Estimado, comprendo lo que planteas y concuerdo en algunos argumentos, en otros, lamento disentir. Por favor toma mis opiniones con buen ánimo, ya que las emito con una buena intención.
Concuerdo en que las obras son importantísimas (las obras de la M. Teresa) y que son, evidentemente, por su carácter cristiano, superiores a las obras de las ONGs paganas y materialistas que actúan en la esfera de la "caridad" laica.
En lo que tengo problemas para concordar, es en la siguiente materia:
1. La Madre Teresa, no puede ser tomada como modelo de integridad católica (ni de santidad, por ende) si bien hizo cosas buenas en lo material. Ejemplo de esto, son las acciones que describí en los link que envié.
2. Las obras buenas, en términos humanos, tales como la caridad con los pobres, no se comparan en su grandeza con las obras de caridad apostólica. Esto es, convertir a los paganos de la india tiene infinitamente más valor que darles de comer.
En extremo, es mejor morir de hambre en estado de gracia, siendo católico, que vivir prósperamente, siendo pagano y desconociendo la Verdad, enseñada por la Iglesia, su Maestra Infaible. ¡Imagina lo triste para estos pueblos paganos de no conocer a Nuestro Señor y a la Santísima Virgen! ¡Y no conocer a la Iglesia, con todas sus maravillas y grandezas!
Al respecto, Santo Tomás de Aquino sostiene que la herejía es más grave que el asesinato ("mutatis mutandis", se extiende esto, a que vivir como pagano es más grave que vivir en la miseria)
"Es mucho más grave corromper la fe, por la cual el alma vive,que falsificar dinero, por medio del cual se conserva la vida temporal. De donde, si los falsificadores, u otros malechores, son sin demora, y justamente condenados a muerte por los principes seculares, con mucho mayor razón los herejes, tan luego convencidos de la herejía, pueden no sólo ser excomulgados, sino ,con justicia muertos.
De parte de la Iglesia hay misericordia para la conversión de los que yerran. Es por eso que ella no condena inmediatamente, sino sólo después de una primera y segunda correccíón, como enseña el apóstol (Tit. 3, 10). Después, todavía si el hereje aún se muestra pertinaz, la Iglesia, ya no teniendo esperanza de su conversión, previene la salvación de los otros separándolo de la Iglesia por sentencia de excomunión, y enseguida lo entrega al juez secular para ser muerto".
Suma Teológica (IIa. IIae.,q. 11, a. 3, c)
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