Tema: Donald Trump

¿Es Trump un "populista" tal como lo está presentando toda la Prensa amarilla y pesebrera? Pues parece ser que no lo es para algunos que buscan argumentos razonados, ¿habrá muchos o sólo se trata de excepciones? independientemente de que se esté de acuerdo o no:

"Fred dice:

12 noviembre, 2016 a las 1:58 pm

Una vez más, vemos que 13TV no tiene criterio propio ni independiente. Sigue abducido por el progresismo español. El Sr. Trump es un grosero, y otras muchas cosas, pero de populista nada:

-Primero, es un empresario, que para ganarse la vida, invierte su dinero, o sea lo contrario de un politico, lo contrario de P.Iglesias, que viven a costa del dinero de los demás, y por tanto no saben que es la vida real.

-Segundo, llama las cosas por su nombre, o sea no engaña, como habitualmente hacen los políticos.

-Tercero, no está abducido por el pensamiento único progre, se atreve a ir contra el aborto, contra el islamismo, contra el homosexualismo, contra la invasión inmigratoria, etc.

-Cuarto, su prioridad es la creación de empleo y riqueza en su pais, o sea, el contrario de los populistas, que crean paro y pobreza en su país.

-Quinto, no tiene una ideología preestablecida que le condiciona su actuación, como todos los populistas que cerrados en su ideología, son incapaces de ver la realidad y rectificar sus errores.

Y así podríamos seguir con otras muchas cosas. Lo que es muy preocupante, es que los medios de Comunicación españoles sean tan catetos, tan politicamente correctos, en definitiva, tan estúpidos, que califican populistas, a dos personas tan opuestas y con unos objetivos tan distintos. Líbranos Señor de la estupidez del progresismo !!!"

La televisión de la Conferencia Episcopal, contra el provida Trump | Infovaticana

Iniciado por Valmadian

No es sólo una cuestión doméstica de Estados Unidos, no, es algo que va a recorrer todo el mundo, sólo ha comenzado y quien no salga en la foto de los nuevos tiempos históricos puede despedirse.

Me alegra coincidir con Ud. -y es algo que desde hace mucho sostuve aquí, sin encontrar eco de coincidencia entre los foreros- que el triunfo de Trump es de alcance global.

Por otro lado, agregar que intuyo a través de las redes sociales que son cada vez más los que se rebelan ante los deletéreos postulados del mundialismo. Comentarios que hasta hace poco generaban una cola de dicterios, ahora generan una importante cantidad de adhesiones. El efecto Trump, el efecto brexit, etc., están haciendo mella.

Destaco unos juicios de artículos puestos por Hyeronimus en el #115:

El diario "Los Andes", de Mendoza, mantuvo también en portada durante todo el día viernes una nota titulada: "Crece el terror en Estados Unidos", que fue la más leída del día.

Pero más llamativa aún fue la reacción de los periodistas de opinión, es decir, aquellos que se ubican en la cresta de la profesión; los intelectuales y más formados del gremio. La explicación de la catástrofe fue la misma que usaron cuando el Brexit: los culpables fueron los pobladores blancos, de la América profunda y rural, que viven alejados de los grandes centros poblados (y progresistas). De los ingleses decía que habían sido los granjeros y pescadores blancos. Es decir, los culpables fueron esos seres atrasados y cuasi bestiales que aún existen y que no entienden, o se resisten a entender, hacia donde se dirige ineluctablemente el progreso de la humanidad.
Silvia Pisani, corresponsal de La Nación, escribía: “Este país amanece a otra cultura política.

Qué reiterativos, qué repetitivos, qué originales son estos liberales, estos guiris que no cambian, que siempre permanecen anclados en sus prejuicios, pues ya en el XIX decían lo mismo de los carlistas. Así ellos son los modernos, los avanzados (cada vez más cercanos al abismo), los que se autoabrogan derechos mientras se los niegan a otros, ellos los demócratas sólo cuando ganan dentro de un Sistema impuesto y sostenido por ellos, ellos, los fracasados de la Historia.

Iniciado por brua

Me alegra coincidir con Ud. -y es algo que desde hace mucho sostuve aquí, sin encontrar eco de coincidencia entre los foreros- que el triunfo de Trump es de alcance global.

Por otro lado, agregar que intuyo a través de las redes sociales que son cada vez más los que se rebelan ante los deletéreos postulados del mundialismo. Comentarios que hasta hace poco generaban una cola de dicterios, ahora generan una importante cantidad de adhesiones. El efecto Trump, el efecto brexit, etc., están haciendo mella.

La verdad es que estoy sorprendido, no esperaba algo así. Me refiero a la histeria desatada entre los tiranos del mundo y sus cipayos. Inicialmemnte, y sigo teniendo muchas reservas, pensaba que Trump sólo era el mal menor frente a Hilaria Clinton, el mal mayor, y puestos a preferir de perdidos al río. Pero a medida que van pasando los días veo que puede haber cambios mucho más profundos y, sobretodo, que el fenómeno Trump puede ser contagioso en cada país, cada uno con sus peculiaridades, cada uno acorde con su esencia, pero con el mismo objetivo de acabar con el mundialismo destructor de la humanidad y la chusma que lo apoya.

Iniciado por Valmadian

La verdad es que estoy sorprendido, no esperaba algo así. Me refiero a la histeria desatada entre los tiranos del mundo y sus cipayos. Inicialmemnte, y sigo teniendo muchas reservas, pensaba que Trump sólo era el mal menor frente a Hilaria Clinton, el mal mayor, y puestos a preferir de perdidos al río. Pero a medida que van pasando los días veo que puede haber cambios mucho más profundos y, sobretodo, que el fenómeno Trump puede ser contagioso en cada país, cada uno con sus peculiaridades, cada uno acorde con su esencia, pero con el mismo objetivo de acabar con el mundialismo destructor de la humanidad y la chusma que lo apoya.

"Así sea", estimado Valmadian! (igual expresión uso Dostoievski en un conocido pasaje de los Hermanos Karamazov, defendiendo un augurio esperanzador).

Decirle también al forista DOBLE AGUILA, cuyo entusiasta posteo me agradó, que si tiene tiempo y ganas consulte los dos artículos que le dediqué a Trump: fueron concebidos con similar espíritu altivo y de victoria.

Iniciado por DOBLE AGUILA

Lo que faltaba; que sí señores, que sí, que no es católico sino hereje, que no tiene mucho que ver con nosotros ¿Y?, ahora va a resultar que ha habido algún candidato de la Comunión Tradicionalista o de Fuerza Nueva o de Falange a la presidencia Estadounidense y yo no me he enterado. Por cierto QUE NO ME DIGA NADIE que con que hubiera uno "católico" bastaba.

Hombre, de la Comunión Tradicionalista no, pero sí se presentaba un partido, el American Solidarity Party, con un ideario católico bastante cercano:

American Solidarity Party

Pero parece que los esquemas que se aplican a las elecciones españolas a la hora de pedir el voto para el partido patriota de turno no son aplicables a las elecciones estadounidenses.

Iniciado por Kontrapoder

Hombre, de la Comunión Tradicionalista no, pero sí se presentaba un partido, el American Solidarity Party, con un ideario católico bastante cercano:

American Solidarity Party

Pero parece que los esquemas que se aplican a las elecciones españolas a la hora de pedir el voto para el partido patriota de turno no son aplicables a las elecciones estadounidenses.

Bueno, bueno, por ejemplo propugnan la "libertad religiosa" y el Carlismo la Catolicidad de España, además afirman ser "cristiano-demócratas", es decir, más bien "liberales de derechas", es decir, no veo muchas similitudes..., ver "Principles"

American Solidarity Party

Iniciado por Valmadian

Bueno, bueno, por ejemplo propugnan la "libertad religiosa" y el Carlismo la Catolicidad de España, además afirman ser "cristiano-demócratas", es decir, más bien "liberales de derechas", es decir, no veo muchas similitudes..., ver "Principles"

American Solidarity Party

Es lo típico de los católicos americanos; allí la fe católica es minoritaria y nunca ha aspirado a establecer un Estado confesional. Pero compárese su epígrafe "derecho a la vida" con las ridículas promesas que en torno a este tema suelen hacer los republicanos:

Right to Life

-We support constitutional and legal measures that establish the Right to Life from conception until natural death.
-We call for an end to capital punishment.
-We oppose the legalization of euthanasia and assisted suicide.
-To replace the culture of death with respect for life, we call for adequate social services and income support for women, the elderly, immigrants, and other vulnerable persons.
-We call for a ban on gestational surrogacy contracts.
-We oppose the use of military force in violation of Just War principles. Among other things, this precludes the use of pre-emptive strikes and disproportionate retaliation.
-We advocate a foreign policy that reduces ethnic and economic tensions world-wide.
-We support laws and policies that reduce the incidence of violent crime on our streets. We call for strict accountability in the use of lethal force by officers of the peace.

FUENTE: American Solidarity Party - Complete Platform

Iniciado por Trifón

Y el de J.M. de Prada, que todavía no he encontrado transcrito, y que pondré cuando lo haga (o que lo haga cualquier otro forero):



Está bien que nos avise de los supremacistas blancos, las derechas "alternativas" y el paganismo identitario.

Acabo de ver que Juan Manuel de Prada hace una alusión muy meritoria a "los supremacistas blancos, las derechas <<alternativas>> y el paganismo identitario". A ver si Juan Manuel se anima en un futuro a tocar estos temas. Sospecho que su magisterio haría mucho bien.

La reacción ante la victoria de Trump aquí en Estados Unidos (donde resido temporalmente) es de histeria colectiva, por lo menos en California y otros estados donde los votos han ido generalmente para la bruja Hilaria. He visto a un buen número de adultos hechos y derechos llorando como niños pequeños, a gente muy inteligente insultando - y agrendiendo - a otras personas por votar a Trump, acusándole de los calificativos ya manidos de racista, misógino, etc. Por un lado, me sorprende mucho que esta gente no sepa en qué país vive, ni por qué un montón de personas han votado a Trump. Ellos niegan tajantemente que haya una razón no racial por la que la gente haya votado al nuevo presidente electo de Estados Unidos. Incluso izquierdistas progres como Michael Moore han admitido que Trump ha ofrecido un mensaje muy atractivo a esas clases medias destrozadas por el neoliberalismo, y que por eso ha ganado muchos apoyos en sitios como Wisconsin, o la misma Michigan. No se dan cuenta de que USA ni es Los Ángeles, ni es Nueva York. Aunque la mayoría de blancos han votado por Trump, los que no lo han hecho están ahora en una fase de auto-odio que me deja catatónico. No es raro que escuche "me doy asco por ser blanco, qué vergüenza siento". Los niveles de White Guilt (Culpa Blanca), están alcanzando unos niveles estratosféricos en gente de izquierda.

Asimismo, me deja perplejo el nuevo regusto elitista en lo "intelectual", que no deja de enfatizar que las personas "con educación", son las que han votado a Hilaria, mientras que los desgraciados sin título académico se han decantado por Trump. Un dato que por cierto no es verdad, ya que Trump se ha llevado el 45% de los votos de blancos con estudios (Exit Polls 2016). Sin embargo, es un mantra que no paro de escuchar dese el Brexit, en el que supuestamente unos "viejos nazis sin estudios" habían votado por separarse de la Unión Europea dejando sin futuro a la generación de chavalotes más preparada. Es una idea que insiste en que los jóvenes millennials con estudios son los garantes y legitimadores de quién debería ganar o no. Semejantes declaraciones elitistas, sobre todo viniendo de un país en los que una matrícula universitaria te cuesta 21.000 dólares por año es de traca. Por otro lado, este tipo de snobismo pseudo-intelectual de izquierda es precisamente la razón por la que están abandonando a la clase trabajadora, y por la cual Trump se los ha llevado de calle. Aún no se han enterado de que un título o una carrera no te da la verdad absoluta, ni te ilumina más que a una persona sin graduación que lee, que aprende, o que sencillamente conoce la realidad porque la vive en sus carnes, y no la lee en un libro. Me parece por eso abominable la manera en la que se desacredita y desdeña a mucha gente normal, decente, y honesta, sencillamente porque carecen de un título de educación superior. Es más, aunque no comparto la idea de que todos los chavales ya nacen con el cerebro lavado hacia la izquierda, sí hay que admitir que hay una fuerte presión social y cultural que hace la vida muy difícil a jóvenes 'conservadores'.

De hecho, en ambientes universitarios e intelectuales es sencillamente increíble ver la ausencia de crítica sobre la figura de Hillary Clinton, y lo demonizado que está Trump. Cuando le menciono a algún compañero o amigo gringo que la bruja dio discursos privados en grandes bancos de inversión como IP Morgan, Citybank, Goldmann Sachs, que apoya los tratados de libre comercio, que tuvo como proyecto personal la guerra de Libia, o que secundó el golpe de Estado contra Zelaya en Honduras, los pro-Hillary se tapan los oídos. Y ya cuando me muestro en contra del aborto ya ni os cuento. Son, en general, un grupo de población que al igual que en España se tragan con embudo los que los medios de comunicación propagandísticos del régimen les cuentan. Incluso muchos de ellos se enfurecen como hidras cuando escuchan hablar de los famosos WikiLeaks, que precisamente han probado las corruptelas de Hilaria.

Estoy de acuerdo con mucho de los comentarios que se han vertido en este hilo, sobre que el nuevo presidente gringo no es un paladín de nuestra causa ni mucho menos. No obstante, al ver la impresionante oleada de pánico que ha despertado en medios de comunicación masivos, y grupos de izquierda, uno no puede evitar sonreírse al menos un poco. El delirio de algunos es tan fuerte que me da la impresión de que en cualquier momento va a aparecer la SS y se los va a llevar a un campo de concentración. Yo particularmente tengo que ir con cuidado de no criticar abiertamente a la Hilaria, o a los valores progres, porque pueden literalme echarme del trabajo y suspenderme la visa. No sería el primer caso de una persona que pierde amistades, o lo expulsan de su empleo por no sumarse al pensamiento único imperante en muchos sitios. Pero en fin, me cuesta trabajo quedarme callado.

Un saludo a todos desde la Nueva España.

Edición: Hoy se ha conocido la noticia de que Stephen Bannon, fundador de Breitbart, uno de los medios más conocidos de la Alt Right, ha sido nombrado Chief Strategist de la Casa Blanca por Donald Trump. Personalmente no me ha sorprendido demasiado el nombramiento, porque ya estaba trabajando en la campaña electoral de Trump; pero para el resto de la población pro-Hillary esta noticia ha sido una bomba brutal. Los progresistas van a acabar sufriendo algún tipo de infarto colectivo como sigamos teniendo novedades como esta muy a menudo. Ya no dan a basto para asistir a todas las manifestaciones, escribir artículos como si fuesen profetas del caos, vomitar chorradas en redes sociales, y reunirse en grupos terapéuticos para llorar.

Aunque insisto que Trump no está en mi panteón, su victoria nos está regalando unos momentos épicos. Veamos qué nos depara el futuro, pero tengo la impresión de que aún nos esperan bastantes polémicas a todos los niveles.

Partiendo de la idea sociológica de que ser norteamericano es lo mismo que nada o, si se prefiere, nada por encima del resto de las naciones del mundo, ser norteamericano de izquierdas es como ser empresario rojo revolucionario, o lo que es lo mismo, un sinsentido. Por lo que nos cuentas en EEUU hay algunas zonas muy pobladas en las que una parte de las capas de la población carece de una clara comprensión de lo que en realidad son. Tienes toda la razón al afirmar que Los Ángeles o San Francisco, o Nueva York, no son los Estados Unidos, sino únicamente una parte pequeña, importante ciertamente, pero minúscula comparativamente hablando. Tampoco me sorprende lo que afirmas sobre las reacciones que se han producido entre gente supuestamente madura, aunque discrepo en parte sobre su grado de cultura, pues hablamos de regiones moralmente muy deprimidas. California es la tierra de los homosexuales, allí hay más maricas por kilómetro cuadrado en que en toda Europa. Nueva York "Ciudad", no el Estado, tiene amplísimas capas marginales de población que viven de subvenciones sociales. Todo el territorio de California, al igual que Texas, es el destino deseado de un gran número de inmigrantes que llegan desde el Sur, de hecho los conflictos raciales con este fenómeno migratorio se producen en esos Estados, no en otros más al Norte donde los "latinoamericanos" (uso el término acorde con el significado que allá se da) están mucho más integrados. Por otra parte, el ideal de los norteamericanos puede haber variado parcialmente, pero el sustrato pervive. Así Donald Trump es la imagen del triunfador en los negocios, es la imagen del "capitán" de la empresa, la propiedad, el ascenso social, en resumen, todo lo que suponían los ideales de las clases medias americanas, tal como analiza empíricamente Charles Wrigth MILLS en su ya clásico trabajo White Collar. En los Estados Unidos se llevan décadas desde Reagan con políticas que se asemejan más a las europeas para un país que no lo es, y eso acaba por no funcionar. Del siguiente artículo se pueden sacar muchas conclusiones, por eso lo pongo, tiene además, la frescura que da el tiempo desde una retrospectiva en la que se explican las causas del triunfo de Donald Trump. Muy interesante es la parte final con las mención a las andanzas de Hilaria Clinton hace tres años y más.



Sociología, Economía y Política de Estados Unidos a mediados de julio de 2013

Durante cinco años, los índices de aprobación del presidente Obama, entre norteamericanos, han sido positivos: ni la polémica reforma sanitaria ni la reforma financiera le hicieron mella; de hecho, ambos programas fueron llevados a cabo en su primer mandato (2009-2012) y, a pesar de ello, Obama fue reelegido en noviembre de 2012 para un segundo mandato.

Sin embargo, entre abril, mayo y junio de 2013, la imagen del presidente Obama se ha resentido en Norteamérica. A mediados de julio de 2013, le aprueban el 44,6% y le suspende el 49,8%. Tiene, por tanto, un saldo negativo acerca de la percepción de su gestión como presidente, del -5,2%. Algo similar le sucede en los dos puntos fuertes de la política de Obama: economía y relaciones internacionales. Las encuestas de julio de 2013 valoran negativamente al presidente en ambos aspectos.

En cuanto a la economía, el 51% de los americanos piensa que dentro de un año su situación económica será peor que la actual, versus el 45% que opinan que, en doce meses, su calidad de vida mejorará. Dos de cada tres norteamericanos creen que el país se dirige “en la incorrecta dirección”, es decir, que el país está siendo mal dirigido. Solo el 30% creen que la nave económica norteamericana sigue un rumbo adecuado, como de hecho indican los datos: crecimiento económico, empleo, mercados de valores (bolsa, con todos los índices en positivo), construcción y vivienda, todos en positivo.

Las relaciones internacionales admiten más matices y división de opiniones, porque el 40% están a favor de las políticas de Obama y el 35% están en contra. Unos dicen que Estados Unidos no debería intervenir militarmente en Siria; tampoco vender armas a los rebeldes contra Bashar Al Asad. Otros dicen que Obama debería impulsar el cambio democrático en Egipto, en vez de apoyar a los militares. Muchos creen que Estados Unidos debería ser más duro con Corea del Norte, versus los que piensan que Obama debería sentarse a negociar con Irán, ahora que un presidente menos radical acaba de ser elegido.

Lo que a todos preocupa es China. No solo porque sigue teniendo 1,264 trillones de deuda pública americana (el 26% del total o, si se tiene en cuenta solo la deuda pública que está en manos de inversores privados, excluido el gobierno, ese porcentaje alcanza el 47%), sino porque sigue queriendo disputar a Estados Unidos el papel de primera potencia económica del mundo. Las previsiones de Goldman Sachs, que anticipaban que en 2016 China alcanzaría en PIB a Estados Unidos (no en producto interior bruto per cápita) no se cumplirán, por mucho que Estados Unidos crezca sólo el 2,2% en 2013 y China alcance el 7%. La cuestión es que, para Norteamérica, ese crecimiento, siendo moderado, es suficiente, mientras que en el caso chino, pasar del 8% al 7%, significa poner de manifiesto los fuertes desequilibrios de su economía.

Los chinos están embarcados en una “guerra de ciberespionaje”, por la que organizaciones vinculadas al ejército (“The Comment Group”) espían los ordenadores del Pentágono, la CIA y empresas tecnológicas y medios de comunicación (Wall Street Journal y the New York Times, por ejemplo). Este espionaje ha sido objeto de conversaciones y disputas entre Barack Obama y el presidente chino, Xi Jinping durante todo el año 2013 y, en julio de este año, es el tema central de un encuentro sino-americano del máximo nivel.

Como hemos sabido por las revelaciones de Edward Snowden, también Estados Unidos ha espiado a países amigos y enemigos, al igual que lo hacen Rusia, China, Reino Unido y Francia, entre otros. El Gobierno americano no ha actuado solo, y tampoco lo ha hecho al margen de la ley. Las “Patriotic” y Surveillance” Acts, o Leyes Patriótica y de Vigilancia, permiten que los jueces den cobertura legal a las actuaciones del Gobierno: un total de 550 millones de personas han sido “espiadas en sus comunicaciones”. Siempre teniendo en cuenta que la Seguridad Nacional es lo que estaba en juego o, en otras palabras, evitar atentados terroristas y localizar a sus potenciales autores.

El Gobierno americano ha contado con la colaboración de empresas tecnológicas, operadoras de telecomunicaciones, conglomerados de Internet y redes sociales y los ISP o proveedores de acceso a Internet: Microsoft, Google, Facebook, Apple, Verizon, Yahoo y otras muchas empresas han colaborado con las autoridades: la CIA, la NSA o el FBI. Durante meses, la población general americana no ha penalizado al presidente Obama por ordenar llevar a cabo dichas escuchas; solo recientemente, en la primera mitad de julio, por un mínimo margen estadístico, son más los que no están de acuerdo con Obama –en este punto-, que los que le apoyan. El motivo es sencillo: Obama fue elegido presidente porque prometía “hope and change”, esperanza y cambio; un tipo de política muy diferente de la de su predecesor, George W. Bush. Esto le dio estatura moral y legitimidad: cuando propios y extraños se han dado cuenta de que Obama –como presidente, como comandante en jefe-, actúa de manera parecida a la de Bush, muchos en la izquierda se han llevado las manos a la cabeza. En cambio, Obama está haciendo todo lo posible por avanzar su agenda más liberal, en cuestiones morales, como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el control de armas de fuego.

Esto explicaría una posible electoral demócrata si se celebraran hoy elecciones legislativas, que no tendrán lugar hasta noviembre de 2014. Hoy, al menos, en julio de 2013, los demócratas ganarían a los republicanos por un estrecho margen del +2,4%. Por supuesto, este dato hay que “cogerlo con pinzas”, porque aún falta mucho tiempo para que se celebren esas elecciones. Más aún, históricamente, el partido del presidente no suele ganar esas elecciones de mitad de mandato. Las excepciones más notables en el último siglo, las consiguieron los demócratas con Bill Clinton en 1998 y los republicanos con George Bush en 2002. En el primer caso, Clinton presidía un país en plena expansión económica, y, en el segundo, Bush tenía el apoyo de toda la nación tras los atentados del 11 de Septiembre de 2011.

En cualquier caso, son muchos los que están calentando motores, cara a las elecciones legislativas de 2014 y a las presidenciales de 2016. En el primer caso, los republicanos tienen que poner su casa en orden y, aparentemente, solo un hombre como Marco Rubio –senador por Florida- parece ser capaz de hacerlo, devolviendo a los republicanos su tan necesaria conexión con la actual realidad económica, política y social americana: los republicanos se apoyan en un electorado conservador, blanco y envejecido. Han dejado fuera al 15% de hispanos, el 13% de afroamericanos, y el 8% de asiáticos. Los estudios internos del partido republicano que ha conocido ADVICE Strategic Consultants, dicen a las claras que los republicanos necesitan conectar de nuevo con la sociedad si no quieren convertirse en un partido minoritario, sin posibilidades de gobernar.

En el campo demócrata, destaca Hillary Clinton: quienes la apoyan ya han puesto en marcha la maquinaria electoral, con un Political Action Comittee (PAC), compuesto por expertos de las dos campañas presidenciales de Obama. Clinton prepara su tercera biografía, centrada ésta en su paso por la Secretaría de Estado. Y no para –emulando a su marido- de dar conferencias por todo el país, cobrando por cada una no menos de 200.000 dólares. En una ocasión, en abril de 2013, ingresó 750.000 dólares por una conferencia. A este ritmo, en 2016 tendrá suficiente dinero como para financiar una exitosa campaña presidencial, en el caso de que decida anunciar su candidatura a presidenta.



Sociología, Economía y Política de Estados Unidos a mediados de julio de 2013 - Blogs en CincoDías.com

Yo, al igual que Fidelitas, me encuentro residiendo en Estados Unidos de forma más o menos temporal y debo confesar que los famosos liberal tears (lágrimas de progres) me han causado mucha gracia; todo ha sido bastante divertido. En el colegio, incluso he visto personas que han arruinado el uniforme con pequeñas notas inservibles de «not my President», pero he resistido la tentación de mofarme de la izquierda caviar: no les he echado en cara la gran vergüenza que deberían sentir por ser tan privilegiados. Yo, que no soy ni seré defensor reacio del proceso democrático —el proceso político lo quiero como el vino: añejo—, he sabido convertirme en el más entusiasta de los demócratas (con minúscula). Es fácil harcerse el republicano constitucionalista, aunque me ha costado agregarle lo de hispano trumpista, pues una muchacha solamente aceptó que no era un maldito inglés racista ​(en mi país, estudié en un colegio británico y es obvio en el acento) cuando le mostré el permiso de conducir con aquellos apellidos castizos.

Ya dije en la primera página de este hilo que saldríamos ganando de cualquier forma, pero mi opinión cambió; en Trump —un personaje pintoresco y, sobre todo, un outsider ​(un intruso, digamos) del Establishment washingtoniano—, encontré virtudes y vi posibilidades que serían imposibles bajo Clinton, la perpetuadora de la gestión de Obama. Es precisamente por esto que, en un momento de insensatez, me he arriesgado y he dejado clara mi postura al respecto en mi círculo social; la victoria electoral hasta me brindó la valentía para celebrar como uno de los borrachos del «Vivat Bacchus» de El rapto en el serrallo, cosa que provocó que un compañero (izquierdista, claro está) me recomendara el suicidio. He de decir que me he sentado con gusto a ver el maravilloso espectáculo y no me arrepiento de haber comprado las boletas.

Puntuación final: 11/10.

Saludos en Cristo.

Iniciado por Trifón

Y el de J.M. de Prada, que todavía no he encontrado transcrito, y que pondré cuando lo haga (o que lo haga cualquier otro forero):



Está bien que nos avise de los supremacistas blancos, las derechas "alternativas" y el paganismo identitario.

UN MOTIVO DE ESPERANZA, por Juan Manuel de Prada


(ABC, 14 de noviembre de 2016)


La derrota de la bruja Hilaria en las elecciones americanas es un duro revés para el mundialismo que desde esta tribuna celebramos con alborozo. También resultan esperanzadoras algunas de las promesas electorales lanzadas por el vencedor durante la campaña. Trump ha anunciado su propósito de combatir la globalización económica y ha arremetido contra los sarcásticamente denominados “tratados de libre comercio” que han arruinado las economías nacionales, favorecido las deslocalizaciones y fomentado las formas más depravadas de producción y comercio. También ha propuesto una reforma del sistema financiero que separe la banca tradicional y la banca de inversiones, imponiendo a ésta última cargas tributarias muy gravosas. Asimismo, ha anunciado su intención de acabar con el intervencionismo militar de sus predecesores y su deseo de combatir al Estado Islámico en alianza con Rusia. Y, en fin, ha prometido que nombrará jueces en el Tribunal Supremo que no se sometan a las consignas de la agenda mundialista. Si Trump cumpliera estas promesas, el alborozo que la derrota de la bruja Hilaria nos ha provocado se multiplicaría; pues, aunque sean medidas que Trump ejecutase por puro pragmatismo y en beneficio de su patria, redundarían pronto en beneficio de las demás naciones. Pero no nos chupamos el dedo ni nos hacemos ilusiones bobaliconas; pues no se nos escapa que el mundialismo, tras la derrota de su hija predilecta, ha hecho de la necesidad virtud y aceptado, como el personaje de Lampedusa, que tal vez todo deba adoptar una apariencia de cambio, para seguir como estaba. Por otro lado, basta ver el júbilo con que los supremacistas blancos, las derechas “alternativas” y el paganismo identitario han saludado el triunfo de Trump para que nos echemos a temblar.


En un artículo anterior nos servíamos del ejemplo del mongol Tamerlán, que no era precisamente un santo varón pero le zurró la badana al turco, permitiendo que las naciones cristianas sometidas a su pillaje se recompusiesen. En la lucha contra el turco de hogaño, que es el mundialismo, no creemos que Trump pueda ser un nuevo don Juan de Austria; pero tal vez pueda ser un Tamerlán que desbarate sus planes o los entorpezca. Y, aunque ni siquiera alcanzase a ser el Tamerlán que nos gustaría que fuese, su victoria nos ha brindado un motivo de inequívoca esperanza: pues ha sido una victoria lograda contra el poder mediático, una victoria conseguida a pesar de las intoxicaciones de las grandes empresas de comunicación, encargadas de difundir los más burdos montajes y de urdir constantes campañas de desprestigio. Nunca, que yo recuerde, los medios de comunicación han sido tan unánimes en la execración de un personaje como lo han sido con Trump; y, pese a ello, Trump ha salido vencedor.


O tal vez, para expresarlo más precisamente, habría que decir que Trump ha salido vencedor gracias a esta unánime execración. Muchos millones de personas han advertido que estas grandes empresas de comunicación no sirven a la verdad, muchos millones de personas no están dispuestas a tragarse el adoctrinamiento cultural que el mundialismo perpetra a través de sus apéndices mediáticos. No están dispuestas a tragarse su alfalfa, no están dispuestas a aceptar las costumbres degeneradas que tratan de imponerles, no están dispuestas a obedecer sus consignas.


Trump ganó porque muchos millones de americanos convirtieron las consignas que recibían a través de los grandes emporios mediáticos en una prescripción a la inversa. He aquí un motivo de esperanza para francotiradores con agallas.

https://es-es.facebook.com/permalink...bstory_index=0

Pues es curioso el análisis del GEES que también ha sido publicado en La Gaceta:
La Doctrina Trump | GEES

El analista del GEES cree que Trump tratará a Rusia mucho más duramente que Obama:

Por ejemplo con Rusia. Putin y Trump tiene algo en común: son hombres de acción y de resultados. Su mutua admiración es comprensible: ambos gustan menos de las palabras y más de los hechos. Atrás queda la grandilocuencia obamita que encandilaba a los europeos pero que no tenía consecuencia alguna en el terreno práctico. Con Obama en el Despacho Oval y Clinton en la Secretaría de Estado, Putin ha avanzado en toda su agenda internacional, especialmente en Oriente Medio y Europa oriental, sin oposición diplomático-estratégico alguna. El gran orador Obama ha ido siempre por detrás de Putin, arrastrado por los movimientos rusos e incapaz de entender a su rival. De hecho su Presidencia, a cambio del Nobel de la Paz, comenzó con el cambio en el escudo antimisiles en Europa del Este, cesión inaudita ante la presión rusa: pues bien, es difícil que Trump ceda a las amenazas del Kremlin y que Estados Unidos siga siendo convidado de piedra. Más bien es seguro que ocurrirá lo contrario: Trump será claro con Putin, y éste aprenderá pronto que con el inquilino de la Casa Blanca tendrá que negociar, que éste tiene líneas rojas y que no podrá salirse con la suya simplemente amenazando con elevar la tensión.

También dice que ya se pueden ir preparando los iraníes:

Peor suerte correrá el régimen de los ayatolas: Trump participa de la visión republicana sobre el acuerdo nuclear con Irán de 2015: no sólo es un mal acuerdo, sino que ni siquiera tiene visos de cumplirse. No se equivoca. Los iraníes han conseguido el levantamiento de sanciones a cambio de una moratoria de unos cuantos años, las inspecciones tienen unas cláusulas tan favorables a los iraníes que no se van a cumplir, partes importantes del programa atómica quedan fuera del acuerdo, y el programa misilístico continúa a la vista de todos: el resultado es que a la vuelta de unos años, Irán puede ser capaz de golpear no sólo a Israel y Europa, sino a las ciudades americanas. Por suerte, puede adelantarse que Trump corregirá los graves errores de Obama, y tomará medidas como el restablecimiento de sanciones al régimen iraní.

Según este analista, la intervención militar de EEUU aumentará con Trump e incluso revitalizará la doctrina de la "guerra preventiva" de Bush:

Respecto a lo segundo, Trump no es reacio al uso de la fuerza allí donde los intereses y la seguridad norteamericana lo exijan. Pese a lo que suele comentarse, está dispuesto a utilizar la fuerza contra el ISIS, incluso desplazando tropas al terreno de manera abierta y transparente y aumentando las operaciones aéreas contra las milicias islamistas: he aquí otra diferencia respecto a la estrategia enmarañada de Obama en Irak y Siria. En términos más generales, Trump está dispuesto a perseguir al terrorismo islámico allí donde se encuentre y antes de que pueda golpear suelo norteamericano. Afortunadamente, el ataque preventivo sobre territorios y países que amenacen directamente a los Estados Unidos no es en absoluto descartable con él en la Casa Blanca.

Por fin, el práctico Trump es partidario del uso disuasorio de la fuerza. También en esto acierta: la mejor forma de evitar una guerra es estar dispuesto al uso de la fuerza. La debilidad es una invitación a la agresión, y Trump no está dispuesto a continuar por esa senda. A diferencia de Obama, está dispuesto a demostrar al mundo la fortaleza militar norteamericana, como forma de garantizar la tranquilidad de amigos, convencer a rivales y disuadir a enemigos. Pero al mismo tiempo que la visibilidad, para Trump los servicios de inteligencia juegan un papel esencial en la guerra del siglo XXI, y está dispuesto a exprimir al máximo sus capacidades. Sabemos que va a cuidar especialmente este aspecto.

En fin, puede que les haya ido la olla a los del GEES (a mí me parece un poco raro eso de que Trump se enfrente a Rusia), pero creo que es interesante consignar sus análisis, como partidarios de Trump que son.

Iniciado por Kontrapoder

Recojo a continuación a una noticia curiosa que en el fondo es una tontería con escasa relación con el tema de Trump, pero que me sirve para formular una reflexión final que considero oportuna.

La secuencia de hechos es la que sigue:

1) El 10 de noviembre, una periodista de Al-Arabiya recoge en Twitter unas declaraciones del Príncipe Turki de Arabia Saudí en las que se muestra partidario de que EEUU respete el acuerdo nuclear con Irán. La noticia parece ser fiable dado que la recoge algún otro medio árabe.

2) Horas después, la misma periodista publica estas otras declaraciones del Príncipe Turki: "Si Trump mueve la Embajada de EEUU en Israel a Jerusalén, la OIC (Organización de Cooperación Islámica, 57 países) retirará los embajadores de Washington". La noticia la publica Conflict News, pero no veo que nadie más la confirme. No la veo en ningún medio árabe.

3) Dos días después, el 12 de noviembre, el Príncipe Turki fallece, motivo por el cual se pospone la visita de Felipe VI.

¿Están ligadas esas extrañas declaraciones con la muerte súbita del Príncipe Turki? Sinceramente creo que no, pues no soy dado a creer en conspiraciones sin pruebas fehacientes. Además ningún medio serio ha confirmado esas declaraciones sobre la retirada de embajadores que reprodujo esa periodista. Ahora bien, me parece significativo que en Internet, donde es tan fértil la imaginación a la hora de ver y denunciar conspiraciones, a nadie le haya dado por ligar ambos hechos. Parece, pues, que el conspiracionismo es selectivo y siempre suele ir a favor de los intereses de ciertos países. Con lo que no sería descabellado pensar que son esos mismos países los que crean y usan las teorías de la conspiración como arma propagandística.

Corrijo un error mío. No se han podido ligar ambos sucesos porque se trata de diferentes personas aunque se llaman igual. Hay dos príncipes Turki: el que ha muerto (hijo de Abdulaziz) y el que ha hecho las declaraciones (hijo de Faisal). No obstante, la información -no confirmada más que por esa periodista- es interesante porque muestra que en política exterior, especialmente la relacionada con el complejo mundo árabe, no todo es blanco o negro.

La izquierda se ha quedado sin pueblo; y la derecha, sin nación



La izquierda histérica




Lo que de verdad ha puesto histérica a la izquierda es la constatación de que el pueblo le ha dado la espalda.


16 de noviembre de 2016


JOSÉ JAVIER ESPARZA



Hay que retrotraerse mucho en la Historia para encontrar sucesos parecidos a los que hoy está suscitando la elección de Trump en los Estados Unidos: incesantes manifestaciones de descontentos, desbordante ira vengativa en los perdedores, desgarrado clamor mediático e incluso –y esto son ya palabras mayores- tiros en las calles. En realidad no es demasiado sorprendente: la mayoría mediática ha creado tal atmósfera de diabolización en torno a Trump –racista, machista, xenófobo, etc.– que su victoria, a ojos de los que hayan creído ese relato, forzosamente debe ser vista como una especie de triunfo del Anticristo. Pero hay algo más, algo que se mueve en profundidades aún mayores y que termina de explicar tanta cólera, y es lo siguiente: lo que de verdad ha puesto histérica a la izquierda es la constatación de que el pueblo le ha dado la espalda.

Dos artículos recientes ponen el dedo en la llaga. Uno, del comunista francés Robert Forrester lo explica del siguiente modo: la clase media y trabajadora blanca ha vencido a los particularismos feministas, homosexuales y étnicos. El segundo, del comunista español Alberto Garzón, transita por muy semejante vía: la izquierda europea se ha separado por completo de la clase trabajadora. En muchos aspectos, ambos tienen razón.

Efectivamente, parece que la izquierda occidental ha olvidado por completo quién es realmente el “pueblo”, qué es la “clase trabajadora”. Los que obraron el gran milagro de la transformación socioeconómica en todo Occidente entre 1950 y 1970 no fueron comprometidos activistas LGTB ni apóstoles del mestizaje, sino europeos de cepa (y a mucha honra), de cara blanca (normalmente renegrida en el tajo), heterosexuales con hijos, mayormente cristianos (al menos en el concepto de lo bueno y lo malo) y con una idea muy material, nada ideológica, de la libertad y la prosperidad. Esas generaciones lograron reducir al mínimo la brecha social; fueron la materia sobre la que se ejecutaron las grandes políticas de reconstrucción, lo mismo en la Alemania socialdemócrata que en la España franquista o en la “América de las oportunidades”. Desde un cierto punto de vista, ellos han sido los héroes de la segunda mitad del siglo XX. Y ese ha sido el pueblo. El único pueblo realmente existente.

Ahora bien, desde entonces ese pueblo no ha dejado de recibir golpes de todo género. Los grandes procesos de globalización lo han dejado para el arrastre. La derecha predicaba la supresión de toda barrera al dinero, la izquierda predicaba la supresión de toda barrera humana, y en medio quedaba un pueblo arrasado por los unos y por los otros. La izquierda socialdemócrata colaboró de manera decisiva en el proceso. Sin darse cuenta de que, al hacerlo, estaba quedándose sin sujeto político: la izquierda se quedaba sin pueblo como la derecha se quedaba sin nación.

Esta metamorfosis del sujeto político ha sido uno de los grandes cambios de nuestro tiempo. La izquierda radical quiso gestionarlo por la vía de inventarse un sujeto nuevo: los jóvenes, las mujeres, los homosexuales, los inmigrantes… Pero esa búsqueda de nuevos “agentes revolucionarios”, es decir, de nuevos sectores sociales por redimir, ha conducido a la izquierda a una brutal acumulación de contrasentidos. Todas las transformaciones del discurso de la emancipación han conducido a formas nuevas de disgregación social y, por tanto, de servidumbre. ¿Un ejemplo? Redimamos a las mujeres, dijeron. Y bien, sí, ya se ha consagrado plenamente la lucha de sexos como sustituto de la lucha de clases: la mujer oprimida se rebela contra el macho explotador. Pero el resultado de la operación está siendo una descomposición galopante del tejido social (por la crisis de la familia como institución) y una atomización infinita de la comunidad, lo cual deja a los individuos a merced del poder, porque sin tejido social y sin comunidad no hay resistencia posible.

¿Más ejemplos? Redimamos al homosexual, dijeron. Y bien, sí, ya se han implantado por todas partes legislaciones de protección, normalización e incluso fomento de la homosexualidad. Pero he aquí que esas legislaciones, al cabo, vienen a funcionar como repertorio de privilegios en beneficio de individuos concretos a los que literalmente se les extrae de la sociedad para colocarlos en un pedestal, en perjuicio manifiesto del resto y, una vez más, con el efecto pernicioso de romper la comunidad popular, que ahora se divide bajo un criterio nuevo.

¿Es suficiente? No. El caso de la inmigración debe ser mencionado porque es tal vez la más clara manifestación de cuanto estamos diciendo. El discurso de la izquierda sobre este asunto ha sido unívoco: “Papeles para todos”, “bienvenidos refugiados”, “mestizaje progresista”, “contaminémonos”, etc. Es como si la izquierda hubiera encontrado por fin un pueblo al que redimir. Ahora bien, la llegada masiva de mano de obra poco exigente implica automáticamente una bajada en bloque de los salarios y un aumento inmediato del paro (porque crecen los contratos temporales) y del cupo de población subsidiada, con el consiguiente perjuicio para el conjunto de los trabajadores. La mano de obra inmigrante ha sido un buen negocio para los empresarios de la globalización y para los gestores de subsidios, pero, objetivamente, ha sido una catástrofe para unos trabajadores que en el medio siglo anterior habían logrado reducir la brecha social. “¡Eres un racista!”, grita el ideólogo de izquierda a quien plantea las cosas así, y el anatema recibe el aplauso vehemente del capitalista que sale beneficiado con la operación. El trabajador queda en un rincón, maltratado por el sistema que él mismo ha creado, rechazado por la izquierda que debería representarle y humillado por la máquina económica. Una vez más, la comunidad se rompe. ¿De verdad a alguien le extraña que, en Francia, el 45% de la clase trabajadora y el 40% de los parados hayan abandonado a la izquierda para pasarse a Marine Le Pen, o que Trump haya recibido el voto de tantos millones de trabajadores?

Es muy difícil saber qué va a pasar ahora. Las voces que –aún muy minoritarias- claman desde la izquierda por “recuperar” al pueblo se topan con el nada desdeñable obstáculo de que esa operación exigirá un replanteamiento general de realidades que para los progresistas de hoy son territorio tabú: las identidades nacionales, la singularidad irreductible de los factores étnicos y culturales, la necesidad de mantener estructuras sociales naturales, etc. ¿Se atreverán a dar el paso?


Se entiende que la izquierda esté histérica: se le acaba de caer el mundo a los pies. Su propio mundo.

Posibles claves de la victoria de Trump:



-Tocar fibras sensibles de "rednecks" cabreados.


-Decir lo que cierto sector quiere oír y apoyarse en él para barrer.


-Romper el hielo de lo políticamente correcto.


-Cuestión del federalismo.


-En Estados Unidos gusta todo lo "grande": El que más billete tiene, el que tiene el coche más grande, la casa más grande... La estúpida moda de la ropa ancha viene de allí. Y no digamos la epidemia de la obesidad.


Trump ha empleado la táctica de un jugador en un casino. Y ha ganado. O mejor dicho: De ir ganando terreno poco a poco comprando boletos, hasta que le ha tocado la lotería.


Y hasta aquí la política de nuestro tiempo, que es psique, realismo mágico-pragmático y circo mediático. Los que sigan haciendo cábalas ideológicas seguirán haciendo el capullo.


Ah, y como bien dice mi amigo Jose María Reguera González, América no es Europa.




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¿Los que querían ver a toda costa a una mujer en la presidencia de Estados Unidos por el hecho de ser mujer, querrán ahora lo mismo en Francia?


Si es que a la vejez lo que queda es reírse...


Progres: Víctimas de sí mismos.


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Otro análisis sobre la victoria de Trump: Que haya tenido a los medios en contra es otra clave más. Lo que demuestra eso no es que sea bueno, sino que buena parte del personal está harto de siempre lo mismo. El sistema no es infalible. Y con esto, aclaro, no digo que Trump vaya a cambiar el sistema. Lo que sí digo es que la Historia es imprevisible y que con fe y con cojones se pueden hacer muchas cosas.



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Hace tiempo dije que si los Clinton seguían atacando a Trump por lo personal, llevarían las de perder. Por más que Trump sea un payaso, que lo es, y por más escándalos que tenga, no se compara a los escándalos de pedofilia, rituales satánicos y toda la política belicista promotora de las "primaveras árabes", la guerra en Nueva Rusia, la prohibición a los europeos de comerciar con Rusia y etc. Eso aparte de cargarse de un plumazo el federalismo y hacer imposiciones "centralist...as" en un país que ya tuvo una guerra civil por eso mismo, que no por la esclavitud, diga lo que diga la "historia oficial" que en los mismos Estados Unidos ya se resquebrajó. Y no, no soy ningún experto ni ningún analista, como esos tertulianos progres ex-pañoles que con el hijo-tabique de la duquesa de Alba pregonan el apocalipsis laico de su marxismo cultural, pero es que hay cosas que son evidentes.


Por cierto, hasta donde yo sé, los Clinton no han negado las evidencias de sus violaciones, pedofilia y rituales satánicos. El pirata informático que filtró los correos ha sido suicidado. Pero no, lo escandaloso es que Trump dijera una vez que le gusta cogerle el chumino a las tías. Como el payaso Berlusconi, el introductor de la telebasura en Ex-paña: Todos los progres (y él es tan progre cultural como ellos) preconizando el amor libre, el pansexualismo y a follarse lo que se ponga por delante, pero cuando el gachó organizaba orgías en sus mansiones con presidentes checos empalmados, entonces ya había un escándalo moral. ¡Venga ya con el rollo, hipócritas! Lo que les jodía era que tuviera una mansión, la misma que ellos quisieran para tener más sirvientes todavía. Les mueve la envidia más primaria, no la justicia.


Y reitero que Trump me importa un carajo y que sé que en Yanquilandia, cuya estructura de poder es tan compleja, asquerosa y cínica, poco o nada va a cambiar, como poco o nada cambió de Bush a Obama. Pero es que lo peor de todo esto es tener que soportar la pesadez de estos progres que van de ultrademócratas quejándose de la democracia. Joder, qué suplicio...









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Fuentes:

https://es-la.facebook.com/Antonio-M...3868212144988/

https://www.facebook.com/11815829862...type=3&theater








"Viola a Melania": partidarios de Clinton muestran tendencias violentas en las calles y las redes

Publicado: 14 nov 2016 03:18 GMT | Última actualización: 14 nov 2016 03:34 GMT


El lema se ha convertido en tendencia en Twitter, donde muchos usuarios han expresado su indignación por la forma que tomó la protesta.






La imagen de uno de los carteles que se exhiben en las protestas contra Trump, aparecida en la Red este sábado, ha provocado una gran polémica en la sociedad estadounidense. El cartel en cuestión, sostenido por un manifestante, contiene el mensaje "Viola a Melania" ("Rape Melania", en inglés), en referencia a la esposa del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, informa el periódico 'The Washington post'.

La foto fue tomada por un internauta apodado @thereal_beck durante una protesta contra Trump que se llevó a cabo en Washington frente al nuevo Hotel Trump, que se inauguró en la avenida Pennsylvania de la ciudad.







Según el autor de la fotografía, ninguno de los aproximadamente 150 partidarios de Hillary Clinton que protestaban contra la elección de Trump en ningún momento reprobaron la actitud de la persona que mostraba el cartel, que siguió exhibiéndolo hasta que un partidario del presidente electo entró en la protesta y se enfrentó al hombre, que en ese momento huyó.





¿El efecto Trump?: denuncian en las redes escalofriantes casos de racismo



Mientras tanto, el 'hashtag' #rapemelania (viola a Melania) se ha convertido en un 'trend' en Twitter, provocando una ola de indignación entre algunos usuarios. "Es increíble la rapidez con la que "I'm With Her" ("Estoy con ella") y "Love Trumps Hate" (juego de palabras que se traduce literalmente como "Amor triunfa sobre el odio") se convirtió en "Rape Melania" (Viola a Melania) y "Assassinate Trump" (Asesina a Trump)", escribe uno de los usuarios, refiriéndose a los 'hashtags' en apoyo a Hillary Clinton.

"El hecho de que #rapemelania sea tendencia en Twitter hace que los partidarios de los liberales y Hillary aparezcan como dementes, hipócritas y crueles. Inexcusable", se expresa otro.

Esta semana numerosas ciudades estadounidenses se han visto sacudidas por una fuerte ola de protestas a raíz de que el republicano Donald Trump ganase las elecciones presidenciales celebradas el pasado 8 de noviembre.



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Fuente:

https://actualidad.rt.com/actualidad...cias-violentas