piedras cavadas de letras griegas e púnicas, como agora las vemos de letras romanas, en que se contienen las memorias de muchos varones illustres que la regieron e governaron, desde aquel tiempo hasta quinientos e setenta años después del nacimiento de nuestro Salvador, cuando la ocuparon los godos. Los cuales, no solamente acabaron de corromper el latín e lengua romana, que ia con las muchas guerras avía comenzado a desfallecer, mas aun torcieron las figuras e traços de las letras antiguas, introduziendo e mezclando las suias, cuales las vemos escriptas en los libros que se escrivieron en aquellos ciento e veinte años que España estuvo debaxo de los reies godos; la cual forma de letras duró después en tiempos de los juezes e reies de Castilla e de León, hasta que después poco a poco se començaron a concertar nuestras letras con las romanas e antiguas, lo cual en nuestros días e por nuestra industria en gran parte se a hecho. E esto abasta para la invención de las letras, e de donde pudieron venir a nuestra España.”
ANTONIO DE NEBRIJA (1444-1522), ‘Gramática castellana’
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“El habla que ahora los españoles en lugar de romano llaman romance es latín corrompido, y a donde más pulido y copiosamente se habla en las principales ciudades de Andalucía y mucho más en Castilla, y principalmente en el reino de Toledo, aunque es toda muy prima desde la ciudad de Sevilla hasta Burgos y Zaragoza, de Aragón. Creo ser la causa desto o porque en esta región se contiene casi el medio y la tierra más fértil de toda España, o porque en estas partes hubo antiguamente más poblaciones de romanos que en las otras, o porque también en las ciudades desta región moran comúnmente los príncipes y otros muchos señores y caballeros que hablan más pulidamente que otros, y viven allí comúnmente por razones del clima a que está sujeta aquella parte de España, que dijimos; debajo de cuya constelación la tierra es más fértil y los ingenios salen más excelentes...
La lengua española aventaja a todas las demás en elegancia y copia de vocablos y aun a la italiana, pasando la latina y la griega; la causa de ser más perfecta que todas las demás lenguas vulgares es por la conformidad que tiene con la latina, a la cual es tan semejante que se hallan cartas escritas en romance, y el mismo romance es también latino. De manera que todos los vocablos son castellanos y latinos. Llámase esta lengua romana comúnmente castellana, porque donde más pulidamente se habla y donde más perfecta quedó es en Castilla.”
LUCIO MARINEO SÍCULO, ‘De las cosas memorables de España’.
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