Magnifico texto de mi estimado Rafael - como siempre son sus textos, hay que notar. Señala él la principal razón por la cuál los portugueses - los que se precian de serlo, por lo tanto católicos y hispanos hasta la médula - no pueden, en sana consciencia, apoyar los intentos secesionistas de algunos catalanes. Esa razón es la misma que debe llevar a los españoles (que de la misma manera, se precien de serlo) a rechazar cualquier intento de absorción de Portugal por el Reino de España. Esa razón es, como la historia lo ha demostrado, el bien mayor de la Fe y de la Cristiandad, luego de Portugal y de España.
Infelizmente la mayoría de los portugueses no comprende todo lo que comporta su portugalidad. Es más: algunos hay para quienes ser portugués se reduce a ser anti-español. Me avergüenza decirlo pero es verdad. Así que a esos parvos (palabra portuguesa más usual para tonto, del latín parvo - pequeño, tacaño) les alegra lo que disminuye a otros y, en particular, los que son objeto de su odio. A esto fenómeno se puede llamar de nacionalismo: en el caso concreto, no pasa de ignorancia de la historia y cultura patrias, amén de falta de valores cristianos.
En el caso portugués es imposible distinguir patriotismo de nacionalismo; uno y otro se fusionan y se confunden. Es comprensible cuando estamos hablando de una patria con casi nueve siglos de historia y una nación - la más antigua del occidente, en las palabras de Francisco Elías de Tejada - con tan sólo uno o dos menos. Pero una nación que, independizada del Reino de León y después de la unión personal de los Habsburgos, con algunos conflictos con España, no cuenta un sólo héroe que haya pronunciado palabras de odio a cualquier de los reinos de España, un himno ofensivo, una bandera aludiendo a España como enemigo.
La enseñanza y la comunicación de masas tienen, sin embargo, el poder de hacer de los niños mujeres y hombres... o una masa de parvos. Y lo que se ha enseñado en Portugal ha creado un grupo de parvos - menos mal que muy minoritario - que creen acríticamente que Castilla o Madrid oprimen, desde hace siglos, todos los pueblos peninsulares; y que los portugueses debemos hacer lo posible por ayudar esos pueblos a alcanzar la libertad de que gozamos los portugueses - Dios mío, la libertad de que gozamos, como si existiera!!! Y se supone que, como a la revuelta de los segadores le debemos los portugueses nuestra "independencia", tenemos una deuda de honor con los catalanes secesionistas, más aún que a nuestros gemelos gallegos!
Pues nada: la miseria que de la ruptura de España (España no puede entenderse sin Cataluña, como sin cualquier de sus reinos y señoríos) llegará a Portugal, puede que despierte a esos parvos... pero será tarde. Y además no les hará comprender - ni mesmo a los católicos que - como ha escrito Rafael Castela Santos - la derrota de España es la derrota de Portugal y de toda la Cristiandad, de la Fe y de la Hispanidad que es todos nosotros, los hispanos.
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