Que buen aporte Erasmus!
No había leído este libro de prólogos de nuestro entrañable Padre Castelllani.
Me emociono ver su fotografía, tan del padre, que me dio la impresión de volver a volverlo en su departamento de la calle Caseros, con esa expresión tan suya, su sotana, su boina y su cinturón, en la que también se puede apreciar parte de su biblioteca.
Que recuerdos! Y que morriña!