3 agosto 2013, 09:40

Los rusos en España (Parte 1ª)




Collage: La Voz de Rusia


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Ha despertado gran interés el libro Los rusos en España que abre páginas de la historia de las relaciones entre nuestros países. El libro fue impreso en la editorial de la Biblioteca Nacional de Literatura Extranjera con el apoyo del Instituto Cervantes en Moscú.



Queremos informar a nuestros oyentes sobre esta edición para lo cual hemos invitado al redactor del libro y director del centro científico bibliográfico de la Biblioteca de Literatura extranjera Yuri Fridstein.

Ahora bien, ¿qué materiales entraron en su recopilación?

Se trata de los testimonios de aquellas personas que estuvieron en España: su prosa, diarios, cartas, memorias, impresiones, dice Yuri Fridstein. Hay muchos nombres que conocemos bien, por ejemplo el compositor Mijaíl Glinka, pero hay muchos otros de los que no sabemos tanto.

España, distante y cercana, les atraía a todos: viajeros, diplomáticos, personalidades de la cultura, científicos. Ellos relatan su permanencia en este país. Cabe precisar que ahora ha aparecido el primer volumen de Los rusos en España, que comprende materiales relativos a los siglos XVII-XIX. La compiladora y autora de los comentarios es la hispanista, colaboradora de la Biblioteca de Literatura Extranjera Valentina Guinkó. Al año siguiente nos proponemos publicar el segundo volumen de la obra, que tratará de nuestros compatriotas que visitaron España en el siglo XX.

El primer volumen se inicia con acontecimientos del siglo XVII, cuando –en 1667- partió a España, por edicto del zar Alexéi Mijáilovich la primera embajada rusa, encabezada por Piotr Potiomkin y Semión Rumiántsev, a fin de establecer contactos de amistad y relaciones diplomáticas.

Después de varios meses de viaje llegaron a la ciudad de Cádiz, de donde partieron rumbo a Madrid, pasando por Sevilla, Córdoba y Toledo. En el libro se reproducen los apuntes conservados de Potiomkin y Rumiántsev: datos sobre el reino ibérico y el curso de las negociaciones en Madrid.

La embajada rusa llegó a Madrid durante la regencia de la viuda del rey Felipe IV: María Ana de Austria. El rey Carlos II tenía por entonces siete años. La embajada rusa gozó de mucha atención. Las partes intercambiaron cartas y regalos, pero en aquella ocasión no se establecieron relaciones diplomáticas oficiales.

Al pasar en Madrid tres meses, la embajada rusa partió a la patria vía Francia. Un recuerdo sobre los primeros rusos que visitaron España se quedó en el Museo del Prado: allí se guarda el retrato de Piotr Potiomkin, hecho por Carreño de Miranda, alumno de Velázquez.

En el libro Los rusos en España, continúa Yuri Fridstein, se publican los apuntes del diplomático Alexander Vorontsov, que más tarde ejerció altos puestos estatales. Su viaje a España tuvo lugar en 1760, cuando comenzaba apenas su carrera profesional. Tenía la misión de tomar conocimiento de la estructura estatal, la política exterior de España, la situación del ejército y la flota, en general conocer la vida del país. Alexander Vorontsov debía entregar toda la información a su tío Mijaíl Vorontsov, canciller de Estado de Rusia, y aquel cumplió su tarea.

Después de recorrer muchas ciudades españolas, entre ellas Madrid y Barcelona, el joven diplomático redactó Apuntes sobre España,en los que describió con lujo de detalles el régimen de vida de la familia real y su entorno, la situación política y económica en el país.

El acercamiento entre Rusia y España comenzó a principios del siglo XIX, cuando ambos países luchaban por su independencia contra el ejército de Napoleón. Fue entonces cuando los rusos se interesaban mucho por la lejana España y este interés venía aumentando con el tiempo. Igualmente crecía el interés por la literatura, la música y las artes plásticas de España. Una de las primeras personalidades de la cultura que visitaron España fue el compositor Mijaíl Glinka.

Al encariñarse con la música popular española, creó dos maravillosas obras: la obertura “La jota aragonesa” y “Una noche en Madrid” e introdujo así el tema español en la música rusa. El compositor comparte sus impresiones sobre España en cartas a sus allegados y amigos. Dichas cartas también forman parte del libro Los rusos en España. El compositor llegó a España en 1845 y se proponía pasar allí diez meses, pero estuvo dos años y aprendió la lengua española. En estas cartas Mijaíl Glinka expresa a menudo su admiración por la naturaleza española, cuenta sus encuentros y amistades con españoles, destaca su bondad y hospitalidad. Escribe mucho sobre las ciudades españolas, de las que le gustó en especial Granada. En una carta Glinka constata: “En primer lugar, nada me recuerda de los sufrimientos de antes, por el contrario, el país me presenta sus vistas pintorescas y majestuosas, las ciudades sus preciados monumentos, el cielo su sol resplandeciente, los habitantes su generosidad y su corazón noble”.

Nuestros escritores, pintores, artistas han compartido siempre sus impresiones de España. Muchos de sus apuntes y cartas también pasaron al libro Los rusos en España. De ello les informaremos, amigos, en uno de los siguientes programas nuestros.



vs/sk/er

Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.


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Fuente [con audio descargable]:

Los rusos en España (Parte 1ª) - Noticias - Sociedad - La Voz de Rusia