Re: Nada, Creación e Infinitud
Siguiendo con Santo Tomás, podemos leer su argumento sobre lo infinito y la infinitud:
"Hay gran diferencia entre lo infinito por esencia y lo infinito en magnitud. Suponiendo que hubiese un cuerpo infinito en magnitud, como el fuego o el aire, no sería, sin embargo, infinito en esencia; porque su esencia estaría limitada siempre por la forma que la constituiría en una especie; y por la materia que haría de ella un individuo. He aquí por qué , admitido, según lo que procede, que ninguna criatura es infinita por esencia, queda todavía por examinar si hay alguna que lo sea en magnitud.
Es, pues, preciso saber que el cuerpo, que es una magnitud completa, se toma en dos sentidos: matemáticamente, cuando no se considera en él más que la cantidad; y naturalmente, cuando en el mismo se consideran la materia y la forma.
En cuanto al cuerpo natural, es evidente que no puede ser infinito en acto; porque todo cuerpo natural tiene alguna forma sustancial determinada y como ésta lleva consigo los accidentes, es necesario que si la forma está determinada, los accidentes lo estén también. Estando comprendida la cantidad entre los accidentes, dedúcese de aquí que en todo cuerpo natural debe estar debe estar determinada la cantidad, ya en más, ya en menos. Por consiguiente, es imposible que un cuerpo natural sea infinito; lo cual también puede demostrarse por medio del movimiento. En efecto: todo cuerpo natural tiene movimiento natural; pero un cuerpo infinito no podría tenerlo, ni recto porque ningún cuerpo se mueve naturalmente en línea recta, a menos que se halle fuera de su sitio, lo que no podría suceder a un cuerpo infinito, puesto que ocuparía todos los sitios, y cada uno de ellos sería indiferentemente el suyo; ni circular, porque en este movimiento es preciso que una parte del cuerpo pase al sitio que ocupaba antes otra parte; lo que no podría hacerse en un cuerpo circular si se le supone infinito; porque en un cuerpo circular dos líneas que parten del centro distan entre sí tanto más cuanto más se alejan del centro. Si, pues, el cuerpo fuese infinito, la distancia entre las líneas sería infinita y, por lo tanto, la una nunca podría llegar al sitio de la otra.
En cuanto al cuerpo matemático, existe la misma razón; porque si nos representamos un cuerpo matemático como existente en acto, sería preciso que lo considerásemos bajo una forma, puesto que nada existe en acto sino por su forma; y siendo la forma de una cantidad, como tal, una figura y, por consiguiente, será finito, porque la figura es lo comprendido de uno o muchos límites."
Suma Teologica (C. 7, a. 3.)
Este fragmento resulta en mi opinión muy ilustrativo sobre el hecho de que nada material puede ser infinito, incluyendo en ello el Universo entero, ya sea como un objeto, concepto con el que se le denomina muchas veces, ni por sus partes constitutivas desde esa totalidad hasta las partículas más pequeñas.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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