Es una opinión tan razonable que leída casi resulta tentador decir ¡evidente!
Hay un problema doble aquí: realmente existe un cierto grupo de gente, pequeño pero influyente, de orígenes no carlistas pero metida ahora en el carlismo que tienen un problema político. Para la gran mayoría sin embargo, se trata de un problema personal y sentimental resultado de los sucesos de la transición.
Supongo que hasta que no haya un recambio generacional la cosa no tiene arreglo.
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