Re: Hacia un solo idioma iberoamericano
Destaco dos cuestiones, la primera en que para ser primera potencia hay que serlo en todo y ahí no hay utilidad sino derroche innecesario económico y de energía que se sustrae de otras necesidades múltiples y más importantes. Por ejemplo, los EEUU tienen un gran arsenal inmovilizado que queda obsoleto cada equis tiempo y diversas flotas repartidas por el mundo mientras su seguridad social es tercermundista. Además, realizando cualquier análisis cualitativo y desde la perspectiva histórica, comprobamos que el papel de primera potencia ha sido siempre algo efímero y más bien inútil. Vemos que los países más desarrollados actuales nunca han sido primeras potencias, mientras que aquellos que si lo han sido se encuentran en mayor o menor grado, en fase de decadencia y hasta disolución. Y eso no lo quiero yo para España. Desde la Guerra de la Independencia (1808-1812) España no ha hecho otra cosa que perder parte de si misma trozo a trozo. Yo, como español no quiero ni oír hablar de potencias hegemónicas y si de la regeneración de mi patria. Y ésta pasa por encontrarse a sí misma en lugar de perderse en aventuras ajenas.
Luego, y ya en segundo lugar, la gente que aprende a entender es gente fronteriza. Es decir, personas y sociedades que cohabitan por razones de proximidad. De ello hay ejemplos diversos que se pueden considerar. El caso de San Sebastián (Guipúzcoa) es paradigmático. En su Plaza de Guipúzcoa, muy cerca de mi casa familiar, podemos encontrar cabeceras y términos de diversas líneas de autobuses que hacen servicio regular. Allí la gente va y viene con sus carritos de la compra, con sus bolsas o sin más equipaje que un bolso las mujeres o en los hombres lo que cabe en los bolsillos. Esas líneas comunican la ciudad con diversas poblaciones próximas, con Ondarribia, Irún y todo el Sudoeste francés. En San Sebastián todo el mundo habla, chapurrea y más menos entiende español, euskera y francés. Y, por supuesto, pasa igual en otros lugares a todo lo largo de la frontera con Francia. Como también pasa a lo largo de todo el límite territorial compartido con Portugal, desde Tuy en Galicia hasta Huelva y el Algarve al Sur. La pregunta ahora es: ¿y a quién más hay que plantearle la cuestión? En España - sobre el caso de Portugal prefiero dejárselo a Irmao de Ça-, la gente aprende idiomas, y no sólo gramática, sino a hablarlos para comunicarse, pero aprende aquello que quieren o les interesa. Y ese interés hoy se centra además de en el Inglés, también en el Alemán, el Árabe, el Ruso y el Chino. Parte de la motivación es porque se trata de idiomas "emergentes" en el ámbito internacional y la gente está asimilando lo que la llamada clase política ha venido vendiendo desde hace ya un par de décadas a la gente más joven: ¡emigra!, ¡búscate la vida en otro país!
Luego, la idiosincrasia española tiene sus peculiaridades, y una de ellas es la utilidad. Así cuando se aconseja algo cuya función o misión no está muy clara, respuestas invariables son: ¿y eso para qué sirve?; o, ¿para qué quiero yo...? En resumen, el carácter español hace que las cosas se hacen si se quieren hacer y si no es así, cualquier otro intento estará condenado al fracaso.
Hoy en día, en la parte central de la Costa Cantábrica lo que prima es el Inglés. ¿Por qué? pues por la sencilla razón de que los habitantes del Sur de Inglaterra (a 800 km del Norte de España) están comprando casas en Asturias y Santander. Son mucho más baratas, la comida también lo es, el clima y el paisaje son muy parecidos y apenas tardan 20 horas en desplazarse directamente en los ferrys. Vistas así las cosas a santanderinos y asturianos ¿en qué lengua les conviene saberse hacer entender?
Por supuesto, los aproximadamente 20 millones de kilómetros cuadrados iberoamericanos repartidos entre otras veinte nacionalidades, se me hacen demasiado grandes para realizar cualquier tipo de análisis. No obstante, si estoy al tanto de que en Brasil existen Estados en los que el idioma más extendido es el alemán. Tampoco tengo nada claro como podrían "entenderse" muchos indígenas del Altiplano hablando en su propio idioma, y con conocimientos básicos, pero suficientes, de español y portugués, que les diesen un dominio suficiente como para hacerse entender.
La principal dificultad para entender y hacerse entender en otro idioma, radica en su práctica habitual, y para eso hay que tener la oportunidad. Yo no vivo en Madrid ciudad, sino a cierta distancia, pero que no es impedimento para que vaya con mucha frecuencia. Lo cierto es que no recuerdo la última vez en que oí a una persona hablar en portugués. Si, en cambio, con demasiada frecuencia, en inglés, árabe o bereber -que no siendo iguales, a nosotros nos lo parecen-, en chino o similar y muchas otras lenguas, además del español.
Luego, por otro lado, el fenómeno se repite en todas las regiones españolas colindantes con aquellas otras en las que hay otras lenguas vernáculas. Más aún, no es infrecuente el reproche y hasta la exigencia de que todos los españoles tendríamos que saber euskera, catalán, gallego, valenciano, bable, ¡ya! ¿y qué más? Considero que se pide ya en demasía, y esto cada vez se asemeja más a los impuestos, que no hacen sino subir y subir pero los sueldos y las pensiones bien congelados. Por lo que sé a la gente en general estas cuestiones les tiene sin cuidado, pues consideran que ya tienen bastante con poder vivir el día a día, al tiempo que cada cual elige en qué prefiere dedicar su tiempo libre.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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