No se puede meter en un mismo saco a todos los descendientes de Felipe V. No voy a entrar sobre si a los dos Alfonsos, a Juan y a su hijo Juan Carlos no les corresponde en puridad el apellido Borbón, por ser respectivamente bastardo, hijo de bastardo, nieto de bastardo y bisnieto de bastardo (mucho se ha escrito ya sobre el asunto Puigmoltó). Basta simplemente con señalar que estos 4, junto con la Isabelona y las dos Maria Cristinas, han tenido y tienen la misma legitimidad que tuvo José Bonaparte, esto es, ninguna. Y no sólo ya de origen (por eso se les llama instrusos o usurpadores) sino de ejercicio (por ser los representantes de las fuerzas revolucionarias que vienen intentando destruir las Españas con la ayuda inestimable de la mayoría de los generales: Espartero, Narváez, Martínez Campos, Primo de Rivera, Franco, etc... sin cuya imprescindible ayuda no habrían estado ni estarían ahora en el poder efectivo aquellos antirreyes y antirregentes a los que sirvieron).
No nos engañemos. A la muerte del Rey legítimo Fernando VII, se produjo una división insalvable dentro de la Familia Real española (es decir, entre los descendientes de Felipe V). Unos, ebrios de poder, se sirvieron de las fuerzas revolucionarias (al principio militares nacionales y civiles extranjeras, y luego militares y civiles nacionales a medida que avanzaba la Revolución en suelo español ) para implantar la Revolución en territorio español, siendo apoyados por otros miembros de la Familia Real y cayendo de esta forma en causa de exclusión. Otros miembros de la Familia Real, por el contrario, defendieron la Legitimidad y a su Rey legítimo contra el usurpador y los revolucionarios, apoyándose casi exclusivamente en los voluntarios o civiles españoles (se pueden contar muy pocos los militares que dieron apoyo a los Reyes legítimos españoles: el General Ortega o el General Sanjurjo, por ejemplo; casi todos eran voluntarios civiles españoles).
Que los buenos Borbones de la rama legitimista podrían haberse desentendido de todo esto si hubiesen querido, reconocer a los usupadores y evitar el exilio y recuperar sus posesiones. Pues sí. Podrían haberlo hecho... pero no lo hicieron. Unos cayeron finalmente (el Rey Juan III, los Borbón-Sicilia, Elías de Borbón Parma, el Príncipe de Asturias Carlos Hugo, probablemente -es sólo opinión mía- sus dos hijos Carlos Javier y Jaime, etc...), pero otros se han mantenido firmes siempre dentro de la Legitimidad española.
Actualmente es Don Enrique de Borbón el que detenta la Legitimidad política española (por ahora sólo a título de Regente, no de Rey).
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