Y muy sabia que es tu señora esposa, estimado Rodrigo... El otro día también vinieron a mi casa los testigos, eran dos hombres, y tras abrir verles allí con sus libritos y sus Atalayas (son inconfundibles), mi mujer les preguntó: "¿sois testigos de Jehováh?", a lo que ellos respondieron: "Sí, buenos día, verá...". No dió tiempo para mas, tras una respuesta rápida, pero contundente, anunciándoles que en esta casa éramos católicos y que no deseabamos escuchar herejías, como las que ellos predicaban, se les cerró la puerta en las narices; y punto pelota... No creo que haya que entrarse en discusiones teológicas, ni de otro tipo, con ellos. ¡Que se vayan con su música a otra parte!.
En cierto modo, es como contaba el alcalde Don Pepone al párroco del pueblo (que como todos los que hemos visto esas películas, era un alcalde ateo y comunista) en una de esas entrañables películas, cuando en una ocasión aparecieron esos nuevos predicadores de origen yanqui por su pueblo para pedirle el local municipal a fin dar allí una de sus charlitas: "si yo no permito que la Iglesia Católica, que es la única verdadera, entre en el ayuntamiento a hacer reuniones, mucho menos voy a permitir que los testigos de Dios sabe quién hicieran propaganda en ese lugar".
Mas contundente no se puede ser.... ¡y eso que era ateo!
¡¡Cuánto mas nosotros, que no lo somos!!. Estoy completamente de acuerdo con lo que opina tu señora.
Un abrazo en Cristo
.
.
Marcadores