Respuesta: Es algo más que adelgazar el Estado
El problema no es la existencia del Estado sino mantenerlo dentro de unos límites lógicos. Y su tendencia al intervencionismo sin control nace con la Revolución Francesa.
Otra cosa es que nos planteemos la naturaleza del Estado. El Estado no puede ser dador de partes; es decir, no es un todo inicial del que se deriven partes posteriores. Históricamente, la realidad es inversa, subsidiaria, no centralista. Las realidades sociales más primitivas son pequeñas, y sólo con el paso del tiempo van apareciendo entidades mayores, hasta llegar al Estado moderno, que no es malo en sí mismo, insisto, siempre que se respeten tanto los derechos individuales como las instituciones espontáneas que le han precedido y que servían al bien común. Dicho de otra forma: no vale el borrón y cuenta nueva de las revoluciones, que anulan las estructuras espontáneas surgidas para la defensa conjunta de intereses individuales y, al mismo tiempo, comunes, sustituyéndolas por una falsa representación de la "voluntad general" mediante formas parlamentaristas.
La fuerza del Estado como institución única frente al individuo deja a éste solo e indefenso.
"La Verdad os hará libres"
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