Qué difícil me resulta hablar de libros favoritos...mi pasión, mi auténtica RUINA, son los libros, y en especial los libros de viejo.

Debe ser la tercera lectura que le doy en varios años, y no será la última. Hablo de Chateaubriand y sus Memorias de Ultratumba, que son como un vino añejo: con cada lectura envejece mejor y se disfruta más. Creo que es una de mis cinco o seis obras favoritas de toda la historia de la literatura. El político y literato que vivió entre dos mundos, el Antiguo Régimen y la Revolución francesa. Y cómo lo contó. Una muestra:


Se muere a cada instante para un tiempo, una cosa, una persona que no volvemos a ver: la vida es una muerte sucesiva.
Cuando vine al mundo daba muy pocas esperanzas de vida. Los bramidos de las olas, encrespadas por una borrasca que anunciaba el equinocio del otoño, impedían oir mis gritos: muchas veces me han referido estos detalles, cuya tristeza no se ha borrado jamás de mi memoria. No ha pasado un solo día sin que, meditando en lo que he sido, haya dejado de recordar la roca sobre la cual nací, la habitación en que me impuso mi madre la pesadumbre de la vida, la tempestad cuyo rugido arrulló mi primer sueño y el infortunado hermano a quien debo un nombre que he arrastrado casi siempre en la desgracia. No parece sino que el cielo reunió todas estas circunstancias para colocar en mi cuna la imagen de mi destino...
[...]El 4 de septiembre próximo cumpliré los setenta y ocho años. Es tiempo ya de que abandone un mundo que me abandona, y al que no hecho de menos. La vida, ya me sienta mal. La muerte, probablemente, me sentará mejor.