Tema: Racismo y Catolicismo

Iniciado por Hyeronimus

Como católico, no puedo aceptar esto. Y como español tampoco. Entonces, ¿España hizo mal en mezclarse con amerindios, negros y malayos? ¿La raza cósmica es un contradiós? ¿Acaso no somos todos hijos de Dios, y aun suponiendo que los descendientes de Cam hubieran sido malditos (los negros son negros por razones genéticas), en la Nueva Alianza también van a ser malditos?

Creo que no has entendido bien el texto.

Tal y como expuse en anteriores mensajes, la mayoría del mestizaje en la América española sucedió en los primeros años de la colonización, dado que los primeros colonos europeos eran predominantemente varones y no había mujeres blancas accesibles. En este contexto no queda más remedio que asumir el mestizaje. Más adelante, cuando para los peninsulares y para los criollos las mujeres blancas eran más accesibles, el mestizaje era predominantemente rechazado, tal y como ponen de manifiesto textos de la época, y con toda razón. De modo que, en el momento en que el español peninsular o criollo, teniendo acceso a mujeres blancas, decide emparejar con no blanca incurriendo en mestizaje, POR SUPUESTO QUE HACE MAL.

La raza cósmica? Una chorrada como un piano. Según la teoría de la "raza cósmica" los pueblos alcanzan su mayor potencial cuando se mezclan, mientras que alcanzan la máxima decadencia cuando se encierran en sí mismos. La experiencia desmonta de arriba a abajo esta teoría; cuando la América Hispánica se mantuvo bajo el sistema de castas se convirtió en la tierra más próspera de todo el planeta; hoy, bajo gobiernos de ideología mesticista, Hispanoamérica es pobreza y decadencia. A la inversa, tenemos los casos de Japón e Islandia, territorios con gran homogeneidad racial y hoy en día enormemente prósperos. No es de extrañar que esta teoría de la "raza cósmica" fuera desarrollada por mestizos. La raza está en la sangre, en los genes, y como dice el texto, si bien en estos tiempos modernos podemos elegir nuestra patria y nuestra lengua, no ocurre así con la sangre.

Efectivamente, todos somos hijos de Dios Padre, pero no por ello somos iguales, de la misma manera que dos hermanos que a pesar de compartir padre y madre son dos personas distintas. Y esas diferencias hay que respetarlas, pues si Dios Padre hubiera querido una humanidad compuesta por personas idénticas, así la hubiera creado.

En lo único que estoy en desacuerdo con el artículo aquí expuesto es en la teoría de la superioridad de unas razas sobre otras. Si algo nos ha demostrado la experiencia científica es que cada raza tiene tendencia a unas aptitudes específicas, lo cual hace que, salvo en el caso excepcional de determinados individuos, ninguna raza sobresale sobre el resto.

Un saludo.