Sin embargo, es sabida la formación y eficacia de nuestra policía. Luego cuando tienen fallos tan clamorosos es que hay algo que no funciona. Me da la impresión de que los problemas están más en "las alturas", en esa línea un tanto difusa entre el trabajo del funcionario profesional y el carguete político.
Es como si al mando de un buque de la Armada se pusiera al amiguete-cliente que adquirió sus méritos pegando carteles del partido cuando era jovencito, continuó con actividades diversas, llegó a concejal, diputadito, o cualquier otro puesto y, un buen día, le dicen: "Ahora vas a ser el comandante de tal o cual navío de la flota del..."
Imaginaos la debacle, el buque se hunde y la tripulación salvada por una patera de senegaleses. Pues la situación de nuestra policía no debe andar muy lejos. Por eso me inclino a señalar con el dedo, y mira que eso es feo, a ciertos ambientes políticos que a la muy sufrida policía, particularmente la nacional.
Marcadores