Revista FUERZA NUEVA, nº 537, 23-Abr-1977
Consumación total
• La Pascua ha traído para el pueblo español no la gloria de su resurrección, sino el sudario de su muerte. Al menos, si hubiera sido la bandera nacional, fuera honroso. Pero ha sido una enseña roja, siniestramente manchada con la hoz y el martillo. Por obra y gracia de Adolfo Suárez, nombre para la Historia.
Lo que más aterra y estremece en este marasmo de traiciones, perjurios y maldades de la política no es esa acción en sí negativa y delictivo, sino la crueldad, saña y verdadera sevicia con que se hace. Vivimos un tiempo de terror, pero el terrorismo no sólo se hace con metralletas y explosivos. Es bien conocido el terrorismo intelectual, y ahora, en pleno ejercicio, está el terrorismo político con todos sus tentáculos y falsías.
• En pocos días, en un tiempo de Cuaresma, o sea, de penitencia, y en la Semana de Pasión, España ha sufrido el mayor escarnio y humillación que puede sufrir una nación hasta ahora libre. No es novedad, por cuanto desde hace meses se veía venir, pero no por esperada la maniobra ha dejado de impresionar y sobrecoger. Decía Dostoyevski que “si no hay Dios, todo está permitido”, y éste parece ser el lema de los ateos que manejan la política; son los mismos que no recuerdan esta amenaza bíblica: “El hombre, si jura en falso, no será justificado y su casa se llenará de adversidades”. Tal vez porque no son creyentes, no temen a Dios.
• La impresión general es ésta. La autorización del Partido Comunista en España es la consumación total de una idea satánica que va a la entraña misma, al ser propio de la nación española. En ese hecho erróneo, antijurídico, falaz, hay algo más que un afán democrático o un espíritu de reforma. Se quiere destruir a un tiempo, dos cosas: la religión y la Patria. No hay duda. Y, además, hay prisas, como si se temiera que luego fuese tarde. Los mandatos exteriores apremian. ¿Cómo se explica, si no, esta torpeza ejecutiva, este chorro de decretos leyes destructores, que si rezuman ciega vesania no ocultan su injusticia y su improcedencia?
• (…) Se pulveriza sin piedad un Movimiento político original y salvador, que podría irradiar luz política al mundo, se fracciona sistemáticamente el compacto friso de regiones españolas, tratando de romper la unidad fértil de una Patria que creó mundos y Dios sabe qué hubiera conseguido ahora; se corrompe a la juventud y al pueblo en general con un libertinaje a todos los niveles y por todos los medios de expresión y cultura; se intenta, en definitiva, paganizar a la nación más religiosa de la tierra con la herejía, la apostasía o el indiferentismo. Pero todo, insisto, a un tiempo y extremosamente, demasiado burdamente. Con sadismo incluso. Eligiendo fechas gloriosas, para burlarse de ellas.
• La befa no se detiene en nada. Ni en instituciones civiles o militares, jurídicas o políticas, religiosas o culturales. Es la consumación total de un ataque global. El último acoso. El final.
• Y el reconocimiento del Partido Comunista no es sólo una burla a España, sino a Dios, hecha en la conmemoración de la encíclica papal que lo condenaba (“Divini Redemptoris”) y para mayor “inri”, en la solemnidad de la Pasión de Cristo.
El Director |
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