Gracias. Rodrigo. También se puede ver en formato pdf para quien le interese.Aquí se puede uno descargar la obra completa: Blas Piñar Escrito para la Historia
Quiero subrayar de nuevo que este hilo no va dirigido a insultar o denigrar a Blas Piñar (al que Dios guarde muchísimos años más con vida y buena salud). Siempre he querido dejar claro la buena voluntad en toda su actuación política-práctica (que siempre, creo yo, hay que presumir mientras no se demuestre lo contrario).
Ahora bien, lo que sí quería también poner en claro es la existencia de un defecto que he visto en varios franquistas católicos tradicionales. Este defecto incluye también, como ejemplo paradigmático, a Blas Piñar: el haber sido y ser un incondicional de Franco, es decir, ser un leal irracional a Franco, en el sentido de no querer preguntarse de manera racional acerca de su figura y de sus actos de gobierno y de su dictadura, sino siempre dejarlo fuera de cualquier tipo de sana crítica racional constructiva. Me parece que este tipo de mentalidad de suspensión del juicio ante la figura de Franco no es defendible como un verdadero y ortodoxo acto de lealtad (por muy bienintencionado que sea, que no lo pongo en duda).
Siempre es bueno recordar aquello que decía el Coronel Sanz de Diego cuando le preguntaron si era incondicional de Franco: "Yo sólo soy incondicional de Nuestro Señor Jesucristo". Y es una respuesta lógica, más aún, tratándose de un hombre, como en el caso de Franco, que dio a muchos católicos tradicionales muchas razones y argumentos racionales como para no apoyarlo ni a él ni a su sistema político (si es que realmente hubo ahí sistema fuera de su sacrosanta y arbitraria voluntad).
El caso general de lo que estoy diciendo (esto es, de un Franco que se reía delante de las narices de todos los bienintecionados católicos que le apoyaban creyéndole falsamente como defensor de la Religión, de la Iglesia y de la unidad católica española) resulta más sagrante en el caso particular de Blas Piñar (lo que hace aún más increíble su -irracional, porque no hay otra forma de entenderlo- lealtad a Franco. Franco se reía no sólo delante de sus narices diciéndole, en plena deblace social, que "había que ser moderado" (véase de los textos anteriores del hilo el correspondiente al capítulo 17 "Tres Actos"), sino que también se reía a sus espaldas, tal y como se recoge también en una cita aparte en el libro de Blas Piñar en la página 167, en la que se recoge lo siguiente:
Esto es, Blas Piñar "partiéndose el c..." por defender a la religión y al pueblo español de los efectos destructivos que los gobiernos franquistas estaban realizando tanto en una como en el otro, y mientras tanto Franco diciendo que era "un exaltado".Recojo finalmente lo que cuenta, al respecto, Laureano López Rodó en sus Memorias (Edit. Plaza y Janés, 4a ed. Junio 1990. Tomo I, pág. 532). Relata López Rodó un despacho de Carrero Blanco con el Jefe del Estado, y dice: "Carrero... le presentó la propuesta de un nuevo Gobierno (y) sugirió a Blas Piñar para ocupar el Ministerio de Justicia. 'Es un exaltado", respondió Franco; y apuntó el nombre de José Luis Zamanillo. 'Este es hugonote" (partidario de Carlos-Hugo de Borbón Parma), señaló Carrero Blanco y (éste) propuso a Antonio María de Oriol y Urquijo. A Franco le pareció bien".
Y ciertamente esta labor de intento de frenar toda la destrucción que se estaba realizando desde los aparatos oficiales del Estado franquista creo que es digna de elogio pues, por poner una ejemplo, basta recordar uno de los precios o costes que tuvo que pagar Blas Piñar en esta defensa en la persona de uno de sus hijos, tal y como se recoge también en otro apartado reproducido en este hilo perteneciente al capítulo 16 "Concepción, gestación y alumbramiento de Fuerza Nueva editorial", en la que se hace referencia a la agresión impune que sufrió uno de sus hijos en la Universidad. Cito:
Curiosamente, ¿a qué otros hechos más recientes nos recuerda el párrafo recién citado? ¡Y esto en plena década de los ´60, esto es, en pleno apogeo del franquismo!El agresor o los agresores no fueron detenidos. Se refugió o se refugiaron en uno de los locales que en el edificio de la Facultad servían de sede a una de las Asociaciones de Estudiantes que se habían constituido para fomentar la subversión. Me puse en contacto con el Rector de la Universidad y con el ministro de la Gobernación, pero no tuve éxito. La policía -según me dijo el último- no podía entrar en el inmueble sin permiso del rector, y el rector dio el permiso con la demora necesaria para que el agresor o los agresores escapasen.
En fin que no hay peor ciego que el que no quiere ver (aún cuando sea de buena fe o bienintencionado ese católico tradicional que no quiere ver, amparándose únicamente en el dato evidente de que el franquismo era menos peor que el juancarlismo, como si ese dato comparativo -evidente y verdadero, insisto- fuera razón suficiente para un católico para considerar a la dictadura franquista como buena en sí misma, y defenderla).
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