Subió, pues, Moisés de la llanura de Moab al monte Nebo, sobre la cumbre de Fasga enfrente de Jericó, y mostróle el Señor toda la tierra de Galaad hasta Dan, y toda la de Neftalí, ya la comarca de Efraim y de Manasés, y todo el país de Judá hasta el mar occidental, y la parte meridional, y la espaciosa vega de Jericó, ciudad de las palmas, hasta Segor, y el Señor le dijo: He aquí la tierra de la cual juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia se la daré. Tú la has visto con tus ojos: más no entrarás en ella... (Deuteronomio 34)
No voy a entrar en polémicas sobre el asunto, pero no me cabe duda de que Hamás y Hizbolá no son precisamente amigos de España. Ver ayer a los marxistoides de siempre apoyando la causa roja palestina, me produjo un nuevo acceso de repugnancia. LLamar "genocidas" a los israelíes cuando los rojos han masacrado a 150 millones de personas en el mundo; llamar "genocidas" a los israelíes, cuando el islamismo asesinó a 200 personas en Madrid por un "nos habeis tocado las pelotas con lo de Irak", que les importaba un soberano bledo a los tíos..., independientemente de lo que yo pueda pensar sobre la cuestión sionista, me parece un verdadero sarcasmo.
Para mí este asunto es un capítulo más de una confrontación que se saldará, tal como se ha dicho, con la conversión del pueblo judío y el final del Islam, algo que también está profetizado. Es cierto que hubo un tercio de población palestina cristiana, pero ¿cuántas iglesias hay abiertas en Gaza?; es verdad que el pueblo palestino es el que más títulos universitarios acumula por cada 1000 habitantes entre los pueblos árabes, pero el comportamiento de Hamás y el de Hizbolá no está a la altura...
Por tanto mi postura es la de "ver, oir y callar", pero de ahí Sr. Chanza a escuchar de usted, que no tienen derecho a un Estado propio. En fin, que no debemos dejarnos cegar por los prejuicios.
Un saludo.
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