Y esa misma capacidad física o real productiva sigue siendo potencialmente potentísima. Nada ha cambiado físicamente hablando. Por lo tanto, eso sugiere que si queremos encontrar la causa radical o de raíz de los problemas o trastornos sociales, ésta habrá de buscarse en el ámbito financiero y sólo en él.Martín, pero es que esa "situación normal de capacidad productiva" de la que hablas, se puede degradar por muchos causas, por ejemplo, nuestra capacidad productiva para producir viviendas en 2008 era potentísima, y la financiación era extraordinaria (de hecho excesiva en extremo), y sin embargo el sector colapsó.
El colapso al que usted se refiere no solamente es del sector de la construcción sino de cualquier otro sector (tanto actual como potencialmente). El mismo problema contable-financiero se da en cualquier sector productivo de bienes o servicios de la comunidad política. Es una especie de "espada de Damocles" que el actual funcionamiento del sistema financiero hace pender sobre la "cabeza" de cualquier sector productivo.
La única razón por la que se producen esos colapsos es porque, si bien previamente se financió (sin ningún problema) la producción de toda esa ingente cantidad de viviendas (o de cualquier otro bien o servicio), sin embargo no se ha financiado el consumo de todas esas mismas viviendas. Los empresarios (promotores-constructores) construyen todo ese parque de viviendas y todos los costes acumulados entran en el precio de venta; al mismo tiempo, los consumidores-usuarios (la población con demanda psicológica de vivienda) carece de poder adquisitivo suficiente para adquirir todo ese ingente parque producido. Los empresarios entran en quiebra pues, al no poder vender, no pueden hacer frente a las deudas que tienen con los bancos que les financiaron la producción por medio de préstamos que deben devolver. Conclusión final: los bancos, al ejecutar las garantías reales, han conseguido POR NADA una cantidad enorme de bienes materiales, al mismo tiempo que una enorme cantidad de población gime por una vivienda (o por cualquier otro bien o servicio, el esquema trazado es el mismo).
Ahora bien, ¿realmente me dice usted que la emisión de una determinada cantidad de crédito que cubriera la diferencia entre el coste acumulado del empresario y el precio rebajado para hacer la vivienda más asequible al ciudadano no hubiera solucionado el asunto (saliendo ganando tanto el empresario que, cubriendo los costes no habría entrado en quiebra con los bancos, como el consumidor que habría podido efectivamente adquirir la vivienda a un precio ya asequible a sus posibilidades de poder adquisitivo)? Con todos los respetos, DOBLE ÁGUILA, pero cuesta creerlo.
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