Fuente: Personas, Número 169, 29 de Enero de 1977, páginas 6 – 11.



“Marín Verde es inocente”

MONTEJURRA 76: Habla el abogado del “hombre de la gabardina”


– La aceptación de este asunto no sé si me habrá proporcionado popularidad, algo que nunca he buscado, pero sí puedo decirle que me ha absorbido por completo, hasta el punto que he tenido abandonado mi bufete en relación con otros muchos asuntos que hoy se amontonan sobre mi mesa, ya que la gravedad del caso Montejurra y su complejidad requerían una total dedicación. El Montejurra 76 me ha traído sin sueño en muchas ocasiones. Hoy, con la libertad provisional concedida a mi defendido, las cosas empiezan a entrar en una zona de sosiego.

Manuel Gamero Soria es un hombre campechano, discretamente gesticulante, y tiene la convicción cierta que va a demostrar la inocencia de su defendido. Esta convicción rebasa la dificultad de los límites jurídicos para enfrentarse con otro aspecto más difícil en el ejercicio profesional de este abogado: la poca simpatía que a nivel popular suele despertar una defensa de este tipo. Sin embargo, a juicio de este personaje que hoy viene a la entrevista, el derecho es el derecho y la plena dedicación a la abogacía suele ser apasionante tanto en los asuntos que van rodeados de una aureola popular, como en los que las simpatías no van a favor del acusado. Lo controvertido del Montejurra 76, sus implicaciones políticas y toda la tinta que ha corrido en relación con los acontecimientos ocurridos en la “montaña sagrada” de los carlistas de uno y otro bando han despertado mayor interés para este abogado andaluz, simpático, más bien metido en carnes y con una acusada sordera que en algunas ocasiones me hace levantar la voz más de lo debido. El desbordante optimismo de este abogado y el pleno convencimiento de la inocencia de su defendido imprimen a Manuel Gamero una moral de combate dispuesta a toda prueba dialéctica y a demostrar en su día lo que muchos creen indemostrable hoy: el hecho de que el disparo de Marín García-Verde no fue al cuerpo de Aniano Jiménez ni, por lo tanto, fue el causante de su muerte.


La desaparición del TOP

Cuando en la noche del 3 de Enero José Luis María García-Verde llegaba al aeropuerto de Sevilla, acompañado por su abogado, en el vuelo de Iberia 256, terminaba el primer capítulo de una obra tremenda, muy a la española, que hasta ahora ocupa ocho volúmenes donde se contiene el sumario 1874/76, abierto hace cinco meses para esclarecer los hechos en que perdieron la vida dos personas. El 4 de Enero, un día antes que el Gobierno suprimiera el Tribunal de Orden Público, Rafael Gómez Chaparro, titular del JOP, número uno, dictaba auto de conclusión del sumario abierto sobre los sucesos de Montejurra.

– Es muy posible –dice el abogado de Marín García-Verde– que la desaparición del Tribunal de Orden Público haya sido una causa fundamental para que el magistrado decida conceder la libertad provisional a mi defendido. De todas maneras, al margen de que Marín García-Verde, Santiago Carrillo u otras personas se hayan beneficiado de la desaparición de esta jurisdicción, lo que no cabe duda es que el Tribunal de Orden Público, como ha dicho Ruiz Giménez, ha tenido un bello morir. En la actualidad no creo que haya en la cárcel ningún procesado por el Tribunal de Orden Público sin condena.

¿Quiere decir que su defendido se ha beneficiado de unas circunstancias políticas?

– No, ni mucho menos. A esta circunstancia de la desaparición del Tribunal de Orden Público hay que añadir el hecho de que la instrucción sumarial ha puesto de relieve los supuestos exculpatorios de la responsabilidad presunta que se intenta atribuir a mi defendido.

¿Qué significa para usted el proceso penal de Montejurra setenta y seis?

– Yo creo que todo el proceso penal de Montejurra es una pura investigación. No se trata de discutir conceptos jurídicos, sino de llevar hasta sus últimas consecuencias una actuación que restablezca la verdad de los hechos, una verdad que ha sido gravemente deformada como consecuencia de la matización política que se ha dado a los acontecimientos del Montejurra setenta y seis.

¿Cree usted que Marín García-Verde es inocente?

– Si no lo creyera le puedo asegurar que no sería su abogado. Estoy plenamente convencido de que es inocente y espero confiadamente que demostraré no sólo su inocencia, sino que no es ni autor material del disparo que quitó la vida a Aniano Jiménez ni responsable moral de su muerte.

¿Cómo se explica que su defendido fuera fotografiado con una pistola a poca distancia de Aniano Jiménez mientras éste caía herido de muerte?

– José Luis Marín García-Verde hizo un disparo al suelo –como lo demuestra la dirección de la pistola en esa misma foto de la que me habla– al ver venir hacia él una avalancha de personas en actitud violenta. Esa misma avalancha que el fotógrafo de la revista “Guadiana”, señor Hernández Corcho, no se preocupó de reflejar en sus fotos, con las que se ha hecho millonario. Precisamente por esa cercanía de mi defendido a la víctima, Aniano Jiménez lo hubiera reconocido como su agresor, ya que se encontraba a unos dos metros de distancia en el momento en que recibió el tiro. Sin embargo, Aniano creyó que había sido alcanzado por una bala de goma y pidió que lo quitaran del alcance de la Policía, ya que estaba fichado. En este sentido pronunció sus últimas palabras, como han declarado los periodistas Sánchez Costa, redactor del “Diario de Barcelona”, y José María Izquierdo, de “Posible”.


Convencido de su inocencia

¿Cómo lo ha pasado su defendido en estos meses de privación de libertad?

– Imagínese cómo puede pasarlo un hombre que en su vida ha estado en la cárcel y que de pronto se le viene encima todo esto.

No cabe duda que los primeros días fueron duros, no sólo por la incomodidad que supone encontrarse en una sala de bandera sin poder salir, sino por el desahogo que causó en toda la familia la serie de imputaciones públicas que empezaron a publicarse contra José Luis García-Verde.

Sin embargo, parece que su defendido ha recibido un esmerado trato durante todo el tiempo de su detención.

– En realidad, durante el tiempo que permaneció en la sala de bandera del regimiento América, de Pamplona, se puede decir que estuvo como en su propia casa, con la compañía de muchos compañeros de arma y las lógicas atenciones que merece un oficial del Ejército. Lo más duro para él fue la forma en que se llevó a cabo su traslado del cuartel América, de Pamplona, al castillo de La Palma, de El Ferrol, donde ocupó la misma celda que había dejado el comandante Otero.

¿Por qué fue duro este traslado?

– Fue duro por la forma brusca con que se hizo, en vista de que se había recibido una orden terminante del capitán general de Burgos para que se hiciera el traslado urgentemente, ya que, a su juicio, no tenía sentido una permanencia tan prolongada de un militar en la sala de bandera de un cuartel, sino que debía estar en una prisión militar hasta que la justicia lo decidiera. De todas formas, lo que Marín García-Verde nunca llegó a comprender, desde su mentalidad de hombre profundamente católico, de comunión diaria y conservador tradicionalista, fue esta privación de libertad y, sobre todo, el duro traslado a la prisión de El Ferrol. Tenga en cuenta que él juzgaba los hechos en primer lugar desde el propio convencimiento de su inocencia, y, más adelante, no comprendía cómo no se le ponía en libertad, en vista de las circunstancias que iban desprendiéndose a su favor a lo largo del desarrollo sumarial. Nunca comprendimos ni él ni yo cómo esta libertad provisional no llegó antes.


Fuera de la extrema derecha

¿Se puede considerar a su defendido como un hombre de extrema derecha?

– Ni mucho menos. A José Luis no se le puede incardinar en la extrema derecha. El tradicionalismo andaluz es completamente autónomo, hasta el punto de que los tradicionalistas de por aquí abajo tienen la celebración de “El Quintillo” (una finca en los alrededores de Sevilla) que es la equivalencia de lo que significa Montejurra para los carlistas del Norte.

¿Quiere decirme qué hacían entonces en Montejurra los miembros de una familia tan sevillana como los Fal Conde, así como su defendido?

– Mire, adentrarnos en este tema sería interminable. Pienso que hay asuntos más importantes que tratar en este Montejurra setenta y seis.

Como por ejemplo las acciones judiciales que van a emprender contra determinadas personas.

– Efectivamente. Le puedo decir que la primera acción judicial que ejerceremos será contra el entonces Director General de Coordinación Informativa, Don Carlos Sentís, por un artículo que publicó en el diario “Informaciones” en el que hacía una imputación directa a mi defendido, al mismo tiempo que le atribuía una responsabilidad que todavía no ha sido probada por los Tribunales. Es cierto que algunas revistas y periódicos han caído en el mismo error, aunque de forma menos descarada. Pero de todas formas, dada la precipitación del oficio periodístico y el posible desconocimiento de las cuestiones jurídicas, es explicable que un periodista pueda caer en este error, pero no todo un señor Director General del Ministerio de Información y Turismo.


La trayectoria de la bala

Con los ocho tomos que contienen el sumario de Montejurra 76 sobre la mesa, el abogado Manuel Gamero Soria me muestra una radiografía de Aniano Jiménez, en la que se aprecia perfectamente la bala y el lugar donde se alojó en el cuerpo de la víctima.

– Es una lástima –dice el abogado– que no podamos hablar más de este tema, ya que pertenece al secreto del sumario, pero sí le diré que uno de los debates más importantes del proceso y durante el juicio oral será el que concierne a la trayectoria de la bala. Es en este aspecto donde expondré uno de los argumentos más convincentes para demostrar la inocencia de mi defendido.

José Luis Marín García-Verde tiene tres hermanas monjas y un hermano sacerdote trapense que se encuentra en un convento de clausura en Navarra. Los primeros días después de su libertad provisional se marchó a descansar a su finca “El Zancarrón”, que se encuentra en el Término de Huelva, y es una de las explotaciones agrícolas más importantes del país. Después ha venido con frecuencia a Sevilla, casi siempre en compañía de su mujer, y ha comido en los restaurantes más importantes. Al parecer, ha habido un intento de celebrar una cena-homenaje en honor de Marín García-Verde, organizada por la Comunión Tradicionalista, pero no se ha llevado a efecto porque Marín García-Verde se ha marchado a descansar unas semanas, sólo en compañía de su mujer y sin ninguno de sus nueve hijos, a una de las fincas que sus padres tienen en Badajoz.


Inhibición de Oriol

¿En qué medida ha favorecido a su defendido la declaración ante el juez de Antonio María de Oriol?

– Ya sé que la acusación privada resalta mucho el matiz político en las personas que han declarado, según opinión de esta defensa, en favor de mi defendido. Pero puedo decirle que la declaración de Don Antonio, como de otros señores de similar ideología que estuvieron en Montejurra, en nada favorecen ni perjudican a mi defendido. Han sido declaraciones correctas, muy someras y más bien de compromiso.

Manuel Gamero Soria espera con ganas el día del juicio oral. Ese día va a ser, según él, el día de las grandes revelaciones “y nadie puede imaginar las cosas que van a descubrirse”. Por lo visto, los periodistas vamos a quedarnos boquiabiertos ante un trabajo de investigación balística, médica, fotográfica, atmosférica, etc., que pondrá las cosas definitivamente en claro. El abogado Gamero Soria habla con seguridad y con aplomo, parece que en vez de coartadas, pruebas y testimonios, lo que tiene preparado es una especie de talismán milagrero que casi va a subir a los altares al “hombre de la gabardina”, tan llevado y traído en estos meses.



Ángel ROBLES