Hablando de la predestinación San Francisco de Sales tuvo una experiencia singular:

"Entregado a una vida de ardiente piedad, en 1586 sufrió una terrible tentación de desesperación al pensar que estaba destinado a manifestar eternamente la justicia de Dios en el infierno [debido a que en su época se hablaba de la novedosa doctrina herética de la Predestinación calvinista]. Recobrada la tranquilidad por intercesión de la Virgen María."