Re: Franco consuma la destrucción de la unidad católica española

Iniciado por
Martin Ant
Respecto del texto de sus intervenciones me centro sólo en lo concerniente al tema de este hilo.
Yo comparto la interpretación que el marqués de Valdeiglesias hace de manera resumida acerca de lo hechos graves acontecidos (ver el final del texto que cuelgo en el primer mensaje donde se recoge esa interpretación).
Es que lo que dice el Marqués de Valdeiglesias ya llevaba 50 años de retraso en función de lo que he citado en relación al Conde de Arana, ¿o no lo ha leído usted?
Esto es cierto después. Pero en el año de 1967, que es lo que demuestro en este hilo, los obispos españoles dejaron vía libre al Gobierno para que hiciera lo que mejor le pareciera (las únicas presiones externas que existían, como bien recoge Blas Piñar en el capítulo transcrito, eran la de algunos de los gobiernos de los países occidentales, principalmente Estados Unidos).
No es algo muy posterior y sabidas son las tensiones con el Vaticano, le recuerdo que Franco tenía conferida la posibilidad de nombrar obispos de "su" gusto. La amenaza de la ex-comunión siempre estuvo presente y si no se hizo fue para evitar algo mucho más gordo, tal como la posibilidad de un cisma.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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