Revista FUERZA NUEVA, nº 498, 24-Jul-1976
Crímenes democráticos
--14 de julio de 1976 (*) . Por una satánica coincidencia ese mismo día se conmemoraba el 14 de julio de 1789, toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1889, la creación de la II Internacional en París, y el 14 de julio de 1931, la apertura de las primeras Cortes de la II República Española.
¿Qué ha supuesto este 14 de julio nuestro? ¿La III República? En cualquier caso, el fin de la Monarquía del 18 de Julio por obra y arte de 245 “padres de la patria” (¿de qué patria?) que, como apunta el editorialista de “ABC”, no sabían lo que votaban (o, quizá, lo sabían demasiado bien algunos de ellos), frente a 175 procuradores que tenían conciencia del momento histórico y 57 que, al abstenerse, tenían sus dudas. Esa misma noche, en las imperiales salas del Kremlin, Breznev y los suyos han brindado por el nuevo triunfo, que consideran primer acto positivo del “eurocomunismo” como finta para engaño de incautos, ya que el marxismo (sea comunismo o socialismo) tiene vía libre para repetir en España lo que hizo en 1931-39.
Pero no sólo los marxistas. No nos engañemos. Insuflados de anticomunismo solemos olvidar que el 18 de Julio no fue un levantamiento antimarxista, sino antidemocrático. Porque los crímenes que hasta 1936 se cometieron fueron obra democrática. Aquí y fuera de nuestra Nación, en nuestra época y en otros tiempos. Repasar la Historia sería conveniente para que muchos supieran que los grandes crímenes de la Humanidad son obra liberal y democrática, a través de sus organizaciones secretas u oficiales. No es preciso recordar, como se ha hecho, la condena del Hijo de Dios, sentencia hecha por Pilato de forma absolutamente democrática, esto es, consultando en plebiscito al pueblo judío, pese a que el procurador romano creía inocente a Cristo. La crucifixión fue la respuesta del consenso mayoritario. No hay vuelta de hoja.
--Pero es que tan sólo la víspera del 14 de julio, conmemoraba España el 40º aniversario del asesinato de Calvo Sotelo, jefe de la oposición parlamentaria, asesinado oficialmente por el Gobierno de la II República y obra, según especifica García Serrano, del Partido Socialista. Sin embargo, ni este ejemplo inmediato ni cualquier lección histórica remota o próxima han servido para nada en las Cortes, que, en medio de la chanza de su presidente (Torcuato Fdez. Miranda), “con buen humor y cierta sorna” dice eufemísticamente un diario, han decidido el futuro de los españoles.
A mi juicio –y puedo estar equivocado y Dios lo quiera que sea así- esto es un crimen de lesa patria. Con el refrendo de los errores del 9 de junio pasado, la Alta Cámara legislativa ha rubricado la división de nuestros compatriotas, el enfrentamiento, la separación, el cisma. Ya hay partidos políticos (y todos, sin excepción, puesto que hasta los marxistas quedan autorizados y sólo se excluye el católico, que es el único totalitario, pues incluso el comunismo juega a demócrata, como Marchais y Berlinguer), “esos cadáveres ambulantes que arrastran sus propios gusanos”, como los calificó Vázquez de Mella. Sí, es obvio que esto huele a cadaverina.
Siempre se dijo que la unión hace la fuerza y que la táctica enemiga es “divide y vencerás”. Ahora, eso se ha subvertido por arte de birlibirloque. “Crecen con la unión los pequeños imperios; húndense con la discordia los grandes”, decía el P. Mariana en su tratado “Del Rey”. También eso se desestima. “A fin de que sean uno como nosotros”, dijo Jesús. Pues tampoco. “Tened un solo pensamiento en todo”, recalcó San Pablo. Nada de eso. No unidad, sino pluralidad; nada de unión, sino partidismo; en modo alguno verticalidad, sino horizontalidad… Lo manda la democracia. Y conforme con esa normativa libertaria el crimen de separarnos se ha consumado.
--Ese mismo día, sin embargo, FUERZA NUEVA hizo público su programa político (http://hispanismo.org/historia-y-ant...on-1976-a.html), sintetizado en su fidelidad al 18 de Julio, a Franco y a la Monarquía católica, social, representativa y tradicional; no la liberal que, como tal, está condenada por la Iglesia.
Ha llegado la hora de alinearse.
El Director.
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