Fuente: ABC, 20 de Septiembre de 1985, página 52.



Vegas doctrinario



Hay en la figura pública de Vegas tres facetas de distinto brillo: la de animador intelectual, la de doctrinario y la de político.

Como animador intelectual, creó, en unión de Ramiro de Maeztu, la revista de pensamiento Acción Española, a cuyo alrededor se congregó un valioso grupo de escritores que compartían una concepción tradicional del mundo. Algunos fueron asesinados por sus convicciones en 1936. El joven Vegas fue el promotor y el coordinador de aquel laboratorio en el que se forjaron las razones del alzamiento nacional y las bases de un nuevo estado confesional, corporativo y monárquico que tenía su precedente en el de nuestros siglos de oro.

Como doctrinario, Vegas se concentró en la crítica del liberalismo católico y de la democracia inorgánica. Paralelamente defendió la ortodoxia integral y la Monarquía limitada por unas Cortes orgánicas. Su libro más importante y maduro –Consideraciones sobre la democracia (1965)– es un análisis demoledor del sufragio universal individualista canalizado monopolísticamente por los partidos. Hasta entonces no había en la bibliografía de lengua española una obra tan sistemáticamente adversa al demoliberalismo en todas sus formas, incluida la que Vegas, en sentencia famosa, calificaba de «república coronada». Como doctrinario, estuvo en la línea de Donoso, Nocedal y Mella.

Como político, se entregó tenazmente a la empresa de establecer en España una Monarquía tradicional en la persona del Conde de Barcelona, previa la abdicación de Alfonso XIII. Él fue quien, desde la columna editorial del periódico La Época, acuñó con Valdeiglesias el concepto de «instauración» en lugar de la Simple Restauración. A este objeto participó en las varias conspiraciones antirrepublicanas y, después de la segunda guerra mundial, en las conspiraciones dinásticas. A partir de la promulgación de la Ley Orgánica del Estado se retiró de la política activa, se integró en el ámbito de la revista católica de pensamiento Verbo y se consagró a preparar y redactar sus memorias políticas, de las que ya ha aparecido el primer volumen y está concluido el segundo. En esta obra queda patente una esencial paradoja biográfica: luchó por un nuevo Estado, del que pronto se apartó por no coincidir plenamente con su proyecto monárquico; pero al producirse la Restauración, permaneció al margen porque tampoco coincidía con el esquema que propugnaba. En su noble idealismo político había una fuerte dosis de utopía que prácticamente le incapacitaba para la acción política.

Con Vegas desaparece el máximo representante contemporáneo del Tradicionalismo político integral, un modelo de escasa viabilidad actual, entre otros motivos, por la posición que adoptó la Iglesia posconciliar. Lo más vivo de la aportación de Vegas y de Acción Española es una reactualización de la interpretación histórica de Menéndez Pelayo, y la teoría de la democracia orgánica, cuya fuente estaba en el idealismo alemán, y muy especialmente en Krause y sus discípulos hispanos.



Gonzalo FERNÁNDEZ DE LA MORA