Re: Frase inquietante en el Motu Propio
Las dimensiones jurídica y teológica no tienen que ser necesariamente excluyentes entre sí. Lo malo es que algunos estimados foreros tienden muchísimo a utilizar argumentos de autoridad, invocando continuamente textos definitorios, pero sin pretender profundizar en la comprensión de la naturaleza del sacramento. Más o menos diciendo: “Esto es así en virtud de la autoridad de quien lo ha dicho”.
No podemos olvidar que, cuando un Papa o un Concilio han dicho algo, lo han dicho por algo. Nunca es una arbitrariedad, sino una decisión cargada de lógica y fundada en una tradición precedente. Un argumento es válido o no en función de su contenido más que en función de la persona que lo enuncia. Naturalmente, no estoy discutiendo ni restando valor a las declaraciones dogmáticas. Aún los dogmas tienen tal valor porque han formado parte de la fe de la Iglesia antes de su proclamación. La Inmaculada Concepción, por ejemplo, siempre ha sido algo cierto, independientemente de que se haya explicitado en un dogma concreto en fecha determinada. Y, cuando se enunció por Pío Nono, ya se creía en lo que dicho dogma significa.
Por eso, no podemos limitarnos a los dogmas enunciados y punto. La Iglesia tiene que investigar y hacer un esfuerzo continuo de comprensión de la propia fe.
La Misa tiene un sentido sacrificial, ciertamente. Es un elemento fundamental del sacramento. Pero el Misterio Pascual también es sacrificio. Es el paso de la muerte a la vida a través de la cruz. Cristo ha muerto y, precisamente por eso, ha podido resucitar. No sólo se ha sacrificado por nosotros, sino que ha vencido a la muerte. Éste es el contenido de la primera predicación de los apóstoles. La Resurrección da pleno sentido al sacrificio de Cristo en la cruz.
Los protestantes, como ya he citado, ponen el acento más en la cruz que en la Resurrección, que queda en la sombra. La Resurrección parece, para ellos, una especia de añadido que demuestra que Dios es Todopoderoso, pero sin reconocerle valor redentor. Recuperar el sentido del Misterio Pascual en la Misa es, precisamente, reforzar su catolicidad y oponerse a la equivocada teología luterana.
Evidentemente, cuando después de un mal trago, las cosas terminan bien, el espíritu se alegra. Por eso, aunque en la Misa hay sacrificio, está también presente el sentido festivo. Jesús murió, fue sepultado y, al tercer día, RESUCITÓ. La Redención no termina en la cruz. Si leemos el Génesis, veremos que la paga del pecado es la muerte (“El día que comieres de él, morirás sin remedio”). Sin embargo, en el momento en que la muerte es derrotada por Jesús, tenemos acceso al perdón de los pecados. Ahí tenemos uno de los significados profundos de la Resurrección de Jesús: Los pecados están perdonados. Ahora, sólo queda que tú te abras a la gracia y el Espíritu Santo produzca fruto en ti. Ahora, puedes realizar las buenas obras que Dios, de antemano, dispuso que practicáramos. Viendo tus obras, sabremos si tienes fe. Si no tienes buenas obras, no tienes fe.
Por tus obras, sabremos si estás redimido. Sabremos si has vencido a la muerte. Sabremos si te hundes o no en las aguas, como san Pedro. Veremos cómo reaccionas ante el sufrimiento.
Todo esto está presente en la Misa. Siempre lo ha estado, pero han llegado a ser tanto los añadidos (añadidos previstos por la Divina Providencia, eso no lo he discutido nunca), que era difícil verlo.
Saludos en Cristo.
"La Verdad os hará libres"
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