APÉNDICE 3
Fuente: Cómo se preparó el Alzamiento. El General Mola y los carlistas, Tomás Echeverría, 1985, páginas 111 – 114.
[CAPÍTULO] 32
6 de Julio: Fal Conde escribe a Mola asegurándole la movilización, por lo menos, de 15.000 Requetés
7 DE JULIO: EL GENERAL RECHAZA LO QUE AQUÉL LE PROPONE, LE LLAMA INSTRANSIGENTE Y LE DICE QUE ES NECESARIO ACEPTE URGENTEMENTE SUS CONDICIONES, ¿PORQUE HA ADQUIRIDO YA ALGUNOS COMPROMISOS?
Ante la negativa, repetida y rotunda, por parte de Mola, de aceptar la petición de los tradicionalistas sobre la disolución de los partidos políticos y el restablecimiento de la bandera bicolor, y, además, habiendo recibido una visita tan inesperada como desagradable, Fal Conde considera necesario escribir dos cartas: una al General Sanjurjo, dándole cuenta de las divergencias existentes, y la otra a Mola, puntualizando adecuadamente extremos importantes. Las dos cartas están fechadas el día 6 de Julio de 1936.
De la primera nos ocuparemos en uno de los próximos capítulos. La segunda, dirigida al General Mola, decía lo que sigue (a continuación de los nombres y apellidos que en la carta figuran sólo con iniciales, pondremos, entre paréntesis, los nombres y apellidos a los que se refieren):
«Mi distinguido Sr. y amigo:
Me han visitado en los dos últimos días varios señores invocando representación de usted; y también a mi amigo D. J. L. Z. [Don José Luis Zamanillo] le han visto otros dos distintos emisarios de usted; y veo, en las referencias que atribuyen a usted, sobre nuestra actitud, tal variedad de interpretaciones, que me creo en la necesidad de consignarla por tercera vez por escrito, y rogarle que dé a las personas discretas que usted elija la versión cierta de nuestras conversaciones, al par que procure frenar iniciativas particulares y actitudes ofensivas adoptadas por algunos oficiales.
Por otra parte, ayer, he recibido la visita de Don José María G. R. [Gil Robles], acompañado de un correligionario suyo [se trataba de Don Francisco Herrera], que se titulaba también emisario de usted, y, al propio tiempo que aquél se declaraba en absoluto acuerdo con usted, y con los gen. C. y Q. [generales Cabanellas y Queipo de Llano], con quienes el aludido emisario dice que ha tenido entrevistas, me han dicho que la futura política está acordada que sea, después de una breve actuación de los militares, un Gobierno formado por los partidos de derecha, que, por lo tanto, habían de quedar subsistentes.
Y, por fin, la versión autorizada que tengo desde Lisboa, es la de que las condiciones que allá se han llevado de parte del gen. C. [General Cabanellas] son de República con Gobierno Miguel Maura.
La manifiesta contradicción que existe entre esos tres proyectos que me han llegado (el de la versión G. R. [Gil Robles], el de la versión de Lisboa y el que consta en la nota que usted me entregó, y cuyo contenido no se me ha dicho que haya sido rectificado en ningún punto), y la notoria falsedad de algunas versiones de sus titulados emisarios de usted antes aludida, reclaman reiterar nuestra invariable y clara actitud.
Somos de acción, cuidamos como nadie la preparación, y respondemos que, cuando las circunstancias lo impongan, y si entonces el Ejército no actúa, sabremos cumplir nuestro deber, y, si mientras tanto, aquél se decide y nos necesita, estamos a su obediencia, con tal que de que no se nos haga la colaboración imposible, porque pudiera ocurrir que, por desconocimiento político o por imposiciones absurdas de quienes son tenidos por útiles y admisibles, se nos quiera sumar a lo que en verdad no vaya a acometer el remedio en su raíz, sino meramente en sus accidentes.
Y, si por acaso lo que nosotros pedimos se cree excesivo, queda una opción: o se nos tiene por necesarios, o no; si no lo somos, que se haga sin nosotros, sin demora, sin más esperar, cuanto antes. Y si somos necesarios, ¿cómo se duda en conceder lo que, siendo seguramente lo que conviene a la Patria, es pedido por quienes son precisos y que ofrecen el sacrificio de sus vidas?
Nuestra actitud consta en dos notas, y de los propósitos de ustedes tenemos la nota escrita de fecha 5 de Junio que me entregó usted el 15, y sus conversaciones perfectamente concordes entre sí y con aquélla. De cuanto directa y personalmente usted nos ha dicho sólo podemos afirmar la mayor claridad y precisión, a la vez que los más generosos propósitos. Antes de nuestra entrevista, y de que yo conociese dicha nota, envié a usted el 12 de Junio la primera mía, resultado de tres conversaciones con D. R. G. [Don Raimundo García, director del periódico «Diario de Navarra», de Pamplona], emisario autorizado de usted, al que aclaré que lo subrayado era lo único que estimábamos esencial, mientras que lo no subrayado era puramente de relleno. Y verbalmente expliqué a usted el número 7.º (que razonablemente le inspiraba una duda) en el sentido de que el presidente no tenía que ser designado por nosotros, sino que aceptábamos el gen. [General] que se nos había propuesto.
Y después de esa conversación con Z. [Zamanillo], y teniendo ya en consideración la antedicha nota de 5 de Junio, le envié la segunda mía que le fue entregada el 3 del corriente.
Nada que allí no conste ha sido pedido por nosotros, y todo lo en ellas consignado se reduce a los dos puntos sintetizados en la 2ª. Uno, sustantivo, de futura gobernación sobre base de antiparlamentarismo, desaparición de toda política de partido y reconstrucción social para la vida política nueva en forma orgánica o corporativa en que, atendido el problema religioso, se encauce toda la política del Estado a esa transitoria y urgente reconstrucción.
Y otro punto relativo al símbolo. Jamás saldremos en acción militar con la bandera tricolor; mas tampoco sin ninguna bandera, ni aun con la bicolor, si el contenido sustancial ha de ser republicano; y en la nota de 5 de Junio de usted, después de varias menciones de Dictadura republicana, se dice: «El Directorio se comprometerá durante su gestión a no cambiar en la Nación el régimen republicano…».
Damos cuanto somos y tenemos. Renunciamos a toda petición si no movilizamos, cuando menos, 15.000 soldados. Pero queremos seguridad y garantía de que de veras se salva a la Patria, y eso no se conseguirá si no se acaba con los partidos políticos, todos sin excepción, de tal modo que de ahora para siempre consigno que, si por acaso alguna vez se nos ofreciera el Gobierno para gobernar en función de partido (o sea, con la condición de que no aniquiláramos la existencia de los partidos), no accederíamos, o si aceptásemos (es una hipótesis), claudicando de nuestras ideas, no lograríamos nada, fracasaríamos y prolongaríamos la ruina de la Patria. Vea, por eso, cuál es nuestra aversión a los partidos políticos.
Si lo que se proyecta o planea por partidos políticos al uso es sustituir partidos que en su última síntesis lo que están haciendo es atacar la riqueza, por otros que la defiendan, eso es poco para subordinarles ideales más altos, y no me cansaré de repetir que, con renuncia de esos ideales, ni se triunfa ni, tal vez, se llegue a producir un acto de iniciación del movimiento, porque antes los traidores y espías darán al traste con tan excelentes propósitos de los más.
Sabe usted que tengo fundados antiguos temores de que todo el proyecto esté de cerca vigilado por el Gobierno, y, no obstante, a la organización de usted hemos entregado nuestro ofrecimiento, sin pararnos en que el espionaje sobre la cosa militar o las indiscreciones puedan perjudicarnos.
Suyo affmo. amigo q.e.s.m.»
Mola contesta a Fal Conde.– Lo hace en carta fechada el 7 de Julio, que copiamos a continuación:
«Muy señor mío y amigo:
Recibo su carta fecha 6 y, según los poderes que tengo del director J. S. [se refiere al General Don José Sanjurjo], puedo decirle:
1.º El movimiento es nacional, y no se puede vincular la política del Directorio, durante su actuación, a ningún partido político, y a ninguno se entregará el poder en su día. Por eso se recaba absoluta libertad de acción, y no cabe aceptar lo de los dos consejeros, pues entonces sería dar al que usted pertenece un trato de favor.
2.º El Directorio será antiparlamentario; lo cual no excluye que el día de mañana se recurra a una Asamblea Nacional elegida en forma muy distinta al del actual Parlamento.
3.º Nosotros no tenemos ninguna concomitancia con el Sr. Maura, ni con el señor Gil Robles, ni con ningún otro político.
4.º En cuanto a lo del símbolo, yo prometo solemnemente hacer cuestión de gabinete, tan pronto las circunstancias me lo permitan, y procurar inmediatamente sea restituida la bandera bicolor; pero, de momento, no puede salirse con ella, porque sería impolítico y nos restaría muchas colaboraciones de orden militar, que nos son imprescindibles para la victoria.
5.º Dada la fecha en que estamos, es precisa una contestación categórica inmediata sobre la actitud de ustedes, pues ya comprenderá sería fatal para la Nación que el movimiento fracasara por la abstención de los tradicionalistas.
6.º Me es necesaria la presencia del señor Inspector militar de sus fuerzas, para tenerlo todo previsto, pues sería fatal que el Movimiento se produjera y faltase la colaboración de ustedes, ya que el fracaso daría como resultado inmediato la disolución del Ejército actual y la formación de otro sobre la base de las milicias socialistas y comunistas, contra el cual nada podrían hacer ustedes, ni nadie. Comprenda que una actitud de intransigencia podría llevar a la Nación a un estado que no tendría remedio.
7.º Sepa que todo está paralizado precisamente por la actitud adoptada por usted; pero ciertas cosas están tan avanzadas que no es posible ni el alto, ni menos el salto atrás.
8.º Suplico por España urgente contestación.»
Mola dice a Fal Conde que «ciertas cosas están muy avanzadas», por lo que le pide urgente respuesta.
¿Se refiere tal vez el General a la seguridad que ha dado, a la promesa que ha hecho a algunos grupos, en el sentido de que el Alzamiento dará comienzo el 15 de Julio, y a que se había alquilado ya el avión que debía trasladar a Franco desde Canarias a Marruecos?
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