Re: El hereje Walter Kasper

Iniciado por
Alejandro Farnesio
Me quedaba contestar a este último texto tuyo. Si nos ajustamos a la metáfora del sonido de las aguas del río deberíamos preguntarnos ¿cuándo las aguas de la Iglesia han sido mansas?. No cabe duda de que cuando hay problemas concretos, se escuchan sonidos sobre ellos. El Cardenal Kasper se ve que anda metido en materias peligrosas y, al final se acabará quemando, no hablo del Infierno, sino metafóricamente a que se meterá en en alguna trampa de la que ya no podrá salir. No obstante y partiendo que nadie hay entre los seres humanos enteramente bueno o enteramente malo, pues no está de más observar al personaje y sus obras. Y creeme, veo contradicciones, a lo mejor porque siempre lo hago y de ahí mis reservas con todos, y también noto un creciente desconocimiento de los contenidos del Nuevo Testamento.
Y, de todos modos, cuando hago mis críticas a las numerosas "fuentes", no suelo pensar en una o dos en particular, sino en el conjunto de ellas que son muchas, y en el hecho de que no hay un criterio único ni entre los tradicionalistas. Por eso te digo que no he pensado específicamente en "Stat Veritas".
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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