Re: N.A.B.O. - Vascos en U.S.A. y Canadá
Me va pareciendo que eres de los que suelen agarrar el rábano por las hojas. Vamos a ver, ¿dónde he afirmado yo que "a comienzos del XX la mayoría de la población urbana tenía apellidos castellanos?, dime, ¿dónde?, luego, no digas que he dicho cosas que no he dicho. Mira, es muy fácil y lee bien: para ser "vasco viejo" no hace falta tener apellidos vascos, es decir, no es condición ineludible. Más aún, desde muchos siglos anteriores a la llegada masiva de inmigrantes a Bilbao, --(particularmente, lo que da lugar a los planteamientos de Luis ARANA primero y su hermano Sabino después, sobre los temores que despierta esa gente de mentalidad diferente que llevaban consigo las ideas socialistas hasta entonces extrañas al ser de los vascos, y eso se produjo en el siglo XIX, luego ya en el XX el problema era más que manifiesto)-- un sector significativo de la sociedad vasca tenía apellidos castellanos o castellanos alternados con apellidos etimológicamente vascos o latinos euskerizados. Y ese sector se concentraba primordialmente en las ciudades y las villas, teniendo un componente sociológico inverso en anteiglesias y aldeas. Y una prueba ha sido y, en cierto modo sigue siendo, el hecho de que el euskera, primero en cualquiera de sus 7 formas dialectales acabaron convirtiéndose en "el habla de las caseras". Algo que he vivido yo en mi casa, en la casa de mi abuelo, natural de Zaldibia, Goierri, cuya lengua materna era el gipuzkoano, pero educó a sus hijos en el castellano.
Respecto a las "Encartaciones" ve a contarles la misma batallita que estás diciendo aquí, ¿a ver qué te responden?
Por otro lado, tienes un cacao mental con la cuestión de los apátridas que no te enteras de por donde andas. La legislación internacional emanada de la ONU, concretamente la recogida en los Convenios de Apatridia de 1954 y 1961, no recogen los "despistes" que tienes en la cabeza, y, por contra, obligan al cumplimiento por parte de los Estados miembros y signatarios de la Organización, los cuales debieron en su día incorporar el articulado de dichos convenios al ordenamiento positivo interior de cada uno de ellos. Los hipotéticos "hechos" que mencionas deben ser analizados pormenorizadamente de modo individual, ¿o es que crees que no se ajustan a Derecho? Si así fuera deberías denunciar esas situaciones.
No es una cuestión si Aznar o ZP, "han concedido", ¿ellos? la nacionalidad, sino si a iniciativa de sus gobiernos se ha procedido a regular situaciones que no se contemplaban antes en la legislación porque, entre otras cosas, no se habían dado con anterioridad tales problemas. Por otro lado, me parecen de una osadía injustificable tus afirmaciones sobre tus imaginadas actitudes de otros países hacia sus naturales, se te nota demasiado el "lavado de cerebro ideológico" que tienes.
Y es que añades la impresión, como te he dicho más arriba, que tú eres de los que "agarran el rábano por las hojas", interpretas a tu modo, y así resultan tus argumentos. Y es que, además, para mayor delito sigues sin citar ni una sola fuente documental, sin concretar nada, sólo emites tu parecer particular y punto. Así no se puede debatir sobre nada concreto, todo son vaguedades.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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