No me fío nada de la Alt-Right (hasta el nombre es extranjerizante). Para empezar, como bien se ha mencionado por aquí, es un grupúsculo de frikis que no salen de Internet y que seguramente tengan serios problemas sociales y de otro tipo. Pero al margen de eso, ¿qué fuerza tienen? Es posible que les estemos dando más importancia de la que realmente tienen. Sin embargo, se ve en las redes sociales y en ciertos partidos que antes de ayer eran neoliberales, un acercamiento a la Alt-Right. El problema es que es un grupúsculo tan sumamente heterodoxo que hay desde tradicionalistas despistados a progres jacobinos; pasando por ocultistas, racialistas... En fin. Sin embargo, muy en general, podríamos decir que, la opinión mayoritaria que se ve en estos grupos encaja a la perfección con ese nacionalismo étnico y racista, europeísta y anglosajón, tendente al sionismo y no excesivamente amigo del catolicismo. Mucho ojo, porque estas ideas están bastante presentes en los principales simpatizantes de estos frikis en España. Pero, como he dicho con anterioridad, es un análisis de "etiquetas" a grandes rasgos; pues son un grupo muy heterogéneo.

En lo que a nosotros los tradicionalistas nos concierne, creo que no debemos caer en la trampa de apoyarles. Sin perder la cautela y sin caer en un crítica impulsiva, debemos operar por nuestra cuenta y, si es posible, movernos y quitarnos el polvo un poco más, que falta hace. Aquí lo que va a crecer, como no nos espabilemos, va a ser esta gentuza racista, laica y peligrosamente sionista. Y ojo, ésto no solamente se da en EEUU, miremos el Frente Nacional francés actual, judaizado y con homosexuales en sus principales filas. Mucho ojo, porque aquí puede salir perfectamente algo así y sería un nuevo y difícil obstáculo con el que lidiar para que podamos salir de esta marginalidad de la que no terminamos de salir.

Así que ánimo, a desempolvar el trabuco y al monte. Es decir, a intensificar nuestra actividad con nuevos proyectos de viejas ideas que deben volver