Entonces le pido disculpas por haberle interpretado mal.Voy a empezar por el final, señor Martin Ant. Yo no soy el que piensa que las ideas legitimistas estén caducas, sino los obispos... por eso la palabra 'caducos' la escribí entre comillas. En realidad a mi, una buena parte de esas ideas, no me desagradan demasiado. E incluso las comparto en alguna medida. No me eche usted a mi las culpas también de que a los señores obispos no les hayan interesado nunca esas ideas...
Quisiera matizar la frase: "de que a los señores obispos no les hayan interesado nunca esas ideas", sustituyéndola, para ser más exactos, en "de que a los señores obispos no les hayan interesado nunca las personas que defendían y encarnaban esas ideas..." Claro que, a la hora de la verdad, esos mismos obispos que antes rechazaban a esas personas legitimistas, se acogían después a la defensa de los Requetés. En fin, los obispos también son humanos.
Más bien a quien habría que pedir cuentas es a la jerarquía católica española (salvas, siempre, algunas excepciones) que no tenía reparos en coincidir con los representantes políticos que encarnaban los distintos regímenes políticos revolucionarios habidos en suelo español desde 1851. Aunque le adelanto que la razón de esa actitud es la OBEDIENCIA irracional a los dictados de Roma en materia política concreta (algo que no sólo sufrieron los legitimistas españolas, sino también, por ejemplo, los católicos franceses con el "ralliement" de Leon XIII); esa misma obediencia en materia política concreta que luego, tras el Concilio, se mantuvo intacta en el episcopado español, y que se tradujo, por ejemplo, en una política práctica de oposición a la dictadura franquista).Y dígame también: ¿por qué se empeña usted tanto en echarle siempre la culpa a unos poderes temporales políticos que no hacían otra cosa que coincidir, la mayor parte de las veces, con la jerarquía católica española?.
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