Queridos amigos:
Siento muchísimo discrepar con vosotros. Soy fiel a la Iglesia. Esto no constituye un inconveniente para que simpatice con el sector más tradicional. Os ruego que si estimáis que no debo seguir a vuestro lado, me lo hagáis saber en privado, con la elegancia que os caracteriza. Me daría muchísima pena pero lo comprendería. Os aprecio de veras.